A pesar de todo me levanto
Tú
puedes escribirme en la historia
con
tus amargas, torcidas mentiras,
puedes
arrojarme al fango
y aún
así, como el polvo…, yo me levanto.
Mi
descaro te molesta?
¿Por
qué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque
camino
como
si fuera dueña de pozos petroleros,
bombeando
en la sala de mi casa.
Como
lunas y como soles,
con
la certeza de las mareas,
como
las esperanzas brincando alto.
Así,
yo me levanto.
¿Me
quieres ver destrozada?
Con
la cabeza agachada y los ojos bajos,
los
hombros caídos como lágrimas,
debilitados
por mi llanto desconsolado.
¿Mi
arrogancia te ofende?
No te
tomes tan a pecho
que
yo ría como si tuviera minas de oro,
excavándose
en el mismo patio de mi casa.
Puedes
dispararme con tus palabras,
puedes
herirme con tus ojos,
puedes
matarme con tu odio,
y aún
así, como el aire, yo me levanto.
¿Mi
sensualidad te molesta?
Surge
como una sorpresa
que
yo baile como si tuviera diamantes
ahí,
donde se encuentran mis muslos?
De
las barracas de la vergüenza de la historia,
yo me
levanto.
Desde
el pasado enraizado en dolor,
yo me
levanto.
Soy
un océano negro, amplio e inquieto,
manando,
me
extiendo, sobre la marea.
Dejando
atrás noches de temor, de terror,
me
levanto
a un
amanecer maravillosamente claro,
me
levanto,
brindado
los regalos, legados por mis ancestros.
Yo
soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me
levanto.
Me
levanto.
Me
levanto.
(Maya
Angelou)
No deseo abrir la boca
No
deseo abrir la boca.
¿Qué
podría cantar?
A mí,
a quien la vida odia,
tanto
me da cantar que callar.
¿Acaso
debo hablar de dulzura,
cuando
es tanta la amargura que siento?
Ay,
el festín del opresor
me ha
tapado la boca!
Sin
nadie a mi lado en la vida,
¿a
quién dedicaré mi ternura?
Tanto
me da decir, reír,
morir,
existir.
Yo y
mi forzada soledad,
con
mi dolor y mi tristeza.
He
nacido para nada,
mi
boca debería estar sellada.
Ha
llegado, corazón, la primavera,
el
momento propicio del festejo.
¿Pero
qué puedo hacer si un ala
tengo
ahora atrapada?
Así
no puedo volar.
Llevo
mucho tiempo en silencio,
pero
nunca olvidé la melodía
que
no paro de susurrar.
Las
canciones que brotan de mi corazón
me
recuerdan que algún día
romperé
la jaula.
Volando
saldré de esta soledad
y
cantaré con melancolía.
No
soy un frágil álamo
sacudido
por el viento.
Soy
una mujer afgana.
Entiéndase,
pues, mi constante queja.
(Nadia
Anjuman)
8 de marzo
Amanece
con pelo largo el día curvo de las mujeres, ¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas! De la cuna
donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos –toda la atropellada ruta de
nuestras vidas– deberían
pavimentar de flores para celebrarnos (que no nos hagan como a la Princesa
Diana que no vio, ni oyó las floridas avenidas postradas de pena de Londres) Nosotras
queremos ver y oler las flores. Queremos flores de los que no se alegraron
cuando nacimos hembras en vez de machos, Queremos flores de los que nos
cortaron el clítoris Y de los que nos vendaron los pies Queremos flores de
quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos
y ayudáramos en la cocina Flores del que se metió en la cama de noche y nos
tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía Queremos flores del
que nos pagó menos por el trabajo más pesado Y del que nos corrió cuando se dio
cuenta que estábamos embarazadas Queremos flores del que nos condenó a muerte
forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas Queremos flores del que se
protege del mal pensamiento obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo Del
que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte Queremos flores
de los que nos quemaron por brujas Y nos encerraron por locas Flores del que
nos pega, del que se emborracha Del que se bebe irredento el pago de la comida
del mes Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos Flores de las que
se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras Y albergan ponzoña en su
corazón para las de su mismo género
Tantas
flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos donde el agua de
nuestros ojos se hace lodo; arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos, de
las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece
con pelo largo el día curvo de las mujeres. Queremos flores hoy. Cuanto nos
corresponde. El jardín del que nos expulsaron.
