lunes, 29 de mayo de 2023

A un puñado de votos, pero con mucha honra


Tenía todavía 18 años cuando me inicié en eso de las campañas electorales. Desde entonces ha sido un no parar a lo largo de las convocatorias de referendos y elecciones de todo tipo que se han ido sucediendo. Vividas con una gran intensidad, y casi siempre teniendo que actuar dentro de la plaza y alejado de la barrera. Las últimas elecciones tuvieron lugar ayer y no dudé en echar una mano a quienes me lo pidieron. Con humildad, porque uno ya no está para tantos trotes, he aportado ese granito de arena que ayuda a que pueda hacerse un montón, por pequeño que pueda parecer. Era consciente de las fuerzas limitadas con las que contábamos, pero percibí que nunca faltó la ilusión necesaria para intentarlo. La de quienes siguen manteniendo la llama de Izquierda Unida y también la de quienes se han acercado, cada cual con sus posibilidades, para que pudiera lucir con mayor intensidad. Por eso no puedo dejar de nombrar al incombustible Antonio, a Lino en medio de sus viajes y al enorme José... A Martina, que mostró una gran valentía y generosidad para encabezar la candidatura... A Paqui, Manolo y Antonia, que se hicieron visibles, con mucho amor, desde su pedanía de San Ambrosio... Al Miguel Ángel de las alturas. A Mari Ángeles, Chani, Angustias o Gema, con su reparto de propaganda... A Gema y Luis, que dijeron que para lo hiciera falta... A Marcos, Pedro o la otra Mari Ángeles, que aportaron lo que pudieron... Nos han perseguido catarros y fiebres,  alguna operación maxilofacial, accidentes domésticos, turnos de trabajo inesperados, las obligaciones de los cuidados familiares... Pesado como soy, no me faltó hablar a Jorge y a algunos compañeros sobre el condicionante de ese magma conservador que subyace en este pueblo... El mismo que mantiene en el imaginario de tanta gente un recuerdo falso de los tiempos oscuros de la dictadura y la falsa ilusión de un progreso a costa de lo que tiene más valor... He sido testigo de ese arranque de campaña en el que no respetaron el reparto de los espacios acordados para colocar los carteles... De la excusa que se puso sobre nuestro representante para evitar un debate entre candidatos y candidatas, espantada loca final de uno de ellos... O ver cómo a un periódico local se le olvidó -¡ay!- poner en su portada la imagen de Martina... Y en medio de todo eso he visto en la gente de Izquierda Unida mucha honradez y dignidad. El objetivo estaba puesto en regresar al Ayuntamiento. Y nos han faltado tan sólo 20 votos. Y concluyo: abomino de las miserias y de las cosas de miserables.   

(Imagen: Dámaris)

martes, 23 de mayo de 2023

Vinicius Jr. y el racismo instalado en el mundo del fútbol


Lo que está ocurriendo con Vinicius Jr., jugador del Real Madrid, tiene un claro calificativo: racismo. Los gritos y gestos que tuvo que sufrir el domingo pasado antes y durante el partido en el campo de Mestalla, así como los que viene recibiendo desde hace tiempo en otros campos, no merecen otro calificativo. Otros jugadores con el mismo color de piel fueron víctimas de ello. En España, los Roberto Carlos, Kameni, Eto'o, Alves, Marcelo, Iñaki Williams... En otros países, los Webo, Balotelli, Aubameyang, Rudiger, Boateng,Lukaku...

Existe en el fútbol una gran permisividad por parte de los dirigentes de la Liga, los clubes o los árbitros, e incluso del mundo judicial, ante las manifestaciones de racismo, xenofobia, sexismo o la denigración del contrario, en las que se mira para otro lado o se minimiza lo ocurrido. Sólo en una ocasión un partido de la Liga fue suspendido, lo que, a su vez, acarreó duras sanciones al club implicado. Fue en diciembre de 2019 y tuvo que ver con los insultos que una parte de la afición del Rayo Vallecano lanzó sobre el jugador Zozulya, perteneciente al Albacete. En este caso el motivo tuvo que ver con las simpatías del jugador ucraniano con el nazismo, de ahí que le gritaran "¡Puto nazi!". Como puede verse, existen distintas varas de medir. 

