lunes, 16 de diciembre de 2019

Zozulya, la afición del Rayo Vallecano y los gritos contra el nazismo

Corría el año 1992 cuando Guus Hiddink, entrenador por entonces del Valencia, mandó retirar en el Estadio de Mestalla unas banderas que tenían los símbolos nazis. Recordó que en su país, que había sufrido la ocupación nazi-alemana entre 1940 y 1944, no se permitía que eso ocurriera. Hace años, en 2006, Samuel Eto'o hizo un amago de no seguir jugando al fútbol ante los gritos racistas que le lanzaron en el Estadio de la Romareda de Zaragoza. El jugador del Barça reaccionó de esa manera ante lo que interpretó como una agresión contra su dignidad como persona. En 2014 Dani Alves, también jugador del Barça, sufrió el lanzamiento de un plátano en el Estadio de la Cerámica de Villarreal. Su reacción inmediata fue comérselo, para después denunciar el racismo imperante en el mundo del fútbol. 

No han sido los únicos episodios en el que futbolistas con piel oscura han sido motivo de cánticos, gestos e insultos de ese carácter. Aquí y en otros países. En el fútbol y en otros deportes. En deportistas y en árbitros o árbitras. En deportistas y en mujeres relacionadas con ellos. Como ocurrió en 2016 con los gritos de apoyo que recibió Rubén Castro en el Estadio Benito Villamarín por su afición: "Rubén Castro, alé, Rubén Castro, alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien". Y es que dicho jugador había sido denunciado por su novia por haberle proferido malos tratos. Más recientemente, en marzo pasado, en el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid no hubo empacho para que se gritara "Piqué, cabrón: Shakira tiene rabo, tu hijo es de Wakaso y tú eres maricón". 

Y llegamos a ayer: en el campo de Vallecas se lanzó el grito de "Puto nazi" contra Roman Zozulya, jugador del Albacete. Pues bien, de los ejemplos antes citados y de tantos otros más ocurridos con esas características, no se hizo nada. Ni siquiera hace una semana, cuando otro jugador del Barça, Antoine Griezmann, recibió en el Estadio Metropolitano de Madrid de la que había sido su anterior afición los gritos de "Griezmann muérete". Sin embargo, ayer el descanso del partido entre el Rayo Vallecano y el Albacete se suspendió el partido. Ahora se está a la espera de lo que pueda ocurrir. 

A todo esto hago un añadido: Zozulya es un declarado simpatizante de Stefan Bandera, líder ucraniano nazi durante la ocupación alemana de la URSS; lo es también de un grupo nazi ucraniano de la actualidad; fotografías aparte, ha hecho ostentación de los números 18 y 88, que en la simbología nazi se refieren a Hitler (como Adolf y como Heil). 

Pues bien, me pregunto entonces: ¿por qué no se reaccionó como ayer ante episodios (que considero) más graves?; ¿son admisibles el racismo, la homofobia, la violencia contra las mujeres, la misoginia...?; ¿es admisible el nazismo?; ¿es nazi Zozulya?; ¿fue insultado ayer?


Soy consciente de lo polémico de mis palabras. Las dejo como apuntes y reflexiones.