martes, 30 de abril de 2019

No cesan las intentonas golpistas en Venezuela, que van fracasando una detrás de otra

Lo que está ocurriendo hoy en Venezuela es un nuevo episodio de las intentonas golpistas que no cesan. En esta ocasión se ha adornado con la liberación de Leopoldo López, en arresto domiciliario, y la compañía de Juan Guaidó, autoproclamado hace unos meses presidente del país. En la acción militar se ha hecho un llamamiento al ejército para que se levante en armas contra el gobierno. Pero, por lo que se está viendo, no ha habido tal levantamiento y es la población la que ha empezado a movilizarse de inmediato para defender a su gobierno. El cruce de noticias contradictorias sigue. En El País, por ejemplo, se está informando que Guaidó y López han burlado el cerco y están arengando a la población. Por parte de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, se ha negado que la base aérea de La Carlota haya sido ocupado por los golpistas. Si nos atenemos a la información que se ofrece en TeleSUR, al menos una parte de las tropas utilizadas en la intentona golpista ha sido manipulada para llevar a cabo la acción. 

Primeras impresiones tras el 28-A

Ya tendré tiempo de hacer un análisis más profundo. Ahora me quedo con estas impresiones escritas con rapidez:

Se ha frenado, por ahora al bloque  de la derecha; el crecimiento de Vox, que hay que analizar en profundizar, ha supuesto la debacle del PP; éste va camino de desmoronarse; el que ha salido fortalecido ha sido Cs, que ya está jugando a nuclear la derecha; su nuevo rechazo a un gobierno con el PSOE, preferido por el poder financiero, lo corrobora.


El PSOE ha sido el claro ganador; ha subido en todo (votos, escaños, Senado...), optimizando al máximo los resultados, como le permite el sistema electoral; se siente fuerte para gobernar en solitario; por la derecha Cs, con su no, se lo está poniendo fácil; por la izquierda tiene a Unidas Podemos debilitada, con escasa capacidad de presión; el apoyo de los nacionalistas periféricos no resulta imprescindible, siendo más fácil conseguirlo de los conservadores (PNV y CC) y de Compromís.


Unidas Podemos ha remontado algo sobre unas previsiones oscuras, pero no lo suficiente; las pérdidas tienen varias fuentes: la reaparición del voto útil al PSOE, la ruptura de las confluencias en Galicia y Valencia, la difícil soldadura entre Podemos e IU, con reticencias internas y en el electorado, la crisis interna de Podemos (Errejón y demás)...


En Cataluña, País Vasco, Navarra, Baleares, Galicia y Asturias se está dibujando un mapa bastante diferente; en las tres primeras la derecha españolista pinta poco (Navarra) o muy poco (Cataluña y País Vasco); en Baleares y Galicia, aunque se mantiene, ha sido derrotada; y Asturias sigue siendo un bastión de la izquierda.


En País Valencia y Andalucía el equilibrio es mayor; en el caso de valenciano, no obstante, ha ganado el bloque progresista, lo que lo diferencia del andaluz, donde la derecha está gobernando. 


El resto de comunidades reflejan la hegemonía de la derecha españolista; con especificidades, según el peso de cada grupo; preocupante lo de Madrid (53,5%); y preocupante también que Vox haya superado la media del estado en ocho comunidades (18,6% en Murcia, 15,3% en Castilla-La Mancha, 13,9% en Madrid) y en las dos ciudades autónomas (24% en Ceuta y 16,9% en Melilla). 


Las dos Españas: territorialmente y políticamente; la España abierta, diversa, tolerante, democrática, mirando al futuro...; la España cerrada, uniforme, queriendo volver al pasado...   

domingo, 28 de abril de 2019

Suelta de palomas, desde el poema de Benedetti























La paloma es un ave con una enorme presencia en el imaginario de la gente. Además de su aprovechamiento utilitario, tiene una gran carga simbólica. Sin profundizar en ello, en el mundo donde vivo se ha relacionado con dos abstracciones que reflejan maneras distintas de entender el mundo. Una, propia del trinitarismo cristiano, está vinculada Dios en su tercera persona, esto es al Espíritu Santo. La otra hunde sus raíces en la contemporaneidad, cuando Picasso vinculó la paloma con la paz. En nuestro tiempo quizás sea la alegoría más identificable por la gente, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Soltar una o varias palomas se ha convertido en bastantes ocasiones en una forma de apostar por la paz frente a las guerras. Por la no violencia frente al odio que desgarra a los grupos humanos. Soltar palomas para Mario Benedetti, no tan escéptico como pueda parecer en su poema, puede ser la ocasión para descubrir qué puede pasar cuando se hace. Para un día como hoy no está de más descubrirlo. Y espero que sea para bien.  

