Mucho se está hablando del "¿Ustedes van diciendo sí, sí, sí hasta el final?". Las palabras que Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, candidata del PP por Barcelona, pronunció el pasado lunes en el debate de TVE. Con ellas se metía de lleno en los planteamientos que defienden los grupos heteropatriarcales y antifeministas en torno al tema de las violaciones sexuales. Porque con su pregunta, formulada con cierto tono de retintín, lo que estaba era dejando campo libre a que se sigan juzgando situaciones desde un prisma anclado en un Derecho retrógrado.
Cuando desde el feminismo se defiende el "no es no", se extiende a que sólo hay consentimiento en una relación sexual cuando se dice "sí" y que el silencio, cuando se está en un contexto de agresión, no deja de ser una forma de rechazo. Pero Cayetana jugó a provocar en el debate (como también lo hizo en otros temas), consciente que se dirigía a un electorado concreto que quería y entendía que lo dijera. El mismo electorado que su partido, el PP, se está disputando con Vox, el principal valedor hasta no hace mucho del discurso heteropatriarcal, antifeminista y homófobo.