El caso de Vinicius Jr. está teniendo distintas valoraciones. Desde Brasil, en especial, pero también desde otros países europeos, se está aludiendo al racismo existente en España. Yolanda Díaz, Alberto Garzón o Íñigo Errejón no han dudado en denunciar los hechos y calificarlos con el término que se merece. También lo ha hecho la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. Diferente ha sido la reacción de Javier Tebas, presidente de la Liga (que, por cierto, fue militante de Fuerza Nueva durante la Transición y ahora se declara votante de Vox) o de Isabel Díaz Ayuso, que han hecho hincapié en negar que España sea un país racista. 

En efecto, así es, pero otra cosa es que el racismo ocupe un espacio importante en los comportamientos de los grupos de extrema derecha y de la derecha radicalizada. Y el fútbol es un medio donde se manifiesta de una manera más que clara.  

domingo, 21 de mayo de 2023

Un poema de Picasso que nos acerca a entender su "Guernica"


Mucho se ha escrito sobre el "Guernica" de Picasso, el cuadro que mejor simboliza el arte del siglo XX y, por qué no decirlo también, lo que ha sido el mismo siglo. Tengo pendiente de escribir algunas cosas sobre esa obra, si bien en varias ocasiones ya me he referido a ella en este cuaderno. La última fue en abril del año pasado, motivado por ser el 75 aniversario del suceso acaecido durante la Guerra Española, para lo que le dediqué el artículo "El bombardeo de Gernika y el 'Guernica' de Picasso".

En esta ocasión me voy a referir a algo que he descubierto esta mañana: un poema escrito por el mismo Picasso, en el que hace una alusión directa al paisaje desolador que describió en su cuadro. No tiene título, fue escrito en francés y data de finales del año 1939, concretamente del 25 de diciembre. Al parecer se trataría de la única referencia del artista a su cuadro hecha por escrito, al margen de alusiones, en gran medida vagas, que hizo en algunas entrevistas.

Estamos ante un poema con una composición compleja y, a la vez, con una sintaxis que genera dudas, pues no emplea signos de puntuación y con frecuencia corta frases de una manera arbitraria. Eso dificulta la compresión detallada del poema, no así el sentido general que contiene. Aunque Picasso en ningún momento alude explícitamente a la localidad de Guernica, el empleo de expresiones como "piel desgarrada de la casa", "golpean la ventana los brazos desnudos", "el águila vomita sus alas", "la sábana negra devorada por el hielo de las llamas"..., no dejan lugar a dudas de que estamos ante un bombardeo y que resulta plausible que guarde una relación directa con su famoso lienzo.

Para su lectura voy a ofrecer la versión en francés* y tres traducciones en castellano. Teniendo en cuenta que dos de estas versiones no me resultan claras, me he atrevido a hacer una propia, que es la que presento a continuación de la versión en francés.

le charbon plie les draps brodés de la cire des aigles
tombant en pluie de rires l’écheveau glacé des
flammes du ciel vide sur la peau
déchirée de la maison dans un coin au fond du tiroir de
l’armoire vomit ses ailes 

claque à la fenêtre oubliée sur le vide
le drap noir déchirée du miel
glacé des flammes du ciel
sur la peau arrachée à la maison
dans un coin au fond du tiroir
l’aigle vomit ses ailes

sur la peau arrachée à la maison
claque à la fenêtre oubliée au centre du vide infini
le miel noir du drap déchiré par des flammes glacées
du ciel l’aigle vomit ses ailes

au centre infini du vide sur la peau arrachée à la maison
claquent à la fenêtre les bras nus du miel du
drap noir déchiré par la glace des flammes du
ciel empuanté par l’aigle vomissant ses ailes

la fenêtre oubliée au centre de la nuit secoue
le drap noir dévoré par la glace des flammes
l’aigle vomit ses ailes sur le miel du ciel

immobile au centre de l’espace
la peau arrachée à la maison
secoue le drap noir de sa fenêtre
l’aigle pris dans les glaces
vomit ses ailes dans le ciel

le drap noir de la fenêtre claque sur la joue du ciel
emporté par l’aigle vomissant ses ailes

arraché des dents du mur de la maison la fenêtre secoue son
drap dans le charbon du bleu grillé aux lampes
les ongles des persiennes
abandonnent la lutte ses ailes à la chance 

oOo

[el carbón dobla las sábanas bordadas con la cera de las águilas
cayendo en lluvia de risas la madeja helada
de llamas del cielo vacío en la piel
desgarrada de la casa en un rincón al fondo del cajón
de la alacena vomita sus alas

golpea a la ventana olvidada en el vacío
la sábana negra rota de miel
helada  de las llamas del cielo
sobre  la piel arrancada en la casa
en un rincón al fondo del cajón