Soltar una paloma
no siempre es algo fácil
de imaginar

la paloma es la clave
de tantos sueños
artesanales

si uno dice paloma
piensa espíritu santo
piensa paz

por eso
soltar una paloma
es siempre algo difícil
de imaginar

quizá exista una sola
manera de lograrlo

soltar realmente
una paloma

("Suelta de palomas" es un poema del libro Preguntas al azar (1986), incluido también en su obra recopilatoria Inventario Dos. Poesía 1986-1991 (Madrid, Visor, 2004).

sábado, 27 de abril de 2019

Ante el riesgo de que gane la derecha, hay que votar y hacerlo a la izquierda transformadora

Hay incertidumbre de cara a las elecciones generales de mañana, domingo. Después de lo ocurrido en diciembre en las elecciones andaluzas, en el electorado de izquierda se ha instalado el miedo a que gane el bloque de la derecha. Y es que la posibilidad de que Vox, la derecha más radicalizada y con tintes fascistas, aumente en votos y representación sobre las expectativas iniciales, supone un grave riesgo. 

Si los gobiernos del PP presididos por Mariano Rajoy han sido hasta ahora el culmen en la toma de medidas neoliberales, el recorte de derechos civiles y el deterioro de las relaciones con Catalunya, la presencia de Vox en un gobierno del bloque de la derecha, como sugirió ayer Pablo Casado, acarrearía una situación política sin precedentes. En España, por su supuesto, pero también en el conjunto de países de la Unión Europea. 

Vox, neoliberal en materia económica y social, tiene un discurso xenófobo, autoritario, heteropatriarcal, etc. muy próximo al de otros gobiernos europeos, como el húngaro, el italiano o el polaco. De partidos que están en la misma órbita ideológica en Francia, Finlandia, Países Bajos, Suecia, Noruega, etc. Y de presidentes de países americanos, como Donald Trump, en EEUU, o Jair Balsonaro, en Brasil.

La posibilidad de un triunfo de los partidos progresistas es real. La posibilidad de que Unidas Podemos consiga mejorar las previsiones iniciales también lo es. Puede hacerlo desde dos vías: de un lado, a costa del PSOE y como respuesta al riesgo de que éste pueda verse tentado a llegar a un acuerdo con Ciudadanos, como reclama el poder financiero; y de otro, por el incremento de la participación, sacando votos desde la abstención y en especial desde los sectores más jóvenes. La conjunción de las dos cosas conllevaría la formación de un gobierno progresista, capaz de revertir la trayectoria retrógrada iniciada hace una década (primero, con el último gobierno del PSOE en la etapa de Zapatero, y luego con los sucesivos gobiernos del PP).

El papel que podrían jugar los grupos nacionalistas periféricos sería de suma importancia. Siendo en general de carácter progresista, ayudarían a profundizar  en una senda con medidas económicas y sociales favorables para la mayoría de la población, medioambientales, de equidad en los géneros, etc. Pero también obligaría a un esfuerzo, sobre todo por parte del PSOE, para encontrar vías de diálogo, con vistas a mejorar las relaciones entre las partes y especialmente en el caso catalán.

Cada momento tiene su forma de salir del paso. Quien no entienda que en el momento actual corremos el peligro de dar marcha atrás hasta un extremo que no nos imaginábamos, contribuirá a que las fuerzas más retrógradas se hagan con el gobierno. Y eso no podemos permitirlo.  

jueves, 25 de abril de 2019

Periodista, historiador, profesor...




































