Publicado en www.rebelion.org el 28 de octubre de 2009.
El 27 de septiembre se celebraron en Portugal unas nuevas elecciones legislativas. El pasado domingo 11 de octubre, unas municipales. No se puede decir que los resultados[1] de unas y otras sean similares, así como de cada una de ellas en relación a las que se celebraron cuatro años antes. Voy por ello a intentar analizarlas.
Los resultados y las especulaciones sobre el futuro gobierno
Las elecciones legislativas de septiembre no han dado grandes sorpresas, aunque se han producido algunas modificaciones dentro del mapa político. Se trata de un sistema de partidos conformado básicamente desde la revolución de los claveles de 1974, aunque perfilado en los años siguientes, con escasos cambios, excepto, como veremos, en el reagrupamiento hace una década de los grupos dispersos situados más de la izquierda[2]. Por lo demás, los resultados han supuesto la pérdida de la mayoría absoluta del Partido Socialista Portugués (PSP), que perdió 8,5 puntos y 24 escaños. Mientras que el Partido Popular Democrático - Partido Social Demócrata (PPD-PSD, conservador) y la Coalición Democrática Unitaria (CDU, coalición formada por el Partido Comunista Portugués y Los Verdes) subieron ligeramente en votos y escaños, el mayor éxito lo obtuvieron el Centro Democrático Social (CDS), por la derecha, y el Bloque de Izquierda (Bloco o BE, en portugués). El primero subió algo más de 3 puntos y 9 escaños, convirtiéndose en el tercer partido del parlamento, mientras que el BE hizo lo propio en cuanto porcentaje, pero duplicando los escaños y superando incluso a la CDU.
La principal consecuencia de las elecciones son las dificultades que tiene el PSP para formar un gobierno estable, ante la lógica negativa, por ahora, del PPD-PSD y de los dos grupos de izquierda, en este caso como ha ocurrido desde 1976. Se está hablando de la disposición del CDS a ser el grupo que sustente el posible gobierno del PSP, aunque no se sabe cómo. De momento el presidente de la república, Aníbal Cavaco Silva, del PPD-PSD, ya ha encargado al líder del PSP, José Sócrates, que forme el nuevo gobierno.
Las elecciones municipales de ayer quizás hayan sido la excusa para postergar la decisión a tomar por cada grupo. El PPD-PSD, apoyado en muchos municipios por el CDS y otras candidaturas de derecha, ha obtenido el 38,7% de votos, a lo que habría que unir el 3% que el CDS ha obtenido por sí solo superando. El PSP, por su parte, ha obtenido el 37,6%. La interpretación de los resultados ha sido diferente. Los dos partidos principales se sienten ganadores. El conservador, apelando al punto que le ha sacado al PSP, y éste, relativizando ese número y destacando el mayor número de miembros de las cámaras municipales y las 20 alcaldías de más en relación a 2005.
Para concluir, en los dos comicios se ha confirmado, una vez más, la tendencia de los grupos de izquierda y el PSP a obtener mejores resultados en la mitad sur del país y en Lisboa y su entorno, y la de los grupos de derecha a hacerlo en la mitad norte, con Oporto como principal ciudad.
Mientras tanto, ¿qué ha pasado con los grupos de izquierda? Descarto al PSP por ser uno de los partidos socialistas más moderados de Europa, artífice del desmantelamiento de las conquistas sociales obtenidas entre 1974 y 1976, y gestor, junto con el PPD-PSD, de las políticas atlantistas y neoliberales en su país. Veámoslo.
La izquierda portuguesa: el PCP y la CDU
La CDU se formó en los años 80, dentro de una tradición del PCP de presentarse en coalición con otros grupos, ya que sólo en 1975 y 1976 lo hizo en solitario. Los resultados del PCP y las coaliciones en que ha participado (PCP/MDP, FEPU, APU, CDU) y participa (CDU) han tendido a ser homogéneos en periodos concretos, si bien con tendencias variables. Hasta mediados de los 80 superó siempre el 14,6% de 1976, tanto en las legislativas como en las municipales. Tuvo picos en el primer caso en 1979 (19%) y 1983 (18,2%), y se mantuvo entre el 19% de 1979 y el 22% de 1982 en el caso de las municipales.