sobre  la piel arrancada en la casa
golpea a la ventana olvidada en el centro del vacío infinito
la miel negra de la sábana rasgada por llamas heladas
del cielo el águila vomita sus alas

en el cetro infinito del vacío sobre la piel arrancada en la casa
golpean la ventana los brazos desnudos de la miel
de la sábana negra rasgada por el hielo de las llamas
del  cielo el águila vomita sus alas

la ventana olvidada en el centro de la noche tiembla
la sábana negra devorada por el hielo de las llamas
el águila vomita sus alas sobre la miel del cielo

inmóvil en el centro del espacio
la piel arrancada a la casa
sacude la sábana negra de su ventana
el águila atrapada en los hielos
vomita sus alas al cielo

la sábana negra de la ventana golpea la mejilla del cielo
llevada por el águila vomitando sus alas

arrancados los dientes de la pared de la casa la ventana sacude
su sábana  en el carbón del azul quemado en las lámparas
las uñas de las persianas
abandonan la lucha sus alas a la suerte]

oOo

[el carbón dobla las sábanas bordadas en cera de las águilas
cayendo en lluvia de risas la madeja helada de
las llamas del cielo vacío sobre la piel
desgarrada de la casa en un rincón del fondo del cajón 
del armario vomita sus alas

restalla en la ventana olvidada en el vacío
la sábana negra desgarrada de la miel
helada de las llamas del cielo
en la piel arrancada a la casa
en un rincón al fondo del cajón
el águila vomita sus alas

en la piel arrancada a la casa
restalla en la ventana olvidada en el centro del vacío infinito
la miel negra de la sábana desgarrada por llamas heladas
del cielo el águila vomita sus alas

en el centro infinito del vacío en la piel arrancada a la casa
restallan en la ventana los brazos desnudos de la miel de
la sábana negra desgarrada por el hielo de las llamas del
cielo apestado por el águila que vomita sus alas

la ventana olvidada en el centro de la noche sacude
la sábana negra devorada por el hielo de las llamas
el águila vomita sus alas sobre la miel del cielo

inmóvil en el centro del espacio
la piel arrancada a la casa
sacude la sábana negra de su ventana
el águila atrapada en los hielos
vomita sus alas en el cielo

la sábana negra de la ventana restalla contra la mejilla del cielo
llevada por el águila que vomita sus alas

arrancada de los dientes de la pared de la casa la ventana sacude su
sábana en el carbón del azul quemado por las lámparas
las uñas de las persianas
abandonan la lucha las alas a su suerte]

(T. J. Clarck, 2017; https://www.museoreinasofia.es/sites/default/files/piedad-y-terror-esp.pdf). 

oOo

[el carbón dobla las sábanas bordadas con cera de las águilas cayendo  en lluvia de risas la madeja helada de las llamas del cielo vacío sobre la piel
rota de la casa en un rincón en el fondo de un cajón del armario vomita sus alas

ondea en la ventana olvidada sobre el vacío
la sábana negra rota con la miel
helada de las llamas del cielo
sobre la piel arrancada de la casa
en un rincón en el fondo del cajón
el águila vomita sus alas

sobre la piel arrancada de la casa
ondea en la ventana olvidada en el centro del vacío infinito
la miel negra de la sábana rota por las llamas heladas
del cielo el águila vomita sus alas

en el centro infinito del vacío sobre la piel arrancada de la casa
ondean en la ventana los brazos desnudos de la miel de la sábana negra rota por 
el hielo de las llamas del
cielo hediondo por el águila que vomita sus alas
la ventana olvidada en el centro de la noche sacude
la sábana negra devorada por el hielo de las llamas
el águila vomita sus alas sobre la miel del cielo
inmóvil en el centro del espacio
la piel arrancada de la casa
sacude la sábana negra de su ventana
el águila apresada en el hielo
vomita sus alas en el cielo

la sábana negra de la ventana ondea en la mejilla del cielo que el águila se lleva 
vomitando sus alas

arrancado de los dientes de la pared de la casa la ventana 
sacude su
sábana en el carbón del azul quemado por las lámparas
las uñas de las persianas
abandonan la lucha sus alas a la suerte]

(50 poemas de Picasso. Recopilación a cargo de Antoni Gelonch-Viladegut, Colección Gelonch Viladegut, Sant Cugat del Vallès, noviembre de 2013, pp. 39-40; http://www.gelonchviladegut.com/wp-content/uploads/2013/12/poemas-picasso.pdf).


