miércoles, 24 de febrero de 2016

Pedro PSOE y Albert Ciudadanos

La dirección del PSOE ha tomado una decisión clara: un acuerdo político con Ciudadanos. Esto imposibilita un acuerdo con Podemos, UP-IU y Compromís, con los que había iniciado conversaciones de cara a una posible investidura e incluso formación de un gobierno progresista. Lo ocurrido ayer, reuniéndose simultáneamente y por separado con Ciudadanos y los tres grupos de izquierda, fue algo muy sintomático sobre sus intenciones. Ya por la mañana había anunciado que había avanzado mucho en las conversaciones con el partido liderado por Albert Rivera, por lo que la escenificación de la tarde-noche no dejó de ser una declaración de intenciones que hoy se ha hecho realidad.

El PSOE, empero, tiene que resolver, al menos, dos problemas. Uno, que la suma de escaños conseguida es insuficiente para la investidura de Pedro Sánchez. El PP ha vuelto a decir que no la apoyará. Y el otro, que la opción por un aliado por su flanco derecho conlleva riesgos peligrosos, porque desatiende el flanco izquierdo. 

Desde que se supieron los resultados del 20-D en el seno del PSOE se sucedieron los movimientos en la cúpula. Sánchez, que quizás había pensado en la fórmula de un gobierno presidido por él, se topó con una enorme resistencia entre las baronías (con Susana Díaz, a la cabeza). Éstas llegaron a plantear su sustitución como secretario general y, con ello, su repetición como candidato en caso de nuevas elecciones. Dinosaurios como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina y unos cuantos más tampoco callaron. González, incluso, no tuvo reparos en hablar de una gran coalición a la alemana. Esto último, sin embargo, no era del agrado de casi nadie, por las repercusiones que podría tener de cara al propio futuro del partido, temiendo una pasokización. Pero lo principal es que advirtieron a Sánchez que por la izquierda, nada.

Recuperada la tranquilidad, quizás consciente todo el mundo del ridículo que se estaba haciendo, Sánchez supo qué tenía que hacer: obedecer; y Díaz y compañía: callar, por el momento. Un episodio clave de la nueva situación fue el reparto de la Mesa de Congreso, con Patxi López en la presidencia y el control de la misma por PP y Ciudadanos frente al propio PSOE y Podemos. Mientras tanto, no paró un juego de ruedas de prensa entre el PSOE y Podemos, a modo de diálogo de sordos, mientras UP-IU lanzaba una propuesta programática para discutir sobre una investidura de jefe de gobierno.   

Finalmente, la iniciativa de UP-IU, apoyada por Compromís, para que se iniciaran conversaciones entre los grupos de izquierda basadas en programas concretos, forzó a que Podemos y el PSOE acabaran aceptando reunirse. Y eso sucedió el lunes. Pero el martes ocurrió lo que se ha contado al principio de este escrito.

¿Qué ocurrirá? Intuyo que habrá nuevas elecciones. El PSOE ha apostado por dar la imagen de un partido con responsabilidad y voluntad de gobernar mediante acuerdos con otros grupos. Desechado el PP, cuyo papel entre ridículo por su bisoñez y paralizado por el cerco de la corrupción, el PSOE, por el centro-izquierda, y Ciudadanos, por el centro-derecha se están presentando como los partidos salvadores. Tienen el apoyo de los poderes económicos, que no es poco. ¿Lo entenderá así la sociedad española?         

martes, 23 de febrero de 2016

Dedicado a Antonio Machado




















































Días pasados estuve pensando en dedicar unos líneas a Antonio Machado, teniendo en cuenta que ayer, día 22 de febrero, fue el aniversario de su muerte en el pueblecito francés de Collioure, al poco de iniciar su exilio. Hoy he encontrado, casi por casualidad, un pequeño escrito que le dediqué en marzo de 1981, hace 35 años. No recuerdo por qué lo hice, pero sospecho que iba destinado a una modesta y efímera revista, Voz Universitaria, que por aquel entonces editamos un grupo de estudiantes de varias facultades salmantinas. Tras su lectura, me resultó oportuno publicarlo ahora, como una forma de retractarme por lo que no he logrado hacer en días pasados y también una forma de sacar a la luz lo que en 1981, no recordando las razones, no apareció en la revista citada. Sí he detectado que parte de su contenido tiene una deuda con la obra Historia social de la Literatura española (en lengua castellana), que tres años antes apareció gracias a la labor de Carlos Blanco Aguinaga, Julio Rodríguez Puértolas e Iris M. Zavala.  


"Mucho se ha escrito y hablado sobre Antonio Machado, ese poeta mitad maldito por osar sentirse republicano, acercarse al pueblo y morir en el exilio; mitad amputado, porque de él se nos enseñó sólo parte de su obra y un aspecto de su poesía. Pero, a mi modo de ver, al hablar de Machado y su poesía no podemos olvidarnos del marco histórico en el que vivió y del ambiente familiar donde nació y que lo educó.

La España que conoció casi toda su vida, que él la llamó de "charanga y pandereta", era la España de la Restauración, de la oligarquía y el caciquismo, del hambre, del paro y de la ignorancia en el campo o de la miseria y precios altos de la ciudad. Dos Españas: la de los ricos y la de los pobres. Fuerzas que pretendían mantener el monopolio del poder y del dinero, los privilegios ancestrales cambiados, en algunos casos, de forma (la tierra por el capital). Y fuerzas que intentaban renovar la faz de la vergüenza: unas para modernizar lo viejo y otras para derribarlo todo y construir algo distinto.

