Sí, eso es lo que está ocurriendo: Alberto Garzón ha sido marginado de los debates electorales. Y no hay ninguna razón que no sea dejar al lado a la única candidatura de izquierdas que se presenta: Unidad Popular-Izquierda Unida (UP-IU). De izquierdas y con el orgullo de manifestarlo sin complejos y sin tacticismos fatuos. Con un programa serio, factible y orientado a la mayoría social desde una perspectiva igualitaria, solidaria, de ampliación de derechos y respetuosa con la naturaleza.
El vídeo que se ha elaborado con el lema #SinGarzonNoHayDebate es muy ilustrativo de lo que se pretende. Está basado en una de las secuencias más emocionantes de la película Espartaco, de Stanley Kubrick y con Dalton Trumbo como guionista: el momento en que los compañeros de lucha del líder de los esclavos
gritan que “todos somos Espartaco”.
Que se esté impidiendo la presencia de UP-IU en los debates encubre el miedo que se le tiene. Se busca minimizar su representación parlamentaria y, si es posible, excluirla. Cualquier debate electoral que se organice sin la presencia del candidato de UP-IU es antidemocrático y, como consecuencia, lo que se está haciendo es cometer un fraude electoral.
Historia, política, sociología, arte, música, geografía, literatura, pensamiento...
lunes, 30 de noviembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
Garzón, el candidato mejor valorado
Se puede leer hoy en Público un artículo en el que se informa sobre la valoración que hace el electorado de cada partido sobre los distintos candidatos. Y llaman la atención dos cosas: que Mariano Rajoy es el peor valorado de todos, siendo incluso superado por Albert Rivera entre quienes tienen pensado votar al PP; y que Alberto Garzón es el en general el mejor valorado, especialmente por quienes votarían a UP/IU, en mayor medida, UPyD y Podemos. Y eso a pesar de su marginación en los medios de comunicación y en los debates electorales. ¿Por qué será?
Kant, en los debates preelectorales
La Ilustración parte de un principio: la humanidad ha conseguido su mayoría de edad. No valen, pues, sistemas políticos que cercenan la libertad de las personas para pensar y tomar decisiones. Las insuficiencias para hacer eso efectivo, que se reconocían por sus protagonistas, debían ser subsanadas mediante la educación. La libertad, pues, se erigía en el nuevo estandarte humano que debería simbolizar una nueva época. Si este movimiento cultural y político tuvo en Francia su epicentro, el ámbito donde más arraigó y aportó más pensadores, y por ello donde acabaría germinando la revolución política más influyente del siglo XVIII, marcando incluso los siguientes, no es menos cierto que en otros países surgieron otros pensadores que se pusieron a su altura. Y uno de ellos fue Immanuel Kant, nacido en la ciudad de Koenigsberg (hoy, Kaliningrado, parte de la Federación Rusa), en el extremo más oriental de Prusia, cuando Alemania aún no había conseguido su unificación.
Kant ha salido estos días en la actualidad porque fue utilizado por el moderador de un debate preelectoral en la Universidad Carlos III de Madrid entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. Preguntados por si habían leído al filósofo alemán, el primero tuvo que reconocer que le sonaba de sus estudios de Derecho, aun cuando lo calificó a la vez de filósofo y jurista, mientras que el segundo tuvo el lapsus -así lo creo- de citar mal su principal obra, a la que cambió la primera palabra por ética, no así recordando otra obra suya menos conocida: La paz perpetua. Me imagino que la intención del moderador, el periodista de Onda Cero Carlos Alsina, era doble: resaltar la relevancia de la palabra libertad a través de Kant y de paso ver si podía coger en fuera de juego a alguno de los contendientes.
De joven me inicié en la lectura de Kant a través de una edición en dos volúmenes de Crítica de la razón pura que sigue habiendo en mi casa familiar. Un libro que debió de adquirir mi padre en 1934, pues esa el fecha que aparece en su ex libris. Confieso que no lo he leído en su totalidad, pero sí he ido haciendo pequeñas catas salteadas a lo largo de los años, complementando de alguna manera la lectura de algunos manuales, libros o artículos de Filosofía de autores como Antonio Escohotado, Emilio Lledó o Jostein Gaarder. De todo ello, incluidas anotaciones y esquemas que hice en otro tiempo, es en lo que me voy a basar principalmente para desarrollar lo que a continuación expongo.
Kant es el filósofo puente entre el empirismo británico, diferente del racionalismo cartesiano más propio de la tradición francesa, y una visión del racionalismo más en consonancia con la realidad material y política que a finales del siglo XVIII estaba tomando cuerpo. Los títulos de sus dos obras principales -Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica- señalan los pilares de su pensamiento. Tiene claro Kant que la filosofía para él ya no debe ser especulación, sino un medio para que la humanidad pueda liberarse. El acto del pensar sería en sí mismo un acto racional, pero debería ser sometido a la experiencia para poder ser validado. Sensibilidad y entendimiento se encontrarían, así, como dos secuencias de lo mismo: la razón en estado puro y la razón puesta en práctica. La realidad se convertiría en algo que no sería ajeno a lo que percibimos y practicamos ("no en sí"), sino que se encontraría en cada cual ("en mí").
En su fusión del racionalismo kantiano y del empirismo británico, en medio de la atalaya que estaba levantando el movimiento ilustrado, Kant dijo que el hombre es el legislador de la naturaleza, por lo que desde el conocimiento podía liberarse y, a la vez, crear. La libertad, convertida en el fundamento de la nueva época, debería tener en cuenta lo que hay que saber, como razón pura, y lo que hay que hacer, como razón práctica. Se alejaba, a su vez, de aquellas concepciones que situaban al hombre dentro de una moral ajena a su naturaleza, esto es, una moral heterómana, como podía ser la búsqueda de entes trascendentes que pudieran regir su voluntad. Todo lo contrario: el hombre como ser autónomo y actuando no como un ser abstracto, sino real en toda su dimensión. Aquí Kant, como el empirista Hume y el inmaterialista Berkeley, se estaba manifestando como un agnóstico, en la medida que consideraba que no existía la certeza de las cosas, sino su apariencia.
Kant es considerado como el filósofo de la libertad y guía de los regímenes políticos que hacen de ella el fundamento de las sociedades. Es el filósofo del liberalismo político que está surgiendo en esos momentos en países como EEUU y Francia, que está embriagando a cada vez más sectores de otros países europeos y que a lo largo del siglo XIX se irá expandiendo. Sospecho que la pregunta de Carlos Alsina buscaba dar contenido al debate desde la óptica de la libertad kantiana utilizada profusamente y en exclusiva dentro de la tradición liberal. Esto es, un pensador a la medida de la burguesía. La misma clase social que hacía ascos de otros dos aspectos que sí han tenido en cuenta otras corrientes de pensamiento: la igualdad y la fraternidad.
Y es que Kant acabó yendo más allá y planteó por ello una superación de los antagonismos que acechaban a la humanidad. Y uno de ellos derivaba de la contradicción entre el ser, relacionado con su dimensión física, y el deber ser, relacionada con la moral. En su obra Sobre la paz perpetua, escrita en plena revolución francesa, ofreció el axioma expresado en su título como la fórmula para conseguir la superación de los antagonismos. Defendió por ello la creación de estados de derecho basados sobre fundamentos republicanos y con capacidad para crear, a su vez, un derecho internacional que garantizara la soberanía de cada estado y dirimiera las diferencias en base a la paz y negando las guerras. Toda una utopía, pero, como todas las que se han planteado a lo largo del tiempo, posibles de ser puestas en práctica. Sospecho también que Carlos Alsina no estaba pensando en esto cuando preguntó a Rivera e Iglesias por el filósofo prusiano.
Kant ha salido estos días en la actualidad porque fue utilizado por el moderador de un debate preelectoral en la Universidad Carlos III de Madrid entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. Preguntados por si habían leído al filósofo alemán, el primero tuvo que reconocer que le sonaba de sus estudios de Derecho, aun cuando lo calificó a la vez de filósofo y jurista, mientras que el segundo tuvo el lapsus -así lo creo- de citar mal su principal obra, a la que cambió la primera palabra por ética, no así recordando otra obra suya menos conocida: La paz perpetua. Me imagino que la intención del moderador, el periodista de Onda Cero Carlos Alsina, era doble: resaltar la relevancia de la palabra libertad a través de Kant y de paso ver si podía coger en fuera de juego a alguno de los contendientes.
De joven me inicié en la lectura de Kant a través de una edición en dos volúmenes de Crítica de la razón pura que sigue habiendo en mi casa familiar. Un libro que debió de adquirir mi padre en 1934, pues esa el fecha que aparece en su ex libris. Confieso que no lo he leído en su totalidad, pero sí he ido haciendo pequeñas catas salteadas a lo largo de los años, complementando de alguna manera la lectura de algunos manuales, libros o artículos de Filosofía de autores como Antonio Escohotado, Emilio Lledó o Jostein Gaarder. De todo ello, incluidas anotaciones y esquemas que hice en otro tiempo, es en lo que me voy a basar principalmente para desarrollar lo que a continuación expongo.
Kant es el filósofo puente entre el empirismo británico, diferente del racionalismo cartesiano más propio de la tradición francesa, y una visión del racionalismo más en consonancia con la realidad material y política que a finales del siglo XVIII estaba tomando cuerpo. Los títulos de sus dos obras principales -Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica- señalan los pilares de su pensamiento. Tiene claro Kant que la filosofía para él ya no debe ser especulación, sino un medio para que la humanidad pueda liberarse. El acto del pensar sería en sí mismo un acto racional, pero debería ser sometido a la experiencia para poder ser validado. Sensibilidad y entendimiento se encontrarían, así, como dos secuencias de lo mismo: la razón en estado puro y la razón puesta en práctica. La realidad se convertiría en algo que no sería ajeno a lo que percibimos y practicamos ("no en sí"), sino que se encontraría en cada cual ("en mí").
En su fusión del racionalismo kantiano y del empirismo británico, en medio de la atalaya que estaba levantando el movimiento ilustrado, Kant dijo que el hombre es el legislador de la naturaleza, por lo que desde el conocimiento podía liberarse y, a la vez, crear. La libertad, convertida en el fundamento de la nueva época, debería tener en cuenta lo que hay que saber, como razón pura, y lo que hay que hacer, como razón práctica. Se alejaba, a su vez, de aquellas concepciones que situaban al hombre dentro de una moral ajena a su naturaleza, esto es, una moral heterómana, como podía ser la búsqueda de entes trascendentes que pudieran regir su voluntad. Todo lo contrario: el hombre como ser autónomo y actuando no como un ser abstracto, sino real en toda su dimensión. Aquí Kant, como el empirista Hume y el inmaterialista Berkeley, se estaba manifestando como un agnóstico, en la medida que consideraba que no existía la certeza de las cosas, sino su apariencia.
Kant es considerado como el filósofo de la libertad y guía de los regímenes políticos que hacen de ella el fundamento de las sociedades. Es el filósofo del liberalismo político que está surgiendo en esos momentos en países como EEUU y Francia, que está embriagando a cada vez más sectores de otros países europeos y que a lo largo del siglo XIX se irá expandiendo. Sospecho que la pregunta de Carlos Alsina buscaba dar contenido al debate desde la óptica de la libertad kantiana utilizada profusamente y en exclusiva dentro de la tradición liberal. Esto es, un pensador a la medida de la burguesía. La misma clase social que hacía ascos de otros dos aspectos que sí han tenido en cuenta otras corrientes de pensamiento: la igualdad y la fraternidad.
