viernes, 30 de octubre de 2009

Conocer más sobre Cuba

Vivimos en mundo "globalizado". Para los gurús del neoliberalismo y quienes están a su servicio en cualquiera de las formas, globalización es sinónimo de libertad de movimiento de bienes, servicios y capitales, pero no de las personas. A éstas sí se les pone límites mediante leyes, patrulleras armadas, muros o lo que impida que puedan circular libremente, casi siempre para poder subsistir o ayudar a sus familias. Se trata de una libertad relativa, por no decir tramposa, y, por supuesto, interesada. Los bienes, los servicios y los capitales, que controlan las grandes corporaciones multinacionales de los países ricos con la aquiescencia de las oligarquías locales de los países más pobres, sí pueden entrar y salir sin problemas, aunque ello suponga el saqueo de sus recursos naturales, la apropiación de los recursos básicos para su desenvolvimiento o la exportación de alimentos a los países ricos mientras parte de su población, a veces la mayoría, está malnutrida o simplemente se muere (así, literalmente, sin exagerar) de hambre.

Los medios de comunicación, en su inmensa mayoría, reproducen este mundo idealizado donde parece que la pobreza es culpa de quienes la padecen y la riqueza es mérito de quienes la tienen. Una pobreza que, de vez en cuando, se solapa con una hipócrita solidaridad, que no es más que una asquerosa y raquítica caridad, mediante algunos programas, algunas campañas o cualquier otra tontería por el estilo.

En este cuaderno voy poniendo diversos enlaces de la red alternativos con el fin de que se pueda acceder a ellos, si se quiere, por supuesto. Hoy he decidido incluir Cubainformacióntv, donde se pueden ver y escuchar noticias no sólo de este país, sino del mundo latinoamericano. Merece la pena conectarse, al menos de vez en cuando. Aclara muchas cosas, muchas falsedades que se lanzan contra Cuba. Cuando Juan Pablo II visitó ese país en 1998, Fidel Castro, entonces presidente del Consejo de Estado, le dijo sobre la preocupación que mostraba el pontífice (qué bien me queda) por los niños y las niñas que morían de hambre en el mundo, que en Cuba ninguno perecía por ello, sino todo lo contrario. Es cierto que este país es pobre si lo comparamos con los niveles de los países ricos, pero hay un dato inapelable: su esperanza de vida es similar a los de los países ricos e incluso superior a la de EEUU. ¿Qué significa eso? Que se reparten los alimentos, que la sanidad es gratuita y está extendida para toda la población. Además reciben cada  año a decenas de miles de pacientes de países pobres para tratarse de enfermedades o "exportan" profesionales de la medicina a otros países para desarrollar programas de salud en los lugares más pobres y degradados. En educación los niños y las niñas están estudiando hasta los 15 años, disponen de ordenadores en todos los centros (uno por cada dos), tienen una población universitaria numerosa y preparada para atender las necesidades del país y de otros países (medicina y educación, sobre todo). ¿Es que acaso eso no vale más que tener móviles, televisores con pantallas ultraplanas y coches contaminantes, por ejemplo? Y no me he referido al bloqueo que EEUU lleva ejerciendo contra la isla desde el principio de la revolución. En fin, Cuba da mucho para escribir. Por hoy, ya está bien. Ciao.  

Post scriptum

Acabo de leer en la revista El viejo topo (número 262, noviembre 2009) que la conocida como "Operación milagro", que tiene como objetivo el tratamiento de gente con afecciones oculares (cataratas, glaucomas y pterigium), ya ha superado el número de 1,6 millones de personas beneficiadas, pertenecientes a 35 países de América latina, África y Asia. He contrastado la noticia a través de internet y se corrobora esa información por varias fuentes. Sin profundizar en el tema, se trata de un programa desarrollado por los gobiernos cubano y venezolano, pero aplicado por profesionales de la medicina de Cuba tanto en su país como en los países beneficiados. Según El viejo topo, el gobierno  boliviano ha calculado que su país se ha ahorrado mediante este programa más de 210 millones de dólares, sin contar, añado yo, que sin él no se habría podido curar a unas 400.000 personas. ¿No es una muestra de solidaridad entre gobiernos y pueblos?   

jueves, 29 de octubre de 2009

Recordando un artículo sobre el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca

Hace cuatro años me invitó mi amigo Maxi a escribir un artículo para la revista El viejo olmo, editada por el Foro Castellano, sobre el controvertido asunto del entonces Archivo de la Guerra Civil de Salamanca y los (mal) llamados "papeles de Salamanca". Por entonces estaba en plena efervescencia y, siendo un asunto de gran interés para mí, acepté el ofrecimiento. No en vano me precio ser, modestia aparte, uno de los primeros investigadores del centro, cuando empezó a ser la Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional. Allí acudí entre octubre de 1980 y enero de 1982 para preparar mi tesina sobre la reforma agraria republicana, estando tantas veces solo leyendo los documentos que necesitaba, acompañado fugazmente, eso sí, de los bedeles que iban de un lado a otro. Meses después de la propuesta de Maxi, en mayo de 2006, fue publicado en el número 2. Se trata de un artículo de opinión, dentro de un estilo que utilizo con frecuencia, que intenta enlazar el pasado con el presente, a modo de diálogo, procurando introducir las vivencias que he tenido con el tema, en este caso el citado Archivo. Helo aquí.


El Archivo de la Guerra Civil de Salamanca: un diálogo entre la historia y mi memoria

No quiero escribir este artículo como un experto, porque no lo soy, pero como ciudadano, humilde historiador y visitante en muchas ocasiones y durante mucho tiempo del Archivo de Salamanca voy a exponer mi opinión.

Empecé a conocer el Archivo General de la Guerra Civil Española cuando era una sección del Archivo Histórico Nacional, dependiente ya del Ministerio de Cultura. Era por el año 1980, estaba empezando mi último año de la carrera de Geografía e Historia y preparando lo que habría de ser año y medio más tarde mi tesina sobre la reforma agraria durante la IIª República. Allí pude conocer a quien llamaban don Pedro, que estaba al frente del Archivo, y a varios ordenanzas, guardias civiles retirados, que me entregaban, todo hay que decirlo, amablemente lo que les pedía. Ellos mismos me enseñaron las entrañas del Archivo y así pude conocer, entre otras cosas, numerosos carteles de la Guerra Civil o el montaje de la logia masónica. También trabajaba allí un equipo de historiadores e historiadoras, dos de ellos vinculados al Departamento de Historia Contemporánea, que catalogaba la documentación existente. Además de la entrega de los papeles y las carpetas pedidas a las pocas personas que nos acercábamos por allí a investigar, los ordenanzas dedicaban buena parte de su trabajo a la búsqueda y el papeleo sobre antiguos combatientes o familiares del bando republicano, que hacían peticiones para acreditar su participación y poder así reclamar alguna pensión.

He querido empezar este artículo de esta manera porque ilustra, creo, lo que pretendo. El Archivo, en su origen, fue un archivo policial, lugar donde se acumuló numerosa documentación de las provincias republicanas a medida que fueron cayendo en manos del ejército sublevado, que habría de ser el vencedor, y con el fin de recoger información para ser utilizada contra las personas que habían pertenecido al bando perdedor y participado en su defensa. La legislación creada a tal efecto por el nuevo régimen fue clara y precisa: la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley Contra la Masonería y el Comunismo. Así se entiende, por ejemplo, que los documentos existentes en muchos casos tengan la marca de lápiz rojo o azul de los nombres de personas que podían ser involucradas.

Los documentos y objetos ubicados en Salamanca son de todo tipo: carteles, banderas, listados de afiliación, cartas personales y hasta de recomendación, libros, documentos políticos, octavillas, revistas y periódicos, documentos oficiales... En su mayoría son de la época, pero los hay también de décadas anteriores, incluso del siglo XIX. En fin, una recopilación del material encontrado y requisado en las sedes de sindicatos, partidos políticos, organismos oficiales, etc. con claros fines represivos. No fue en su origen, pues, un archivo histórico, sino policial. No todo lo que se depositó allí se ha conservado, siendo destruido una buena parte, a la vez que otra parte acabó desgajándose para instalarse en otros lugares o archivos, como, por ejemplo, el Archivo Histórico Militar.

En plena Transición, cuando salió a la luz pública el valor de los materiales allí ubicados empezó el debate en torno a qué hacer con ellos. Tengo el recuerdo de mis tiempos de estudiante cuando, siendo Director General de Cultura Javier Tusell y ante las peticiones hechas desde distintas partes, se dio el paso para que lo que era el archivo oficial pasase a ser lo que finalmente fue: la Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional. Pero no quiero extenderme en algo que se ha descrito y analizado con rigor en el “Informe de la Comisión de expertos sobre el Archivo de Salamanca” que se publicó a principios de este año.