* El poema de Picasso apareció en 1989 en el libro de Marie-Laure Bernadac y Christine Piot (eds.) titulado Picasso (Collected Writings, París, Gallimard, pp. 210-211); se ha reproducido, que es donde lo he tomado, en T. J. Clarck (2017), “Picasso y la tragedia”, en Autoría colectiva, Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; pp. 47-48;  (https://www.museoreinasofia.es/sites/default/files/piedad-y-terror-esp.pdf). 

jueves, 18 de mayo de 2023

75 aniversario de la Nakba, la catástrofe palestina

 

Son varias las entradas que he dedicado en este cuaderno al pueblo palestino. La primera la escribí en diciembre de 2009 y la titulé "El drama del pueblo palestino". La Nakba, palabra árabe que puede traducirse como catástrofe, desastre o incluso tragedia, representa uno de los momentos más aciagos de su triste sino, porque fue cuando tuvo lugar el éxodo masivo de cientos de miles de familias hacia el exterior. En 1948 fueron expulsadas de sus hogares en los territorios que asignaron al recién nacido estado de Israel, mientras la población judía-israelí se iba asentando en ellos y en sus tierras. Han pasado 75 años y sigue menguándose cada vez más el espacio donde vive la población palestina. A la vez, tiene que sufrir los estragos de la violencia que ejerce dicho Estado sobre su población en las formas más variadas. Y a la vez, contados por millones, una buena parte del pueblo palestino sigue viviendo en el exilio.   

lunes, 15 de mayo de 2023

La Reggia de Caserta, y el contraste que vimos entre el pasado y el presente


Reconozco que soy poco amigo de los palacios reales. Me resultan en general fríos, pues su destino no es otro que simbolizar la grandeza de lo que representan sus moradores. Y la visita que hicimos a la Reggia/Palacio Real de Caserta no se salió de esa idea previa, salvo un detalle, al que me referiré al final, que me resultó entre curioso y llamativo, y que hizo que la visita acabara resultando para mí diferente.


El palacio lo mandó construir Carlos de Borbón, que era el tercer hijo de Felipe V de España y el primero que tuvo con Isabel Farnese. Carlos fue coronado rey de Nápoles y de Sicilia -cada territorio por separado- en 1734, pasando tres años después a poseer una única corona: la del reino de las dos Sicilias, con Tratado de Viena de por medio. Como monarca actuó desde los parámetros centralistas, propios de la tradición borbónica francesa e introducida en España, y del absolutismo ilustrado, que  en esos años empezaba a ganar importancia en Europa. Eso supuso que bajo su mandato se iniciara un proceso de reformismo político y administrativo, con la puesta en práctica de medidas que tuvieron diferente suerte: limitar las interferencias en el poder por parte de la nobleza y la Iglesia Católica, mejorar el sistema fiscal, facilitar el acceso a la propiedad al campesinado, impulsar la cultura en distintos órdenes...


Desde esa perspectiva el Palacio Real se convirtió en el símbolo de las pretensiones de Carlos como monarca. Y, pese a la evidente debilidad que tenía, incluidas las del plano internacional en medio de las grandes potencias de la época, tomó una decisión atrevida. Lo situó en la localidad de Caserta, a unos cuarenta kilómetros al norte de Nápoles, y se lo encargó al arquitecto napolitano Luigi Vanvitelli. Proyectado en 1747, las obras se iniciaron cinco años después, teniendo como referentes, tanto en su diseño constructivo como en su estilo barroco, los palacios existentes en Versalles y Madrid. El primero se había iniciado a finales del siglo XVII y todavía se encontraba en proceso de construcción, mientras que el segundo había dado sus primeros pasos en 1738, precisamente bajo la dirección de otro arquitecto del reino, el calabrés Filippo Juvara.


Se trata, en primer lugar, de un monumento formado por dos espacios: el palacio, de planta cuadrada y dividido en cuatro partes; y unos jardines adyacentes. Y en el intento de Carlos y su arquitecto por emular los palacios de Francia y España, llegó a superarlos en el tamaño del edificio principal. No pretendo extenderme en los rasgos arquitectónicos del palacio. Sólo mencionar algunas de las estancias, como la Sala Regia, La Capilla real, la Sala de Otoño o el Salón del Trono, que han sido decoradas con una profusión de lujo. En su mayoría, a base de estucos, pinturas, esculturas, lámparas, cerámicas y mobiliario inicialmente de estética barroca y rococó, para evolucionar durante el siglo XIX hacia lo neoclásico. 