Ha sido la televisión el medio donde he vuelto a verlo. Al principio, aunque me sonaba la cara, no daba con él. Me ha parecido más envejecido -quizás bastante- en relación a otras veces en que iba sabiendo de su trayectoria profesional, que desde hace tiempo ha sido la docencia universitaria hasta su jubilación. Eso sí, sin que abandonara la primigenia: el periodismo. Estaba yo  centrado corrigiendo noticias de todo tipo, artículos de opinión y anuncios comerciales en el periódico provincial donde trabajé a mediados de los ochenta, cuando una tarde apareció él con algunos periodistas jóvenes más. Llegaba como nuevo director, sustituyendo a otro muy veterano y experimentado en lo local como nadie. Buscaba, más que reforzar el periódico, que también, renovarlo. Darle una dimensión más amplia, con un mayor tratamiento a lo que iba más allá de las fronteras provinciales. Jugó fuerte con el referéndum de la OTAN y las elecciones que le siguieron, como analista de algo importante, diferente y superador de las noticias que llegaban de las agencias. Cuando me vine a esta tierra, que era la suya de origen, allí se quedó él intentando un imposible. Porque no mucho después dejó el periódico, quizás harto de las miras estrechas, provincianas, de sus propietarios y de un público que poco a poco se iba conservadurizando. Aquí rehízo en parte su vida profesional. Siguió en el periodismo, pero se centró en doctorarse académicamente y proseguir por la vía de la investigación histórica que desde tiempo atrás cultivaba y, puedo asegurarlo, siendo quien más sabe de la historia del periodismo andaluz. Y en ese mundo creció y ascendió. Con el tiempo su periódico de unos pocos, que también lo fue el mío, acabó desapareciendo. Víctima de la incapacidad de quienes no veían más allá de sus estrechas fronteras, dejando atrás más de un siglo de andadura. No hace mucho se jubiló a quien he dedicado esta entrada. Y, al parecer, gozoso. Como corresponde. 

25 de abril: con Grândola, la vila morena, en el corazón

Hay veces que las ciudades se identifican con hechos trascendentes a través de una canción. Ocurre con Grândola, pequeña por su tamaño, pero grande por lo que representa. Situada en la encrucijada que forman el Alentejo y la ciudad Setúbal, dos territorios heroicos en la lucha de sus habitantes por una sociedad mejor, fue escogida por el cantante y poeta José Afonso para homenajearla tras una visita suya en los años sesenta. Zeca, como lo llamaban cariñosamente, quiso mostrar su agradecimiento a la Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense y al ambiente de fraternidad que se vivía en la localidad, todavía en los años oscuros de la dictadura. Una isla de esperanza, como tantas otras, cuyos anhelos de libertad y justicia germinaron en 1974. En ese 25 de abril de soldados y gentes que dieron color con sus claveles rojos a las calles y plazas de Portugal. Una canción que de madrugada dio la señal de inicio de un proceso convertido en revolucionario, aunque después fuera reconducido hasta paralizarlo. Todo un símbolo, la canción. Y la ciudad que la contiene: "Grândola, vila morena":


Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade.     

miércoles, 24 de abril de 2019

Elecciones 28-A: tras el segundo debate, con Iglesias como ganador, es posible frenar a la derecha

Acabó el segundo debate, pero está por ver cómo puede incidir de cara al domingo. Por lo que escribí ayer del primero, creo que me he equivocado poco. 

En lo que respecta al tratamiento en los medios de comunicación, su color  condiciona la valoración que hacen de cada candidato.

La Vanguardia aporta la información del portal Porcentual que recoge las encuestas realizadas pro once medios de comunicación digitales: cuatro dan como ganador a Iglesias, a los que hay que unir uno más, donde empata con Casado; tres lo hacen por Casado, con otros dos donde empata con Rivera e Iglesias, respectivamente; dos, a Sánchez, si bien en uno de ellos con escasa diferencia sobre los otros tres candidatos; y uno, a Rivera, aunque empatado con Casado.   

Por su parte, El País ha vuelto a ofrecer las opiniones de gente experta, aunque con distintas caras, y lo que expresan dice mucho: por unanimidad consideran ganador en el debate a Iglesias; cinco dan como perdedor a Rivera; dos, a Sánchez; y uno, a Casado.

Por mi parte, he aquí sintéticamente mis consideraciones sobre cada candidato:


Pablo Casado: estuvo más agresivo que el día anterior, pero mantuvo la misma línea en los mensajes que lanzó; su objetivo fue Sánchez, pero tuvo que esforzarse para defenderse de las arremetidas de Rivera; que hiciera lo primero puede entenderse como una forma de evitar dar la imagen de blando ante un electorado de la derecha que cada vez se está radicalizando más, con Vox como una seria amenaza.


Albert Rivera: intensificó su actitud agresiva, pero esta vez no sólo contra Sánchez, sino también contra Casado, al que ya no le propuso formar un gobierno conjunto; su agresividad le llevó a exagerar más sus gestos y aumentar sus comentarios fuera de tono; más que la lucha por la hegemonía en la derecha, está en juego que su partido no siga perdiendo posiciones; se mantuvo en su línea centralista, neoliberal y contra lo que denominó la vieja política; puso al descubierto su reformismo en materia de derechos civiles (eutanasia, aborto...), pero defendió la maternidad subrogada.