En la misma década de los 80 visité alguna vez más el Archivo en busca de información para posibles investigaciones, pero fue en 1986 (ya me había ido de Salamanca) cuando, con motivo de la búsqueda de material para una exposición que se intentaba organizar desde la Comunidad de Madrid, encontré cambios en el personal y en su organización, en la línea de una profesionalización y mayor eficacia en la ordenación, conservación y utilización de los fondos documentales. Paralelamente distintas instituciones públicas y grupos políticos o sindicales fueron desarrollando una intensa actividad tendente a localizar, ordenar y hasta microfilmar los documentos relacionados directa e indirectamente con sus ámbitos. Así hizo la Generalitat catalana, que obtuvo como recompensa, siguiendo el “Informe” de expertos, el haber reunido 507 legajos vinculados directamente a dicha institución. Estaba claro que la devolución oficial de esos documentos, cuya reclamación se había iniciado desde distintas instancias y organizaciones catalanas al principio de la Transición, era algo que debería culminarse, teniendo en cuenta tanto el origen, basado en la requisa, como el carácter simbólico que para buena parte de la ciudadanía de Cataluña tenía.

A principios de los 90 los dirigentes del PSOE de Salamanca, con su Alcalde al frente, encabezaron la oposición a la salida de dichos documentos. Es decir, la polémica que hasta entonces se había mantenido en el terreno de los despachos, de algunos artículos en la prensa y poco más, ahora pasaba a dominio público y era la gente la que era convocada a tomar partido en un problema en el que el derecho de propiedad y de posesión y la legitimidad se confundían. A mediados de esa década regresé de nuevo a mis investigaciones en base a los documentos del Archivo. Durante las visitas que hacía aprovechando las vacaciones, oía algunas veces, aunque sin prestar mucha atención, alusiones a lo que hoy se conoce como “papeles de Salamanca”.

La postura que tomó el PSOE en ese momento, al margen de injusta, oportunista y electoralista, fue un grave error, porque lo que hizo fue dar alas a una derecha, la representada en el PP, en ascenso durante esos años, que, en un territorio tan significativo como es Castilla y León, supo finalmente abanderar como nadie ese viejo sentimiento chovinista de origen castellano, que durante los siglos XIX y XX se tornó en españolismo rancio y centralista, y durante y tras la Guerra Civil, en sanguinario.

Después de todo ese tiempo, ¿qué está ocurriendo hoy? Está claro que la polémica actual sobre los documentos reclamados desde Cataluña no es nueva. Y es que detrás de los “papeles de Salamanca” lo que se encuentra es una batalla política de gran calado, en un aspecto que para el PP resulta central: la defensa de un españolismo negador de los derechos y anhelos de los distintos pueblos que se asientan en la Península o de la misma España. Con los gobiernos del PP la temperatura subió a cotas elevadas y ahora, en que el gobierno del PSOE se ha visto obligado a ceder finalmente ante las presiones de todo tipo (personas expertas, PSC, ERC, etc.), el PP aprieta como nunca, movilizando a la población y realizando acciones que llamen la atención.

En una sociedad altamente tecnificada, donde tantas cosas, en este caso, documentos, pueden ser digitalizadas, resulta a primera vista una pantomima todo lo que se está viendo y viviendo. Desde mi relativa lejanía, siento tanto pena como vergüenza ajena. Oí en alguna ocasión, malinterpretando la famosa frase de “Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”, que los “papeles” del Archivo no debían salir de Salamanca. Habría que decir que esos papeles no fueron obra de la naturaleza, sino de lo peor de la condición humana. No estaría de más que desde Salamanca se diera ejemplo para que se “prestara” aquello que un día salió de otras tierras por la fuerza de las armas y contra la voluntad de sus gentes. Seguro que ese día se daría sentido a la frase famosa y quienes hemos nacido en Salamanca, podríamos sentir con orgullo el sentido de la generosidad, la tolerancia y la justicia.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Otro artículo publicado

Siguiendo una buena racha, hoy me ha publicado la revista Rebelión el artículo "La izquierda en Portugal. Reflexiones tras las últimas elecciones". Es el mismo que edité en este cuaderno el pasado 16 de octubre con el título "Terra da fraternidade (y 2)", segunda parte de dos artículos dedicados al querido país vecino. Para quien lo haya leído ya, sólo eso; y para quien no lo haya hecho, le invito a que lo lea bien en mi cuaderno o bien a través de este enlace ya conocido: http://www.rebelion.org/, edición del miércoles, 28 de octubre de 2009. Como tengo prisa, pues me esperan en el instituto, de nuevo salud.

Post scriptum

El artículo ha sido reproducido en el mismo día en varios sitios de la red: terceraINFORMACIÓN (sí, así se escribe, no es un error; su enlace es http://www.tercerainformacion.es); Ensaios Imperfeitos (http://www.ensaiosimperfeitos.blogspot.com/); Latin Free News (http://spanish.feeder.ww7.be/)...


martes, 27 de octubre de 2009

Un artículo sobre Mujeres Libres

Si alguien tiene interés en leer un artículo que me han publicado con el título "Mujeres Libres. Una revista y una organización anarquista (1936-1939)", puede verlo en la revista electrónica El Catoblepas (número 92, octubre 2009,  página 12). Se puede acceder a ella a través de internet (cualquier buscador te lo permite) o también directamente al artículo mediante este enlace:
www.nodulo.org/ec/2009/n092p12.htm .

Como es largo, no lo reproduzco aquí, pues ocuparía mucho espacio. Como sabéis, sobre Mujeres Libres escribí hace unos años el libro Anarcofeminismo en España, que gentilmente editó la Fundación de Estudios Anselmo Lorenzo, vinculada a la CNT. En el artículo intento profundizar en algunos aspectos no tratados del libro, pero siempre teniendo como base la documentación que utilicé, en su mayoría ubicada en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, hoy, creo, Centro Documental para la Memoria Histórica. Espero que os guste.

lunes, 26 de octubre de 2009

Otra de verbos


Deber significa haber o tener obligación. Deber de, haber o tener posibilidad. En otras palabras, con el verbo deber, a secas, mostramos la obligación sobre algo o alguien. Acompañado de la preposición de, se convierte en una posibilidad. Debo dejar el ordenador, porque son las 7 de la mañana y tengo que desayunar. Debo de estar un poco chalado, porque escribir sobre estas cosas a esta hora… Hasta la vista.

sábado, 24 de octubre de 2009

Una de verbos

Hay un verbo que se utiliza mal, pero no estaría de menos darle la categoría de superlativo. No es el único, por supuesto, pero aparece mucho en los medios de comunicación. Es el verbo cesar. Se utiliza como sinónimo de destituir, lo que es tremendamente incorrecto: “el entrenador ha sido cesado”, “el cese del secretario general por decisión de…”. Hace años, a los pocos meses de ser elegido miembro del Ayuntamiento, fue destituido del gobierno municipal por el alcalde un concejal. En la prensa y en las intervenciones en el pleno se repetía una y otra vez que había sido cesado. Tuve que tomar la palabra para corregir el error y aclarar que cesar no era destituir. Pero fue inútil. ¡Y luego se queja tanta gente, profesorado incluido, de que la juventud no hace caso de lo que se le dice!

A ver cuando se tiene claro que sólo cesa quien concluye una función: “ha cesado en su tarea de profesora, porque se ha jubilado”, “los ministros cesan en sus funciones con el cambio de legislatura”... En ocasiones se emplea como sinónimo de dimitir, pero no es tampoco correcto, aunque lo parezca: “el ministro ha cesado en el gobierno”. Es cierto que cuando alguien dimite, acaba cesando en lo que ha hecho o tenido, pero después de tomar la decisión de dejar o abandonar el cargo o las funciones que tenía. Después de una dimisión, sólo después, se cesa en algo.

Y lo más importante: mientras destituir supone un acto de voluntad de quien toma la decisión, cesar es un acto pasivo de quien lo protagoniza.