 
El destino de Carlos de Borbón como monarca, sin embargo, cambió radicalmente en 1758, después que su hermano Fernando VI de España falleciera sin descendencia. Eso supuso que tomara la decisión de abdicar del trono napolitano-siciliano en favor del que le correspondía en la línea de sucesión española. Y lo asumió al año siguiente, dejando a su hijo Fernando como nuevo monarca en Italia y después de resolver los problemas derivados de las presiones que llevó a cabo el Imperio Austriaco para recuperarlo. El acto de traspaso de la corona de padre a hijo ha sido recogido en un cuadro que se conserva en una de las salas del palacio. 


En cuanto a los exteriores, su diseño correspondió al propio Vanvitelli, aunque en realidad lo único que se concretó fueron los situados en la parte trasera del palacio, al norte. Están ordenados sobre un gran Passaggio/Paseo, para lo que contó con la colaboración de Francesco Collicini y que tiene una distancia de 3 kilómetros. Por el mismo se reparten jardines, estanques, fuentes y numerosas esculturas. El agua proviene del alto de la colina adyacente, que cae en un momento desde una cascada artificial.


El recorrido por el palacio tuvo un aspecto que me llamó la atención, como sucedió con otras de las personas que formábamos el grupo (¿o no es así, amigo Cipriano?). Y fue la instalación de obras de arte actual, repartidas por las diferentes estancias. De esa manera el espacio construido en otro tiempo, cuyas funciones reales se perdieron definitivamente en 1860 (cuando el reino de las Dos Sicilias empezó a formar parte del reino de Italia), está pasando a convertirse en otro nuevo, que aúna la curiosidad por conocer el pasado con la creatividad artística de nuestros días.
   

Las obras que vimos resultaron ser un llamativo y creativo contraste entre el pasado y el presente. Aportan vida, a base de colores y formas, a algo que fue, pero que ya ha dejado de existir en las funciones para lo que nació. A veces, algunas suponen una reinterpretación de las funciones para las que fueron concebidas, como ocurre con esos "Libros" de Julian Opie que se han colocado en la Biblioteca. 


La instalación artística, que data de 1994, se corresponde con el legado del galerista Lucio Amelio, fallecido ese mismo año. De esta manera se ha reunido una amplia colección de 36 obras, realizadas por otros tantos artistas de diferentes países. Ha recibido el nombre de Terrae motus, porque alude al terremoto que tuvo lugar en el sur de la península Itálica en 1980. Algunas aluden explícitamente a ese suceso. Y otras, como esa "Eva huyendo del paraíso" de Francisco Leiro, parece que intentan advertirnos de sus consecuencias. 

 

Y sobre lo que representa el arte contemporáneo en nuestros días, no está de más recordar esas palabras que el experto en arte Will Gompertz (gracias, Carmen, por el regalo que me hiciste) escribió no hace mucho en su libro ¿Qué estás mirando?

"el arte contemporáneo (que suele considerarse el que producen los artistas vivos) no es una prolongada broma gastada por unos pocos a un público crédulo. Es cierto que muchas de las obras que se producen actualmente (a decir verdad, la mayoría) no superarán la prueba del tiempo, pero, del mismo modo, habrá muchas  que han pasado desapercibidas que algún día serán consideradas obras maestras"

 

domingo, 14 de mayo de 2023

Positano, entre el ensueño y la nostalgia


Positano es uno de los pueblos más conocidos de la costa Amalfitana. Tras la Segunda Guerra Mundial, estando por entonces sus habitantes dedicados preferentemente a la pesca, empezó a ser un destino de artistas y gente del mundo de las letras. Luego,  con el paso de los años, se ha convertido en un destino turístico muy transitado. El entorno donde está ubicado, como ocurre con todos los pueblos de esa costa, se caracteriza por disponer de unos paisajes espectaculares, con precipicios rocosos que en otro tiempo resultaban infranqueables. Eso facilitó su protección contra los ataques exteriores. 

Su historia hunde sus raíces en tiempos lejanos. Pero fue en los siglos altomedievales, formando parte de la República de Amalficuando tuvo un momento de esplendor. Como ya he apuntado en otra ocasión, durante los siglos IX y XI ese pequeño estado rivalizó con las otras tres repúblicas marítimas itálicas, esto es, Venecia, Pisa y Génova. Tuvo muy buenas relaciones con el Imperio Bizantino, con centro en Constantinopla (la actual Istambul), y sus comerciantes se relacionaron con territorios del mundo islámico tanto de Asia como del norte de África.   