Machado nació en 1875 en el seno de una familia liberal y avanzada, de los que pretendían renovar la sociedad para hacerla más accesible a todos, pero sin poner en entredicho el mecanismo culpable de todos los males. Su origen pequeñoburgués (su padre fue un famosos folklorista andaluz) lo llevó a la Institución Libre de Enseñanza, donde se formó y, andando el tiempo, después de viajar por Francia en varias ocasiones (donde conoció a Rubén Darío y Oscar Wilde), se convertiría en 1907 en un modesto catedrático de instituto de francés. Esto es lo que lo llevó a conocer profundamente lugares como Soria, Baeza o Segovia. 

Y fue ese contacto con la realidad de las gentes de esas ciudades perdidas y hundidas en el silencio y en la miseria lo que provocó una lenta transformación en su vida y en su obra. Todo lo contrario que sus compañeros de generación: mientras éstos en su casi totalidad evolucionarían de una juventud rebelde y radicalizada al conservadurismo (a veces reaccionario), Machado iría alejándose de su poca ruidosa juventud y se acercaría a lo popular.

Su poesía es un fiel reflejo de su vida. El soliloquio o mirar para adentro de Soledades (1899) se torna en un mirar para afuera en Campos de Castilla (1912). Su contemplación de las cosas muestra, pues, una mutación, aunque en ningún momento supusiera ruptura, sino más bien superación. Y esa Castilla, por ejemplo, se diferenciaba de la de Azorín por su temporalidad y presencia de lo humano. En sus versos ya habla de las gentes que laboran o de gañanes y braceros.

Coincidiendo con su estancia en Segovia (1919-1932) y en Madrid (desde 1932) dejó en un segundo plano la poesía y surgió el Machado-Mairena, el que, además de filosofar o reflexionar, colaboró en la fundación de la Universidad Popular de Segovia en 1920 y dio clases gratuitas a los trabajadores; el que participó en 1931 en la proclamación de la IIª República y, ya en 1937, en el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas; o el que durante la guerra dedicó poemas a Líster o el Campesino, y dijo que empezaba a creer en el socialismo.

Pero dejemos que sea él mismo el que lo diga: "escribir para el pueblo, es escribir para el pueblo de nuestra raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas inagotables que no acabamos nunca de conocer (...). Yo no sé si puede decirse lo mismo de otros países (...). Pero me atrevo a asegurar que, en España, el prejuicio aristocrático, el de escribir exclusivamente para los mejores, puede aceptarse y aun convertirse en norma literaria, sólo con esta advertencia: la aristocracia escribe para los mejores. O escribimos sin olvidar al pueblo o sólo escribiremos tonterías".

Cuando cruzó la frontera camino del exilio y se instaló junto a su madre en Collioure, poco tiempo habría de pasar para que se cumpliera la profecía que un día poetizara. A él, en el 42 aniversario de su muerte, le dedicamos nuestro sincero homenaje".

(Salamanca, 6 de marzo de 1981)

(Imagen: busto de Antonio Machado, realizado por Emiliano Barral; se encuentra en el museo dedicado al escritor en Segovia).

domingo, 21 de febrero de 2016

Por un plan B frente al modelo neoliberal de Europa

Hace unas semanas se hizo público el documento "Un Plan B para Europa.
Llamamiento para construir un espacio de convergencia europeo contra la austeridad y para la construcción de una verdadera democracia". Lo firmaron inicialmente personas conocidas del mundo de la política, la economía o la cultura, y actualmente son ya cerca de 14.000 las firmas que se han adherido. El objetivo es dar apoyo doctrinal a las jornadas que se están celebrando este fin de semana en Madrid bajo el lema "Contra la austeridad. Por una Europa democrática", en las que están participando algunas de las personas que firmaron el Llamamiento. La asistencia está siendo numerosa, a lo que puede unirse la retransmisión en directo de las intervenciones y también en diferido. 

En el mes de septiembre ya se hizo público el documento "Por un plan B para Europa", firmado, entre otras personas más, por Jean-Luc Mélenchon, Stefano Fassina, Zoe Konstantopoulou, Yanis Varufakis u Oskar Lafontaine. Se iniciaba con una denuncia lapidaria sobre lo que acaba de producirse en Grecia: "El acuerdo del 13 de julio es en realidad un golpe de estado. Fue obtenido gracias al cierre de los bancos griegos por el Banco Central Europeo (BCE) y gracias a la amenaza de no autorizarlos a abrir de nuevo mientras el gobierno griego no acepte una nueva versión de un programa que había fracasado". Luego se recordaban las medidas que desde ocho antes están llevando a cabo los gobiernos europeos, las repercusiones negativas que están provocando sobre la población, la aparición de movimientos políticos retrógrados, incluso fascistas, en numerosos países o el tratado de libre comercio con EEUU (TTIP). Al final se apostaba por la necesidad de elaborar "nuestro propio plan B para combatir el plan de las fuerzas más reaccionarias y antidemocráticas de Europa. Para reforzar nuestra posición frente a su compromiso brutal con políticas que sacrifican los intereses de la mayoría en beneficio de los intereses de una ínfima minoría".

El Llamamiento que se hace en relación a las jornadas de Madrid redunda en el contenido de septiembre. Recuerda las advertencias que se hicieron sobre las prácticas desarrolladas por la minoría oligárquica que gobierna y controla las instituciones de la UE. Pero a su vez introduce, como novedades, los movimientos alternativos que están surgiendo en Europa, "como Blockupy, la campaña NO al TTIP, el Alter Summit, la huelga general europea en 2012, las Euromarchas, o el ingente trabajo realizado por numerosas plataformas ciudadanas y ONG’s, suponen un valioso capital humano, intelectual e ideológico por la defensa de los Derechos Humanos, el respeto a la Tierra y a la dignidad de las personas por encima de intereses políticos y económicos". 