Al César, lo que es del César; y al buen uso de la lengua, lo de cesar. Espero no haber aburrido.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Recuento de manifestantes o el cuento de la lechera

He leído por la red un artículo en el diario Público titulado “Los católicos proponen invadir la política para eliminar la corrupción”. En él se alude a la Asociación Católica de Propagandistas, para quien la solución a los males políticos de nuestros días se encuentra en la aplicación de la moral católica a la vida pública, y con ella la lucha contra la corrupción, el laicismo, la anemia moral, la pasividad política, etc. Días pasados, el que fuera flamante número dos en la candidatura del PP por Madrid en 2008, Manuel Pizarro, ha dicho que la corrupción se combate “haciendo las cosas como Dios manda”. No está mal, viniendo de quien viene. ¿Qué entenderá él por corrupción, después de haberse llevado, dicen, diez millones de euros -casi dos mil millones de las antiguas pesetas- por dejar la dirección de ENDESA, una empresa donde ganó una gran popularidad por oponerse a que La Caixa controlara la eléctrica, favoreciendo a la empresa alemana E.ON?

La otrora tan influyente asociación católica, vivero de conspiradores contra la IIª República y de ministros de Franco en las primeras décadas de su dictadura (hasta que el Opus Dei la desplazó), parece que vuelve a la carga. El motivo de hacer este comentario por mi parte, que no pretende ser largo, es recordar lo que ocurrió en EEUU sólo unos pocos años atrás, desde finales de los 90. Allí fue donde se fraguó esa gran alianza política entre la derecha de los “neocon”, partidarios de políticas económicas ultraliberales, y de los sectores fundamentalistas cristianos, partidarios, a la vez, de la imposición de una moral rígida en la sociedad y el fomento del patriotismo. Su hombre fue George Bush hijo, o jr., dicho a lo yanki, ocho años presidente del país y artífice de una política interior y exterior para el imperio de la que ya conocemos sus resultados: de un lado, en su país, grave crisis económica, quiebra del estado, pérdida de poder económico en el mundo, corrupción, aumento de la pobreza…; de otro, contra otros países, guerras sangrientas en Afganistán e Iraq, resquebrajamientos de estados (Somalia, Paquistán…), amenazas (Corea del Norte, Irán…), intervenciones más o menos veladas en América (Venezuela, Honduras…). ¿Para qué seguir?

Aquí todavía hay un señor, con bigotes, que sigue presumiendo de haber alcanzado con su gobierno el reconocimiento internacional de España como potencia de primera. Fue el que se fotografió, con sus piernas sobre la mesa y no recuerdo si con puro en la mano, con los señores de la guerra Bush y Blair. Ahora vienen esta asociación católica, de negro pasado, y el señor Pizarro, cazador de fortunas, con las palabritas en cuestión. De la jerarquía eclesiástica no quiero extenderme, pues tengo en mente un comentario o artículo específico para ella, pero no para de pontificar sobre lo humano, pues de lo divino no procede referirse.

Voy a acabar esto con una frase que, creo, viene al pelo: “que Dios nos coja confesados y confesadas”.

sábado, 17 de octubre de 2009

Unos versos para recordarlo (al Che)


Ha pasado mucho tiempo -lo de menos son los años.
No puedo decir que lo supe cuando ocurrió.
Era niño y eran tiempos de noches oscuras.
Fue más tarde, pero fue enseguida 
-ay, el hermano-
cuando su nombre me empezó a sonar.
Escuché cantos y los canté con sus hazañas,
y con ellas, su vida y su propia muerte.
Mastiqué su último diario,
lo suficiente para entristecerme más.
La imagen de su figura ha ido aumentando,
en muchos casos mercantilizada,
pero en muchas es homenaje,
también silencio, también clamor.
Hubo un tiempo que intenté saber más
y por un momento empecé a escurrirme
 hacia otro lado.
No hace mucho, en una noche cerrada en las tierras altas,
la pantalla me enseñó cómo viajaba en motocicleta.
La perdió, siguió su camino y yo recuperé el mío.
Era otoño, las hojas caían y cambiaban de color.
Hace dos años visité su tumba
-si es que está en ella verdaderamente.
También lo vi gigante,
aunque esto no es algo que me emocione
-pero ¿para qué están los faros?-,
y lo retraté con mis fotos,
que me sirven para certificarlo.
Pisé la tierra que lo convirtió en héroe
y otro día vi el retrato inmenso de la plaza de las multitudes,
el que las acompaña cuando se movilizan,
cuando gritan emocionadas para que se les escuche,
para que al menos se sepa que existe esperanza en este mundo.
Entre palmas y flamboyanes con sus colores
cuánto calor pasé, compañero,
pero al menos el sudor sirvió para purificarme.
No fue el único en la aventura que vivió,
porque sería imposible hacerlo solo,
fue uno más y de los grandes,
pero es una brasa del fuego que sigue vivo,
del ejército de batas blancas y libros bajo el brazo
que desde hace años se reparten por el mundo.
¡Quién iba a decir que ese asma que le asfixiaba,
lejos de amedrentarle,
lo que hizo fue insuflar de aire fresco
la atmósfera que tanto ahoga!
No puedo hablar de victoria ni de eternidad,
porque ya no creo en nada.
Sólo sé que cada cosa se construye en cada momento,
lo que nos obliga a mantenernos con lucidez.
También sé que debemos recordar,
una manera de evitar que sólo existan las sombras que nos ocultan,
las de quienes ordenaron su muerte,
las que todavía hacen oscurecer cada mañana.

viernes, 16 de octubre de 2009

La izquierda en Portugal. Reflexiones tras las últimas elecciones

Publicado en www.rebelion.org el 28 de octubre de 2009.


El 27 de septiembre se celebraron en Portugal unas nuevas elecciones legislativas. El pasado domingo 11 de octubre, unas municipales. No se puede decir que los resultados[1] de unas y otras sean similares, así como de cada una de ellas en relación a las que se celebraron cuatro años antes. Voy por ello a intentar analizarlas.

Los resultados y las especulaciones sobre el futuro gobierno

Las elecciones legislativas de septiembre no han dado grandes sorpresas, aunque se han producido algunas modificaciones dentro del mapa político. Se trata de un sistema de partidos conformado básicamente desde la revolución de los claveles de 1974, aunque perfilado en los años siguientes, con escasos cambios, excepto, como veremos, en el reagrupamiento hace una década de los grupos dispersos situados más de la izquierda[2]. Por lo demás, los resultados han supuesto la pérdida de la mayoría absoluta del Partido Socialista Portugués (PSP), que perdió 8,5 puntos y 24 escaños. Mientras que el Partido Popular Democrático - Partido Social Demócrata (PPD-PSD, conservador) y la Coalición Democrática Unitaria (CDU, coalición formada por el Partido Comunista Portugués y Los Verdes) subieron ligeramente en votos y escaños, el mayor éxito lo obtuvieron el Centro Democrático Social (CDS), por la derecha, y el Bloque de Izquierda (Bloco o BE, en portugués). El primero subió algo más de 3 puntos y 9 escaños, convirtiéndose en el tercer partido del parlamento, mientras que el BE hizo lo propio en cuanto porcentaje, pero duplicando los escaños y superando incluso a la CDU.

La principal consecuencia de las elecciones son las dificultades que tiene el PSP para formar un gobierno estable, ante la lógica negativa, por ahora, del PPD-PSD y de los dos grupos de izquierda, en este caso como ha ocurrido desde 1976. Se está hablando de la disposición del CDS a ser el grupo que sustente el posible gobierno del PSP, aunque no se sabe cómo. De momento el presidente de la república, Aníbal Cavaco Silva, del PPD-PSD, ya ha encargado al líder del PSP, José Sócrates, que forme el nuevo gobierno.

Las elecciones municipales de ayer quizás hayan sido la excusa para postergar la decisión a tomar por cada grupo. El PPD-PSD, apoyado en muchos municipios por el CDS y otras candidaturas de derecha, ha obtenido el 38,7% de votos, a lo que habría que unir el 3% que el CDS ha obtenido por sí solo superando. El PSP, por su parte, ha obtenido el 37,6%. La interpretación de los resultados ha sido diferente. Los dos partidos principales se sienten ganadores. El conservador, apelando al punto que le ha sacado al PSP, y éste, relativizando ese número y destacando el mayor número de miembros de las cámaras municipales y las 20 alcaldías de más en relación a 2005.

Para concluir, en los dos comicios se ha confirmado, una vez más, la tendencia de los grupos de izquierda y el PSP a obtener mejores resultados en la mitad sur del país y en Lisboa y su entorno, y la de los grupos de derecha a hacerlo en la mitad norte, con Oporto como principal ciudad.