Desde 1987, ya como CDU (inicialmente formada junto con ecologistas, MDP y otros grupos) conoció un declive, pasando en las legislativas del 12,2% en ese año a niveles por debajo del 10%, con un mínimo en 2005, en que obtuvo el 7,6%, superado moderadamente en tres décimas hace dos semanas. Las municipales también han conocido ese declive, pero en este caso con niveles superiores al 10%, con un abanico entre el 11,1% de 2001 y el 13,9% de 1989. Una excepción han sido los comicios del 11 de octubre, donde se ha quedado a tres décimas de ese porcentaje de referencia.
Esta tendencia a la baja se puede explicar en parte por las características del PCP, considerado como un partido de mayor ortodoxia ideológica que la mayoría de los otros europeos, hasta el punto que nunca criticó abiertamente a la URSS. De esta manera, se ha destacado mucho que la crisis y posterior caída del bloque europeo oriental influyó en gran medida en la pérdida de votos, que fue de 3,5 puntos sucesivamente entre 1983-1987 y 1987-1991, estabilizándose en la década de los 90. La militancia también se ha resentido, de manera que a la pérdida de miembros le ha correspondido un progresivo envejecimiento. No debe olvidarse que este descenso también está relacionado con los cambios producidos en la estructura económica y social portuguesa, paralela a la pertenencia en lo que hoy es Unión Europea. Tampoco resulta ajeno que este hecho se produjera en 1986, de manera que las bases sociales tradicionales del PCP se han ido progresivamente disolviendo a medida que se ha ido transformando la estructura rural y de la industria pesada (siderúrgica, astilleros…) hacia una tercerización de la economía, la integración europea o la desregulación laboral, entre otros factores[3].
Si profundizamos en el análisis, se debe destacar que la base electoral del PCP, principal grupo de la CDU, no se reparte homogéneamente por todo el país. Tiene grandes dificultades para obtener representación en la mitad norte, menos industrializada y con una estructura agraria más equilibrada. En los parlamentos regionales de las Azores y Madeira tiene una representación modesta, pero estable (salvo en Azores en 2004)[4]. El grueso de sus votos se alimenta en las zonas industriales del área metropolitana de Lisboa y del distrito de Setúbal, y en Alentejo latifundista. El porcentaje de votos que obtiene son significativos en algunos distritos y municipios, siendo mayor en las municipales que en las legislativas[5]. Los escaños parlamentarios provienen de esas zonas, reflejando el desequilibrio territorial: Lisboa y Setúbal recogen con nueve la mayoría; el Alentejo, dos (Beja y Evora); dos, en Oporto y Braga; y uno, en Santarem[6].
La CDU dispone de la presidencia de 28 cámaras municipales, todas obtenidas por mayoría absoluta, un número similar al de hace cuatro años. Se encuentran casi todas en las áreas antes citadas: diez, en el Alentejo; nueve, en Setúbal; siete, en la franja interior central (Santarém y Portalegre); y las otras dos, en Lisboa y Leiria. Destaca Setúbal, quinta ciudad en población, donde ha revalidado la presidencia (39%), así como la del conjunto del distrito (36,6%)[7]. Desde la propia CDU se destaca que es la fuerza más votada en el área metropolita de Lisboa, que incluye los distritos de la capital portuguesa y Setúbal. La pérdida de Beja, capital del Bajo Alentejo, ha sido producto del pacto entre el PSP y el PPD-PSD.
El PCP ha sido tradicionalmente un partido de base obrera. A su vez, mantiene una gran influencia sobre la Confederación General del Trabajo Portuguesa, el sindicato más potente del país. Sobre su militancia se puede tener como punto de referencia la de mediados de la década de los 80[8], que, en líneas generales, ha reflejado los apoyos sociales y electorales. Es el partido portugués en que se da mejor la ecuación clase social y voto. En un estudio reciente se ha señalado que la variable más importante en la orientación del voto en Portugal está relacionada con la selección del régimen político[9], bastante por encima de las otras. Si eso es así, resulta plausible que haya que resaltar ese hecho en la CDU y el PCP, dado que, por un lado, les lleva a evitar pactos con otros grupos que conlleven una desviación de su modelo social y político; y que, por otro, les haya permitido mantener un nivel de representación en general aceptable y en las áreas de mayor influencia, más que aceptable.