También se alude a propuestas que se están poniendo en marcha, como "una política fiscal justa y el cierre de paraísos fiscales, sistemas de intercambio complementarios, la remunicipalización de los servicios públicos, el reparto igualitario de todos los trabajos incluidos los cuidados en condiciones de dignidad, la apuesta por un modelo de producción basado en las energías renovables, y reformar o abolir el pacto fiscal europeo – formalmente Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria".

Y, por último, se muestra rotundo a la hora de crear "un espacio de confluencia en el que todas las personas, movimientos y organizaciones que nos oponemos a al modelo actual de Unión Europea y consensuar una agenda común de objetivos, proyectos y acciones, con el fin último de romper con el régimen de austeridad de la UE y democratizar radicalmente las Instituciones Europeas, poniéndolas al servicio de la ciudadanía".

Entre quienes han participado ha estado el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, cuyas palabras nunca dejan indiferente a nadie (puede seguirse a través de eldiario.es el contenido de una entrevista televisada). Tanto en la entrevista como en su intervención durante las jornadas se ha referido a "una Europa herida" o a que "la crisis no ha terminado", y ha advertido sobre la formación de gobiernos que se llamen progresistas, pero que acaben doblegándose ante quienes gobiernan en Bruselas. 

sábado, 20 de febrero de 2016

A Grecia, no, pero al Reino Unido, sí

Hace un año el recién elegido gobierno griego estaba sufriendo un verdadero calvario por las presiones de todo tipo que ejercieron desde las altas instancias de la UE. Hubo un rechazo frontal a la apuesta de Syriza por una vía económica diferente, que tenía como objetivo el fin de las medidas que habían provocado el empeoramiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población y empujado a amplios sectores a la pobreza. Su rechazo al referéndum de julio, entrometiéndose descaradamente en la soberanía de un país y pidiéndose por parte de dirigentes relevantes la salida de ese país, no tuvo efectos en el resultado, pero sí en el cambio de actitud de la dirigencia de Syriza. Esto provocó la salida del gobierno de Yanis Varoufakis y finalmente la aceptación de las condiciones de la troika. 

Estos días estamos asistiendo a lo que llaman negociaciones entre la UE y el gobierno del Reino Unido. Desde hace tiempo hay convocado un referéndum en ese país en el que se va a decidir sobre su permanencia en la UE. Como postura política no hay nada de malo en ello, en la medida que se trata de dejar que la gente pueda decidir democráticamente sobre su futuro. A lo que llaman negociaciones es la forma que las altas esferas de la UE han tomado para que sigan mandando y beneficiándose los de siempre. A lo que llaman acuerdo no es otra cosa que permitir que las personas de otros países de la UE que trabajen en el Reino Unido no tengan los mismos derechos laborales y sociales que las británicas. Así de simple: un rechazo al principio democrático de no discriminación. 

Esperan, de esa manera, frenar la fuerte oposición que hay en el Reino Unido a su pertenencia a la UE y una posible salida. Este país siempre ha mantenido una posición singular, como su no inclusión en el espacio euro o en el acuerdo Schengen sobre libre circulación de personas. Es cierto que las razones del euroescepticismo son variadas y contrapuestas, pero nunca deben ser motivo para que se lesionen los derechos de las personas. 

Llama la atención la escasa información que está dando la mayoría de los medios de comunicación. Sólo ofrecen noticias vagas, sin que informen sobre los pormenores de los encuentros a alto nivel y sobre la trascendencia que tiene de cara al futuro de la gente. No paran de hablar de una Europa unida, pero se rechaza todo aquello que conlleve igualdad plena de derechos para el conjunto de la ciudadanía. Por supuesto también se rechaza, demonizándolo, todo lo que conlleve tomar medidas económicas que perjudiquen a las grandes corporaciones financieras o de cualquier otro ámbito económico. Con Grecia lo vimos el año pasado. Peor todavía si hablamos de las personas que buscan refugio en Europa, huyendo en su mayoría de situaciones que han provocado los gobiernos europeos y sus aliados de otras partes del mundo.

¡Vaya Europa que están construyendo!   

viernes, 19 de febrero de 2016

Viñetas antisionistas y libertad de expresión

Personas pertenecientes a la comunidad judía en España han denunciado a la revista de humor El Jueves por unas viñetas publicadas en el número 2020 (10-16 de febrero), de las que se dice que tienen un contenido antisemita. Más concretamente se hace alusión a ofensas a la religión y sus fieles que atentan a su dignidad. 

La lectura de "DesHechos Históricos. Hermosas historias 100% reales" resulta muy clara a la hora de detectar que lo que intenta su autor (Julio A. Serrano, que firma como Don Julio) es denunciar los planteamientos doctrinales del sionismo, propios del estado de Israel, con una carácter excluyente hacia la población palestina, que lleva sufriendo desde hace décadas prácticas represivas y humillantes. 

El texto se presenta de dos formas: una, en amarillo, donde se va haciendo el relato de los hechos históricos y de la actualidad sobre la religión judía, el funcionamiento del estado de Israel, el atropello de los derechos del pueblo palestino...; y la otra, mediante bocadillos en blanco, que junto con los dibujos ilustran el relato, donde la sátira y el sarcasmo están presentes, teniendo en cuenta que es una revista de humor. 