La belleza de Positano fue reflejada hace un siglo por el pintor alemán Paul Klee, que llegó a decir que "es el único lugar del mundo concebido sobre un eje vertical en lugar de horizontal". Décadas más tarde, 
en 1953, el italiano Alberto Moravia recomendó a John Steinbeck, autor de la novela Las uvas de la ira, que lo visitara, porque, como le transmitió, "allá se alza uno de los más bellos lugares de toda Italia". A su regreso el escritor estadounidense le dedicó un artículo que, entre otras cosas, decía: "es un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido". Por esos mismos años a su compatriota Patricia Highsmith le inspiró la novela El talento de Mr. Ripley, publicada en 1955. Y para el escritor Stefan Andres y su mujer Dorothee, que era judía, fue el lugar de refugio desde 1937, después que se iniciara en Alemania la persecución contra la comunidad judía. 

  
Pasear por sus calles empinadas produce sensaciones encontradas. Somos muchas las personas viajeras que deambulamos de un lado para otro en busca de los vestigios del pasado, en cualquiera de sus formas, y de esas vistas que se multiplican por doquier cuando se mezclan las casas y los paisajes. Pero es que lo se nos ofrece resulta tentador para los sentidos. 


Uno de los lugares que visitamos fue la iglesia de Santa María Assunta/Asunción, cuya construcción se inició en el siglo X sobre una antigua abadía benedictina, que, a su vez, se asentó sobre una villa de origen romano. Posteriormente ha sido remodelada sucesivamente durante los siglos XIII, XVI, XVII, XVIII y XX, lo que hace que se dé una mezcolanza de estilos que empiezan con el románico, apenas visible; continúan con el barroco, lo más abundante; y acaban con una fachada ecléctica que es poco atractiva. A eso podemos añadir un elemento bizantino, datado en el siglo XIII, que se corresponde con la imagen de la Madonna Nera/Negra, situada en el espacio principal del altar mayor. Para sus habitantes goza de ese fervor que mezcla lo que es pura leyenda con lo propiamente religioso.



El interior, con planta de cruz latina, está formado por tres naves y sobre el crucero se levanta una cúpula semiesférica sobre pechinas y tambor. En el exterior la cúpula luce de una forma especial, gracias a los reflejos que desprenden sus azulejos verdes, amarillos y rojos, hechos a base de esmaltes aleados con plomo y estaño, en lo que se denomina como técnica mayólica.

  

A la salida del templo me llamó la atención la imagen que está representada en la puerta derecha de la entrada principal. Realizada como un relieve sobre bronce, puede verse una figura masculina, con un halo andrógino en su rostro, que cubre parte de su desnudez con un velo semitransparente. Para mí me resulta un misterio que no he sido capaz de resolver, pese a haberlo intentado. 

 

En cuanto a la torre del campanario, separada del templo y construida a principios del siglo XVIII, me llamaron la atención dos cosas: una es el relieve situado sobre el arco de medio punto de su puerta; y la otra, la placa colocada por encima de dicho relieve. En el relieve, que data de los siglos medievales, aparecen representados: un pistrice, monstruo marino con cola de serpiente, que ocupa casi toda la superficie; un zorro, situado en la parte inferior; y varios peces, repartidos. Las connotaciones mitológicas son evidentes, mezclándose lo pagano con lo cristiano. La figura del pristice guarda relación, dentro de la tradición bíblica, con ese enorme pez que se tragó a Jonás. Sin olvidarnos a la vinculación lejana de Positano con el mar. 


Y en el caso de la placa, instalada a principios del siglo XX, está dedicada a Flavio Gioja, que vivió en el siglo XIII y del que se dice que es originario del pueblo. No está claro si nació en Positano o en Amalfi, donde le han erigido una estatua. Pero la confusión puede provenir del hecho de que esa república marítima abarcaba todos los territorios costeros del golfo de Salerno. Y sobre la fama de la que gozó Gioja, deriva de su relación con la brújula y el mecanismo de orientación basado en el polo magnético de la Tierra. Hay una controversia sobre si fue su inventor o si lo que hizo en realidad fue perfeccionar el invento procedente de China.    