La variable religiosidad, que en el sistema de partidos portugués no resulta decisiva, al contrario que en España[10], tiene, a mi entender, un rasgo específico en el caso del PCP. En este partido tienen un peso importante, mayor que en los otros, las personas que no se consideran creyentes, eso sí, en progresivo descenso desde 1983 a 2002, pasando desde el 52% al 36%. En sentido inverso, el número de creyentes practicantes es menor al de otros partidos, también en descenso en el conjunto del periodo estudiado, pasando del 17% al 10%.
Por último, la presencia de Los Verdes en la CDU ha aportado un sector de la población de corte urbano, con un nivel socio-profesional de mayor cualificación y el apoyo de un sector específico de la gente joven[11]. Tienen dos representantes en la Asamblea (Lisboa y Setúbal) y varias decenas de miembros de las cámaras municipales. En todo caso, conviene tener en cuenta que se trata de una coalición que mantiene una gran estabilidad en los apoyos, dentro, como antes indiqué, de las variaciones existentes en los distintos periodos. La rivalidad del Bloque de Izquierda, en alza a lo largo de la última década, le puede haber limitado en potenciales apoyos de otros sectores de población. Pero eso toca tratarlo a continuación.
La otra izquierda: el Bloco de Esquerda
La revolución de los claveles supuso un aumento espectacular de la efervescencia política y de las movilizaciones populares, lo que originó la formación de numerosos grupos políticos, especialmente en la izquierda. Salvo los casos del PSP y el PCP, en su mayoría eran grupos de extrema izquierda, de diversas tendencias (maoístas, trotsquistas...), con un gran fraccionamiento, incluso en cada tendencia, y activismo. Su reflejo institucional fue, sin embargo, casi nulo, a la vez que han tenido una inestabilidad orgánica crónica. Sólo en las primeras elecciones la Unidad Democrática Popular (UDP) consiguió un escaño hasta 1980, con resultados en torno al 2% de votos. Desde entonces, la división aumentó y hubo de esperar a 1999 para que obtuviera otra vez representación en la Asamblea Nacional a través del Bloco (BE).
La aparición de esta organización, que engloba a varios grupos y personas de diferente origen (UDP, maoísta; PSR, trotsquista; y Política XXI, socialista), ha alterado en parte el mapa político portugués. Después de unos inicios modestos, con el 2,5% de 1999, y una división temporal en 2002 (sólo la UDP obtuvo un escaño, pero con el 0,9% de los votos), en las elecciones de 2005 dio un salto importante, al obtener el 6,4% y 8 escaños, superados ampliamente en las elecciones de septiembre, como antes indiqué.
Si los resultados en las elecciones europeas de 2004 y 2009, donde obtuvo el 4,7% y el 10,7% de votos respectivamente, se pueden equiparar a los de las legislativas, no ocurre lo mismo con las municipales, donde se encuentra en niveles inferiores. En 2005 obtuvo el 4% y en las de hace una semana, el 4,2%.
¿Qué representa el BE? Si nos atenemos a las informaciones que aparecen estos días en diversos medios de comunicación, incluidos los alternativos[12], y dirigentes del propio BE[13], se trata de un grupo con una personalidad bastante definida en cuanto a sus apoyos sociales, aunque está por ver su estabilidad futura. Tiene un electorado mejor repartido por todo el país que la CDU, con resultados relativamente importantes en la mitad norte. Esto último se refleja en los 16 escaños obtenidos en la Asamblea: 7 provienen de los distritos del norte (Oporto, Aveiro, Braga, Coimbra y Leiria); 8, de la zona central (Lisboa, Setúbal y Santarém); y sólo uno, del sur, pero del Algarbe (Faro)[14]. Una situación parecida se refleja en la representación municipal.