Y es que Kant acabó yendo más allá y planteó por ello una superación de los antagonismos que acechaban a la humanidad. Y uno de ellos derivaba de la contradicción entre el ser, relacionado con su dimensión física, y el deber ser, relacionada con la moral. En su obra Sobre la paz perpetua, escrita en plena revolución francesa, ofreció el axioma expresado en su título como la fórmula para conseguir la superación de los antagonismos. Defendió por ello la creación de estados de derecho basados sobre fundamentos republicanos y con capacidad para crear, a su vez, un derecho internacional que garantizara la soberanía de cada estado y dirimiera las diferencias en base a la paz y negando las guerras. Toda una utopía, pero, como todas las que se han planteado a lo largo del tiempo, posibles de ser puestas en práctica. Sospecho también que Carlos Alsina no estaba pensando en esto cuando preguntó a Rivera e Iglesias por el filósofo prusiano.
viernes, 27 de noviembre de 2015
Demoledora crítica a una superchería biográfica sobre Franco
La revista Hispania Nova acaba de publicar un número extraordinario con el título Sin respeto por la Historia. Una biografía de Franco manipuladora. Su coordinador es Ángel Viñas, que, además de haber escrito una Presentación ("Dar gato por liebre a base de banalidades"), ha recopilado doce artículos de otros tantos historiadores. El objeto de análisis es la obra Franco. Una biografía personal y política (Madrid, Espasa, 2014), escrita por Stanley G. Payne y Jesús Palacios. Para ello se hace un estudio pormenorizado de los distintos aspectos que toca dicho libro, profundizando en ellos y, a la vez, rebatiendo unos argumentos que unen la pobreza intelectual y la impostura científica, dadas las falsedades y distorsiones que desarrollan. Una crítica, pues, demoledora sobre un libro que no merece ser catalogada como histórica.
La biografía sobre Franco es una muestra más de lo que es una realidad palpable: la mayor parte de las obras de historia que se han escrito desde el campo conservador, cuando no fascista, sobre los periodos de la IIª República, el golpe de estado y la guerra, y el régimen franquista son de una endeblez supina. Son obras basadas en fuentes primarias muy pobres, cuando no inexistentes, y en fuentes secundarias donde lo anterior lo condiciona negativamente o que ignoran, minimizan y distorsionan investigaciones hechas con rigor. Obras escritas con un sesgo intencionado que buscan sólo la justificación de lo realizado por los sectores vinculados a la derecha política y social, cuando no la ocultación de los aspectos más escabrosos, como es el caso de la dura represión sobre quienes defendieron la República o combatieron el franquismo. Y para ello, como todo vale, demonizan los logros sociales y políticos del periodo republicano, al que le desposeen de su carácter democrático; se busca, cuando más, la equidistancia en la represión habida durante el golpe militar de 1936 y la guerra; o se confiere a Franco y su régimen unas bondades que se elevan a la categoría de fundamentos del bienestar y la democracia actuales. En fin, todo un cúmulo de despropósitos que, expuestos como planteamientos políticos, aun cuando falsos en su mayoría, se quedarían sólo en eso, pero que tratados como históricos, desde una supuesta cientificidad, no dejan de ser pura superchería.
Sería largo referirme a cada uno de los artículos que componen el número extraordinario de Hispania Nova, por lo que invito a irlos leyendo con calma y sumo interés, que en este último caso no le falta. Me voy a quedar en algunos aspectos de la extensa Presentación que hace Ángel Viñas, desde donde, en gran medida, se compendian las críticas que se lanzan sobre Payne y Palacios. Resalta, en primer lugar, la debilidad de las fuentes utilizadas. Las que son primarias se reducen a los fondos de la Fundación Nacional Francisco Franco, que tienen un valor limitado, pues no han sido generados por Franco, y además se citan tarde y poco, y a testimonios de la propia hija del dictador. En cuanto a las fuentes secundarias, lo más llamativo es que omiten los numerosos trabajos realizados en los últimos años y que rebaten buena parte de los argumentos presentados en el libro, todo ello sin que falten manipulaciones y tergiversaciones.
Viñas destaca, así mismo, el tratamiento que se hace de la conspiración militar y la guerra de 1936-39, y dentro de ellas el papel jugado por Franco. Se desmontan, una vez más, la falsedad de su postura dubitativa hasta el último momento en la preparación del golpe o la de las machaconas cantinelas de la conspiración comunista y del dominio comunista durante la guerra. En cuanto al tratamiento de la represión franquista, desarrollada a lo largo de casi cuatro décadas, lo cataloga Viñas como vergonzoso.
Si a lo largo dela Presentación Viñas
lanza continuas diatribas sobre Payne y Palacios, no está de más citar esta
frase que aparece en la parte final: “Perder el tiempo en una biografía destinada
a hacer caja o a tranquilizar a los eventuales lectores de que Franco fue, realmente, un gran hombre
al que la izquierda (siempre la maldita izquierda) no quiere hacer justicia es
algo que resulta un tanto tedioso”.
Repito: invito a leer el número extraordinario.
La biografía sobre Franco es una muestra más de lo que es una realidad palpable: la mayor parte de las obras de historia que se han escrito desde el campo conservador, cuando no fascista, sobre los periodos de la IIª República, el golpe de estado y la guerra, y el régimen franquista son de una endeblez supina. Son obras basadas en fuentes primarias muy pobres, cuando no inexistentes, y en fuentes secundarias donde lo anterior lo condiciona negativamente o que ignoran, minimizan y distorsionan investigaciones hechas con rigor. Obras escritas con un sesgo intencionado que buscan sólo la justificación de lo realizado por los sectores vinculados a la derecha política y social, cuando no la ocultación de los aspectos más escabrosos, como es el caso de la dura represión sobre quienes defendieron la República o combatieron el franquismo. Y para ello, como todo vale, demonizan los logros sociales y políticos del periodo republicano, al que le desposeen de su carácter democrático; se busca, cuando más, la equidistancia en la represión habida durante el golpe militar de 1936 y la guerra; o se confiere a Franco y su régimen unas bondades que se elevan a la categoría de fundamentos del bienestar y la democracia actuales. En fin, todo un cúmulo de despropósitos que, expuestos como planteamientos políticos, aun cuando falsos en su mayoría, se quedarían sólo en eso, pero que tratados como históricos, desde una supuesta cientificidad, no dejan de ser pura superchería.
Sería largo referirme a cada uno de los artículos que componen el número extraordinario de Hispania Nova, por lo que invito a irlos leyendo con calma y sumo interés, que en este último caso no le falta. Me voy a quedar en algunos aspectos de la extensa Presentación que hace Ángel Viñas, desde donde, en gran medida, se compendian las críticas que se lanzan sobre Payne y Palacios. Resalta, en primer lugar, la debilidad de las fuentes utilizadas. Las que son primarias se reducen a los fondos de la Fundación Nacional Francisco Franco, que tienen un valor limitado, pues no han sido generados por Franco, y además se citan tarde y poco, y a testimonios de la propia hija del dictador. En cuanto a las fuentes secundarias, lo más llamativo es que omiten los numerosos trabajos realizados en los últimos años y que rebaten buena parte de los argumentos presentados en el libro, todo ello sin que falten manipulaciones y tergiversaciones.
Viñas destaca, así mismo, el tratamiento que se hace de la conspiración militar y la guerra de 1936-39, y dentro de ellas el papel jugado por Franco. Se desmontan, una vez más, la falsedad de su postura dubitativa hasta el último momento en la preparación del golpe o la de las machaconas cantinelas de la conspiración comunista y del dominio comunista durante la guerra. En cuanto al tratamiento de la represión franquista, desarrollada a lo largo de casi cuatro décadas, lo cataloga Viñas como vergonzoso.
Si a lo largo de
Repito: invito a leer el número extraordinario.
(Viñeta de la obra de Pablo Picasso "Sueño y mentira de Franco").
jueves, 26 de noviembre de 2015
No pueden impedir la presencia de Garzón en los debates electorales
El grupo Atresmedia (Antena 3, La Sexta y Onda Cero) ha organizado para el próximo 7 de de diciembre un debate electoral. La novedad es que los partidos que participan no son los dos de siempre, es decir, PP y PSOE, sino que en esta ocasión se ha abierto a otros dos, es decir, Podemos y Ciudadanos. Queda fuera, una vez más, IU. El bipartito, sustituido por el cuatripartito.
Acabo de leer en eldiario.es que este debate contraviene las normas de la Junta Electoral Central, ya que los grupos sin representación parlamentaria "no podrán recibir una cobertura informativa mayor". Eso es lo que ocurre con la presencia de los "dos nuevos" junto a los "dos grandes", mientras que dos grupos representados en el Congreso, como es el caso de IU (más concretamente, Izquierda Plural, al incluir también grupos como ICV o ChA) y UPyD, quedan fuera.
El caso de IU es flagrante, entrando dentro de una injusticia permanente. La decisión de Atresmedia es claramente antidemocrática, pues impide que pueda participar un grupo político que forma parte del escenario político de una manera ininterrumpida desde 1986 (heredera a su vez de otras fuerzas, sobre todo, el PCE, con una trayectoria más que destacada durante la transición), que está presente en todos los ámbitos territoriales e institucionales, que está arraigada en numerosos sectores de la sociedad y que es activa en las movilizaciones que se suceden.
Ayer suscribí una petición, dirigida al grupo mediático implicado, para que reconsidere su decisión. Invito a que quien lo deseo a que haga lo mismo mediante el enlace change.org.
Acabo de leer en eldiario.es que este debate contraviene las normas de la Junta Electoral Central, ya que los grupos sin representación parlamentaria "no podrán recibir una cobertura informativa mayor". Eso es lo que ocurre con la presencia de los "dos nuevos" junto a los "dos grandes", mientras que dos grupos representados en el Congreso, como es el caso de IU (más concretamente, Izquierda Plural, al incluir también grupos como ICV o ChA) y UPyD, quedan fuera.
El caso de IU es flagrante, entrando dentro de una injusticia permanente. La decisión de Atresmedia es claramente antidemocrática, pues impide que pueda participar un grupo político que forma parte del escenario político de una manera ininterrumpida desde 1986 (heredera a su vez de otras fuerzas, sobre todo, el PCE, con una trayectoria más que destacada durante la transición), que está presente en todos los ámbitos territoriales e institucionales, que está arraigada en numerosos sectores de la sociedad y que es activa en las movilizaciones que se suceden.
Ayer suscribí una petición, dirigida al grupo mediático implicado, para que reconsidere su decisión. Invito a que quien lo deseo a que haga lo mismo mediante el enlace change.org.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Arabia Saudita, gendarme fundamentalista de las potencias occidentales
Arabia Saudita es un estado asiático. Forma parte de la región del Oriente Medio, ocupando la mayor parte de la península homónima. Su posición de centralidad, entre el mar Rojo y el golfo Pérsico, le confiere una gran importancia geoestratégica. Es extenso, con una superficie de dos millones de kilómetros cuadrados, si bien de escasa densidad de población, pese a tener en torno a los treinta millones de habitantes, debido a estar ocupado prácticamente en su totalidad por un desierto. Su subsuelo, sin embargo, alberga grandes cantidades de reservas de hidrocarburos, lo que permite ser el primer productor de petróleo en bruto del mundo. Desde el punto de vista religioso sobresale por tener las dos principales sedes del mundo islámico: La Meca, centro de peregrinación de los millones de musulmanes y musulmanas que anualmente cumplen con uno de sus preceptos religiosos, y Medina. Sus gobernantes han adquirido en las últimas décadas por ello un papel simbólico primordial entre la población musulmana.