Es cierto que aparecen dos expresiones ("una Tora forrada con la piel de mis cojones" y "control de circuncisión, por favor, asome lentamente el pene por la ventanilla") y una imagen (un soldado israelí orinando sobre un palestino) que pueden resultar incómodas, pero están tratadas con humor y contextualizadas en un relato real y coherente. Se alude, así mismo, al uso de estereotipos sobre la población judía, como la nariz alargada o los dientes afilados, algo que ya hizo el nazismo.

Para el autor de las viñetas (véase, por ejemplo, El Mundo del día 11) no hay una crítica al judaísmo, sino al gobierno de Israel. Niega que el empleo de la nariz alargada tenga un carácter antisemita, sino sólo de recurso para identificar a un colectivo (pone el ejemplo de los ojos rasgados de los chinos o la chistera y el puro de los banqueros). Y en cuanto a los dientes afilados, dice que en todos sus dibujos emplea los dientes de vampiro.

Volvemos de nuevo al problema de la libertad de expresión y, dentro de ella, de su relación con la sátira política. Es frecuente acusar a quienes la utilizan de ofender los sentimientos y/o creencias de la gente y también que quienes son objeto de las sátiras busquen la forma de eludir sus responsabilidades por lo que hacen. Y en el caso que nos ocupa, lo que están llevando a cabo las autoridades de Israel desde su fundación como estado es un verdadero atropello, de naturaleza genocida, contra el pueblo palestino.  Perder esta perspectiva, es desviarse de la realidad. 

jueves, 18 de febrero de 2016

Tres buenas noticias judiciales, pero...

Ayer fue la absolución de los "ocho de Airbús", sindicalistas que fueron acusados de haber cometido el delito de atentado con lesiones a varios policías durante la huelga general de 2010. A ello se ha unido hoy el archivo de la querella contra la concejala de IU Ana Fernández por haber llamado a José Mª Pemán "fascista, asesino y misógino". Y también hoy, la sentencia del Tribunal Supremo declarando que el macrohotel sito en el Algarrobico, dentro del parque natural Sierra Cabo de Gata, está construido sobre suelo no urbanizable. 

Para los tiempos que corren, no está mal. Pero... José Alcázar, uno de los absueltos de Airbús nos ha recordado que hay más de 300 sindicalistas encausados judicialmente por el mero hecho de haber hecho uso del derecho de huelga a la espera de un juicio o una sentencia. Y es que las sombras del artículo 315.3 del Código Penal o la misma ley mordaza son muy alargadas. La sentencia sobre el Algarrobico no garantiza el inmediato derribo del hotel ni precisa cosas como que si debe haber indemnizaciones a la empresa constructora, algo que, de ocurrir, sería escandaloso. 

En fin, buenas noticias, pero... 

domingo, 14 de febrero de 2016

La jugada doble de Aguirre

Esperanza Aguirre ha dimitido como presidenta del PP de Madrid. Ha declarado que asume su responsabilidad ante los casos de corrupción en su partido. El viernes ya había tenido que comparecer ante una comisión de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, después que el día anterior la policía registrara la sede de su partido en busca de documentación por la presunta financiación irregular o ilegal. En la rueda de prensa de esta tarde ha focalizado las acusaciones en Francisco Granados por su relación con la trama Púnica y no se ha olvidado de recordar que fue ella la que denunció la trama Gürtel en 2010

Aguirre, sin embargo, no ha anunciado su retirada de la política. Es lista, porque con su postura busca dos cosas: presentarse como una persona limpia y responsable; y poner en evidencia a Mariano Rajoy. Si la cosa resulta, tendría el terreno abonado para presentarse como la alternativa del PP.

Está por ver si lo consigue, porque en ella hay mucho de puesta en escena. Son demasiadas situaciones cuando menos sospechosas. Su dimisión es demasiado tardía, pues Granados lleva en la cárcel desde octubre de 2014. No es cierto lo que ha dicho de la Gürtel, porque la investigación judicial data de 2007 tras la denuncia de una funcionaria municipal. Ella misma llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid en 2003 tras el escándalo del "tamayazo". En su política de privatizaciones en los servicios públicos existen demasiadas irregularidades e imputaciones judiciales. Muchas, demasiadas cosas y muy graves. 

Es cierto que es una mujer atrevida, capaz de defender lo indefendible. Como hizo cuando huyó con su coche mientras le ponían una multa. Con la ayuda de sus medios de comunicación afines consiguió aparecer para mucha gente como una ancianita injustamente perseguida. Ahora pretende que ocurra lo mismo, pero ya no con un episodio de tráfico, sino de una gran envergadura. Se trata de los dineros públicos que a raudales han servido para financiar a su partido, para que mucha gente de su partido se lo haya llevado muy fresco a sus cuentas, por la cara y al margen del fisco, y para que muchas empresas se hayan beneficiado de las concesiones públicas, en muchos casos para obras derrochadoras. 

Aguirre debe irse para su casa y dejar de reírse de la gente. Como Rajoy. Y de paso, el PP. Porque ya está bien.

Lo que nos cuenta Ernesto Villar sobre los espías durante la Transición

He estado leyendo estos días el libro Los espías de Suárez (Espasa, Madrid, 2016), del periodista Ernesto Villar. Un tema, el de los servicios de espionaje españoles, que suscita curiosidad por mucha gente y del que conocemos poco, precisamente por su propia naturaleza. Hace unos años leí de Francisco Medina su libro Las sombras del poder. Los secretos del CESID (Espasa Calpe, Madrid, 1996) y también he podido leer o ver por internet entrevistas a personajes que, en distintos momentos y diferente grado, formaron parte de esos servicios. Algunos, como Juan Mª Peñaranda,  Manuel Fernández Monzón o Ángel Ugarte, han sido también autores de libros, presentados como memorias, en los que resaltan aspectos ya conocidos y anécdotas, a la vez que se guardan muchas cosas y más importantes. En todo caso de trata de un mundo muy opaco, con una información muy insuficiente, fragmentada e interesada.     