(Gioconda
Belli)
Rotundamente negra
Me
niego rotundamente
a negar mi voz,
mi
sangre y mi piel.
y me
niego rotundamente
a dejar de ser yo,
a dejar de sentirme bien
cuando
miro mi rostro en el espejo
con
mi boca
rotundamente
grande,
y mi
nariz
rotundamente
hermosa,
y mis
dientes
rotundamente
blancos,
y mi
piel valientemente negra.
Y me
niego categóricamente
a dejar de hablar
mi
lengua, mi acento y mi historia.
Y me
niego absolutamente
a ser
parte de los que callan,
de
los que temen,
de
los que lloran.
Porque
me acepto
rotundamente
libre,
rotundamente
negra,
rotundamente
hermosa.
(Shirley
Campbell)
La construcción de un sueño
Siempre
hay tiempo para un sueño.
Siempre
es tiempo de dejarse llevar por una
pasión
que nos arrastre hacia el deseo.
Siempre
es posible encontrar la fuerza
necesaria
para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto.
Y es
allí, y solo allí, en la altura, donde
podemos
desplegar nuestras alas en toda su extensión.
Solo
allí, en lo más alto de nosotros mismos,
en lo
más profundo de nuestras inquietudes,
podremos
separar los brazos, y volar.
...
ella ha iniciado ya ese vuelo.
(Dulce
Chacón)
Calcomanía
A
veces repaso con boli los
bordes
de la herida,
como
si la tinta azul
fuera
capaz de contener
la
expansión del morado.
Repaso
igual que mi hija repasa los bordes
de
las calcomanías que empiezan
a
desdibujársele en el brazo.
A
veces, incluso, le dibujo
a la
herida ojitos y boca.
Un
día, incluso, le dibujé
una
lengua burlona.
Ella
lo vio y sonrió.
Esa
fue la primera vez que tuve miedo.
(Bibiana
Collado Cabrera)
Él era débil y yo era fuerte…
Él era
débil y yo era fuerte,
después
él dejó que yo le hiciera pasar
y
entonces yo era débil y él era fuerte,
y
dejé que él me guiara a casa.
No
era lejos, la puerta estaba cerca,
tampoco
estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no
había ruido, él no dijo nada,
y eso
era lo que yo más deseaba saber.
El
día irrumpió, tuvimos que separarnos,
ahora
ninguno de los dos era más fuerte,
él
luchó, yo también luché,
¡pero
no lo hicimos a pesar de todo!
(Emily
Dickinson)
Quiero disculparme…
Quiero
disculparme con todas las mujeres
a las
que he llamado bonitas
antes
de haberlas llamado inteligentes o valientes.
Lamento
si hice sonar complicado
algo
tan simple como con lo que se nace,
es de
lo que tienes que estar más orgullosa
como
cuando tu espíritu ha aplastado las montañas.
De
ahora en adelante, voy a decir cosas como eres resistente
o
eres extraordinaria,
no
porque crea que no eres bonita,
sino
porque eres mucho más que eso.
(Rupi
Kaur)
Si me quieres, quiéreme entera…
Si me
quieres, quiéreme entera,
no
por zonas de luz o sombra…
Si me
quieres, quiéreme negra
y
blanca, Y gris, verde, y rubia,
y
morena…
Quiéreme
día,
quiéreme
noche…
¡Y
madrugada en la ventana abierta!…
Si me
quieres, no me recortes:
¡Quiéreme
toda!… O no me quieras
(Dulce
María Loinaz)
Es necesario…
Es necesario
revertir
el hechizo.
Ese,
que
borra a las mujeres
de
los libros de historia,
de
las esferas de poder,
de
las antologías.
Ese,
que
las encierra
entre
cuatro paredes,
con
solo
colocarles
un anillo.
(Gisela
López)
Ca Foscari
Te
amo como mi semejante,
mi
igual, mi parecida,
de
esclava a esclava,
parejas
en la subversión
al
orden domesticado.
Te
amo esta y otras noches
con
las señas de identidad
cambiadas.
como
alegremente cambiamos nuestra ropa
y tu
vestido es el mío
y mis
sandalias son las tuyas,
como
mi seno
es tu
seno
y tus
antepasadas son las mías.
Hacemos
el amor incestuosamente,
escandalizando
a los peces
y a
los buenos ciudadanos de este
y de
todos los partidos.