Más allá del primer estado árabe unificado que fundó Mahoma a principios del siglo VII, la península Arábiga pronto perdió importancia política a medida que el mundo islámico se fue expandiendo hacia oriente y occidente. Que las capitales de los dos grandes califatos entre los siglos VII y XI fueran Damasco, primero, y Bagdad, después, prueba el papel al que fueron relegadas La Meca y Medina. Esta situación continuó desde el siglo XI con el inicio de la hegemonía turca, primero de la dinastía selyúcida y luego de la otomana, que a mediados del siglo XV acabó desplazando el centro de gravedad político del mundo islámico hacia Estambul.
Hasta bien entrado el siglo XX la península Arábiga fue un territorio inestable políticamente, con fronteras cambiantes y muy poco definidas, según el grado de control que el imperio turco otomano conseguía, a veces con la ayuda de otros estados dependientes de la zona. Un momento importante fue cuando en la segunda mitad del siglo XVIII se instaló en torno a la ciudad de Riad la dinastía Saudí, siendo Mohamed iben Saud su primer monarca. Y clave fue también su alianza con el líder religioso Mohamed iben Al Wahab, vinculado a la corriente islamista del salafismo, que propugnaba una interpretación rigorista del islam suní. El wahabismo se convirtió desde entonces en un componente primordial en la práctica política de los gobernantes saudíes.
La intervención británica en los territorios del imperio turco a lo largo del siglo XIX y principios del XX trajo consigo la consolidación de la dinastía Saudí en la región de Riad y, ya en 1932, la formación de Arabia Saudita. Desde ese momento el nuevo estado se convirtió en uno de los pilares de las injerencias de las potencias occidentales en la región y el principal entre los países árabes. Durante los años de la Guerra Fría Arabia Saudita aportaba a EEUU dos cosas: el suministro de recursos petrolíferos y el papel de estado gendarme, cuya ortodoxia religiosa hacia de contrapunto al creciente desarrollo de los nuevos estado laicos y socializantes que fueron surgiendo y que tendieron, además, a ser aliados de la URSS.
En los años ochenta Arabia Saudita intensificó su influencia en la región y en sus aledaños. Tras el triunfo en 1979 de la revolución islámica en Irán, se ha convertido en su contrapunto político, aderezado por la rivalidad religiosa suní y chii entre ambos países. Participó activamente en la financiación de combatientes musulmanes en Afganistán, donde el apoyo por la URSS a su régimen laico y socializante acabaría teniendo graves consecuencias para la superpotencia oriental. A la vez Arabia Saudita ha ido aumentado la financiación de grupos islamistas en numerosos países, ofreciendo servicios sociales de carácter caritativo a los sectores sociales más vulnerables y, a la vez, llevando a cabo un adoctrinamiento religioso desde la óptica wahabista. Las crisis que, por distintas causas, fueron conociendo los regímenes laicos y socializantes se convirtieron en un caldo de cultivo propicio para que esos grupos fueran ganando terreno político y social.
Resulta evidente que existe una gran contradicción en el apoyo estratégico que EEUU y sus aliados occidentales ofrecen a Arabia Saudita, algo que en los últimos años resulta cada vez más visible. De entrada se trata de un estado fuertemente autoritario, dominado por una oligarquía que tiene en su cúspide una familia que controla todos los resortes del poder en alianza con las autoridades religiosas. Dispone de elementos anclados en tradiciones violentas de otras épocas, lo que en la mente occidental resulta muy chocante. Hay una permanente violación de los derechos humanos, con una marginación total de las mujeres, sometidas a la autoridad patriarcal, carentes de derechos, relegadas al hogar e invisibilizadas en los espacios públicos. Existe una clara separación racial entre la población árabe, a su vez estratificada, y la población inmigrante, que aporta la principal mano de obra en las actividades productivas y de servicios, una buena parte de la cual sufre condiciones de esclavitud.
Su posición de aliado preferencial conlleva un tratamiento de cliente también preferencial. Son cuantiosas las ventas de armamento, hasta el punto de ser el principal comprador mundial. Otro tanto ocurre con las inversiones de las empresas privadas en la construcción de obras públicas de toda índole.
Pese a ello, en el lenguaje al uso de los medios diplomáticos y de comunicación este estado, como también ocurre con sus vecinos árabes del golfo Pérsico, es denominado como una monarquía, sin que se les aplique una calificación acorde con su naturaleza política. Algo que, por el contrario, no ocurre con otros países, cuyos regímenes son tildados con frecuencia como tiranías o dictaduras, y ocasiones, como ocurrió con el Irak de Sadam Hussein, equiparados al nacionalsocialismo alemán.
Aun con ello, Arabia Saudita está actuando motu propio en una doble dirección internacional: interviniendo militarmente de una forma directa en otros estados, como en los casos de Barein y Yemen, donde está sofocando revueltas populares contra sus gobernantes; y financiando a grupos de diversa índole que están hostigando a los regímenes enemigos de las potencias occidentales y en ocasiones contribuyendo a su derrocamiento. Estos grupos pueden actuar con métodos políticos y electorales, como hacen las distintas versiones de los Hermanos Musulmanes; o propiamente armados, como ocurrió en Afganistán en los años ochenta y noventa, o, más recientemente, con el caso de Al Qaeda o el ISIS. El problema es que estos grupos, dada su complejidad en el carácter y composición, actúan con frecuencia contra los intereses occidentales, habiendo protagonizado acciones espectaculares que han calado profundamente en la opinión pública. La última, los atentados de París.
Más allá del primer estado árabe unificado que fundó Mahoma a principios del siglo VII, la península Arábiga pronto perdió importancia política a medida que el mundo islámico se fue expandiendo hacia oriente y occidente. Que las capitales de los dos grandes califatos entre los siglos VII y XI fueran Damasco, primero, y Bagdad, después, prueba el papel al que fueron relegadas La Meca y Medina. Esta situación continuó desde el siglo XI con el inicio de la hegemonía turca, primero de la dinastía selyúcida y luego de la otomana, que a mediados del siglo XV acabó desplazando el centro de gravedad político del mundo islámico hacia Estambul.
Hasta bien entrado el siglo XX la península Arábiga fue un territorio inestable políticamente, con fronteras cambiantes y muy poco definidas, según el grado de control que el imperio turco otomano conseguía, a veces con la ayuda de otros estados dependientes de la zona. Un momento importante fue cuando en la segunda mitad del siglo XVIII se instaló en torno a la ciudad de Riad la dinastía Saudí, siendo Mohamed iben Saud su primer monarca. Y clave fue también su alianza con el líder religioso Mohamed iben Al Wahab, vinculado a la corriente islamista del salafismo, que propugnaba una interpretación rigorista del islam suní. El wahabismo se convirtió desde entonces en un componente primordial en la práctica política de los gobernantes saudíes.
La intervención británica en los territorios del imperio turco a lo largo del siglo XIX y principios del XX trajo consigo la consolidación de la dinastía Saudí en la región de Riad y, ya en 1932, la formación de Arabia Saudita. Desde ese momento el nuevo estado se convirtió en uno de los pilares de las injerencias de las potencias occidentales en la región y el principal entre los países árabes. Durante los años de la Guerra Fría Arabia Saudita aportaba a EEUU dos cosas: el suministro de recursos petrolíferos y el papel de estado gendarme, cuya ortodoxia religiosa hacia de contrapunto al creciente desarrollo de los nuevos estado laicos y socializantes que fueron surgiendo y que tendieron, además, a ser aliados de la URSS.
En los años ochenta Arabia Saudita intensificó su influencia en la región y en sus aledaños. Tras el triunfo en 1979 de la revolución islámica en Irán, se ha convertido en su contrapunto político, aderezado por la rivalidad religiosa suní y chii entre ambos países. Participó activamente en la financiación de combatientes musulmanes en Afganistán, donde el apoyo por la URSS a su régimen laico y socializante acabaría teniendo graves consecuencias para la superpotencia oriental. A la vez Arabia Saudita ha ido aumentado la financiación de grupos islamistas en numerosos países, ofreciendo servicios sociales de carácter caritativo a los sectores sociales más vulnerables y, a la vez, llevando a cabo un adoctrinamiento religioso desde la óptica wahabista. Las crisis que, por distintas causas, fueron conociendo los regímenes laicos y socializantes se convirtieron en un caldo de cultivo propicio para que esos grupos fueran ganando terreno político y social.
Resulta evidente que existe una gran contradicción en el apoyo estratégico que EEUU y sus aliados occidentales ofrecen a Arabia Saudita, algo que en los últimos años resulta cada vez más visible. De entrada se trata de un estado fuertemente autoritario, dominado por una oligarquía que tiene en su cúspide una familia que controla todos los resortes del poder en alianza con las autoridades religiosas. Dispone de elementos anclados en tradiciones violentas de otras épocas, lo que en la mente occidental resulta muy chocante. Hay una permanente violación de los derechos humanos, con una marginación total de las mujeres, sometidas a la autoridad patriarcal, carentes de derechos, relegadas al hogar e invisibilizadas en los espacios públicos. Existe una clara separación racial entre la población árabe, a su vez estratificada, y la población inmigrante, que aporta la principal mano de obra en las actividades productivas y de servicios, una buena parte de la cual sufre condiciones de esclavitud.
Su posición de aliado preferencial conlleva un tratamiento de cliente también preferencial. Son cuantiosas las ventas de armamento, hasta el punto de ser el principal comprador mundial. Otro tanto ocurre con las inversiones de las empresas privadas en la construcción de obras públicas de toda índole.
Pese a ello, en el lenguaje al uso de los medios diplomáticos y de comunicación este estado, como también ocurre con sus vecinos árabes del golfo Pérsico, es denominado como una monarquía, sin que se les aplique una calificación acorde con su naturaleza política. Algo que, por el contrario, no ocurre con otros países, cuyos regímenes son tildados con frecuencia como tiranías o dictaduras, y ocasiones, como ocurrió con el Irak de Sadam Hussein, equiparados al nacionalsocialismo alemán.
Aun con ello, Arabia Saudita está actuando motu propio en una doble dirección internacional: interviniendo militarmente de una forma directa en otros estados, como en los casos de Barein y Yemen, donde está sofocando revueltas populares contra sus gobernantes; y financiando a grupos de diversa índole que están hostigando a los regímenes enemigos de las potencias occidentales y en ocasiones contribuyendo a su derrocamiento. Estos grupos pueden actuar con métodos políticos y electorales, como hacen las distintas versiones de los Hermanos Musulmanes; o propiamente armados, como ocurrió en Afganistán en los años ochenta y noventa, o, más recientemente, con el caso de Al Qaeda o el ISIS. El problema es que estos grupos, dada su complejidad en el carácter y composición, actúan con frecuencia contra los intereses occidentales, habiendo protagonizado acciones espectaculares que han calado profundamente en la opinión pública. La última, los atentados de París.
viernes, 20 de noviembre de 2015
Contra la pena de muerte al poeta Ashraf Fayad
Acabo de leer una noticia espeluznante, que está siendo recogida en numerosos medios de comunicación: el poeta palestino Ashraf Fayad ha sido condenado a muerte por un tribunal de Arabia Saudí por el delito de apostasía contra el islam. Es una pena severísima que atenta contra la libertad de expresión y contra el derecho a la vida de las personas.