En ciudades como Oporto y Coimbra ha obtenido, respectivamente, el 9,2% y el 10,8%, subiendo sustancialmente sobre 2005. En las otras ciudades (Braga, Aveiro, Leiria, etc.) la subida también ha sido importante, casi siempre por encima de la CDU. En Vila Real, considerado el distrito más conservador del país, ha obtenido el 5,5%. Fuera de este ámbito, los resultados en Lisboa (10,8%), Setúbal (14%) y el Alentejo (alrededor del 10%) son también destacables.
Buena parte de los votos los ha obtenido a costa del electorado del PSP. En el Alentejo, donde este partido ha perdido el 15% de los votos, el BE ha subido considerablemente. Teniendo en cuenta que la CDU ha mantenido los niveles anteriores y en los distritos tradicionales, resulta fiable esa conclusión. Globalmente el componente del voto del BE es de gente joven, con presencia en los sectores nuevos de la clase trabajadora y de carácter urbano. Falta por ver la estabilidad de este voto.
¿Qué enseñanzas se pueden sacar?
Las recientes elecciones legislativas portuguesas han puesto de manifiesto la existencia de un gran descontento en un importante sector de la población. Parte de ese descontento se ha traducido en un mayor apoyo a las dos opciones de izquierda, la CDU y el BE, que han conseguido por separado la suma del 17,7% de los votos, lo que supone una subida del 3,7% sobre 2005. Más modestos han sido los resultados en las elecciones municipales, realizadas dos semanas después, donde se han quedado en el 14%, inferior al de 2005, que fue del 16,2%.
La CDU ha mantenido unos niveles de representación más estables, confirmando su tradicional influencia en las áreas industriales y del sur latifundista. El BE, por el contrario, ha tenido un crecimiento espectacular en las legislativas, doblando los escaños de 2005 y superando incluso a la CDU, pero mantiene unos resultados bastante modestos en las municipales. A diferencia de la CDU, tiene unos apoyos más repartidos por todo el país, superándola en los distritos del norte.
Aunque ese 17,7% se encuentra dividido en dos grupos de trayectorias políticas distintas, no impide minusvalorar lo relevante del hecho. Se puede decir que en cierta medida sus influencias respectivas se complementan: territorialmente y socialmente, e incluso en los grupos de edad, los géneros y las culturas políticas. El descontento tiene que ver con la grave crisis económica que se está viviendo en los países más ricos y que está afectando más a los sectores sociales más desfavorecidos. Teniendo en cuenta que Portugal se encuentra en la cola de los países de Europa Occidental, existe un número mayor de personas que están sufriendo dicha crisis. Si a eso le unimos que en Portugal existen unos sectores políticos que mantienen parte de la herencia de la revolución de los claveles, a lo que hay que unir la creación de nuevas formas de organización y movilización desde los planteamientos de izquierda, no debe extrañar el nivel de apoyo electoral obtenido por la CDU y el BE.
Siendo resultados insuficientes para ofrecer una alternativa de cambio, está por ver que puede ocurrir en el futuro. Y eso, ahora, no lo podemos contestar.
Una reflexión final a modo de postdata
He estado haciendo unas estadísticas simples sobre las personas que han sido elegidas por la CDU[15] y el BE como representantes. Me voy a detener sólo en un aspecto, que considero llamativo. Para ello he hecho una clasificación de tres grupos de edad, basándome en la relación entre años de nacimiento y coyunturas políticas: menores de 35 años, entre 35 y 49 años, y por encima de esta edad.
Quienes tienen más de 50 años representan el 43%, en la CDU, y el 56%, en el BE. Pertenecen a la generación más politizada, protagonista de la lucha contra la dictadura y de la revolución de los claveles. Es el reflejo de quienes han mantenido en distintas circunstancias el legado de esos años.