Mientras tanto, ¿qué ha pasado con los grupos de izquierda? Descarto al PSP por ser uno de los partidos socialistas más moderados de Europa, artífice del desmantelamiento de las conquistas sociales obtenidas entre 1974 y 1976, y gestor, junto con el PPD-PSD, de las políticas atlantistas y neoliberales en su país. Veámoslo.

La izquierda portuguesa: el PCP y la CDU

La CDU se formó en los años 80, dentro de una tradición del PCP de presentarse en coalición con otros grupos, ya que sólo en 1975 y 1976 lo hizo en solitario. Los resultados del PCP y las coaliciones en que ha participado (PCP/MDP, FEPU, APU, CDU) y participa (CDU) han tendido a ser homogéneos en periodos concretos, si bien con tendencias variables. Hasta mediados de los 80 superó siempre el 14,6% de 1976, tanto en las legislativas como en las municipales. Tuvo picos en el primer caso en 1979 (19%) y 1983 (18,2%), y se mantuvo entre el 19% de 1979 y el 22% de 1982 en el caso de las municipales.

Desde 1987, ya como CDU (inicialmente formada junto con ecologistas, MDP y otros grupos) conoció un declive, pasando en las legislativas del 12,2% en ese año a niveles por debajo del 10%, con un mínimo en 2005, en que obtuvo el 7,6%, superado moderadamente en tres décimas hace dos semanas. Las municipales también han conocido ese declive, pero en este caso con niveles superiores al 10%, con un abanico entre el 11,1% de 2001 y el 13,9% de 1989. Una excepción han sido los comicios del 11 de octubre, donde se ha quedado a tres décimas de ese porcentaje de referencia.

Esta tendencia a la baja se puede explicar en parte por las características del PCP, considerado como un partido de mayor ortodoxia ideológica que la mayoría de los otros europeos, hasta el punto que nunca criticó abiertamente a la URSS. De esta manera, se ha destacado mucho que la crisis y posterior caída del bloque europeo oriental influyó en gran medida en la pérdida de votos, que fue de 3,5 puntos sucesivamente entre 1983-1987 y 1987-1991, estabilizándose en la década de los 90. La militancia también se ha resentido, de manera que a la pérdida de miembros le ha correspondido un progresivo envejecimiento. No debe olvidarse que este descenso también está relacionado con los cambios producidos en la estructura económica y social portuguesa, paralela a la pertenencia en lo que hoy es Unión Europea. Tampoco resulta ajeno que este hecho se produjera en 1986, de manera que las bases sociales tradicionales del PCP se han ido progresivamente disolviendo a medida que se ha ido transformando la estructura rural y de la industria pesada (siderúrgica, astilleros…) hacia una tercerización de la economía, la integración europea o la desregulación laboral, entre otros factores[3].

Si profundizamos en el análisis, se debe destacar que la base electoral del PCP, principal grupo de la CDU, no se reparte homogéneamente por todo el país. Tiene grandes dificultades para obtener representación en la mitad norte, menos industrializada y con una estructura agraria más equilibrada. En los parlamentos regionales de las Azores y Madeira tiene una representación modesta, pero estable (salvo en Azores en 2004)[4]. El grueso de sus votos se alimenta en las zonas industriales del área metropolitana de Lisboa y del distrito de Setúbal, y en Alentejo latifundista. El porcentaje de votos que obtiene son significativos en algunos distritos y municipios, siendo mayor en las municipales que en las legislativas[5]. Los escaños parlamentarios provienen de esas zonas, reflejando el desequilibrio territorial: Lisboa y Setúbal recogen con nueve la mayoría; el Alentejo, dos (Beja y Evora); dos, en Oporto y Braga; y uno, en Santarem[6].

La CDU dispone de la presidencia de 28 cámaras municipales, todas obtenidas por mayoría absoluta, un número similar al de hace cuatro años. Se encuentran casi todas en las áreas antes citadas: diez, en el Alentejo; nueve, en Setúbal; siete, en la franja interior central (Santarém y Portalegre); y las otras dos, en Lisboa y Leiria. Destaca Setúbal, quinta ciudad en población, donde ha revalidado la presidencia (39%), así como la del conjunto del distrito (36,6%)[7]. Desde la propia CDU se destaca que es la fuerza más votada en el área metropolita de Lisboa, que incluye los distritos de la capital portuguesa y Setúbal. La pérdida de Beja, capital del Bajo Alentejo, ha sido producto del pacto entre el PSP y el PPD-PSD.

El PCP ha sido tradicionalmente un partido de base obrera. A su vez, mantiene una gran influencia sobre la Confederación General del Trabajo Portuguesa, el sindicato más potente del país. Sobre su militancia se puede tener como punto de referencia la de mediados de la década de los 80[8], que, en líneas generales, ha reflejado los apoyos sociales y electorales. Es el partido portugués en que se da mejor la ecuación clase social y voto. En un estudio reciente se ha señalado que la variable más importante en la orientación del voto en Portugal está relacionada con la selección del régimen político[9], bastante por encima de las otras. Si eso es así, resulta plausible que haya que resaltar ese hecho en la CDU y el PCP, dado que, por un lado, les lleva a evitar pactos con otros grupos que conlleven una desviación de su modelo social y político; y que, por otro, les haya permitido mantener un nivel de representación en general aceptable y en las áreas de mayor influencia, más que aceptable.

La variable religiosidad, que en el sistema de partidos portugués no resulta decisiva, al contrario que en España[10], tiene, a mi entender, un rasgo específico en el caso del PCP. En este partido tienen un peso importante, mayor que en los otros, las personas que no se consideran creyentes, eso sí, en progresivo descenso desde 1983 a 2002, pasando desde el 52% al 36%. En sentido inverso, el número de creyentes practicantes es menor al de otros partidos, también en descenso en el conjunto del periodo estudiado, pasando del 17% al 10%.

Por último, la presencia de Los Verdes en la CDU ha aportado un sector de la población de corte urbano, con un nivel socio-profesional de mayor cualificación y el apoyo de un sector específico de la gente joven[11]. Tienen dos representantes en la Asamblea (Lisboa y Setúbal) y varias decenas de miembros de las cámaras municipales. En todo caso, conviene tener en cuenta que se trata de una coalición que mantiene una gran estabilidad en los apoyos, dentro, como antes indiqué, de las variaciones existentes en los distintos periodos. La rivalidad del Bloque de Izquierda, en alza a lo largo de la última década, le puede haber limitado en potenciales apoyos de otros sectores de población. Pero eso toca tratarlo a continuación.

La otra izquierda: el Bloco de Esquerda

La revolución de los claveles supuso un aumento espectacular de la efervescencia política y de las movilizaciones populares, lo que originó la formación de numerosos grupos políticos, especialmente en la izquierda. Salvo los casos del PSP y el PCP, en su mayoría eran grupos de extrema izquierda, de diversas tendencias (maoístas, trotsquistas...), con un gran fraccionamiento, incluso en cada tendencia, y activismo. Su reflejo institucional fue, sin embargo, casi nulo, a la vez que han tenido una inestabilidad orgánica crónica. Sólo en las primeras elecciones la Unidad Democrática Popular (UDP) consiguió un escaño hasta 1980, con resultados en torno al 2% de votos. Desde entonces, la división aumentó y hubo de esperar a 1999 para que obtuviera otra vez representación en la Asamblea Nacional a través del Bloco (BE).

La aparición de esta organización, que engloba a varios grupos y personas de diferente origen (UDP, maoísta; PSR, trotsquista; y Política XXI, socialista), ha alterado en parte el mapa político portugués. Después de unos inicios modestos, con el 2,5% de 1999, y una división temporal en 2002 (sólo la UDP obtuvo un escaño, pero con el 0,9% de los votos), en las elecciones de 2005 dio un salto importante, al obtener el 6,4% y 8 escaños, superados ampliamente en las elecciones de septiembre, como antes indiqué.

Si los resultados en las elecciones europeas de 2004 y 2009, donde obtuvo el 4,7% y el 10,7% de votos respectivamente, se pueden equiparar a los de las legislativas, no ocurre lo mismo con las municipales, donde se encuentra en niveles inferiores. En 2005 obtuvo el 4% y en las de hace una semana, el 4,2%.

¿Qué representa el BE? Si nos atenemos a las informaciones que aparecen estos días en diversos medios de comunicación, incluidos los alternativos[12], y dirigentes del propio BE[13], se trata de un grupo con una personalidad bastante definida en cuanto a sus apoyos sociales, aunque está por ver su estabilidad futura. Tiene un electorado mejor repartido por todo el país que la CDU, con resultados relativamente importantes en la mitad norte. Esto último se refleja en los 16 escaños obtenidos en la Asamblea: 7 provienen de los distritos del norte (Oporto, Aveiro, Braga, Coimbra y Leiria); 8, de la zona central (Lisboa, Setúbal y Santarém); y sólo uno, del sur, pero del Algarbe (Faro)[14]. Una situación parecida se refleja en la representación municipal.