Hace dos años sufrió la primera detención bajo la acusación de blasfemia y ateísmo, dado que para la policía religiosa y los tribunales eso se desprende de su libro Instrucciones en el interior. Él niega las acusaciones y considera que su libro trata sobre su vida, que tienen mucho que ver con su condición de refugiado. Desde entonces, tras los recursos de apelación que ha ido presentando, está sufriendo un calvario, con más detenciones, una condena a 800 latigazos y ahora con la pena de muerte. Siempre, sin asistencia jurídica. Se cree que es una venganza por haber grabado con su móvil los latigazos sufridos por una persona.
Fayad tiene un plazo de un mes para apelar a su condena. Debemos evitar que se cumpla y conseguir su liberación.
Hace dos años sufrió la primera detención bajo la acusación de blasfemia y ateísmo, dado que para la policía religiosa y los tribunales eso se desprende de su libro Instrucciones en el interior. Él niega las acusaciones y considera que su libro trata sobre su vida, que tienen mucho que ver con su condición de refugiado. Desde entonces, tras los recursos de apelación que ha ido presentando, está sufriendo un calvario, con más detenciones, una condena a 800 latigazos y ahora con la pena de muerte. Siempre, sin asistencia jurídica. Se cree que es una venganza por haber grabado con su móvil los latigazos sufridos por una persona.
Fayad tiene un plazo de un mes para apelar a su condena. Debemos evitar que se cumpla y conseguir su liberación.
Otoño de 1975
En noviembre de 1998 escribí para Debate Ciudadano (publicado en el número 31, dentro de la columna "Torre del Tajo") un artículo dedicado a la muerte del dictador Francisco Franco. Si entonces habían pasado 23 años, ahora, cuando estamos ya a 40, creo que sigue teniendo vigencia. Recordar a ese personaje, quintaesencia del fascismo español, es una forma de no olvidar lo que representó. Y tampoco lo que por entonces se estaba cociendo: una transición que permitió que pervivieran los grupos sociales dominantes, que dejó indemnes a los principales aparatos del estado y a buena parte del personal que los componía.
"El
otoño de 1975 está presente en la mente de muchas personas por la enfermedad y
muerte del viejo dictador. La intensa actividad clandestina entre los sectores
de la oposición, presurosa por encontrar fórmulas que hicieran posible el paso a
un régimen democrático, contrastaba con la atención pasiva que mostraba la
"mayoría silenciosa" (término muy utilizado por entonces desde los
círculos del poder para demostrar la desconexión de una buena parte de la
población con las intenciones de la oposición), espectadora (como hoy) de una
televisión vestida de fútbol y concursos. Si ya por entonces se sabía de la
desorientación existente entre las altas esferas del régimen, consecuencia de
las profundas discrepancias que existían
sobre el qué hacer después de muerto Franco, con el tiempo se ha ido sabiendo
más de lo que realmente ocurrió. Fueron meses de maquinaciones por querer
mantener el franquismo sin Franco, como pretendían los inmovilistas del búnker
(Girón, Piñar, Iniesta Cano, Utrera, Rodríguez de Valcárcel, etc.), o por
buscar el tránsito hacía un régimen de rostro menos vergonzante, como
pretendían los reformistas (Fernández Miranda, Fraga, Pío Cabanillas, Areilza,
etc.). En medio había toda una compleja operación, orquestada desde los centros
de poder del mundo occidental (departamento de estado de EE.UU., internacional
socialista, comunidad europea, etc.) que buscaba ("es preciso cambiar las
cosas para que todo siga igual", en palabras de Lampedusa) un encuentro
entre los sectores reformistas del franquismo y los más moderados de la
oposición. En esos momentos no se sabía cómo se iba concretar el proceso, como
de hecho se fue viendo en los meses siguientes por el cariz que fue tomando la
situación ante la creciente movilización política y social, de un lado, y la
respuesta represiva que los sucesivos gobiernos aplicaron, de otro. Si las
demandas de amnistía, de mejoras salariales o de un gobierno provisional
democrático fueron una buena muestra de los anhelos de la oposición, las
numerosas muertes, detenciones, multas, encarcelamientos, apaleamientos, etc.
sufridas por pacíficos manifestantes, huelguistas o militantes de partidos de
izquierda (casi siempre comunistas) demostraron los límites de los gobernantes.
Hubo figuras clave, como la de Torcuato Fernández Miranda, estratega de la
metamorfosis legal. O la del rey sucesor de Franco, más símbolo que autor, pese
a los reiterados intentos por sacralizarlo. O
el propio Adolfo Suárez, que hubo de esperar unos meses todavía, cuando
el gobierno Arias-Fraga-Areilza formado tras la muerte de Franco demostró su
incapacidad (o imposibilidad). Hoy parece claro que el nuevo PSOE surgido del congreso de Suresnes en 1974 fue otra
pieza clave en una estrategia política que contemplaba reformar el viejo régimen
aun cuando no todos los sectores políticos fueran reconocidos, en especial los
comunistas en sus distintas vertientes. No nos deben resultar extrañas así las
palabras recientes de Felipe González acerca de la detención de Pinochet, que
hubiera preferido a un Franco senador en 1963 que no en el poder hasta 1975. La
madrugada del 20 de noviembre fue el comienzo para muchas gentes de su desfile
necrófilo ante el cadáver de Franco o de la alegría bañada en fiesta y
burbujas. Fue también el comienzo de esa "operación Lucero" que
buscaba controlar desde las fuerzas oscuras del poder a las gentes descarriadas
que osaban pedir el fin de tanta farsa y democracia. Pero, sobre todo, esa
madrugada fue la que dio comienzo a la verdadera transición. La que acabó con la
fachada del franquismo, pero mantuvo sus sótanos, buena parte de su
funcionariado y sus dueños. No en vano, fueron los mejores vendedores de
encantos, Suárez y González, quienes en 1977 triunfaron en las elecciones".
Las posibilidades de UP-IU de cara a las elecciones del 20-D
Los sondeos electorales se suceden y en ellos llaman la atención las previsiones para IU, ahora dentro de la marca Unidad Popular: podría obtener en torno al 5% de los votos y en cuanto a representación en el Congreso oscilaría entre dos y seis escaños. Coinciden buena parte de analistas y de periodistas en resaltar la capacidad de resistencia de IU, teniendo en cuenta la competencia que le ha supuesto Podemos desde su aparición en 2014. Este partido se está llevando parte del electorado de IU en las generales de 2011 (en las que obtuvo el 7%) y en las andaluzas de 2012 (11%), lo que podría representar alrededor de la tercera parte de sus votos en el primer caso y un 40% en el segundo. También Podemos se está quedando con buena parte de lo que IU estaba ganando potencialmente, siguiendo los sondeos, hasta finales de 2013, cuando la situaban en su mayoría en torno al 15% de estimación de voto y en algunos casos como la primera en voto directo.
Se sigue insistiendo mundo sobre lo ocurrido en las elecciones de mayo pasado. Se repite sin cesar que fue un batacazo. Si bien es cierto que en las autonómicas tuvo resultados bastantes malos, salvando los muebles en Asturias con un digno 11,4%, se ha tendido a sobredimensionar lo de Madrid, sobre todo, donde una confluencia de varios factores negativos impidieron que por poco IU no obtuviera representación; y en menor medida, lo del País Valenciano, donde, sin duda, la triple competencia con Compromís y Podemos le perjudicó. Se olvida, sin embargo, que en las municipales IU mantuvo un nivel bastante digno (5,1%), teniendo en cuenta que en bastantes lugares no concurrió con sus siglas, sino integrada en candidaturas unitarias. Se olvidan, así, los resultados por comunidades de Asturias (13,3%), Andalucía (11%, sólo un punto menos que en 2011) o Murcia (8,5%); o las subidas en Castilla-La Mancha (7,4%), el País Valenciano (6,7%) y Castilla y León (5,6%, con el añadido de la alcaldía de Zamora).
UP/IU lo tiene difícil de cara al próximo 20-D, no hay duda. Hay mucha competencia en la izquierda, con Podemos sobre todo, pero también con el voto que sigue arrastrando el PSOE de ese sector y luego con el propiamente nacionalista. Después del fracaso en los intentos de confluencia de los grupos de izquierda, con la actitud de Podemos pretendiendo atraer a Alberto Garzón y desechando al grueso de IU y su carpetazo final, IU ha tenido que buscar una fórmula que refleje renovación, unidad y alternativa por la izquierda. Eso es lo que ha estado trabajando desde Ahora en Común, convertida ahora en Unidad Popular.
Pese a las dificultades IU ha trazado alianzas de diverso tipo. En Galicia, quizás la más llamativa, las Mareas siguen vivas con la confluencia de Anova, Podemos y la propia EU. En Cataluña EUiA formalmente se ha integrado en En Comú Podem, formada por ICV, Podemos y la gente allegada a Ada Colau, pero hay resistencia en sus base por la forma en que se ha hecho. En el resto de las comunidades IU ha conseguido, a través de Unidad Popular, unas candidaturas donde se han integrado personas vinculadas a movimientos sociales y grupos de diverso tipo.
UP/IU está haciendo una apuesta por un programa nítidamente de izquierdas, relanzando propuestas atrevidas. No tiene miedo de hablar de trabajo garantizado, nacionalización de sectores estratégicos, lucha directa contra los desahucios, mayor gasto social, salida de la OTAN, república, estado laico, proceso constituyente... Cosas que desde su principal rival en la izquierda, Podemos, están resultando difíciles de aceptar ahora, sumida desde hace meses en un proceso de moderación que pretende horadar en el voto moderado de la izquierda e incluso del centrismo. Quizás aquí resida el factor principal, que no el único, de la resistencia de IU, una fuerza política que, al margen de errores tácticos, a veces graves, siempre ha estado en el campo de la izquierda.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Ramonet y los nuevos estados de vigilancia
Podemos leer hoy en Público un interesante artículo de Ignacio Ramonet: "Los nuevos Estados de vigilancia". Publicado en el número de octubre de Le Monde Diplomatique, se trata de una reflexión, muy bien argumentada, sobre un aspecto de gran importancia en el mundo que vivimos: la vigilancia a la que nos someten el estado, fundamentalmente, y las empresas comerciales. La revolución tecnológica y el empleo de las mismas a través de plataformas privadas, a modo de redes sociales, nos ha abocado a ofrecer nuestra privacidad para que sea utilizada a sus antojos, sin quererlo en la mayor parte de las veces.
En el caso de las empresas comerciales hemos abierto la puerta para que nos ofrezcan casi de inmediato y de una forma permanente un aluvión de ofertas que acaban moldeando nuestros gustos y costumbres. Se ha creado un mercado en que se intercambia información a nuestras espaldas, puesta al servicio de esos fines de consumo.
Pero más peligrosa es la vigilancia a la que nos están sometiendo los estados. Ramonet se refiere a lo que Julian Assange denomina "complejo de la seguridad y de los digital", que está formado por los propios estados, los aparatos militares de seguridad y las grandes compañías que controlan las redes electrónicas. Desde estas últimas hemos cedido nuestra privacidad, que después, con la ayuda de satélites, drones, cámaras de infrarrojos o cámaras de vídeo, es analizada por miles de personas que, al servicio de los estados y sus aparatos de seguridad, "buscan y clasifican la información que generamos sobre nosotros mismos". Una vigilancia inmaterial y omnipresente.
Son las generaciones de menos de cuarenta años las que están mejor instaladas en el uso de las nuevas tecnologías, de manera que actúan en "el ecosistema en el que han pulido su mente". En general nos estamos aprovechando de sus enormes posibilidades, como si fuera "un ágora sin límites", pero también hemos cedido parte de nuestra libertad en pos de la seguridad. Y el problema es que, parafraseando a Benjamin Franklin, cediendo la primera, se acaba perdiendo la segunda.