En los dos grupos políticos hay una presencia muy baja del grupo de edad intermedio: 7%, en la CDU, y 25%, en el BE. Se trata de la generación de quienes, naciendo entre 1960 y 1974, su edad de politización potencial fue posterior a la revolución de los claveles, coincidiendo en buena parte con la desmovilización general de los años 80.
La presencia del grupo más joven, aunque desigual en los dos grupos políticos, es importante: 50%, en la CDU, y 31% en el BE. Con una edad de nacimiento posterior a 1974 y el potencial de inicio de la politización en la década de los 90, puede reflejar la aportación de una generación con una nueva forma de comprender la acción política, más ligada a la realidad de una sociedad desarrollada bajo los parámetros occidentales, pero consciente de los problemas que acarrean y más en un país en el que todavía no se han resuelto los grandes desequilibrios sociales, territoriales y ecológicos.
¿Tiene valor esta reflexión final? Creo que es, al menos, una imagen, una fotografía de esa parte de Portugal que no se conforma con lo que predomina en la actualidad y busca unas formas de relaciones entre las personas más igualitarias, más solidarias…
Notas
[1] http://electionresources.org/pt/index_es.html
[2] “Sistema político y estructura de Portugal”, en Anuario Internacional CIDOB 2005, edición 2006, www.cidob.org.[3] António Barreto, Braulio Gómez Fortes y Pedro Magalhaes (dirs.): Portugal: democracia y sistema político, Madrid, Siglo XXI, 2003. El análisis que se hace en este libro llega hasta 1993, pero las conclusiones se pueden extender en los años siguientes, en la medida que Portugal ha proseguido en ese proceso de transformaciones económicas y sociales.
[2] “Sistema político y estructura de Portugal”, en Anuario Internacional CIDOB 2005, edición 2006, www.cidob.org.[3] António Barreto, Braulio Gómez Fortes y Pedro Magalhaes (dirs.): Portugal: democracia y sistema político, Madrid, Siglo XXI, 2003. El análisis que se hace en este libro llega hasta 1993, pero las conclusiones se pueden extender en los años siguientes, en la medida que Portugal ha proseguido en ese proceso de transformaciones económicas y sociales.
[5] En las elecciones municipales de 2005 la CDU superaba el 40% de los votos en los distritos de Bajo Alentejo y Setúbal; en el Alto Alentejo lo hacía sobre el 30%; y en la franja central de Lisboa, Santarém y Portalegre superaba el 20%. En las legislativas del mismo año estaba por encima del 20% en todo el Alentejo y Setúbal, y del 10% en Lisboa y Portalegre. Ver http://www.stape.pt/ (Secretariado Técnico para Asuntos de Proceso Electorales, Ministerio de Administración Interna de Portugal).[6] http://www.pcp.pt/ y http://www.parlamento.pt.[7] http://www.mun-setubal.pt/
[8] José Pacheco Pereira: “El Partido Comunista Portugués y la izquierda revolucionaria”, en Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), nn. 60-61, abril-septiembre 1988.[9] C. Jalali (“As mesmas clivagens de sempre? Velhas clivagens e novos valores no comportamento electoral portugués”, 2004), citado en José Ramón Montero, Kerman Calvo y Álvaro Martínez: “El voto religioso en España y Portugal”, Revista Internacional de Sociología, n. 51, septiembre-diciembre 2008.[10] Ibidem.[11] http://www.osverdes.pt/.[12] Rebelión, Kaos en la Red, Sin Permiso, Insurgente… Resulta interesante el artículo de Adrián Sánchez, del Colectivo Izquierda Marxista, “Portugal: entre el pasado y el futuro”, publicado el 2 de octubre de 2009 en http://www.kaosenlared.net.[13] Francisco Louça: “Cinco lecciones de las elecciones de Portugal”, esquerda.net, 29 septiembre 2009 (también se ha publicado traducido en las revistas electrónicas antes reseñadas).[14] http://www.bloco.org/ y http://www.parlamento.pt/.
[15] Ante la imposibilidad de encontrar los datos de 2009, lo he hecho sobre los de 2005. Existe además una gran continuidad de las personas elegidas, por lo que creo que sirven de referencia.