Una documentación que se podía haber aprovechado mejor


He recalcado antes del autor lo de periodista, porque el contenido de su trabajo, siendo interesante en sí por el tema que trata, deja mucho que desear en cuanto a su dimensión historiográfica. Es una lástima que con la materia prima de la que ha dispuesto no haya podido, o simplemente sabido, sacar mayor juego. 


Villar parte de un chollo, que es el acceso a buena parte de los conocidos como Boletines de Situación que el SECED (Servicio Central de Documentación), creado por Luis Carrero Blanco en 1972 cuando todavía era vicepresidente del gobierno con Franco, fue elaborando para sintetizar la información que iba recogiendo y transmitía a las altas instancias del estado. Esa documentación ha sido la base de su tesis doctoral Espías entre el Franquismo y la Democracia. Los informes confidenciales del Servicio Central de Documentación (SECED) entre 1974 y 1977, defendida hace un año y generosamente valorada.


Los boletines utilizados van desde finales de noviembre de 1974 hasta julio de 1977, momento en que se redacta el último, el 216, una vez que el SECED va a pasar a denominarse como CESID y se cambian sus responsables. Una colección de los boletines que se encuentran en la Fundación Nacional Francisco Franco (una institución privada con acceso restringido), después de la donación hecha por Armando Marchante Gil, uno de los responsables del servicio de inteligencia. Faltan, sin embargo, los boletines anteriores (del 1 al 104), sin que se sepa su paradero. El trabajo se completa con la información obtenida por el autor de las entrevistas mantenidas con antiguos responsables del SECED.


Pese a las lagunas en la investigación, la información que se ofrece tiene interés, en la medida que aparecen aspectos desconocidos hasta ahora o se corroboran otros de los que ya se tenía conocimiento. 


La organización interna del SECED y sus Boletines de Situación


En las primeras páginas se hace una referencia breve a aspectos como los orígenes y la conformación del SECED (CESEDEN, OCN...); quiénes fueron sus responsables (José Ignacio San Martín, con Carrero Blanco; Juan Valverde, con Arias Navarro; y Andrés Cassinello, con Suárez); las delegaciones territoriales y el trabajo a través de áreas especializadas (los sectores Educativo, Religioso-Intelectual, Laboral y Político-Económico, e incluso un Gabinete de Acción Psicológica); el número de agentes (pasó de 226 a 425 con Arias Navarro) y colaboradores (cerca de 5.000); el mayor protagonismo del Sector Político-Económico; el proceso de elaboración de los boletines (recogida de información en cada delegación territorial, criba posterior y redacción de los informes por los responsables sectoriales, y supervisión final y redacción del editorial por el equipo directivo); quiénes tenían acceso a ellos (jefes de estado, jefes de gobierno, ministros y subsecretarios, gobernadores civiles, y altos cargos militares); la valoración altamente positiva que se tenía de su contenido (sondeo interno de febrero de 1976)... 


Con todo, Villar se ha atrevido a hacer una interpretación del papel jugado por los servicios de inteligencia durante los años de la Transición, remarcando la etapa en la que Adolfo Suárez asumió la jefatura del gobierno, en julio de 1976. Esto último es lo que explica que en el título del libro aparezca su nombre. Existe, así mismo, un deseo por reivindicar el papel jugado no tanto por el SECED en su conjunto, como por determinados personajes. Uno es Andrés Cassinello, al que más se destaca, que estuvo ya en el equipo directivo del Servicio con Carlos Arias Navarro y que en el verano de 1976 fue designado por Suárez como director. Otros personajes son José Peñas Pérez, secretario general desde 1974, o los miembros más destacados del Sector Político, como fueron Juan Mª Peñaranda, José Faura o Emilio Atienza. 


De todos ellos se destaca la labor que realizaron para, desde el intento por entender los cambios que se estaban dando en el ocaso de la vida del dictador, imprimir un mayor ritmo en la aplicación de las reformas del régimen. Se llega al punto de calificarlos de más aperturistas que sus antecesores y de los sectores reformistas del régimen de los que se decía que actuaban con lentitud. 


Villar considera que a Cassinello le correspondió la responsabilidad de reorientar el SECED, marcando sus nuevos ejes de actuación, como se reflejaron en el documento "Ante el cambio", aparecido en junio de 1974. En el mismo se exponían cosas como "abrir las compuertas de un pantano para regar un valle sin que sin inunde", estudiar profundamente a los grupos políticos, "sanear la imagen del Régimen" en asuntos como la fiscalidad o la fuga de capitales, acabar con los enfrentamientos con la Iglesia, abolir la pena de muerte... No faltando tampoco su alusión al comunismo, que seguía siendo el gran ogro del que les costó mucho desprenderse.