No le falta una alusión al papel que están jugando en la actualidad personajes como Julian Assange y Edward Snowden, a los que Noam Chomsky califica de "lanzadores de alertas", luchadores "por una información libre y transparente". En la senda trazada desde el siglo XIX por quienes viviendo en sociedades democráticas se resistían a la intrusión de los estados en su privacidad.
Estamos viviendo estos días en Europa un momento particularmente difícil. Los atentados de París están poniendo a prueba las advertencias que Ramonet ha lanzado en su artículo. Los gobiernos, con el apoyo de la mayor parte de los medios de comunicación, están tomando medidas que van en la línea de uno de los peligros apuntados. Nos están pidiendo que cedamos libertad para conseguir mayor seguridad. No está de más que recordemos las palabras de Franklin.
En el caso de las empresas comerciales hemos abierto la puerta para que nos ofrezcan casi de inmediato y de una forma permanente un aluvión de ofertas que acaban moldeando nuestros gustos y costumbres. Se ha creado un mercado en que se intercambia información a nuestras espaldas, puesta al servicio de esos fines de consumo.
Pero más peligrosa es la vigilancia a la que nos están sometiendo los estados. Ramonet se refiere a lo que Julian Assange denomina "complejo de la seguridad y de los digital", que está formado por los propios estados, los aparatos militares de seguridad y las grandes compañías que controlan las redes electrónicas. Desde estas últimas hemos cedido nuestra privacidad, que después, con la ayuda de satélites, drones, cámaras de infrarrojos o cámaras de vídeo, es analizada por miles de personas que, al servicio de los estados y sus aparatos de seguridad, "buscan y clasifican la información que generamos sobre nosotros mismos". Una vigilancia inmaterial y omnipresente.
Son las generaciones de menos de cuarenta años las que están mejor instaladas en el uso de las nuevas tecnologías, de manera que actúan en "el ecosistema en el que han pulido su mente". En general nos estamos aprovechando de sus enormes posibilidades, como si fuera "un ágora sin límites", pero también hemos cedido parte de nuestra libertad en pos de la seguridad. Y el problema es que, parafraseando a Benjamin Franklin, cediendo la primera, se acaba perdiendo la segunda.
No le falta una alusión al papel que están jugando en la actualidad personajes como Julian Assange y Edward Snowden, a los que Noam Chomsky califica de "lanzadores de alertas", luchadores "por una información libre y transparente". En la senda trazada desde el siglo XIX por quienes viviendo en sociedades democráticas se resistían a la intrusión de los estados en su privacidad.
Estamos viviendo estos días en Europa un momento particularmente difícil. Los atentados de París están poniendo a prueba las advertencias que Ramonet ha lanzado en su artículo. Los gobiernos, con el apoyo de la mayor parte de los medios de comunicación, están tomando medidas que van en la línea de uno de los peligros apuntados. Nos están pidiendo que cedamos libertad para conseguir mayor seguridad. No está de más que recordemos las palabras de Franklin.
martes, 17 de noviembre de 2015
La lucha de Francisco Espinosa por la historia y la memoria
No hace mucho se ha publicado un nuevo libro de Francisco Espinosa Maestre: Lucha de historias, lucha de memorias. España 2002-2015 (Sevilla, Aconcagua, 2015). Uno más en una dilatada trayectoria como investigador. A lo largo de casi 600 páginas aparecen recopilados 30 breves trabajos que tratan sobre los avatares sufridos por quienes se han atrevido a investigar en un campo vedado y vetado a la vez: la represión del fascismo español y el plan de exterminio que aplicaron sobre amplios sectores sociales. Son trabajos que proceden de artículos en algunas revistas de papel o electrónicas, escritos en medios de comunicación, conferencias y ponencias de jornadas, sin que falte alguno inédito. El libro está prologado por otro historiador de esa estirpe, Francisco Moreno Gómez, sufridores de las trampas de todo tipo que han tenido que sufrir e ir superando, cuando podido, para ofrecernos sus investigaciones.
Espinosa es una rara avis en el campo de la investigación histórica. No ha pertenecido al mundo académico universitario sino hasta hace unos pocos años. Durante mucho tiempo ha tenido que pelear por su cuenta para demostrar dos cosas: que es un excelente historiador y que la represión fascista en España ha sido una realidad de grandes dimensiones. He leído varios de sus libros: "Julio de 1936. Golpe militar y plan de exterminio", en Julián Casanova (coor.), Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco (Barcelona, crítica, 2002); La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz (Barcelona, Crítica, 2003); El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española (Badajoz, Del Oeste ediciones, 2005); La justicia de Queipo (Barcelona, Crítica, 2006); Contra el olvido. Historia y memoria de la guerra civil (Barcelona, Crítica, 2006); La primavera del Frente Popular. Los campesinos de Badajoz y el origen de la guerra civil (marzo-julio de 1936) (Barcelona, Crítica, 2007). En todos los casos son trabajos de una gran importancia, basados en un rastreo riguroso, incesante, inteligente y atrevido por numerosos archivos.
En Lucha de historias, lucha de memorias se compendia una tarea ardua, colectiva, donde se concatenan las demandas de un movimiento social que quiere saber y mantener la memoria de lo ocurrido entre los años 30 y 50, y el trabajo de historiadores e historiadoras, en su mayoría fuera del circuito académico universitario, que se empeñan en documentar lo ocurrido y sacarlo a la luz. Historia y memoria se unen, complementándose, para enriquecer el conocimiento y, ante todo, para mantener viva la memoria democrática.
Hay una alusión constante a los obstáculos sufridos, que no es otra cosa que una denuncia permanente. En primer lugar, a quienes procedentes del franquismo se dedicaron en las postrimerías de la dictadura y en la transición a ocultar y expurgar los documentos acumulados en décadas, evitando que se pudiera acceder con posterioridad a la información necesaria. En segundo lugar, a quienes en el campo de la derecha ponen todas las trabas para que no se sepa y, además, como ya se hiciera durante el franquismo, demonizando a la Segunda República, a la que niegan su carácter democrático, y a quienes la defendieron. En tercer lugar, a quienes desde el campo de la izquierda aceptaron durante la transición un pacto de silencio que tuvo en la amnistía de 1977 el episodio clave, con especial mención a los gobiernos de Felipe González, que se hicieron uso del no mirar para atrás. En cuarto lugar, a quienes ya en este siglo se han mostrado tibios a la hora de aplicar una ley de memoria que sirviera para conocer más y reparar a quienes sufrieron la represión, de nuevo con el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero como protagonistas de esa tibieza. En quinto lugar, a quienes, como los Santos Juliá y compañía, en el campo de la historia académica universitaria se han dedicado a menospreciar, cuando no negar su validez, a las personas que no han hecho otra cosa que cumplir con rigor y honestidad su tarea de investigación y rechazan que la memoria tenga validez como fuente de conocimiento. En sexto lugar, a esa nueva generación de profesionales de la academia que, siguiendo a la anterior y basándose en una neutralidad falsa, plantean que la historia de quienes defienden que en España hubo una represión fascista sin precedentes no es otra cosa que una historia de militantes antifranquistas. En séptimo lugar, a ese grupo de publicistas que han hecho de la (pseudo)historia, como los Moa y compañía, y la (mala) literatura, como los Cercás y Trapiello, una fuente de pingües beneficios económicos, mientras aportan elementos ideológicos que tienen como finalidad ocultar y manipular lo ocurrido en España durante medio siglo. Tampoco ahorra críticas, en octavo lugar, a quienes han manipulado la investigación, desvirtuando así el objetivo de conocer la verdad, que no puede serlo a cualquier precio.
Espinosa es una rara avis en el campo de la investigación histórica. No ha pertenecido al mundo académico universitario sino hasta hace unos pocos años. Durante mucho tiempo ha tenido que pelear por su cuenta para demostrar dos cosas: que es un excelente historiador y que la represión fascista en España ha sido una realidad de grandes dimensiones. He leído varios de sus libros: "Julio de 1936. Golpe militar y plan de exterminio", en Julián Casanova (coor.), Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco (Barcelona, crítica, 2002); La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz (Barcelona, Crítica, 2003); El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española (Badajoz, Del Oeste ediciones, 2005); La justicia de Queipo (Barcelona, Crítica, 2006); Contra el olvido. Historia y memoria de la guerra civil (Barcelona, Crítica, 2006); La primavera del Frente Popular. Los campesinos de Badajoz y el origen de la guerra civil (marzo-julio de 1936) (Barcelona, Crítica, 2007). En todos los casos son trabajos de una gran importancia, basados en un rastreo riguroso, incesante, inteligente y atrevido por numerosos archivos.
En Lucha de historias, lucha de memorias se compendia una tarea ardua, colectiva, donde se concatenan las demandas de un movimiento social que quiere saber y mantener la memoria de lo ocurrido entre los años 30 y 50, y el trabajo de historiadores e historiadoras, en su mayoría fuera del circuito académico universitario, que se empeñan en documentar lo ocurrido y sacarlo a la luz. Historia y memoria se unen, complementándose, para enriquecer el conocimiento y, ante todo, para mantener viva la memoria democrática.
Hay una alusión constante a los obstáculos sufridos, que no es otra cosa que una denuncia permanente. En primer lugar, a quienes procedentes del franquismo se dedicaron en las postrimerías de la dictadura y en la transición a ocultar y expurgar los documentos acumulados en décadas, evitando que se pudiera acceder con posterioridad a la información necesaria. En segundo lugar, a quienes en el campo de la derecha ponen todas las trabas para que no se sepa y, además, como ya se hiciera durante el franquismo, demonizando a la Segunda República, a la que niegan su carácter democrático, y a quienes la defendieron. En tercer lugar, a quienes desde el campo de la izquierda aceptaron durante la transición un pacto de silencio que tuvo en la amnistía de 1977 el episodio clave, con especial mención a los gobiernos de Felipe González, que se hicieron uso del no mirar para atrás. En cuarto lugar, a quienes ya en este siglo se han mostrado tibios a la hora de aplicar una ley de memoria que sirviera para conocer más y reparar a quienes sufrieron la represión, de nuevo con el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero como protagonistas de esa tibieza. En quinto lugar, a quienes, como los Santos Juliá y compañía, en el campo de la historia académica universitaria se han dedicado a menospreciar, cuando no negar su validez, a las personas que no han hecho otra cosa que cumplir con rigor y honestidad su tarea de investigación y rechazan que la memoria tenga validez como fuente de conocimiento. En sexto lugar, a esa nueva generación de profesionales de la academia que, siguiendo a la anterior y basándose en una neutralidad falsa, plantean que la historia de quienes defienden que en España hubo una represión fascista sin precedentes no es otra cosa que una historia de militantes antifranquistas. En séptimo lugar, a ese grupo de publicistas que han hecho de la (pseudo)historia, como los Moa y compañía, y la (mala) literatura, como los Cercás y Trapiello, una fuente de pingües beneficios económicos, mientras aportan elementos ideológicos que tienen como finalidad ocultar y manipular lo ocurrido en España durante medio siglo. Tampoco ahorra críticas, en octavo lugar, a quienes han manipulado la investigación, desvirtuando así el objetivo de conocer la verdad, que no puede serlo a cualquier precio.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Anguita sigue, en su estilo, en la brecha
Hace unos días vi la presentación del libro Atraco a la memoria, producto de la entrevista que el historiador Juan Andrade hace a Julio Anguita. O quizás de la conversación que ambos llevan a cabo y que a lo largo de la presentación desentrañan en sus aspectos generales.