En ciudades como Oporto y Coimbra ha obtenido, respectivamente, el 9,2% y el 10,8%, subiendo sustancialmente sobre 2005. En las otras ciudades (Braga, Aveiro, Leiria, etc.) la subida también ha sido importante, casi siempre por encima de la CDU. En Vila Real, considerado el distrito más conservador del país, ha obtenido el 5,5%. Fuera de este ámbito, los resultados en Lisboa (10,8%), Setúbal (14%) y el Alentejo (alrededor del 10%) son también destacables.

Buena parte de los votos los ha obtenido a costa del electorado del PSP. En el Alentejo, donde este partido ha perdido el 15% de los votos, el BE ha subido considerablemente. Teniendo en cuenta que la CDU ha mantenido los niveles anteriores y en los distritos tradicionales, resulta fiable esa conclusión. Globalmente el componente del voto del BE es de gente joven, con presencia en los sectores nuevos de la clase trabajadora y de carácter urbano. Falta por ver la estabilidad de este voto.

¿Qué enseñanzas se pueden sacar?

Las recientes elecciones legislativas portuguesas han puesto de manifiesto la existencia de un gran descontento en un importante sector de la población. Parte de ese descontento se ha traducido en un mayor apoyo a las dos opciones de izquierda, la CDU y el BE, que han conseguido por separado la suma del 17,7% de los votos, lo que supone una subida del 3,7% sobre 2005. Más modestos han sido los resultados en las elecciones municipales, realizadas dos semanas después, donde se han quedado en el 14%, inferior al de 2005, que fue del 16,2%.

La CDU ha mantenido unos niveles de representación más estables, confirmando su tradicional influencia en las áreas industriales y del sur latifundista. El BE, por el contrario, ha tenido un crecimiento espectacular en las legislativas, doblando los escaños de 2005 y superando incluso a la CDU, pero mantiene unos resultados bastante modestos en las municipales. A diferencia de la CDU, tiene unos apoyos más repartidos por todo el país, superándola en los distritos del norte.

Aunque ese 17,7% se encuentra dividido en dos grupos de trayectorias políticas distintas, no impide minusvalorar lo relevante del hecho. Se puede decir que en cierta medida sus influencias respectivas se complementan: territorialmente y socialmente, e incluso en los grupos de edad, los géneros y las culturas políticas. El descontento tiene que ver con la grave crisis económica que se está viviendo en los países más ricos y que está afectando más a los sectores sociales más desfavorecidos. Teniendo en cuenta que Portugal se encuentra en la cola de los países de Europa Occidental, existe un número mayor de personas que están sufriendo dicha crisis. Si a eso le unimos que en Portugal existen unos sectores políticos que mantienen parte de la herencia de la revolución de los claveles, a lo que hay que unir la creación de nuevas formas de organización y movilización desde los planteamientos de izquierda, no debe extrañar el nivel de apoyo electoral obtenido por la CDU y el BE.

Siendo resultados insuficientes para ofrecer una alternativa de cambio, está por ver que puede ocurrir en el futuro. Y eso, ahora, no lo podemos contestar.

Una reflexión final a modo de postdata

He estado haciendo unas estadísticas simples sobre las personas que han sido elegidas por la CDU[15] y el BE como representantes. Me voy a detener sólo en un aspecto, que considero llamativo. Para ello he hecho una clasificación de tres grupos de edad, basándome en la relación entre años de nacimiento y coyunturas políticas: menores de 35 años, entre 35 y 49 años, y por encima de esta edad.

Quienes tienen más de 50 años representan el 43%, en la CDU, y el 56%, en el BE. Pertenecen a la generación más politizada, protagonista de la lucha contra la dictadura y de la revolución de los claveles. Es el reflejo de quienes han mantenido en distintas circunstancias el legado de esos años.

En los dos grupos políticos hay una presencia muy baja del grupo de edad intermedio: 7%, en la CDU, y 25%, en el BE. Se trata de la generación de quienes, naciendo entre 1960 y 1974, su edad de politización potencial fue posterior a la revolución de los claveles, coincidiendo en buena parte con la desmovilización general de los años 80.

La presencia del grupo más joven, aunque desigual en los dos grupos políticos, es importante: 50%, en la CDU, y 31% en el BE. Con una edad de nacimiento posterior a 1974 y el potencial de inicio de la politización en la década de los 90, puede reflejar la aportación de una generación con una nueva forma de comprender la acción política, más ligada a la realidad de una sociedad desarrollada bajo los parámetros occidentales, pero consciente de los problemas que acarrean y más en un país en el que todavía no se han resuelto los grandes desequilibrios sociales, territoriales y ecológicos.

¿Tiene valor esta reflexión final? Creo que es, al menos, una imagen, una fotografía de esa parte de Portugal que no se conforma con lo que predomina en la actualidad y busca unas formas de relaciones entre las personas más igualitarias, más solidarias…



Notas

[1] http://electionresources.org/pt/index_es.html

[2] “Sistema político y estructura de Portugal”, en Anuario Internacional CIDOB 2005, edición 2006, www.cidob.org.[3] António Barreto, Braulio Gómez Fortes y Pedro Magalhaes (dirs.): Portugal: democracia y sistema político, Madrid, Siglo XXI, 2003. El análisis que se hace en este libro llega hasta 1993, pero las conclusiones se pueden extender en los años siguientes, en la medida que Portugal ha proseguido en ese proceso de transformaciones económicas y sociales.

[5] En las elecciones municipales de 2005 la CDU superaba el 40% de los votos en los distritos de Bajo Alentejo y Setúbal; en el Alto Alentejo lo hacía sobre el 30%; y en la franja central de Lisboa, Santarém y Portalegre superaba el 20%. En las legislativas del mismo año estaba por encima del 20% en todo el Alentejo y Setúbal, y del 10% en Lisboa y Portalegre. Ver http://www.stape.pt/ (Secretariado Técnico para Asuntos de Proceso Electorales, Ministerio de Administración Interna de Portugal).[6] http://www.pcp.pt/ y http://www.parlamento.pt.[7] http://www.mun-setubal.pt/

[8] José Pacheco Pereira: “El Partido Comunista Portugués y la izquierda revolucionaria”, en Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), nn. 60-61, abril-septiembre 1988.[9] C. Jalali (“As mesmas clivagens de sempre? Velhas clivagens e novos valores no comportamento electoral portugués”, 2004), citado en José Ramón Montero, Kerman Calvo y Álvaro Martínez: “El voto religioso en España y Portugal”, Revista Internacional de Sociología, n. 51, septiembre-diciembre 2008.[10] Ibidem.[11] http://www.osverdes.pt/.[12] Rebelión, Kaos en la Red, Sin Permiso, Insurgente… Resulta interesante el artículo de Adrián Sánchez, del Colectivo Izquierda Marxista, “Portugal: entre el pasado y el futuro”, publicado el 2 de octubre de 2009 en http://www.kaosenlared.net.[13] Francisco Louça: “Cinco lecciones de las elecciones de Portugal”, esquerda.net, 29 septiembre 2009 (también se ha publicado traducido en las revistas electrónicas antes reseñadas).[14] http://www.bloco.org/ y http://www.parlamento.pt/.

[15] Ante la imposibilidad de encontrar los datos de 2009, lo he hecho sobre los de 2005. Existe además una gran continuidad de las personas elegidas, por lo que creo que sirven de referencia.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La cantinela vasca


Unos breves apuntes. De de nuevo se detiene a dirigentes de la izquierda abertzale. No es la primera vez. Son ilegalizados unos tras otros grupos políticos de esa tendencia. Hace años se cerraron varias de sus publicaciones. Se prohíben y se acosan candidaturas que se caracterizan de contaminadas, impidiendo que se exprese una parte del electorado vasco. La conocida ley de partidos sigue su marcha. Parece todo una cantinela. Me pregunto si ésa es la vía de solución del llamado problema vasco o si interesa que siga existiendo el llamado problema vasco.

martes, 13 de octubre de 2009

Terra da fraternidade


Estudiaba 5º de Bachillerato cuando tuvo lugar la Revolución de los Claveles. Fue un 25 de abril de 1974 y en las clases de Formación del Espíritu Nacional pudimos hablar varios días sobre lo que estaba ocurriendo. El profesor, que también lo era de Latín, era cura y lo llamábamos don Ángel. Por entonces yo ya tenía una conciencia antifranquista clara, lo que aproveché para intervenir cuantas veces pude. Don Ángel nos habló de los distintos grupos políticos que iban aflorando en esos momentos en Portugal después de cuatro décadas de dictadura, de los militares más conocidos, de la multitudinaria manifestación habida el 1 de mayo en Lisboa e incluso de la canción que sirvió de contraseña para iniciar la insurrección de los oficiales, la célebre “Grandola, vila morena” de José Afonso. Se le veía alegre por el cambio político en Portugal e incluso mostró su simpatía por Mario Soares, el dirigente del recién creado Partido Socialista Portugués. Fue más normal que se refiriera al Partido Comunista Portugués y de otros grupos de extrema izquierda dentro de los prejuicios del momento y de su condición religiosa.