El comunismo, el PCE y los grupos de extrema izquierda


Precisamente uno de los aspectos más interesantes del libro, que no novedosos, es la percepción que los servicios de espionaje tenían del PCE, en mayor medida, y los grupos de extrema izquierda, tratados todos siempre dentro del epígrafe del comunismo. A su vez se resalta muy claramente el trato de favor que concedieron al PSOE y a otros grupos socialistas, como el PSP, en la búsqueda del fortalecimiento de una opción de izquierda moderada, homologable a la de otros países europeos, que sirviera de contrapunto a lo que debería ser la derecha y/o el centro políticos. Pero, ante todo, como la vía para neutralizar la influencia del PCE, al que se consideraba el principal enemigo y del que se valoraba que tenía una gran influencia en la sociedad. 


Nada nuevo, pues, pero altamente revelador de la obsesión del régimen y, en este caso, de sus servicios de espionaje por el comunismo. Si en 1974 excluían rotundamente al PCE, todavía en las semanas previas a su legalización, pactada meses antes por el propio Suárez, desconfiaban de lo que podría suponer su reconocimiento, hasta el punto de considerar que "legalizarlo no es darle patente de corso" o calificar su actitud política de "angelismo moderado". Su secretario general, Santiago Carrillo, fue siempre su principal obsesión y nunca se desprendieron de la imagen que tenían de él asociada a la Guerra Civil y, sobre todo, a lo ocurrido en Paracuellos en 1936.  


La frecuencia con que aparecen 
los grupos políticos clandestinos en la sección política de los 112 boletines estudiados es muy sintomática: el PCE, en 107; EL PSOE, 98; el FRAP, vinculado al PCE(m-l), 68; el PTE y la JGRE, comunistas maoístas, 67; la ORT/MCE, también maoístas, 60, que aparecen juntos, pese a ser independientes entre sí; la Junta Democrática, CCOO, ETA y PSP, por encima de 50... 


El trabajo en los distintos sectores


A lo largo del libro se hacen referencias a los distintos sectores repartidos territorialmente donde trabajaba la red de agentes y colaboradores.


Del Sector Laboral se destacaba ser el que generaba mayor conflictividad y, a la vez, donde se mezclaban los asuntos propiamente laborales y los políticos. Los responsables del SECED se posicionaron contra una legislación que consideraban "desfasada y carente de realismo" y a favor del aperturismo de los ministros de Trabajo Licinio de la Fuente (cuya dimisión forzada criticaron) y Fernando Suárez, impulsares de una regulación del derecho de huelga. Ante el avance de la oposición sindical y especialmente de CCOO, y conscientes del desprestigio de los sindicatos verticales, buscaron una salida en los representantes sindicales del régimen y llegaron a emular a CCOO con la creación de despachos laboralistas. Sobre la represión policial no dudaron en apoyarla, basándose en los parámetros del mantenimiento del orden, algo que también hicieron cuando valoraron como de "legítima defensa" lo sucedido en marzo de 1976 en Vitoria. 


Del Sector Religioso-Intelectual conviene deslindar cada una de las partes. De la primera lo que llama la atención no son tanto la mención a los conocidos conflictos existentes con todos los niveles de la Iglesia (incluidos los habidos con el papa Pablo VI, el cardenal Tarancón y numerosos obispos), la participación de numerosos clérigos en la oposición al régimen, la militancia de una minoría en grupos comunistas o el empleo de las instalaciones eclesiales para reuniones o como lugar de refugio. En los boletines del SECED se habla de un "misterioso silencio de los obispos", a la vez que se entiende que siga habiendo miembros del clero ligados a los conflictos. Si en su documento "Ante el cambio" Cassinello aludía a la mejora de relaciones entre ambas partes, parece que no es capaz de dar una explicación de las razones de dicho cambio de actitud por parte de la Iglesia. Se menciona la renuncia por parte del gobierno del privilegio de representación de los obispos, algo a lo que se opuso Franco. Pero no podemos olvidar cómo estaba preparando la jerarquía de Iglesia su adaptación a una nueva situación política, en la que lo importante era garantizar su financiación por el estado, especialmente en los centros educativos. Y a todo esto no fue ajeno la renovación del Concordato en julio de 1976. 


Sobre la otra parte correspondiente al difuso término del mundo Intelectual, tienen gran relevancia las alusiones al colectivo de PNNs, tanto universitarios como de los institutos de enseñanza media. Resaltaron su activismo y la presencia en su seno de militantes comunistas, pero reconocieron la justeza de sus reivindicaciones profesionales.-


En cuanto al Sector Educativo no es extraña su enorme preocupación, teniendo en cuenta la elevada y creciente conflictividad que estaba generando en el estudiantado, principalmente de las universidades. No debemos olvidar, como señala Medina en su libro ante referido, que el CESEDEN (antesala de la OCN y el SECED) se creó en 1968 para combatir dicha conflictividad. Críticos desde SECED con las actuaciones policiales, intentaron crear asociaciones de estudiantes con el fin de neutralizar la influencia política de los grupos comunistas, algo en lo que, por lo ocurrido, fracasaron rotundamente.


El Sector Político-Económico


Para Villar, como también para los responsables del SECED con los que se ha entrevistado, se trata del ámbito donde obtuvieron mayor éxito. Ya con Suárez en la jefatura del gobierno, la principal tarea fue la de ayudar a acelerar la reforma política y en ella lo que acabó siendo la Ley para la Reforma Política. para desarrollaron un plan para confeccionar un mapa de los procuradores de las Cortes en relación a su adscripción política y las posibilidades que tenía cada uno a la hora de apoyar el proyecto de ley. Junto con la labor de algunos personajes del mundo político-institucional, lo consiguieron, incluso con resultados por encima de sus previsiones iniciales. Para ello desarrollaron el método de lo que denominaron "diplomacia en zapatillas", que suponía reunirse en despachos y restaurantes con el fin de obtener sus propósitos.