Sobre esto último, por ejemplo, me ha gustado la referencia que Andrade hace a tres tipos de militantes comunistas: quienes se basan en la identidad, quienes se orientan al pragmatismo, que implícitamente caracteriza de reformistas, y quienes se atreven a ir más allá, planteando alternativas que sean posibles, cuasi heterodoxas, pero sin romper con los objetivos.
Es en este último grupo donde sitúa a Anguita. Éste, entre tantas cosas que dijo, diferenció entre comunismo, comunistas y partidos comunistas. No tuvo duda en defender el comunismo como horizonte, hilo conductor, de manera que los grupos, en cualquiera de sus formas, no deben más que ser instrumentos, pero nunca fines. Se refirió también a las próximas elecciones. Y no dudó en manifestar su malestar sobre la confluencia de los grupos de izquierda, razón por lo que dijo eso "malditas sean las siglas", como dijera ya en su día sobre las guerras, en 2003, cuando se refirió a la muerte de su hijo durante la ocupación estadounidense de Bagdad.
Hoy he leído una entrevista al ex secretario general del PCE y ex coordinador general de IU en eldiario.es. Incide en lo que dijo en la presentación de su último libro. Pero también se refiere a Alberto Garzón. Y es explícito: "Es uno de los dirigentes más preparados, asombrosamente preparado para su juventud y que en estos momentos está solo, como un campeón, recorriéndose el país. Y a mí eso me produce una admiración tremenda, pero una especie de congoja, la aparente soledad que tiene". En sus virtudes y en sus limitaciones. Éstas, creo, ajenas a él en gran medida.
También resulta explícito en su interpretación de las posibilidades de cambio tras el 15M de 2011 y la aparición de Podemos, y lo que ha ocurrido después: "estos [Podemos] van a abrir la brecha, no van a tener fuerzas suficientes para aguantar la brecha porque son nuevos y débiles orgánicamente hablando. Entonces, organicémonos los demás, pongámonos detrás de ellos y vamos a empujarlos y ayudarles, y entremos todos".
Anguita es único. Para lo bueno y para lo malo. No pretendo, por ello, mitificarlo. Ha sido siendo atrevido en lo dicho y hecho. Lo sigue siendo.
Sobre esto último, por ejemplo, me ha gustado la referencia que Andrade hace a tres tipos de militantes comunistas: quienes se basan en la identidad, quienes se orientan al pragmatismo, que implícitamente caracteriza de reformistas, y quienes se atreven a ir más allá, planteando alternativas que sean posibles, cuasi heterodoxas, pero sin romper con los objetivos.
Es en este último grupo donde sitúa a Anguita. Éste, entre tantas cosas que dijo, diferenció entre comunismo, comunistas y partidos comunistas. No tuvo duda en defender el comunismo como horizonte, hilo conductor, de manera que los grupos, en cualquiera de sus formas, no deben más que ser instrumentos, pero nunca fines. Se refirió también a las próximas elecciones. Y no dudó en manifestar su malestar sobre la confluencia de los grupos de izquierda, razón por lo que dijo eso "malditas sean las siglas", como dijera ya en su día sobre las guerras, en 2003, cuando se refirió a la muerte de su hijo durante la ocupación estadounidense de Bagdad.
Hoy he leído una entrevista al ex secretario general del PCE y ex coordinador general de IU en eldiario.es. Incide en lo que dijo en la presentación de su último libro. Pero también se refiere a Alberto Garzón. Y es explícito: "Es uno de los dirigentes más preparados, asombrosamente preparado para su juventud y que en estos momentos está solo, como un campeón, recorriéndose el país. Y a mí eso me produce una admiración tremenda, pero una especie de congoja, la aparente soledad que tiene". En sus virtudes y en sus limitaciones. Éstas, creo, ajenas a él en gran medida.
También resulta explícito en su interpretación de las posibilidades de cambio tras el 15M de 2011 y la aparición de Podemos, y lo que ha ocurrido después: "estos [Podemos] van a abrir la brecha, no van a tener fuerzas suficientes para aguantar la brecha porque son nuevos y débiles orgánicamente hablando. Entonces, organicémonos los demás, pongámonos detrás de ellos y vamos a empujarlos y ayudarles, y entremos todos".
Anguita es único. Para lo bueno y para lo malo. No pretendo, por ello, mitificarlo. Ha sido siendo atrevido en lo dicho y hecho. Lo sigue siendo.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Más que nubarrones en Cataluña (2)
Mas está teniendo problemas para su investidura. La CUP no cede, porque no quiere hipotecarse. No quiere participar en la elección de un President que ha representado hasta ahora a la Cataluña conservadora, burguesa, corrupta y cómplice con los gobiernos del estado. CiU era la expresión de ello. El cambio en la coyuntura ha llevado que CDC, ya desprendida de UDC (más conservadora, más burguesa y pactista), se haya escorado hacia la solución de la independencia. La que ha representado históricamente ERC y desde hace unos años lo hace también la CUP. La primera ha optado por la confluencia, en Junts pel Si, con CDC, diversas plataformas ciudadanas y gente independiente de cara a acelerar la creación de un estado catalán independiente. Ha dejado de lado la perspectiva más social que, en el caso de la CUP, supone la oposición al neoliberalismo. JPS se ha lanzado a una aventura con apoyos no muy sólidos: sólo cuentan con mayoría parlamentaria, con apoyo de la CUP, para proclamar la independencia; pero no tienen mayoría social para asentarla y legitimarla, porque algún punto arriba o abajo sobre el 50% es insuficiente. ¿Confían en JPS que la reacción autoritaria desde el estado central lleve a parte de la población hacia sus posiciones? Dentro del campo del independentismo la CUP está actuando con coherencia. Lo que quieren, que sea sin hipotecas. Y una de ellas proviene de quienes se han dedicado a imponer recortes y privatizaciones, y encima llevarse el 3% o lo que sea a sus bolsillos. Una rémora para quienes, como ERC, priorizan el país etéreo, pero no la clase.
París, fascismos, lo peor de la humanidad
París ha vuelto a ser escenario del terror del fascismo islamista. En enero ya ocurrieron los ataques contra la revista Charlie Hebdo y un supermercado, pero la dimensión de lo ocurrido ayer por la noche es mucho mayor. El número de personas muertas y heridas es muy elevado. La sensación de horror es grande, a la vez que se ha extendido el miedo colectivo en mucha gente.
El artículo que escribí en enero, "Fascismos que se alimentan mutuamente", para mí sigue sirviendo como explicación de lo de ayer. Esa violencia no es ajena a la que abunda en otras partes del mundo y en especial en el marco geográfico de donde proceden los grupos y militantes islamistas que están actuando con tanta virulencia. La responsabilidad de las potencias occidentales, con Francia entre ellas, es grande. Llevan mucho tiempo interviniendo a su antojo, derribando gobernantes, atacando a sus poblaciones, fragmentándolas, creando y/o apoyando a grupos islamistas fundamentalistas... Quienes protagonizaron los ataques de París en enero y en noviembre son sus criaturas, aunque ahora se vuelvan contra ellas.
Ahora llegarán voceros del fascismo europeo lanzando proclamas de intolerancia, apuntando a chivos expiatorios y dejando de lado a quienes son responsables. Saldrán a las calles, actuarán contra víctimas inocentes y puede que rentabilicen electoralmente la situación. Un espiral de odios que no soluciona el problema de fondo.
El huevo de la serpiente ya ha dado luz a otra serpiente. Feroz. Se oyen voces de más violencia. Espero que no sea la antesala de algo mucho peor. El fascismo. Los fascismos. Lo peor de la humanidad.
El artículo que escribí en enero, "Fascismos que se alimentan mutuamente", para mí sigue sirviendo como explicación de lo de ayer. Esa violencia no es ajena a la que abunda en otras partes del mundo y en especial en el marco geográfico de donde proceden los grupos y militantes islamistas que están actuando con tanta virulencia. La responsabilidad de las potencias occidentales, con Francia entre ellas, es grande. Llevan mucho tiempo interviniendo a su antojo, derribando gobernantes, atacando a sus poblaciones, fragmentándolas, creando y/o apoyando a grupos islamistas fundamentalistas... Quienes protagonizaron los ataques de París en enero y en noviembre son sus criaturas, aunque ahora se vuelvan contra ellas.
Ahora llegarán voceros del fascismo europeo lanzando proclamas de intolerancia, apuntando a chivos expiatorios y dejando de lado a quienes son responsables. Saldrán a las calles, actuarán contra víctimas inocentes y puede que rentabilicen electoralmente la situación. Un espiral de odios que no soluciona el problema de fondo.
El huevo de la serpiente ya ha dado luz a otra serpiente. Feroz. Se oyen voces de más violencia. Espero que no sea la antesala de algo mucho peor. El fascismo. Los fascismos. Lo peor de la humanidad.
jueves, 12 de noviembre de 2015
El dedo cuasi divino de Podemos
Se presentaron como algo nuevo. Querían superar la vieja política. Hablaban por ello de la casta. Y prometieron muchas cosas. Hablaban de primarias y querían poner fin a los nombramientos a dedo. Y se organizaron en círculos como forma de participación. Paralelamente aprovecharon la presencia en los medios de comunicación. Por el camino fueron quedándose la salida de la OTAN, la renta básica, el no pago de la deuda ilegítima, la república... Empezaron a hablar de la centralidad en política, de las ventanas de oportunidad, de no ser ni de izquierdas ni de derechas... Los círculos empezaron a ser vaciados en sus funciones y, a la vez, se vaciaron de gente. Y parecía que la cosa funcionaba, porque los sondeos pusieron al grupo en la cabeza de la carrera electoral. Organizaron unas primarias sobre una lista plancha que sería ordenada por arriba y participó apenas la cuarta parte de la gente inscrita. Y ahora el dedazo ha incrustado los nuevos fichajes en las listas electorales a costa de algunas personas que habían sido elegidas. Fichajes, en parte, sorprendentes, donde cabe algún general que impulsó la intervención en Libia, un catedrático intelectual orgánico del felipismo y fustigador anticomunista, un escritor que defiende las intervenciones humanitarias de las potencias occidentales... En fin, pretendían cambiar las cosas, pero han acabado haciendo lo que criticaban. Y el dedo, cuasi divino, omnipresente. Ver para creer.
Más que nubarrones sobre Cataluña (1)
Un general que reta a duelo a un actor, un ministro que invita a cumplir el deber para que no intervenga el ejército, un periodista que ve la necesidad de fusilar al presidente provisional de la Generalitat... Con Cataluña de por medio. Expresiones surgidas del facherío del país. ¿Están calentando el ambiente?
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miércoles, 11 de noviembre de 2015
Visita de Javier Couso al Kurdistán Occidental
Javier Couso, europarlamentario de IU, ha visitado recientemente Siria. Se ha movido concretamente por la región de Rojava, también llamado Kurdistán Occidental, situada al noreste del país. Se ha relacionado con los distintos grupos políticos y, en mayor grado, con el PYD (Unidad Democrática). La entrevista que le ha hecho cuartopoder.es es de sumo interés, porque habla de una manera detallada de la situación que se vive allí, poniendo de manifiesto la desinformación existente y la manipulación de la mayor parte de los medios de comunicación.