Cuando empecé a militar en la JGR y el PTE, Portugal era un tema recurrente. Me acuerdo de una de las reuniones con el secretario de organización de Castilla y León, el cirujano Miguel Carbajo (¿será cierto que hoy se dedica a la cirugía plástica?), allá por el otoño de 1976, donde nos explicaba cómo concebía el partido la república democrática, definida, dentro de los cánones leninistas y maoístas, como una etapa revolucionaria inestable donde se daba una fuerte confrontación política y social que podía orientarse bien hacia el socialismo o bien hacia la contrarrevolución. Y el ejemplo que puso fue el de Portugal, que seguía en efervescencia. Es cierto que en esos momentos estaba en el inicio de la contrarrevolución, según el esquema antes aludido, pero todavía podía ser reversible contrarrestarlo. Atrás había quedado el corto, pero fructífero, periodo de las nacionalizaciones de la banca y de las industrias principales, la reforma agraria y el cuestionamiento de la OTAN que el gobierno presidido por el general Vasco Gonçalves había impulsado. También el otoño de 1975, en que se dio el pulso entre las fuerzas revolucionarias civiles y militares, que movilizaron como pudieron los apoyos sociales que tenían, y las que no sólo estaban intentado frenar el proceso, sino que querían dar marcha atrás, arropadas por los resultados electorales que habían dado el triunfo al PSP, que se estaba convirtiendo en esos momentos en la punta de la reacción.

Años después se ha sabido lo que ya se sospechaba e intuía entonces. El PSP, formado a toda prisa bajo financiación de la socialdemocracia alemana y, posiblemente, de la CIA (como ocurrió con el PSOE renovado que empezó a liderar Felipe González tras el congreso de Suresnes), gozó en esos momentos del apoyo y control desde ese entramado de intereses de las grandes potencias occidentales, temerosas de perder un aliado, pequeño en tamaño, pero de gran valor estratégico, tanto por su posición geográfica como por la influencia que podía tener en nuestro país, que se encontraba en el final del régimen franquista.

Lo que vino después en los dos países, ya se sabe. Fueron los partidos socialistas respectivos los encargados de interpretar el papel principal. Primero, desmontando la revolución, en el caso del portugués, y horadando las movilizaciones contra el franquismo, en el del español. Y finalmente, en los dos casos, normalizando la integración de los dos países dentro del sistema occidental.

Sí quiero resaltar una diferencia. Mientras en Portugal se han mantenido y, en parte, renovado sectores sociales y políticos no despreciables de izquierda, como el PCP y su CDU y el más nuevo Bloco de Esquerda, que son algo más que reminiscencias de las luchas de los 70, en España ha habido una mayor dispersión y confusión. El PCE pagó caro el entreguismo de los años de la transición, los grupos de extrema izquierda sucumbieron ante los cambios, en algunos territorios el elemento nacionalista ha sesgado las luchas y el intento de aglutinar en torno a IU el descontento social y político de los años del felipismo ha acabado, por errores propios y aciertos ajenos, en algo hoy impredecible.

Lo que ocurra en los próximos años no lo sabemos. Las elecciones portuguesas de septiembre han revelado un apoyo electoral a las dos formaciones de izquierda del 17%, con una importante presencia, mantenida desde los años 70, en las áreas industriales (Lisboa y Setúbal) y latifundistas (Alentejo), donde han superado entre más del 25% y más del 40% de los votos, dependiendo de los distritos y municipios. Eso en España no existe. Es cierto que Portugal está a la cola de los países europeos occidentales, pero ¿acaso no existen en España comunidades que tienen niveles muy por debajo de la media europea? ¿Acaso Alemania, país rico, no tiene una representación mayor de la izquierda?

En la siguiente entrada voy a intentar hacer un análisis de la situación política portuguesa y especialmente de la izquierda. Espero que salga, al menos, decentemente. Y para terminar, ¿por qué no cantamos la bella “Grandola, vila morena, terra da fraternidade…”?

sábado, 10 de octubre de 2009

¿Qué es España?


Durante mi estancia en Sofía (Bulgaria), en los primeros meses de 1984, mi familia me fue enviando desde casa algunos ejemplares de El País. Las fechas, como puede resultar lógico, no las recuerdo, pero sí escribí en ocasiones algunas reflexiones sobre varias de las noticias publicadas. Conservo el cuaderno en que, no siendo un diario en sentido estricto (¿o sí?), reflejaba con frecuencia mis vivencias, fechadas, por supuesto, y que me han servido de referencia. En uno de los escritos comentaba el debate que en El País se estaba produciendo sobre el tema "¿Qué es España?", en el que participaban varios intelectuales. Y precisamente a través de la fecha de mi escrito y gracias a la digitalización que dicho diario ha hecho de buena parte de sus ediciones, he podido recabar en la hemeroteca colgada en internet una información curiosa sobre quiénes fueron esos intelectuales, las fechas de publicación de sus artículos y, por supuesto, su contenido. Sólo he consultado las ediciones del 29 de febrero y todo el mes de marzo. No he visto necesario, al menos ahora, consultar otras.


Como en los tiempos que corren el debate persiste, si es que alguna vez se ha parado, no está de más sacar a colación lo que 25 años atrás se debatía. En esta entrada voy a hacer, en primer lugar, una breve referencia a los artículos del debate y, en segundo lugar, voy también a reproducir lo que yo escribí por entonces. No pretendo ponerme a su altura, pero a mi manera también participé. Veámoslo.

Lo que escribieron los intelectuales


El editorial fechado el 29 de febrero de 1984, titulado “Diálogo sobre España”, se centró a una reunión reciente de intelectuales en la ciudad de Gerona, bajo el patrocinio del ayuntamiento y los periódicos El Món y El País, bajo el título “¿Qué es España?”. Como el editorial decía, se trataba de una propuesta de reflexión histórica y de incitación al diálogo en torno al estado de las autonomías, que por entonces estaba en sus inicios. Teniendo en cuenta que en ese año se celebraban las segundas elecciones autonómicas en el País Vasco y Cataluña, el debate cobraba mayor interés y se intentaba que ayudara a favorecer un clima favorable.

El mismo día 29 El País publicó un artículo de José Ramón Recalde, militante del PSOE y por entonces profesor de Derecho en la Universidad de Deusto (luego llegaría a ser consejero de Educación), titulado “Pueblo y nación”. Comenzaba mostrando su preferencia por la noción de nación de Sieyès[1] frente a la del romanticismo y posromanticismo posteriores[2], basada en el “mito común de identificación”. Para Recalde la nación como identificación dejaba pendiente el contenido participativo. Ya sobre el nacionalismo vasco, planteaba que la nación se vivía conflictivamente dentro de las fronteras del País Vasco y en la relación de éste con la nación española. Su propuesta de solución la encontraba en la autonomía, dentro de un estado autonómico, como fórmula de equilibrio entre los dos ámbitos territoriales. De esta manera, concluía Recalde, que la autodeterminación no sería producto de una decisión colectiva, sino de lo que cada individuo quisiera.

El 2 de marzo se publicó el segundo artículo: “La esencia de la nación”, de Josep M. Colomer, profesor de Historia del Pensamiento Político en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su planteamiento inicial era que existía “una creciente pluralidad nacional en los individuos”, de manera que, dentro de esa gran complejidad, se podía ser muchas cosas a la vez. Para ello ponía varios ejemplos de la realidad cotidiana (por ejemplo, ser aficionado del flamenco y del Barça a la vez). Por esa razón valoraba que esa realidad era incompatible con el esencialismo nacional, proponiendo “la plena despenalización de todos los nacionalismos”.