Pedro Sánchez: estuvo menos calmado que el día anterior, perdiendo el autocontrol en algunas ocasiones; los ataques desde la derecha no tenían por qué afectarlo, salvo en lo referente al problema catalán, donde Rivera y Casado insistieron; se mantuvo condescendiente con Iglesias, al que agradeció el apoyo en las medidas sociales e incluso apoyó explícitamente en algunas de las propuestas que iba desentrañando. 


Pablo Iglesias: fue esta vez, con diferencia, quien mejor estuvo; siguió en su línea de moderación, fuera de las trifulcas de los otros tres; sólo elevó el tono cuando, interrumpido reiteradamente por Rivera, lo llamó impertinente y maleducado; fue el único que aportó el programa electoral, que desentrañó a lo largo del debate; y un detalle que no debe menospreciarse: acudió en taxi al debate; fue la sorpresa de la noche, aunque lo fuera simbólica.


¿Todo sigue igual? Hay un quinto candidato, Santiago Abascal, que sigue actuando. Ausente en el debate, está en el circo electoral. Hay quienes dicen que puede haber mucho voto oculto, que incluso puede dar la sorpresa... Sólo sabemos que la derecha españolista está más fragmentada que nunca, lo que refleja una grave crisis de representación en su seno.


Pero la clave, desde mi punto de vista, se encuentra en el electorado progresista, de izquierda o como se le quiera llamar: en la medida que se movilice, se evitará que gane el bloque de la derecha. Lo ocurrido en Andalucía es un escenario que debe ser valorado por quienes estén pensando en la abstención. Y otra cosa: si aumenta el voto útil, que beneficiaría al PSOE, existe el riesgo de que haga lo que siempre ha hecho cuando, con mayoría absoluta o sin ella, ha gobernado. Los apoyos a Unidas Podemos, en la medida que sean mayores que las previsiones que dan los sondeos, serán siempre un contrapeso a ese peligro. Como también que se mejore la relación con territorios como Cataluña y el País Vasco.  

martes, 23 de abril de 2019

Leer en el Día del Libro y en cada momento











































Hoy es el Día del Libro. Un año más. Un día bonito, que en algunos lugares, como Cataluña, se convierte en una fiesta importante. Sant Jordi, sí, pero ante todo el día que se regala un libro y una flor. Mejor, imposible. Los libros, sí, que para mí son
 como el pan nuestro de cada día. Un flujo permanente, mientras gozo en cada una de las palabras que se suceden interminablemente hasta el infinito. 


Ayer recogí un libro más: Tomar partido. Conversaciones con la izquierda transformadora (Tafalla, Txalaparta, 2019), de Sergio Gregori Marugán. Desde hace unas semanas estoy releyendo, poco a poco, otro: Historia General de Al Ándalus. Europa entre Oriente y Occidente (Córdoba, Almuzara, 2006), de Emilio González Ferrín. Hace unos días acabé Los campos de concentración de Franco. Sometimiento, torturas y muerte tras la alambradas (Barcelona, Penguin, 2019), de Carlos Hernández de Miguel. Ahora estoy con Las armas y el oro. Palancas de la guerra, mitos del franquismo (Barcelona, Pasado y Presente, 2013), de Ángel Viñas. Algo más atrás leí con mucha atención La clase trabajadora. ¿Sujeto de cambio en el siglo XXI? (Madrid, Siglo XXI, 2018), coordinado por Adrián Tarín y José Manuel Rivas Otero. Y no me ha faltado uno sobre un tema de controvertida actualidad: El caso Alsasua (Tafalla, Txalaparta, 2019), de Aitor Agirrezábal y Aritz Intxusta. Historia, política, sociología... 


En el mundo del arte, tan apasionante para mí, encontré al poco de empezar el año Mentira y sueño de Franco. Una parábola moderna (Fondation Archives Antonio Saura/Editions Medecine et Hygiène, 2017), donde los dibujos de Antonio Saura se mezclan con los comentarios de Eduardo Arroyo y Bartolomé Bennassar. Y desde este libro, me fui a otro, escrito como libelo por el mismo Antonio Saura  y con un interesante Prefacio de Félix de Azúa: Contra el Guernica (Archives Antonio Saura/Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía/Ediciones de La Central, 2009).