A la
mañana, en el desayuno,
cuando
las cosas lentamente vayan despertando,
te
llamaré por mi nombre
y tú
contestarás
alegre,
mi
igual, mi hermana, mi semejante.
(Alejandra
Peri Rossi)
Soy mujer…
Soy
mujer.
Y un
entrañable calor me abriga
cuando
el mundo me golpea.
Es el
calor de otras mujeres,
de
aquellas que hicieron de la vida
este
rincón sensible, luchador,
de
piel suave y corazón guerrero.
(Alejandra
Pizarnik)
Somos mujeres
Miradnos.
Somos
la luz de nuestra propia sombra,
el
reflejo de la carne que nos ha acompañado,
la
fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.
Somos
el azar de lo oportuno,
la
paz que termina con las guerras ajenas,
dos
rodillas arañadas que resisten con valentía.
Miradnos.
Decidimos
cambiar la dirección del puño
porque
nosotras no nos defendemos:
nosotras
luchamos.
Miradnos.
Somos,
también, dolor, somos miedo,
somos
un tropiezo fruto de la zancadilla de otro
que
pretende marcar un camino que no existe.
Somos,
también, una espalda torcida,
una
mirada maltratada, una piel obligada,
pero
la misma mano que alzamos
abre
todas las puertas,
la
misma boca con la que negamos
hace
que el mundo avance,
y
somos las únicas capaces de enseñar
a un
pájaro a volar.
Miradnos.
Somos
música,
inabarcables,
invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz
en un lugar que aún no es capaz de
abarcarnos,
vencernos, contenernos, habitarnos,
porque
la belleza siempre cegó los ojos
de
aquel que no sabía mirar.
Nuestro
animal es una bestia indomable
que
dormía tranquila hasta que decidisteis
abrirle
los ojos con vuestros palos,
con
vuestros insultos, con este desprecio
que,
oídnos:
no
aceptamos.
Miradnos.
porque
yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he
visto cuando nos reconocemos humanas
en
esta selva que no siempre nos comprende
pero
que hemos conquistado.
He
visto en nosotras
la
armonía de la vida y de la muerte,
la
quietud del cielo y del suelo,
la
unión del comienzo y del fin,
el
fuego de la nieve y la madera,
la
libertad del sí y el no,
el
valor de quien llega y quien se va,
el
don de quien puede y lo consigue.
Miradnos,
y nunca
olvidéis que el universo y la luz
salen
de nuestras piernas.
Porque
un mundo sin mujeres
no es
más que un mundo vacío y a oscuras.
Y
nosotras
estamos
aquí
para
despertaros
y
encender la mecha.
(Elvira
Sastre)
Loba
Yo
soy como la loba.
Quebré
con el rebaño
Y me
fui a la montaña
Fatigada
del llano.
Yo
tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
Que
no pude ser como las otras, casta de buey
Con
yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!
Yo
quiero con mis manos apartar la maleza.
Mirad
cómo se ríen y cómo me señalan
Porque
lo digo así: (Las ovejitas balan
Porque
ven que una loba ha entrado en el corral
Y
saben que las lobas vienen del matorral).
(Alfonsina
Storni)
la mujer que vende el pescado…
la
mujer que vende el pescado se llama Dulce
y
todo lo que tiene que ver con ella es azul
hasta
su forma de saludar abre un claro
en el
cielo más gris
no
limpia bien la merluza y nos la trae a casa
con
todas las vísceras y esas espinas exteriores
que
se clavan en las manos
pero
vuelves al día siguiente con ella
porque
su marido va al mar todas las mañanas
en un
barco que los turistas fotografían por la mañana
como
si fuera un recuerdo de sus vacaciones
Dulce
nos advierte que estemos pendientes de la cartera
porque
hay mucha necesidad y ya se sabe
desesperación
a
ella le entraron en su casa varias veces
pero
no buscaban comida
Dulce
siente pena de mí porque no tengo hijos
y sé
que es por eso que me escoge las mejores almejas
pero
hoy la mujer azul estaba tan triste
que
el olor a mar se hizo denso casi insoportable
alguien
se atrevió a preguntar y por fin contestó
hay
dolores que te desgarran el alma
la
mujer gorda con bolso de rafia añadió
a
quien lo tenga
luego
resbalaron dos lagrimas por el rostro de Dulce
que
brillaban como escamas
(Eva Veiga)