Es lo que me están provocando los resultados de las elecciones del domingo. El día anterior ya escribí el título de una entrada en interrogaciones: "¿Habrá importantes novedades en las elecciones andaluzas?". Y las ha habido, pero no en la dimensión que apuntaba. Pero vayamos por partes
Los sondeos han fallado estrepitosamente en tres de las fuerzas contendientes: han sobrevalorado al PSOE y a Adelante Andalucía. A la primera, muy por encima de lo que a la postre han sido los peores resultados de su historia, por debajo incluso del 30%. La Susana Díaz que se creía invencible en Andalucía, ha fracasado. La misma que apostó fuerte en su partido para dirigirlo en Madrid y postularse como aspirante a la presidencia del gobierno central. La misma que está empezando a ser puesta en la picota por quienes sufrieron sus embates de poder, llegando a provocar episodios de guerra fratricida contra Pedro Sánchez. Su partido ahora puede perderlo todo en lo que parecía un fortín inexpugnable. Consecuencia del cansancio de mucha gente, de cierta desidia en la campaña electoral, de errores como dar cancha a Vox para dividir aún más a la derecha...
Por todas esas cosas, juntas o por separado, se le ha quedado gente en casa, se le han ido votos a Ciudadanos..., mientras las huestes de la reconquista se han envalentonado. Y perderlo todo supondría el fin de muchas cosas, incluido el modus vivendi de quienes se acomodaron a la sombra de un poder en forma de poltronas, puestos de trabajo, prebendas, corrupción...
El PP, casi sin creérselo, se ha encontrado en las puertas de la Junta de Andalucía. Aun bajando en votos, perdiéndolos por el centro y por el extremo derecho. Y Ciudadanos, esperanzado, se ha quedado con la miel en los labios de haberlo soprepasado. Ha salido victorioso en el crecimiento, en muchas áreas, en algunas capitales y ciudades más pobladas. ¿Quién de los dos acabará ocupando la presidencia andaluza? ¿O acaso ninguno, porque pueden volver a celebrarse nuevas elecciones? Lo dudo, esto último, pero es posible.
Como lo era que Vox obtuviera algún escaño, como así ha sido, pero finalmente en una cuantía que ha superado todas las previsiones. Eso sí, con unos sondeos que iban previendo un aumento en los apoyos. Sobre todo los que se hicieron, sin poder ser publicados oficialmente, durante la última semana. Para al final convertirse en la más sonada de las sorpresas. Algo que puede abrir la puerta en otros ámbitos y niveles. Un peligro que nos atemoriza a quienes vivimos la dictadura. A quienes hemos sido conscientes que el franquismo seguía instalado, aunque pareciera dormido. Que se ha dejado ver en los últimos meses cuando han defendido la figura, la memoria y los restos del dictador. Y en las banderas, con águila o sin ella, que han acompañado a gritos como el "A por ellos". Que lleva años alimentándose del odio a las personas diferentes. Que hace de las inmigrantes los chivos expiatorios. Que en Andalucía han resucitado el mito de la reconquista.
¿Y Adelante Andalucía? Disputando el segundo puesto y apostando a acercarse más al PSOE, al final ha quedado cuarta, separada incluso de PP y Cs entre dos y casi siete puntos, y por detrás con el aliento de la extrema derecha de Vox. Y han vuelto los desencuentros. Que si hay gente en Podemos que no le gusta IU; que si en ésta ocurre lo mismo, pero al revés; que si Podemos no ha sido Podemos y se ha desdibujado; que si ha sido una coalición moderada; o lo contrario, demasiado escorada a la izquierda; que si la campaña lo era en clave española... Y el caso es que mucha gente se ha quedado en su casa o se ha ido por ahí. Otra, menos, se ha mudado a otros partidos, sobre todo al PSOE.
Ahora hay jóvenes manifestándose contra el fascismo en las calles de algunas ciudades. Les ha asustado lo de Vox. Sospecho que buena parte se inhibió el domingo. Así han respondido algunos y algunas cuando se les ha preguntado. Como también que, de haberlo sabido, habrían ido a coger la papeleta de Adelante Andalucía. A buenas horas, añado yo ahora. Demasiado poco mirando al horizonte, demasiado poniendo el dedo para poder divisarlo o demasiado mirándose el propio ombligo. Y no aprendemos.
Pero, a pesar de todo, aún quedan aldeas irreductibles. En pueblos, en barrios, en algunas ciudades. Los Teba, Conil, Trebujena, Casares, Puerto Serrano, Alcalá el Valle, Arriate, Marinaleda, Casabermeja, Martín de la Jara, Humilladero, Pedrera, Badolatosa, Casariche, Arenas, Doña Mencía, Nueva Carteya, Montemayor, Almodóvar, Aracena, Peñaflor, Palomares del Río... O Puerto Real, Cádiz... Y tantos barrios de ciudades de Málaga, Sevilla, Granada y tantas otras ciudades más. Es, son, donde "Su
secreto es la travesía nocturna. / Se
orientan entre sí palpando oscuridades, /trenzando brumas".