Así mismo, desentraña el papel que están jugando las potencias occidentales, como EEUU, Francia y Reino Unido, y las regionales, como Turquía, Arabia Saudí e Israel. No olvida las piezas que están moviendo en favor de sus intereses, con el apoyo a regímenes corruptos y el desmembramiento de países, para lo que hacen uso de grupos armados islamistas fundamentalistas (Al Qaeda, ISIS) o comunidades minoritarias (la kurda iraquí) y provocan guerras.
Los contactos que Couso ha mantenido con la comunidad kurda occidental, asentada principalmente en Siria, aclara mucho sobre los objetivos que se han marcado y los logros a que han llegado. Desde planteamientos democráticos de pluralidad, laicidad, igualdad de géneros y tolerancia están dando pasos importantes, fomentando a la vez la autonomía y la colaboración de todas las comunidades (árabe y kurda, especialmente) en lo político, lo cultural y lo religioso. También están ayudando a otras pequeñas comunidades, como la yezidi, víctima de persecuciones por parte del ISIS y además de la pasividad turca cuando buscan refugio.
Couso resalta el papel que está jugando Turquía en la situación de Siria, fomentando su desintegración y apoyando a los grupos islamistas fundamentalistas, reprimiendo a la comunidad kurda de su país y, más recientemente, utilizando a la gente refugiada como forma de presión sobre la UE. Habla incluso de los planes expansivos del actual gobierno, con el presidente Erdogan al frente, buscando una recreación parcial de lo que fue el antiguo imperio otomano.
Así mismo, desentraña el papel que están jugando las potencias occidentales, como EEUU, Francia y Reino Unido, y las regionales, como Turquía, Arabia Saudí e Israel. No olvida las piezas que están moviendo en favor de sus intereses, con el apoyo a regímenes corruptos y el desmembramiento de países, para lo que hacen uso de grupos armados islamistas fundamentalistas (Al Qaeda, ISIS) o comunidades minoritarias (la kurda iraquí) y provocan guerras.
Los contactos que Couso ha mantenido con la comunidad kurda occidental, asentada principalmente en Siria, aclara mucho sobre los objetivos que se han marcado y los logros a que han llegado. Desde planteamientos democráticos de pluralidad, laicidad, igualdad de géneros y tolerancia están dando pasos importantes, fomentando a la vez la autonomía y la colaboración de todas las comunidades (árabe y kurda, especialmente) en lo político, lo cultural y lo religioso. También están ayudando a otras pequeñas comunidades, como la yezidi, víctima de persecuciones por parte del ISIS y además de la pasividad turca cuando buscan refugio.
Couso resalta el papel que está jugando Turquía en la situación de Siria, fomentando su desintegración y apoyando a los grupos islamistas fundamentalistas, reprimiendo a la comunidad kurda de su país y, más recientemente, utilizando a la gente refugiada como forma de presión sobre la UE. Habla incluso de los planes expansivos del actual gobierno, con el presidente Erdogan al frente, buscando una recreación parcial de lo que fue el antiguo imperio otomano.
¿Puede abrirse en Portugal otra vía alternativa?
El gobierno del conservador Pedro Passos Coelho ha sido efímero: ha durado apenas once días desde su nombramiento por el presidente Anibal Cavaco Silva. Era lo previsible, pues no tenía mayoría parlamentaria y con anterioridad el PSP, el BE y la coalición CDU/PCP habían llegado a un acuerdo de gobierno. Ayer se aprobó la moción de rechazo conjunta de esos tres grupos. Sorprendente en la medida que desde 1975 no coincidían los partidos de izquierda en acuerdos de ese calado. La maniobra del presidente Cavaco Silva no ha servido de momento. Está por ver qué hará en estos días, pues puede dar paso a una gobierno de izquierdas presidido por Antonio Costa, del PSP, o bien convocar nuevas elecciones. En alero está la posibilidad de que ese hipotético gobierno aplique un plan de medidas alejadas de las directrices de la troika. Después del fiasco griego, en Portugal se puede abrir una nueva brecha en el modelo europeo impuesto a costa de la mayoría de la población. Veremos qué ocurre. Puede ser interesante.
lunes, 9 de noviembre de 2015
Un libro de Varoufakis para todos las edades
Hace poco me encontré con el libro Economía sin corbata. Conversaciones con mi hija(Barcelona, Destino, 2015), de Yanis Varoufakis, y, después de una breve ojeada, no dudé en adquirirlo. Su lectura ha sido rápida y no puedo negar que me ha gustado. Su autor, el que fuera ministro de Economía griego durante medio año hasta julio pasado, se ha trazado un reto importante; "si no puedes explicar las grandes cuestiones económicas de forma que los jóvenes las puedan entender, es que ni tú mismo las entiendes".
Estamos ante un libro atrevido, porque, al margen del reto antes referido -y que creo que lo cumple-, tiene dos rasgos básicos que destacan: está escrito desde una perspectiva antineoliberal; y además es desmitificador de la Economía como ciencia, a la que le despoja de lo que para sus gurús tiene de ciencia aplicada.
A lo largo que casi 200 páginas intenta explicar una serie de conceptos básicos, como precio, valor de uso y valor de cambio, deuda, beneficio, dinero, mercado,inflación, deflación banca, riqueza... Recurre para ello a insertarlos en contextos históricos concretos y para ayudar a comprenderlos, hace uso de obras y personajes de la literatura y el cine: Fausto y Mefistófeles, de Goethe; Frankenstein, de Shelley; Matrix, de los Vachowski...
Me ha encantado la forma de relatar el funcionamiento del sistema capitalista a través de la noción de la "línea del tiempo". Para ello cuenta una especie de cuento:
"Imagínate al empresario de pie ante una membrana muy fina, como una cortina que se alza justo encima de la 'línea del tiempo'; dicha membrana está colgada verticalmente y separa el presente (...) del futuro (...). Rápidamente, el empresario mete la mano a través de la membrana. Él sigue en el presente, pero su mano ha entrado en el futuro. A tientas, coge el valor de cambio y lo trae de forma violenta del futuro a nuestro lado (...) del presente. De este modo, el empresario puede invertir el valor de cambio traído del futuro en procesos productivos que generarán se valor con posterioridad (...). Desgraciadamente, como en todo cuento de magos, no tarda en aparecer la temible magia negra. El papel de los magos malvados en mi 'cuento' está reservado a los banqueros. Porque en realidad, no es el empresario el que decide que su mano traspase la membrana para coger el valor del futuro (...), es... el banquero".
Y un poco más adelante concluye su cuento dándonos las pistas de lo que acaba siendo una economía financiarizada:
"obteniendo cada vez más valores del futuro, el banquero acaba desestabilizando el 'equilibrio diacrónico' [entre el pasado y el presente]. Y eso acaba provocando el... crac".
En un apartado del libro ilustra el funcionamiento de la economía de mercado a través de situaciones reales que tuvieron lugar en algunos campos de concentración de prisioneros de países aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En alguno de estos campos se llegaron a establecer los cigarrillos como medida de valor, equivalentes a monedas. No ocurrió lo mismo en el campo donde, durante la guerra civil vivida en Grecia (1946-49), estuvo internado el padre de Varoufakis: "Nosotros compartíamos los paquetes que recibía cada uno (...) Nos ayudábamos el uno al otro". Bella lección la del viejo luchador antifascista. Comunismo en estado puro.
Estamos ante un libro atrevido, porque, al margen del reto antes referido -y que creo que lo cumple-, tiene dos rasgos básicos que destacan: está escrito desde una perspectiva antineoliberal; y además es desmitificador de la Economía como ciencia, a la que le despoja de lo que para sus gurús tiene de ciencia aplicada.
A lo largo que casi 200 páginas intenta explicar una serie de conceptos básicos, como precio, valor de uso y valor de cambio, deuda, beneficio, dinero, mercado,inflación, deflación banca, riqueza... Recurre para ello a insertarlos en contextos históricos concretos y para ayudar a comprenderlos, hace uso de obras y personajes de la literatura y el cine: Fausto y Mefistófeles, de Goethe; Frankenstein, de Shelley; Matrix, de los Vachowski...
Me ha encantado la forma de relatar el funcionamiento del sistema capitalista a través de la noción de la "línea del tiempo". Para ello cuenta una especie de cuento:
"Imagínate al empresario de pie ante una membrana muy fina, como una cortina que se alza justo encima de la 'línea del tiempo'; dicha membrana está colgada verticalmente y separa el presente (...) del futuro (...). Rápidamente, el empresario mete la mano a través de la membrana. Él sigue en el presente, pero su mano ha entrado en el futuro. A tientas, coge el valor de cambio y lo trae de forma violenta del futuro a nuestro lado (...) del presente. De este modo, el empresario puede invertir el valor de cambio traído del futuro en procesos productivos que generarán se valor con posterioridad (...). Desgraciadamente, como en todo cuento de magos, no tarda en aparecer la temible magia negra. El papel de los magos malvados en mi 'cuento' está reservado a los banqueros. Porque en realidad, no es el empresario el que decide que su mano traspase la membrana para coger el valor del futuro (...), es... el banquero".
Y un poco más adelante concluye su cuento dándonos las pistas de lo que acaba siendo una economía financiarizada:
"obteniendo cada vez más valores del futuro, el banquero acaba desestabilizando el 'equilibrio diacrónico' [entre el pasado y el presente]. Y eso acaba provocando el... crac".
En un apartado del libro ilustra el funcionamiento de la economía de mercado a través de situaciones reales que tuvieron lugar en algunos campos de concentración de prisioneros de países aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En alguno de estos campos se llegaron a establecer los cigarrillos como medida de valor, equivalentes a monedas. No ocurrió lo mismo en el campo donde, durante la guerra civil vivida en Grecia (1946-49), estuvo internado el padre de Varoufakis: "Nosotros compartíamos los paquetes que recibía cada uno (...) Nos ayudábamos el uno al otro". Bella lección la del viejo luchador antifascista. Comunismo en estado puro.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Solidaridad con Maite Mola
Me enteré el otro día del procesamiento por la justicia turca de Maite Mola, vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, donde está integrada, entre otros grupos, IU. Está acusada, junto a otras diez personas de nacionalidad turca, de insultos al presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, que tuvieron lugar durante una manifestación en Estambul en febrero pasado.
Mola se encuentra doblemente sorprendida: primero, porque ha tenido conocimiento de la noticia hace un par de semanas cuando apareció en un diario turco, coincidiendo con el desarrollo de la campaña electoral; y también porque considera que el desarrollo de la manifestación fue tranquilo, sin que en ningún momento por su parte dirigiera ningún insulto a Erdogán.
A lo largo de una entrevista en cuartopoder.es habla sobre pormenores de lo ocurrido durante su presencia en Turquía y los apoyos que está recibiendo, a la vez que manifiesta que podía estar encarcelada en Turquía. Parece evidente el carácter represivo de su situación, dada la relación existente del PIE con los grupos de izquierda turcos y más concretamente con el Partido Democrático de los Pueblos, donde juega un papel importante la comunidad kurda.
Mola se encuentra doblemente sorprendida: primero, porque ha tenido conocimiento de la noticia hace un par de semanas cuando apareció en un diario turco, coincidiendo con el desarrollo de la campaña electoral; y también porque considera que el desarrollo de la manifestación fue tranquilo, sin que en ningún momento por su parte dirigiera ningún insulto a Erdogán.
A lo largo de una entrevista en cuartopoder.es habla sobre pormenores de lo ocurrido durante su presencia en Turquía y los apoyos que está recibiendo, a la vez que manifiesta que podía estar encarcelada en Turquía. Parece evidente el carácter represivo de su situación, dada la relación existente del PIE con los grupos de izquierda turcos y más concretamente con el Partido Democrático de los Pueblos, donde juega un papel importante la comunidad kurda.