Un método que sirvió también para buscar información y trazar lazos con los dirigentes políticos de la oposición moderada, incluidos los del PSOE y el PSP. Las alusiones que se hacen en los boletines a Felipe González, Alfonso Guerra, Enrique Tierno Galván, Nicolás Redondo, Enrique Múgica o Pablo Castellanos, entre otros, revelan el grado de los contactos mantenidos y de las ayudas recibidas por parte del PSOE, la UGT y el PSP. Esto explica episodios como el de los pasaportes expedidos por el gobierno de Arias Navarro para viajar al Congreso de Suresnes, donde González y compañía desbancaron al sector histórico de su partido; la presencia en el mismo de agentes del SECED como militantes socialistas; el dinero recibido por el PSP con la aquiescencia del gobierno de Arias Navarro; los congresos tolerados de la UGT y el PSOE en 1976... Nada nuevo sobre lo que ya se sabía, pero que merece volver a ser recordado    


La última de las tareas encomendadas fue la de buscar nombres para completar las listas electorales de junio de 1977. Y salvo el PCE o el PNV, que disponían de organizaciones "sólidas", llama la atención que tuvieran que ayudar "a prácticamente todos los grandes partidos", con especial mención AP y "los socialistas". 


Algunos asuntos oscuros: el GRAPO, los sucesos de Montejurra y la "guerra sucia"


Las alusiones que se hacen en los boletines al GRAPO son escasas y cuando se hacen, no resultan claras, si no sospechosas. La primera, sin mencionar al grupo armado, tuvo lugar el 1 de octubre de 1975, el mismo día de la concentración en la Plaza de Oriente en la que Franco habló en público por última vez, como respuesta a los actos de protesta que se sucedieron en numerosos países por las ejecuciones de cinco militantes de ETA y el FRAP. Ese día murieron en atentado cuatro policías, sin que nadie lo reivindicara, pero cuya fecha coincide con el significado de las siglas GRAPO. En el boletín correspondiente del SECED puede leerse: "No ha sido reivindicado por grupo alguno, ni  probablemente lo será, dada su evidente impopularidad". Hasta el propio Villar se sorprende de esa valoración.  


En lo referente a los secuestros de José Mª de Oriol (entre diciembre de 1976 y febrero de 1977) y el general Emilio Villaescusa (entre enero y febrero de 1977), dentro de la semana tan tensa de finales de enero en Madrid (matanza de abogados laboralistas en la calle Atocha, muerte de dos manifestantes y atentados contra dos policías) se hacen menciones frías: "hay que pensar, entonces, en la existencia de un plan distinto, por el que el GRAPO salta a la calidad sin haber superado la fase de la cantidad", añadiendo después que "Resulta ingenuo esperar una inmediata solución policial al problema". 


Sobre lo ocurrido en Montejurra en mayo de 1976 se resalta en el libro el esfuerzo por tratarlo con un "perfil bajo", pese a que el resultado final fueron dos carlistas muertos y varios heridos, pertenecientes a la facción antifranquista de Carlos Hugo de Borbón, víctimas de las acciones de pistoleros de la facción franquista liderada por Sixto de Borbón. El boletín lo sintetiza de esta manera: "la descalificación total de Don Sixto como revitalizador de la Comunión Tradicionalista, [y] la práctica anulación de las posibilidades de ésta como futuro grupo político". ¿Se acabó políticamente, así, con un sector más del búnker a sabiendas del escaso futuro del Partido Carlista que había formado Carlos Hugo


La "guerra sucia", a la que denominan "terrorismo blanco", es explícitamente desechada por los responsables del SECED. Ya a finales de los años sesenta aparecieron grupos parapoliciales, como los Guerrilleros de Cristo Rey, que actuaron en medios universitarios. No faltaron actuaciones policiales que acabaron con detenidos lanzados desde las ventanas de comisarias (Enrique Ruano, José Luis Cancho...). En 1975 aparecieron los primeros grupos parapoliciales (ATE, Batallón Vasco-Español) que actuaron en Francia contra nacionalistas vascos, fueran o no de ETA. Se sabe de la presencia de mercenarios fascistas italianos o argentinos, a quienes se les atribuyó la muerte de Arturo González en enero de 1977.  Que fuera cierta o sólo una actitud de cara a la galería lo que en el SECED se defendía en contra de la "guerra sucia" puede resultar controvertido. Los asuntos oscuros antes señaladas dan que pensar. Como también que el propio Cassinello haya estado involucrado, ya en los años ochenta, en las acciones del GAL.   


Cataluña y el País Vasco


Es sabido en la tradición de la derecha española y de las fuerzas armadas su preocupación por la unidad de España. Los boletines aparecen continuas alusiones, pero el grado de preocupación es menor al dado al comunismo Es cierto que al País Vasco y a Navarra se les concedió una gran importancia, pero no tanto por ETA, cuya presencia marcó un grado de radicalidad elevado, como por la elevada conflictividad social y política relacionada con el PCE, en menor medida que en otros territorios, y sobre todo con grupos como la ORT o el MCE, que participaron intensamente en las movilizaciones. 

ETA era tratada como un grupo terrorista, pero de los boletines se desprenden grandes dificultades para acceder a su interior, lo que lleva al propio Villar a decir que a los agentes de esos años "les costó ver el monstruo que se le venía encima". El único éxito de importancia que se atribuye el SECED es la infiltración de Mikel Lejarza "el Lobo", lo que posibilitó varias detenciones importantes en 1975. No faltaron contactos con la propia organización, como lo ha desvelado el agente Ángel Ugarte, uno de los responsables en el País Vasco.