Después de casi un mes de la visita a Positano, la verdad es que, como ocurre con tantos otros lugares, podemos hacer nuestras las palabras de Steinbeck acerca de ese ensueño "real en la nostalgia cuando te has ido". 

viernes, 12 de mayo de 2023

Por el Spaccanapoli


Se dice que el corazón de Nápoles se encuentra en el Spaccanapoli, que suele traducirse al castellano como Rompenápoles. Está situado en el entorno de lo que fueron los decumanos máximo e inferior (es decir, con orientación de este a oeste) en la antigua ciudad de Neápolis, fundada en la época de la Grecia Antigua y posteriormente romanizada. El primero de esos decumanos se corresponde con la actual Vía del Tribunali, y el segundo, sobre todo, con la Vía Benedetto Croce, estando, a su vez cortadas de norte a sur por pequeños callejones, que fueron los antiguos cardos romanos. 

 

Y en ese espacio es donde se concentran numerosos monumentos, en su mayoría antiguos monasterios con sus iglesias, y establecimientos de todo tipo. En ese espacio reducido la vida hierve con una gran intensidad, ante la ingente aglomeración de personas que por allí transitan y la enorme cantidad de de sensaciones que se percibe cuando paseas por sus calles. Algo que realizamos en dos ocasiones, entre la tarde de un día lluvioso y la mañana del siguiente, ya con el cielo despejado y, en cierta medida, con la premura del tiempo. Pero ni una cosa ni otra nos impidieron que dejáramos de sentir esas sensaciones que aporta la autenticidad de la vida. 


El primer contacto lo tuvimos en la plaza del Gesú Nuovo, donde se ubica la grandiosa iglesia con el mismo nombre. Su fachada, almohadillada y a base de sillares en pico, no da apenas señales de que estemos ante templo, pues conserva, salvo las remodelaciones barrocas de sus puertas (en especial, la principal), lo que fue entre los siglos XV y la primera mitad del XVI el palacio renacentista de la familia Sanseverino. Su confiscación por el virrey español hizo que unos años después acabase en manos de la orden de los jesuitas, razón por la que lleva el actual nombre. El interior alberga un espacio arquitectónico y de pinturas de primer orden, dentro de los cánones de un barroco, el napolitano, que rezuma de clasicismo, que lo aleja de la exuberancia que caracteriza al de Roma.  

Muy cerca está situado el convento de Santa Clara, construido en el siglo XIV, en el que visitamos el interior del templo y que en la actualidad tiene su campanario separado. 

 

Desde ahí nos adentramos en la vía Benedetto Croce, luego giramos hacia el Duomo y, tras su visita, regresamos por la vía Tribunali, hasta llegar finalmente a la plaza de Dante. Durante el recorrido fuimos viendo tiendas, talleres artesanales y establecimientos hosteleros, así como los accesos a viviendas, iglesias y palacios. Los escaparates dejaban ver una gran variedad de objetos y, ante todo, esas figurillas tan características de belenes, el mundo del carnaval, personajes de leyenda o gente famosa de nuestros días. Si la tarde lluviosa espantó de las calles a mucha gente, en la mañana del día siguiente se llenaron hasta rebosar.

 

 

La catedral, dedicada a Santa María de la Asunción, la visitamos los dos días. Se empezó a construir a finales del siglo XIII, durante la dominación francesa de los Anjou, lo que le aporta una estructura arquitectónica gótica a base bóvedas de crucería en las naves laterales, no así en la central, donde sus elevados pilares sostienen una techumbre  plana. Las remodelaciones del siglo XVII le han aportado los rasgos barrocos tan presentes en el altar mayor y en la decoración. La fachada del siglo XIX  se inscribe en un neogótico que, pese a la intención de recobrar su estilo inicial, resulta demasiado aparatosa.  



La presencia de San Genaro en Nápoles es cuasi omnipresente, dada su condición de patrono de la ciudad. La catedral, aparte de esa famosa sangre a la que atribuyen propiedades milagrosas, le tiene dedicada la Capilla del Tesoro, en la que su imagen está presente en el altar principal y en el cuadro de José de Ribera al que en otra ocasión me referí. Una imagen que se repite, de distintas formas, por numerosos rincones, aprovechando motivos insospechados. Es lo que puede verse en el mural que se ha pintado en los aledaños sobre una de las paredes de un solar semiderruido.  

  

Otro de los edificios que visitamos  el primer día fue la basílica de San Paolo Magiore, a la que se accede mediante una escalinata monumental. Fue construida entre los siglos XVII y XVIII dentro de los cánones del barroco napolitano y entre sus pinturas destacan los frescos del artista Francesco Solimena, situados junto a la Sacristía.  
 