Dos días después, el 4 de marzo, le tocó el turno José L. Aranguren, quien escribió “Nacionalismos pasados, presentes y futuros”. Este filósofo se refirió en primer lugar a la formación de los estados nacionales como primer “sujeto político de la modernidad”, mientras que los nacionalismos han ido sufriendo en los últimos siglos una gran transformación. Refiriéndose al caso español, recordó que se habían identificado con frecuencia los nacionalismos catalán y vasco como una mezcla de base económica y religiosidad. Aranguren, sin embargo, exponía que existía una tendencia a que el sistema tradicional de naciones se estuviera disolviendo por abajo, desde las macronaciones a las micronaciones. Dentro de la realidad española estos cambios se estarían dando entre las macronación que representaba España y la tendencia hacia la fragmentación en micronaciones que representaba el estado de las autonomías. El resultado de este proceso sería un nacionalismo crítico y agnóstico, definido “sobre la base de una comunidad cultural y una voluntad colectiva de autodeterminación y autogobierno”.

El también filósofo Pep de Subirós quizás escribiera el artículo más heterodoxo y, si se quiere, más provocador: “España, palabras y cosas”, publicado el 10 de marzo. Negaba que la geografía, la cultura, la lengua o la historia pudieran definir qué es España. ¿Qué hacer con Portugal, Gibraltar, Ceuta, Melilla, Rosellón…?, se preguntaba. ¿Qué cultura o qué lengua elegir, la de qué de momento…?, seguía preguntándose. ¿Qué interpretación de la historia escoger?, para lo que mencionaba a varios historiadores, como Claudio Sánchez Albornoz, Américo Castro, Luis Vicens Vives, Pierre Vilar… Subirós llegaba a preguntarse por qué durante el franquismo y la transición en Cataluña mucha gente mostró irreverencia, entre la que se incluía él mismo, hacia España.

Pese a todo ello, afirmaba que “España no sólo existe, sino que tiene una existencia desbordante”. Y para intentar dejarse entender, se refirió a Jordi Pujol, de quien dijo que en varias ocasiones había salido en defensa de España como realidad histórica. La interpretación que hacía de esas palabras las resumía Subirós en dos razones: una, que negar la realidad objetiva española implicaría también negar la realidad objetiva catalana; la otra, que la idea moderna de Cataluña descansa en la relación, incluida la de oposición, con España.

El artículo del escritor granadino Francisco Ayala, “La identidad nacional”, salió el 16 de marzo. Partió de una referencia a su paisano Ángel Ganivet, quien en su obra Idearium español llegó a decir que “España consiste en una esencia nunca encarnada”. En un breve repaso a la historia del nacionalismo, resaltó el tránsito que se dio de las unificaciones alemana e italiana a un nacionalismo disgregador posterior, paralelo al “desarrollo tecnológico”. En el caso español, equiparó sus orígenes, en el siglo XVI, a los de Inglaterra y Francia, pero con un proceso que se frenó con los avatares políticos del siglo XIX y que la generación del 98 interpretó y contribuyó a difundir con la idea de “España como problema”. Para Ayala el error provenía de centrar ese problema en la realidad imperial de Castilla. La guerra civil agravó esa idea negativa de España, que “sólo ahora se está pugnando por superar”.

No faltó la colaboración de Camilo José Cela, en pleno éxito, pese a que todavía no había recibido el premio Nobel de Literatura. Lo hizo dentro de su columna fija “El asno de Buridián”, con un artículo titulado “La difícil respuesta” y publicado el 17 de marzo. Un título quizás confuso sobre su contenido. En vez de centrarse por contestar a la pregunta ¿qué es España, la desvió hacia el Reino Unido y Francia, recordando los problemas, por ejemplo, con el Ulster o el pueblo corso, respectivamente. En el caso de que se siguieran suscitando dudas, decía Cela que éstas valdrían también para el caso de “Cataluña o el País Vasco o Galicia o Andalucía o Castilla, etcétera”.

Concluía el artículo, con muestras de un claro escepticismo, que “quizá no sepamos qué vamos a ser todos los españoles de ahora en adelante, pero convendría que tan profundas y serias cuestiones no perdieran su propio sentido sumando mayores dudas”. ¿Y cuáles eran éstas? “Lo que, históricamente, hemos sido los españoles hasta ahora”. Cela se mostraba rotundo sobre el pasado, pero realista escéptico.

No podía faltar en esta cita Pedro Laín Entralgo, autor de “Ser español”, artículo publicado el 23 de marzo. El conocido escritor, médico de formación, historiador de la medicina, ensayista sobre lo español[3] y hasta director de la Academia de la Lengua, enumeró siete rasgos comunes que, según él, caracterizaban a los españoles: las “hazañas descollantes e irradiantes”; las gracias y costumbre populares; la escasa contribución a la ciencia y el pensamiento; el escaso arraigo del hábito de convivencia; la necesidad de revisar episodios sangrantes de nuestro pasado, como la Inquisición, las guerras civiles…; la convicción de que las deficiencias había que buscarlas dentro y no fuera de España; y, por último, que tales deficiencias no eran imputables a una debilidad biológica o a la peculiaridad geográfica. De todo ello concluía con una frase: “soy español por mi voluntad”.

El último de los artículos, con fecha 29 de marzo, fue obra de Luis Marañón, escritor y periodista. Siendo para mí el más irrelevante de los artículos y saliéndose de la línea de los anteriores, buscó la percepción de España desde el exterior a través de la figura de Ernest Hemingway. De ahí su título: “La España de don Ernesto”. Tras hacer una breve referencia a la imagen dejada por los escritores foráneos, sobre todo románticos del siglo XIX, se centró en la figura del escritor norteamericano. Citó una frase suya, anterior al periodo desarrollista del franquismo, acerca de que “España está aún sin destruir”, para después resaltar la idea que Hemingway tenía sobre la fiesta de los toros, a la que calificaba de “carácter épico”. Por lo demás, se dedicó a señalar la inspiración en varias de sus obras de temas españoles.


Mi idea de España allá por 1984 [4] 

Leía un El País atrasado (cosa lógica en este lugar) y un tema tratado o referido en dicho periódico me va a dar pie a escribir sobre él. ¿Qué es España?, se han preguntado, creo, unos cuantos intelectuales. Mi cabeza no está ahora para pensar tanto, pero voy a intentarlo. Yo me pregunto ¿existe España? Yo creo que sí, que como realidad objetiva existe. Otra cosa es analizarla y “diagnosticarla”. Que la historia ha creado un ente “más o menos abstracto, más o menos concreto”, es una cosa cierta. Que en la formación de esa realidad han participado las clases dominantes de dos formaciones sociales diferentes y contiguas (la feudal y la capitalista), es cierto. Que en ese camino han arrastrado a través de un proceso de ideologización a otras clases sociales, incluidas las dominadas, es cierto. Pero que ese proceso no ha sido uniforme, no ha estado exento de contradicciones, de contrariedades, de dificultades, etc., es cierto. Sinceramente pienso en la tragedia (así lo digo) de nuestro destino, el de los habitantes de la mayor parte de la península Ibérica. Porque se mezclan el pasado y el presente, el pasado progresista que entronca con el presente progresista y coincide con el reaccionario, el pasado reaccionario que entronca con el presente progresista y coincide con el reaccionario, etc. En fin un difícil problema, trágico problema. ¿Quién tiene razón, con quién o qué me alineo? Ante todo defiendo el derecho a la libre decisión, autodeterminación, de los pueblos a decidir por sí mismos lo que quieren. Pueblos con una mayor o menor personalidad histórica. Estoy seguro que acometiendo esa tarea, es decir, practicando ese derecho, se resolverían muchas cosas, empezando por descongestionar el trauma actual, eliminando errores que cometen hasta los más progresistas y abriendo nuevas perspectivas. Sólo así, creo, lograríamos que la pregunta o las preguntas a las que me referí al principio tuvieran contestación. No formal, de verborrea demagógica o pedante, sino una respuesta de fondo, real, justa, en definitiva. ¡Dejad que los pueblos hablen!



Notas

[1] Revolucionario francés, autor del famoso opúsculo Qué es el Tercer Estado, escrito en enero de 1789, previo a los acontecimientos revolucionarios de junio y julio, e inspirador doctrinal de los mismos. La nación la identificaba con el tercer estado y era entendida como la voluntad del conjunto de ciudadanos ejercida a través de la vida política activa.

[2] Se refiere al conjunto de doctrinas políticas que fundamentan la existencia de la nación como un colectivo con rasgos comunes en la historia, la cultura, etc. Va normalmente asociado a la idea de pueblo y tuvo una gran importancia en la cohesión de la población en las unificaciones alemana e italiana, aunque no es excluiva de las mismas.