No me ha faltado la literatura, claro está. He descubierto en las últimas semanas, indagando por la red electrónica, los poemas de Paul Celan, Chantal Mayllard, Maya Angelou, Yevgueni Yevtushenko, Paca Aguirre... En fin, la siempre para mí omnipresente poesía. Yendo hacia atrás hasta empezar el año, he leído la impactante autobiografía de la misma Angelou: Mamá y yo y mamá (Tafalla, Txalaparta, 2019). O las novelas históricas Yo, Julia (Barcelona, Planeta, 2018), de Santiago Posteguillo, Razones, esperanzas y sinrazones (Málaga, Promotora Cultural Malagueña, 2017), de Isabel Anaya Moreno. O los versos eróticos de Félix María de Samaniego en El jardín de Venus. O, la distopía, ya comentada por mí en este cuaderno, La ciudad simétrica, de Juan Barba García, y sus relatos breves en Sombras en el jardín. Y también Sísifo enamorado (Tafalla, Txalaparta, 2013), de Laura Mintegi. Y los cuentos de Emilia Pardo Bazán agrupados en El encaje roto (Zaragoza, Contraseña, 2018). Y la sucesión de narraciones de Marcel Proust editadas como Por el camino de Swann. En busca del tiempo perdido (Madrid, Unidad editorial, 1999).  


Un guiño también al Club de Lectura Trafalgar, con quien inicié una aventura de encuentros a finales del año pasado. Después de mi bautismo con El Gatopardo, de Giupesse Tomasi de Lampedusa, he participado en otros dos encuentros: el dedicado a la para mí bella novela El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy; y el de la ya referida Yo, Julia, de Posteguillo. Lo siguiente será Madame Bovary, de Gustave Flaubert, que ya leí en otro momento, pero que me obligará a una relectura.

No sé si se me ha quedado algo por el camino. Con seguridad, algunas, no pocas, relecturas parciales y consultas de otros tantos libros. Los necesarios para poder documentarme cuando me dedico a la investigación histórica, para acompañar algunas de las cosas que escribo en este cuaderno o simplemente para recordar lo que me place. Ese flujo al que me referí al principio. Un fluir interminable. Y gozoso, por supuesto.  

Elecciones 28-A: tras el primer debate electoral, a la espera del segundo

Ayer tuvo lugar el primer debate. ¿Quién ganó? Mirando los distintos medios de comunicación, las encuestas digitales que han hecho entre quienes los leen reflejan claramente su orientación. El País ha optado también por las opiniones de ocho politólogos y politólogas. Y, ojo, cuatro han dado como vencedor a  Pablo Iglesias, tres han apuntado a Albert Rivera y sólo uno se ha quedado con Pedro Sánchez. Por contra, cuatro han dado por perdedor a Pablo Casado, dos lo han hecho por Rivera y otros dos, por Sánchez. Conviene tenerlo en cuenta.

Por mi parte, estas son unas consideraciones hechas a modo vuelapluma: 

Pablo Casado (PP): estuvo moderado en las formas; sacó pecho del gobierno de Mariano Rajoy; no quiso contestar a las reiteradas ofertas de gobierno que hizo Rivera; no le faltaron alusiones a la izquierda, los batasunos, los independentistas; tiró de la pregunta a Sánchez sobre un indulto a los líderes catalanes procesados; se quedó frío, en lo que fue su peor momento, cuando Sánchez le lanzó, recordando a su compañera Cayetana, las palabras lo del "no es no", el silencio no es un sí o que las mujeres no son ni taxis ni vientres de alquiler; buscó recuperar votos moderados del centro-derecha; hizo valer lo del voto útil ante el peligro de que gane la izquierda; se mostró como un partido de gobierno, evitando estridencias y poniendo como ejemplo al gobierno de Rajoy...

Albert Rivera (Cs): fue el más agresivo, porque lo necesitaba; se le notó airado, interrumpiendo con frecuencia a los otros oponentes, más con Sánchez ("no se ponga nervioso", "no sea carca");  quiso realzar su imagen de lo nuevo frente al viejo bipartidismo; actuó con imágenes que pretendía impactantes, como la foto de Sánchez con Torra, la tarjeta sanitaria única o la detención de Rodrigo Rato; lanzó términos duros como comunistas, por la izquierda, o golpistas, por el nacionalismo catalán; acusó a Sánchez de complicidad con el independentismo, basándose en los apoyos a la moción de censura y la conversación con Quim Torra; coincidió con Casado en lo del 
indulto a los líderes catalanes; se mostró el más centralista en lo territorial, hasta el punto de criticar al PP por su relación con el PNV; se apropió de la frase "el milagro económico del PP está en la cárcel", de Mª Jesús Montero, referida al PP; buscó ganarse el centro, compitiendo con el PSOE desde su apelación al reformismo y los gobiernos de Felipe González; y buscó evitar fugas hacia el PP y, menos, Vox con su apelación constante al nacionalismo español frente al independentismo... 