 

Nos quedamos con las ganas de ver la Capilla de Sansevero y la escultura del Cristo Velato/Velado que se custodia en su interior, pero para ello hay que pedir cita con días de antelación. Y para acabar con lo que fueron los dos paseos por el Spaccanapoli, no puedo por menos que referirme a una imagen que, fijada sobre la pared, descubrí ya en las cercanías de la plaza de Dante: una Virgen negra sonriente. Cosas de ese sincretismo cultural tan propio de la antigua Neápolis.

  

jueves, 11 de mayo de 2023

Un paseo matutino por el bullicioso Quartieri Spagnoli de Nápoles


El viaje que hemos hecho a Nápoles y sus alrededores ha estado marcado, sin pretenderlo, por un acontecimiento ajeno al motivo que nos llevó. Y es que el día de la llegada a la ciudad y la última noche fue cuando se disputaron los dos partidos de la eliminatoria entre el Napoli y el Milan en la máxima competición europea de fútbol. Una metáfora de la rivalidad entre el sur pobre y el norte rico en Italia. Eso hizo que la ciudad estuviera engalanada por todos los rincones a base de los colores azul y blanco, los propios de la camiseta del club napolitano. Y hasta pudimos ver en directo, mientras cenábamos, el partido que decidió la eliminatoria, jugado allí mismo, e incluso sentir la tristeza que embargó a la afición local, después que su equipo no pudiera pasar a las semifinales de la competición.


Fue el penúltimo día, el martes que se disputaba ese segundo partido, cuando pudimos disfrutar por la mañana de un ambiente lleno de emociones y de curiosidades. Porque se juntaron el bullicio propio de una ciudad extrovertida y llena de alegría entre sus gente con el acontecimiento deportivo. A lo que hay que unir un momento, que me atrevo a calificarlo de mágico, cuando buena parte del grupo que formábamos se unió a esa alegría durante la visita al Quartieri Spagnoli o Barrio de los Españoles. El nombre tiene su origen cuando el sur de la península Itálica, que había formado parte de la corona de Aragón durante la segunda mitad del siglo XV, acabó perteneciendo a la corona hispana, resultado de la unión dinástica de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, hasta 1713.


Las primeras visitas de la mañana estuvieron destinadas a la Plaza del Plebiscito y los exteriores de edificios como la basílica de San Francisco de Paula o el Palacio Real, la Galería Umberto I, la fuente de Neptuno, el Castel Nuovo... Pero otra parte la dedicamos también a la visita del Quartieri Spagnoli, a donde nos dirigimos vía Toledo para centrarnos finalmente en la calle Emanuele de Deo. En su entrada puede verse una placa, instalada no hace muchos años, que está dedicada al revolucionario napolitano que luchó contra la monarquía borbónica y acabó siendo ajusticiado en 1799. 

 

El corto recorrido duró alrededor de una hora, lo que se explica porque éramos muchas las personas las que por allí subíamos y bajábamos. Trabajando o haciendo turismo, pero con el añadido al que aludía al principio: el partido de fútbol pendiente. Y en medio de ello, el ir y venir de esas motos cuyos conductores, con velocidad y habilidad, sorteaban a la gente serpenteando y haciendo sonar sus bocinas. Una calle estrecha, sí, y llena de comercios de alimentación o establecimientos de hostelería, sin que faltaran esos balcones en los que se pone a secar sin rubor cualquier tipo de ropa. 

  

Y como aderezo, murales, pancartas, fotografías o carteles de gente conocida que se reparten entre las paredes, los escaparates o las portadas. Donde caben personajes como la actriz Sofía Loren, criada en el pueblo colindante de Pozzuoli; el escritor Luciano de Crescenzo, autor de esa frase que reza: "creo que Nápoles es todavía la última esperanza de la humanidad para sobrevivir"; esa especie de virgen roja que representa la pintora mexicana Frida Kahlo; el dios humano que es para muchísima gente el futbolista argentino Diego Armando Maradona... En fin, toda una mezcolanza pagana construida a base de mitos y gente de la cultura, idealizados o no, que aportan al barrio una idiosincrasia, no ajena a otras partes de la ciudad, que le ha hecho saltar a la fama.  

  

El culmen del paseo estuvo con  la llegada al Largo Diego Armando Maradona, donde se ha levantado un memorial popular, más o menos improvisado, hecho a base de pancartas y murales que se quitan, se ponen o se mantienen al ritmo de la vida. Fue el mismo lugar donde, en un arrebato del alma gaditana, entre nuestro grupo se empezó a animar al club de la Tacita de Plata, primero mediante el cante y acabando con lo de "¡Ese Caí, oé!", mientras la gente allí presente sonreía, aplaudía o hacía las fotos de rigor.