[3] Quizás herencia de sus orígenes políticos falangistas, aunque con el tiempo se convirtiera en uno de los más famosos disidentes moderados del régimen.


[4] Escrito en Sofía, Bulgaria, el 6-4-84.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Hay muchos casos Gürtel


Caso Gürtel. Caso PP. Como el caso FILESA y demás. Casos del PP y del PSOE. También de CiU, CC… Es el método principal de financiación de esos partidos para mantener una maquinaria burocrática y clientear pesada, pero necesaria para competir en las numerosas contiendas electorales que se suceden en todos los ámbitos de la administración y poder llegar así al control político de los espacios donde resultan vencedores. Una maquinaria necesaria para pagar esas campañas electorales y las de promoción de líderes, para satisfacer favores prestados (por ejemplo, a los medios de comunicación) o para aprovisionar la propia maquinaria. Y, por supuesto, para obtener los beneficios particulares de los cerebros que diseñan, aplican y controlan el entramado. Llegados esos partidos al poder en los espacios políticos correspondientes, todo resulta más fácil, porque las concesiones administrativas a las empresas permiten aumentar, a su vez, los ingresos para repartirlos después entre el partido, las prebendas diversas y los beneficios particulares, mientras la maquinaria se sigue engrosando y pide más recursos (“¡más leña!”, como gritaban los hermanos Marx para que la locomotora corriera más deprisa a costa del propio tren).

He estado ocho años como concejal de IU en el ayuntamiento de Barbate. He sido testigo de la forma de proceder, a escala pequeña, de quienes han ostentado el gobierno municipal (el PP los ocho años; éste con el PA, en los últimos cuatro; y el mismo con algún que otro personajillo “localista”, ocasionalmente), que en poco o nada difiere sustancialmente de lo antes dicho.

Pero pasemos a un examen breve de mis ocho años de concejal. Bastaría con mirar, en algunos casos y especialmente quien fue el alcalde, cómo entraron y cómo salieron del ayuntamiento. Una simple investigación bastaría para evaluar la cuantía y poder proceder a descubrir de dónde ha salido el dinero para tener empresas y/o participar en ellas, para hacerse con un coche de más de sesenta mil euros (he oído que de noventa mil; vamos, entre diez y doce millones de pesetas), para pagar estudios a un hijo en una escuela privada de aviación… En todos los casos recibían su sueldo a cargo de las arcas municipales, variable según los casos, pero que, comparado con otros ayuntamientos y teniendo en cuenta que el de Barbate tiene un endeudamiento elevadísimo y crónico, resultaba excesivo e innecesario. Con esos sueldos la mayoría ha encontrado el trabajo que no tenía. Además se ha colocado a mucha gente como cargos de confianza, personal municipal o mediante políticas activas de empleo o cualquiera otra monserga, casi siempre bajo la forma del enchufismo más descarado y, por supuesto, a cargo de las arcas cada vez más endeudadas del ayuntamiento.

En urbanismo, en un municipio donde el boom no llegó a los extremos de otros (por suerte, pero, hay que decirlo, hasta en eso fueron unos mantas), se han hecho verdaderas fechorías. Se ha incumplido la cesión para el patrimonio municipal de lo correspondiente por la construcción en solares (mal)permutados con anterioridad en pleno centro urbano; se han vendido los aprovechamientos que le correspondían al municipio, en vez de dedicarlos a equipamientos; se ha permitido especular en un solar en primera línea de playa, vendido inicialmente por cuatro perras para construir un hotel, para construir finalmente apartamentos turísticos; se ha regalado otro solar, también en primera línea de playa, para construir apartamentos a cambio de los bajos; se han dado licencias de obras contraviniendo lo que establecía el PGOU; han desaparecido centenares de metros cúbicos de arena de terrenos municipales, incluso donde se construían obras públicas; se ha hecho la vista gorda en la disciplina urbanística sobre alturas, edificabilidad, cesión de aprovechamientos… ¿Para qué seguir? ¿Alguien se ha llevado algo? ¿Es que el aumento considerable del patrimonio de, al menos, una parte de quienes nos gobernaron salió de sus sueldos? ¿Acaso les tocó la lotería?

Siguiendo con otros ejemplos, se ha llegado a contratar a la mujer de un concejal de IU rompiendo todas las reglas establecidas (¿por qué sería?), lo que obligó a IU a pedir al entonces compañero que dejara su acta, cosa que, por supuesto, no hizo. No volvió a acudir por el pleno, pero siguió cobrando, quizás no todo, pero sí algo (¿por qué sería?). Se llegó a contratar a la hija de un concejal, se denunció por IU mediante un contencioso administrativo y el fiscal correspondiente se salió por la tangente diciendo que era un cargo de confianza.

Mientras tanto, todo lo que el grupo municipal de IU y sus miembros recibimos durante esos ocho años para poder realizar nuestra labor, según los presupuestos municipales, iba para la organización. La mitad para la provincial y la otra para la local. Con esos recursos hemos ido tirando un año tras otro, a los que había que añadir los que generábamos de las cuotas, de diversas actividades (ferias, lotería de navidad, sorteos, cenas… lo que se nos ocurría). Siempre buscando un equilibrio entre los gastos y los ingresos, procurando ahorrar para poder realizar las campañas electorales, que siempre son costosas, pero, para nuestro caso, ridículas en relación a otros partidos. Ante todo primaba la austeridad y el trabajo militante, la aportación desinteresada de simpatizantes y la generosidad de quienes aceptaban cobrar poco por lo que le encargábamos.

Basta mirar lo que, en nuestro caso, teníamos cuando iniciábamos la legislatura y cuando la concluíamos. Si tuviera que evaluar el coste personal, del que no me arrepiento, hasta me ha salido caro, porque, sin contar las horas de dedicación, cuántos gastos corrieron por mi cuenta propia (viajes, llamadas…). Para asistir a los plenos un compañero tuvo que inventarse en ocasiones excusas para no ir al trabajo, porque, aunque se tiene derecho a asistir, su jefe no podía enterarse de que pertenecía a IU. Lo hubiera despedido de inmediato. Sería largo contar muchas más anécdotas.

Y encima, la deuda que tenía el ayuntamiento con nuestro grupo, por la gestión tan admirable de sus gobernantes, fue de varias decenas de miles de euros (varios millones de las antiguas pesetas). No lo sé exactamente, porque ahora estoy fuera, pero son números que ilustran lo que pretendo denunciar.

He mostrado dos formas distintas de actuar. La de servirse del dinero público y la de servir al público. Por eso, cuando leo las noticias del caso Gürtel, no es que me ría, sino que siento, además de rabia, una gran pena que haya gente que vote al partido que está detrás y a los otros que tienen sus Gürtel a la espalda.



martes, 6 de octubre de 2009

Sobre la manipulación informativa


En la revista electrónica Rebelión (de la que soy asiduo lector y tengo colgado su enlace en este cuaderno) hay una sección titulada “Mentiras y medios”, en la que aparecen diariamente varios artículos donde se denuncia la manipulación informativa que los medios de comunicación del sistema capitalista hacen permanentemente. Son artículos donde se desentrañan las mentiras que hacen que las mentes de la mayoría de la población se crean lo que se les dice y acaben moldeándose a la ideología dominante. Por eso invito a que consulte esa sección.

Viene esto a cuento por lo que ayer pude ver y escuchar en el programa “El Intermedio” de La sexta. En el mismo se hacía una rectificación por un comentario hecho en la semana anterior sobre la prohibición de emisión en Venezuela de dos conocidas series de televisión (“Padre de Familia” y “Los Simpson”), basándose en una noticia publicada en El País. Después de haber hecho las averiguaciones pertinentes, desde la redacción del programa descubrieron que el origen de la fuente había sido la BBC de Londres. Así mismo, puestos en contacto con la cadena de televisión privada venezolana que supuestamente había sufrido la prohibición, negaron que fuera cierto el hecho. Además en su propia página en internet podían verse en su programación ambas series.

¿Qué más se puede decir? Sobre Venezuela ahora más, pero sobre Cuba en gran número de veces, y el resto de países latinoamericanos o de otras partes del mundo que entran de hecho en lo que George Bush llamó el eje del mal, no deja de caer permanentemente una lluvia sucia y malintencionada de información que deforma la realidad hasta pervertirla. No creo que sea necesario insistir más en algo que, al menos a mí, me resulta meridianamente claro.