Pedro Sánchez (PSOE): estuvo a la defensiva, como era de esperar; enumeró por ello una por una las medidas de su gobierno; supo neutralizar el apoyo de los nacionalistas catalanes en la moción de censura ante el hecho de la corrupción del PP; echó en cara a PP y Cs la falta de apoyo en algunas de las medidas; agradeció el de Unidos Podemos en las medidas sociales; en alguna ocasión contraatacó por la derecha, como hizo con lo de los vientres de alquiler; fue rotundo cuando extendió su frase preferida "no es no", además de lo referente a la violencia contra las mujeres, a aceptar un referéndum en Cataluña; no contestó a Iglesias sobre un acuerdo con Cs; pero al final dejó claro que su objetivo es un gobierno de socialistas con independientes, como el de ahora. 

Pablo Iglesias (Unidos Podemos): además de su moderación, resultó sorprendente, quizás más, su continua apelación a la Constitución; más concretamente, a su parte más progresista, esto es, los artículos que se refieren a los derechos sociales; vinculó el patriotismo de la derecha a los privilegios de la gente rica y una visión intolerante de la realidad plurinacional de España; aprovechó lo de las cloacas del estado para criticar a PSOE y PP por haber hecho uso de ellas cuando han gobernado; se ofreció como acompañante en un gobierno con el PSOE; intentó que Sánchez aclarase un posible acuerdo con Cs...

Hoy toca la segunda parte. Intuyo cuatro cosas: 

a) Casado mostrará una cara más agresiva, pero sin pasarse; en un equilibrio por apostar por el voto útil, pero evitando fugas por su derecha.

b) Rivera insistirá en su agresividad, si bien imprimiendo una mayor intensidad; es el que más lo necesita, porque es el que durante las últimas semanas ha perdido más; por ello insistirá en lo territorial y el anticatalanismo.

c) Sánchez seguirá en el mismo tono de moderación, buscando la ocasión, cuando pueda, de lanzar algún contragolpe; se siente seguro en su papel y confía en conseguir votos por su flanco izquierdo.

d) Iglesias quizás sea el que tenga guardada una carta en la manga, buscando atraer el voto que se pueda quedar o ir a la abstención; insistir en demasía en lo de la Constitución puede detraer a la gente más joven; quizás se muestre más agresivo en advertir el peligro de un gobierno de la derecha y el riesgo que un gobierno del PSOE acabe siendo la versión 2 del de Zapatero.

lunes, 22 de abril de 2019

La luz en el Día del Tierra























La fotografía la tomé hace un par de semanas junto al Mediterráneo, en Peñíscola. Una imagen que da la impresión de estar ante un incendio devorador. Nunca había visto un juego tan impresionante entre la luz del sol y las nubes interpuestas en el horizonte. La luz solar en el momento del ocaso del día. La Tierra es así. Ofrece espectáculos que no por sorprendentes, dejan de ser reales. La belleza de la luz y sus colores. Hoy, en el Día de la Tierra, no estaría de más quedarnos en la contemplación de este juego natural, tan bello como tantos otros, y proyectar la conciencia que ayude a hacer desparecer lo que aparenta. 

domingo, 21 de abril de 2019

En lo que fue el campo de Argelès-sur-Mer















































Hace algo más de una semana me acerqué a Francia bordeando la costa catalana. Después de haber visitado en Collioure la tumba de Antonio Machado, estuve en Argelès-sur-Mer. En la playa donde se confinó a decenas de miles de personas desde los primeros días de 1939. Y también en el pequeño cementerio donde reposan los restos de quienes durante ese tiempo murieron de hambre y enfermedades. Ese lugar -uno más entre otros tantos campos: los más próximos de Saint Cyprien y Le Barcarès; los de Bram, Gurs...- por el que fueron pasando quienes huían del avance del ejército sublevado y la represión que lo acompañaba. Por cientos de miles, hasta superar el medio millón. Huyendo con cierta esperanza y encontrándose finalmente con la frialdad y la dureza de un gobierno que en vez de acogerlas, las condenó al ostracismo, cuando no a la muerte. El mismo que ya desde tres años antes había negado la ayuda al gobierno republicano español, cuando la sublevación militar y el apoyo de las potencias fascistas empezaron a poner en peligro al mundo. El día de mi visita a Argelès hacía un tiempo desapacible. La tramontana soplaba con fiereza. Y mientras miraba la arena de la playa no pude por menos que imaginarme a esas personas soportando frío, hambre, enfermedades, golpes, humillaciones, indiferencia, dolor... Muchas de las cuales un año después, cuando el peligro de un ataque alemán ser cernió sobre Francia, pasaron a engrosar las filas de la Resistencia antifascista. La constatación de la maldad humana. 