La marcha contra las violencias machistas
Ayer tuvo lugar en Madrid la Marcha Estatal contra las Violencias Machistas. Convocada por cientos de organizaciones de distintos lugares, el acto acogió a decenas de miles de personas, como lo ha reflejado la mayoría de los medios de comunicación (Público, El País, El Mundo...). En algún medio se ha concretado la afluencia de gente en torno a 100.000 y desde la organización se ha llegado hasta las 300.000. Salvo para periódicos como La Razón o ABC, para los que sólo hubo miles. En todo caso se tiende a resaltar la importancia de la movilización e incluso que se hayan superado las previsiones.
La marcha ha buscado que la violencia que se ejerce contra las mujeres sea una cuestión de estado. Ha sido una llamada de atención a la desatención que el actual gobierno lleva practicando. La violencia de género, sufrida por las mujeres en un sistema todavía patriarcal, sigue siendo para el gobierno, el PP, el conjunto de la derecha y parte de la sociedad un asunto menor. El gobierno y el PP lo demuestran en sus consignaciones presupuestarias, en el tratamiento secundario del problema, en la actitud que buena parte de sus dirigentes y cargos muestran cuando hablan de las mujeres...
La derecha sigue anclada en unos planteamientos retrógrados, patriarcales y fuertemente apegados a los valores religiosos. Planteamientos interesados que, además, rezuman ignorancia. Desde esta perspectiva no existe conflicto de géneros, porque los comportamientos humanos pertenecen a cada individuo o son consecuencia de actitudes morales inadecuadas. Desprecian la existencia de un modelo patriarcal que somete a las mujeres y de una ideología androcéntrica que lo justifica. Es ahí donde hay que buscar las raíces del problema, de las múltiples agresiones que en cada momento sufren las mujeres, de las diferentes formas de violencia a las que están sometidas.
Desde la derecha (fundamentalmente, que no exclusivamente) se sigue combatiendo el feminismo o lo que llaman despectivamente la ideología de género. Es lo que llevó ayer, por ejemplo, a un grupo reducido de miembros de Vox a sacar en la marcha una pancarta con el lema "Ni machismo ni feminismo". Hasta en esto la ignorancia es atrevida.
La marcha ha buscado que la violencia que se ejerce contra las mujeres sea una cuestión de estado. Ha sido una llamada de atención a la desatención que el actual gobierno lleva practicando. La violencia de género, sufrida por las mujeres en un sistema todavía patriarcal, sigue siendo para el gobierno, el PP, el conjunto de la derecha y parte de la sociedad un asunto menor. El gobierno y el PP lo demuestran en sus consignaciones presupuestarias, en el tratamiento secundario del problema, en la actitud que buena parte de sus dirigentes y cargos muestran cuando hablan de las mujeres...
La derecha sigue anclada en unos planteamientos retrógrados, patriarcales y fuertemente apegados a los valores religiosos. Planteamientos interesados que, además, rezuman ignorancia. Desde esta perspectiva no existe conflicto de géneros, porque los comportamientos humanos pertenecen a cada individuo o son consecuencia de actitudes morales inadecuadas. Desprecian la existencia de un modelo patriarcal que somete a las mujeres y de una ideología androcéntrica que lo justifica. Es ahí donde hay que buscar las raíces del problema, de las múltiples agresiones que en cada momento sufren las mujeres, de las diferentes formas de violencia a las que están sometidas.
Desde la derecha (fundamentalmente, que no exclusivamente) se sigue combatiendo el feminismo o lo que llaman despectivamente la ideología de género. Es lo que llevó ayer, por ejemplo, a un grupo reducido de miembros de Vox a sacar en la marcha una pancarta con el lema "Ni machismo ni feminismo". Hasta en esto la ignorancia es atrevida.
viernes, 6 de noviembre de 2015
Neruda, víctima de la dictadura
La muerte de Pablo Neruda sucedió un 23 de septiembre. Fue a los pocos días del golpe de estado contra Salvador Allende y su gobierno de Unidad Popular. Estaba enfermo y, por ello, hospitalizado. Por aquel tiempo se decía que esa situación, así como el saqueo de sus casas en Valparaíso y Santiago, le afectó decisivamente. Años después Manuel Araya, quien fuera chófer y ayudante suyo, denunció su asesinato. Aludía concretamente al envenenamiento a través de una inyección.
En 2011 se publicó en Chile el libro Sombras sobre Isla Negra. La misteriosa muerte de Pablo Neruda, escrito por el periodista e historiador español Mario Amorós. En el mismo se hace una exposición detallada de numerosos pormenores acerca de los últimos meses de la vida del poeta que llevan a concluir que su muerte fue intencionada. En la versión oficial del gobierno militar la causa fue un cáncer de próstata, del que estaba siendo tratado en la Clínica Santa María de Santiago. Pero la propia viuda, Matilde Urrutia, lo negó ya al poco de su muerte. Algo que fue corroborado por el médico que lo estaba tratando. Amorós también utilizó el testimonio de Araya, que fue testigo directo del momento en que se le administró la inyección que en poco tiempo acabó con su vida. Sabido es que en Chile ha habido otras muertes misteriosas, como la de Eduardo Frei, presidente de Chile antes que Allende, fallecido en otra clínica tras ser intervenido por una hernia de hiato.
Hoy el diario El País ha publicado el artículo de Winston Manrique Sabogal "Un informe oficial ve 'altamente probable' que Neruda fuera asesinado". Se dice en él que "son las principales conclusiones del documento que el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior de Chile envió al magistrado Mario Carroza Espinosa, encargado de la investigación de la muerte de Neruda", y que "forma parte del secreto del sumario investigativo número 1038-2011". También se dice que dicho documento aparece en un nuevo libro de Mario Amorós, Neruda. El príncipe de los poetas, que va a publicarse de inmediato en España y Chile. Para el juez Carrizo existen altas probabilidades de que el cáncer no fuera la causa de la muerte, pero ha anunciado algo que, no por sorprendente, reforzaría la tesis del asesinato: "Estoy a la espera del resultado de una última prueba científica revelada en mayo. Se trata de una bacteria, el germen del estafilococo dorado, hallado en el cuerpo del poeta. Todavía estoy recogiendo antecedentes".
El entierro de Neruda se convirtió en la primera manifestación contra la dictadura militar. Cientos de personas estuvieron presentes en el cementerio parta acompañar el féretro y muchas de ellas, puño en alto, se atrevieron a cantar "La Internacional".
Su muerte sigue siendo un misterio, pero quizás cada vez menos. Y ojalá se pueda decir algún día lo que cantó en uno de sus poemas*:
La tierra que nos dio las alegrías,
la que nos enseñó el padecimiento
florecerá con todos algún día.
*Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena. Sobre el contenido de este libro-poema puede leerse el artículo mío "Hacia los pueblos alzo nuestro vino", que Rebelión publicó el 17 de septiembre de 2010; dos meses antes lo había publicado en este mismo cuaderno.
La ignominia de la entrega del Sahara
Se cumplen estos días el 40 aniversario de la Marcha Verde, que el nombre que recibió la movilización de miles de marroquíes que el gobierno de Marruecos, con su rey Hassan II a la cabeza, organizó con destino al Sáhara Occidental, por entonces todavía colonia española, utilizada como medio de presión contra el gobierno español. En enero de 1999, en su número 33, salió un breve artículo mío en Debate Ciudadano donde me refería a lo ocurrido. Para el pueblo saharaui todo sigue igual.
El otoño del 75, testigo de
la muerte de Franco, también fue el de la entrega del Sáhara Occidental a
Marruecos y Mauritania. Desde que en 1884 España colonizara la parte occidental
del vasto desierto africano, casi un siglo después se vivió otro de los
capítulos vergonzosos de nuestra historia. Lejos de asumir las
responsabilidades como potencia colonizadora, que exigía el respeto de las decisiones
de la ONU y a la
población que habitaba el territorio colonizado, el gobierno español culminó
con los acuerdos de Madrid (12-14 de noviembre) la representación de una farsa,
cuyo guión se fue escribiendo desde años atrás. En una época donde los restos
de los antiguos imperios coloniales estaban a punto de liquidarse, le tocaba el
turno a la provincia española del Sáhara Occidental, que había conocido el
nacimiento del Frente Polisario, movimiento nacionalista saharaui que luchaba
por la independencia. Siguiendo las instrucciones de la ONU , el ministerio de
Exteriores español había anunciado en agosto de 1974 la celebración de un
referéndum entre la población saharaui para los primeros meses de 1975 con el
fin de que decidiera su futuro. La intención del rey de Marruecos, Hassan II,
era, por el contrario, la anexión. Inició así una carrera contrarreloj que le
permitiera retrasar el referéndum y ganar tiempo y aliados. La apelación ante
el Tribunal de Justicia de La
Haya tuvo como fin encontrar un resquicio legal que
justificara sus pretensiones,
convenciendo a su vez a Mauritania para que hiciera lo propio a cambio
de una parte del botín. Es así como se llegó al otoño del 75, cuando el
dictamen del Tribunal de La Haya
(16 de octubre), fue tergiversado por Hassan II, que anunció a la población la
existencia de derechos históricos y convocó la marcha de 350.000 personas para
ocupar el Sahara, iniciada el día 21 y finalizada el 9 de noviembre. ¿Pero qué
había ocurrido en realidad? En algunos círculos de poder españoles ya se había
gestado la decisión de entregar al vecino del sur (Alto Estado Mayor, varios
ministros, etc.) y personas con intereses económicos en Marruecos (el ministro Solís era el más
relevante). El gobierno francés estaba interesado en consolidar la posición de
su país en la zona. Y, sobre todo, EEUU quería fortalecer a su principal aliado
en el flanco suroccidental atlántico frente a Argelia y Libia y evitar la
aparición de un estado nuevo que, por la ideología del Frente Polisario, le podía
crear problemas. Los sucesos ocurridos en los meses de octubre y noviembre
fueron una farsa porque estaba todo decidido con antelación: en el mes de abril
el Alto Estado Mayor y la
Presidencia del Gobierno ya habían decidido la entrega a
cambio de compensaciones (bases militares, acuerdos económicos, Ceuta y
Melilla); el 17 de octubre (el mismo día que Franco cayó definitivamente
enfermo y un día después del anuncio de Hassan II de convocar la Marcha Verde) el
gobierno aprobó la decisión y al día siguiente se dio la orden de evacuación de
la población española ("operación golondrina"); desde meses atrás se
estaba preparando la
Marcha Verde , donde intervino, entre otros, el departamento
de Estado de EEUU; la marcha, lejos de ser una operación de ocupación, fue la
excusa perfecta que Hassan II utilizó para forzar las resistencias existentes
entre los círculos de poder españoles, sobre todo en el ministerio de
Exteriores. Ridículo fue el papel de los embajadores españoles ante la ONU defendiendo el referéndum
y los derechos de la población saharaui, mientras sus ministros y jefes
militares negociaban lo contrario. Fue ridículo lo que hicieron los gobernantes
españoles siguientes, que consintieron el incumplimiento por Marruecos de lo
acordado en noviembre. Pero, sobre todo, indigno fue el comportamiento de
quienes abandonaron a un pueblo valeroso que no dudó en defender su dignidad a
costa de una guerra que dura hasta nuestros días. Responsabilidad extensible a
quienes, en los años sucesivos y hasta nuestros días, permitieron que todo
siguiera igual.
(La imagen es una reproducción mía a mediados de los años setenta de un conocido cartel de solidaridad con la causa saharaui).
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