viernes, 19 de abril de 2019

Picasso, Miró y Dalí, en la Casa Lis de Salamanca























He tenido ocasión de visitar estos días en Salamanca una excelente exposición: "Picasso-Miró-Dalí. Los grandes maestros españoles del siglo XX". Ubicada, así mismo, en un excelente marco arquitectónico: la Casa Lis. Construida esta última a principios del siglo pasado, es una muestra destacada de la arquitectura modernista, que acoge desde hace algo más de dos décadas e Museo Art Nouveau y Art Déco. Junto a la colección permanente suele ofrecer diversas exposiciones temporales, como la que en esta ocasión está dedicando a los tres artistas españoles referidos.


Tres exposiciones en una, puede decirse también. Y no irrelevantes, pese a que se trate de colecciones de grabados poco,  o menos, conocidas. Estamos ante los tres artistas cumbre del arte español del siglo XX. Su genialidad como representantes, cuando no pioneros, de diversas vanguardias está presente en las numerosas obras presentadas para la ocasión. Con un hilo común: el surrealismo, interpretado por cada uno de distinta manera. Estamos, en todo caso, ante lo genuino de esos tres artistas, dentro, eso sí, de unas técnicas, la del grabado y la litografía, peculiares y complejas en su realización. 

De Picasso se ofrecen dos series: "Venti pochoirs originali" y "El entierro del conde de Orgaz". La primera, realizada en los años cincuenta, es claramente cubista en su concepción, salvo dos grabados, donde hace un guiño, respectivamente, a sus épocas iniciales como pintor: la azul y la rosa. La segunda, hecha entre los años cincuenta y sesenta, se publicó como libro en 1970, tres años antes de la muerte del artista. Contó con la colaboración de Rafael Alberti, que aportó un prólogo-poema titulado "No digo más que lo que no digo". Estamos ante el artista que juega con el surrealismo como estilo y el erotismo como acompañante temático, dejando presente, como en tantas ocasiones, la ambigüedad y lo enigmático de su contenido. Y sobre esto último me pregunto, quizás inocentemente: ¿lo de Orgaz es una excusa para acabar mostrando lo de orgasmo? 

Miró aparece con las litografías que componen el libro Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró, publicado en 1975. Y de nuevo con la compañía de Alberti, autor de los textos que las acompañan. Un Miró pleno en su visión del surrealismo alejada de la figuración más extendida e inserto en la cuasi abstracción. La misma que tanto influyó en artistas europeos que acabaron instalados en EEUU desde los años treinta, huyendo del nazismo, para dar origen al conocido como expresionismo abstracto. 

En la serie de grabados "La vida es sueño", de 1962, estamos ante un Dalí que juega con la obra homónima de Calderón de la Barca, cuyo título coincide con la cosmovisión creativa que mejor define al artista gerundense. Su surrealismo, quizás el más conocido y reconocible en ese movimiento, conecta con la permanente presencia de lo onírico en prácticamente todas sus obras a lo largo de su vida. 

Hablar de estos tres artistas es hacerlo, en gran medida, de lo que fue la España del siglo XX y su proyección en el mundo del arte. Si Picasso y Dalí pueden representar lo que simbolizan las dos Españas a las que se refirió Antonio Machado, Miró en cierta medida podría ser lo que en algunos círculos se denomina la tercera España. Con la Guerra Española y lo que vino después como principal línea divisoria. De un lado, el Picasso, antifascista, militante comunista tras la Segunda Guerra Mundial y exiliado permanente. De otro, el Dalí que no condena el nazismo, simpatizante del bando sublevado, anticomunista e icono artístico del régimen franquista. Y, por último, un Miró simpatizante de la causa republicana, pero que acaba residiendo en España tras la ocupación alemana de Francia, que trabaja en una especie de exilio interior, que colabora tibiamente con la oposición al régimen y que, ya al final de su vida, apoya a la monarquía conformada durante la Transición.

Todo ello, con los grises correspondientes, y con los vaivenes del tiempo y de cada momento. Tres artistas que simbolizan un siglo lo suficientemente importante, convulsiones de todo tipo incluidas, como para sentir la necesidad de comprenderlo.

jueves, 18 de abril de 2019

El retintín de las palabras de Cayetana

Mucho se está hablando del "¿Ustedes van diciendo sí, sí, sí hasta el final?". Las palabras que Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, candidata del PP por Barcelona, pronunció el pasado lunes en el debate de TVE. Con ellas se metía de lleno en los planteamientos que defienden los grupos heteropatriarcales y antifeministas en torno al tema de las violaciones sexuales. Porque con su pregunta, formulada con cierto tono de retintín, lo que estaba era dejando campo libre a que se sigan juzgando situaciones desde un prisma anclado en un Derecho retrógrado.  

Cuando desde el feminismo se defiende el "no es no", se extiende a que sólo hay consentimiento en una relación sexual cuando se dice "sí" y que el silencio, cuando se está en un contexto de agresión, no deja de ser una forma de rechazo. Pero Cayetana jugó a provocar en el debate (como también lo hizo en otros temas), consciente que se dirigía a un electorado concreto que quería y entendía que lo dijera. El mismo electorado que su partido, el PP, se está disputando con Vox, el principal valedor hasta no hace mucho del discurso heteropatriarcal, antifeminista y homófobo.

lunes, 15 de abril de 2019

Neus Catalá, la última prisionera de los campos de concentración nazis

























Hace unos días falleció Neus Catalá, la última superviviente española de los campos de concentración nazis. Una luchadora incansable hasta el final, pese a sus 103 años. Una "luchadora antifascista e internacionalista", como la definió el ayuntamiento de Els Guiamets, en Tarragona, el municipio de la comarca del Priorat donde nació y también residía. Al principio de la Guerra Española se vinculó a las Joventuts  Socialistes Unificades de Catalunya, trabajando como enfermera y en colonias infantiles hasta 1939, cuando hubo de exiliarse en Francia. 


Tras la ocupación alemana de Francia en 1940, se enroló en la resistencia. Denunciada en 1943, fue torturada en la prisión de Limoges y después, enviada a Alemania, donde pasó por los campos de concentración de Ravensbrück y Holleischen, en Alemania. En este último trabajó como una esclava en la industria de armamento, sin que por ello dejara de desarrollar actividades de sabotaje en la maquinaria y la fabricación de productos.


Acabada la Segunda Guerra Mundial, mantuvo su militancia comunista y feminista en el PSUC, participando en actividades contra el régimen franquista, primero en Francia y luego en Catalunya. 

Desde los años sesenta fue muy activa en el mantenimiento de la memoria de las víctimas españolas del nazismo. Estuvo entre las fundadoras del Comité Internacional de Ravensbrück y, ya nonagenaria, llegó a escribir el libro Testimoni d'una supervivent y después dictó a Carme Martí las memorias Cenizas en el cielo, que inspiraron una novela homónima de la misma Martí.
 


Durante la crisis del PSUC a principios de los ochenta, pasó a formar parte del PCC, donde mantuvo su militancia hasta la muerte. Desde finales de los ochenta participó también en las confluencias políticas IC, primero, y EUiA, después. 

La conocida fotografía en la que aparece retratada como una prisionera alemana, fue hecha en 1945 después de ser liberada. Quería dejar constancia simbólica de lo que habían sido sus dos años de horror en los campos de exterminio, pero también de quienes, por millones, pasaron por todos los campos que se fueron construyendo desde que el nazismo se instaló en el poder.

domingo, 14 de abril de 2019

La república, una necesidad reivindicarla


























Puede parecer una siempre piedra. Pero está cargada de valor: está en el monolito levantado en la playa de Argelés sur Mer, un lugar cargado de una fuerte simbología. En sus arenas estuvieron hace 80 años decenas de miles de españoles y españolas, hasta superar los 100.000, que huían de la llegada de las tropas franquistas a Catalunya. Puede parecer que es la imagen de la derrota y con ella, de la República. Pero es más a derrota de la humanidad. Porque en ese momento triunfó el fascismo en nuestro país. Y también, la insolidaridad. La del un gobierno, el francés, que tres años antes había mirado para otro lado ante la sublevación militar y el apoyo de las potencias fascistas. Y que luego reaccionó de la peor de las formas encerrando en campos de concentración a quienes huían de fascismo, donde tuvieron que soportar unas condiciones insospechadas de hacinamiento, insalubridad y carencia de los más elementales derechos.  Mantener la memoria por lo ocurrido, es una obligación. Como también lo es seguir reivindicando esa República que nos secuestraron.