También en Cataluña, y sobre todo en Barcelona, existía una gran preocupación por el elevado grado de conflictividad existente. Aquí, con un gran protagonismo del PSUC, como el partido más influyente, y en menor medida del PCE(i)/PTE o de Bandera Roja. 

Ante la ausencia de un grupo nacionalista armado, la preocupación sobre el nacionalismo fue menor. Y, ante todo, resultó muy exitosa la operación de alto calado político diseñada para neutralizar el desarrollo de una corriente nacionalista que hiciera temer a los poderes del estado: la operación Tarradellas. Impulsada desde el gobierno de Suárez, fue el propio Cassinello el encargado de ejecutarla. El resultado fue la vuelta en el verano de 1977 del que representaba simbólicamente el gobierno catalán en el exilio y la restauración provisional de la Generalitat bajo su presidencia.

En el último boletín no faltó una mención al problema territorial. Los hombres del SECED no dejaban de ser militares y eso llevó al redactor a escribir que "alrededor del tema de las pretendidas autonomías regionales puede generase otra situación conflictiva".

¿Fueron tan importantes los espías del SECED?

Para Villar las personas que formaron parte del SECED, especialmente desde 1974 y más todavía durante el primer gobierno de Suárez, se trata de "los espías que escribieron la Transición". Una interpretación en la línea de quienes consideran que el paso de la dictadura al régimen del 78 fue obra de las élites. En este caso, siguiendo al autor del libro, con la ayuda inestimable de los servicios de espionaje. Una interpretación parcial, pero que no impide tener que minusvalorar el papel jugado por esa institución del aparato del estado. 

Lo que sí resulta revelador de la naturaleza de la Transición es que las mismas personas que empezaron sirviendo a la dictadura en un campo tan sensible, acabaran en buena medida también sirviendo al estado en los años que siguieron a la aprobación de la Constitución con la UCD, el PSOE e incluso el PP. Y con puestos y actuaciones de gran trascendencia.

Epílogo: Andrés Cassinello

Este personaje aparece en el libro como el personaje más relevante. Francisco Medina dice que aceptó volver al CESED en 1974 como responsable de la dirección de operaciones, "el gran órgano pensante", con la condición de que se asumieran las ideas reflejadas en su documento "Ante el cambio". Según Joan Garcés (Soberanos e intervenidos, Siglo XXI, Madrid, 2008), citando al coronel José Ignacio San Martín, primer director del SECED, fue el redactor principal de la obra Subversión y reversión de la España actual, firmada con el pseudónimo Carlos I. Yusti y escrita en vida de Carrero Blanco. Para Alfredo Grimaldos (La CIA en España, Debate, Barcelona, 2006) Cassinello es un personaje muy vinculado a los servicios de inteligencia de EEUU, país donde también se formó en materia de contrainsurgencia. Existe una breve biografía suya en la página electrónica El espía digital que aclara pormenores de su trayectoria profesional. 
 
Después de su paso por SECED Cassinello estuvo trabajando en la lucha antiterrorista. En 1983, ya con el PSOE en el gobierno, se le encomendó la dirección del Plan ZEN (Zona Especial Norte), momento en que surgieron los GAL. Entre 1984 y 1986 asumió la jefatura del estado mayor de la Guardia Civil, lo que posibilitó, según el exagente del CESID Alberto Perote (Confesiones de Perote. Revelaciones de un espía, RBA, Barcelona, 1999), que fuera el hombre mejor informado del país por esos años. En 1998 fue imputado por el juez Baltasar Garzón por varios asesinatos de los GAL, pero quedó finalmente exonerado. 

15 meses de cárcel por unas pizzas congeladas

Hace un par de días salió una noticia no tan sorprendente como escandalosa: la condena a 15 meses de prisión a un sevillano por robar varias cajas de pizzas congeladas en un convento de Alcalá de Guadaíra. El hombre ha alegado el estado de necesidad ("tenía hambre"), incluso ha llegado a pagar diez euros para reparar el daño y, además, la defensa ha aportado el eximente de "trastorno psíquico". Pero ni ésas, el tribunal, con la jueza Mercedes Alaya como ponente, ha sido contundente: 15 meses de prisión. La justicia "pensada para el robagallinas, no para el defraudador", como dijo hace dos años el nada sospechoso presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. Después de lo que sigue lloviendo en casos de corrupción y delincuencia de alta alcurnia, cuello blanco o como se quiera llamar, ¿qué más se puede decir?

martes, 9 de febrero de 2016

En apoyo de los "Ocho de Airbús"

Hoy ha comenzado en Getafe el juicio contra ocho sindicalistas de la empresa Airbús, acusados de varios delitos, entre los que se encuentran los de atentado, coacción y lesiones contra las fuerzas de orden público. Los supuestos hechos ocurrieron durante la huelga general de septiembre 2010, convocada por los sindicatos contra la reforma laboral que impulsó el gobierno del PSOE, entonces presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Para cada uno de los involucrados la fiscalía pide más de ocho años de cárcel.

Una de las bases de las acusaciones que se hacen por la fiscalía se encuentra en el polémico artículo 315.3 del Código Penal, que alude a la actuación de los piquetes de huelga. La interpretación que se hace es que la actuación de los trabajadores fue violenta, dado que en dicho apartado se hace referencia al empleo de coacción por parte de quienes componen dichos piquetes. Los trabajadores niegan que su actuación fuera violenta, ni contra las personas a quienes informaban para que no fueran a trabajar ni contra las fuerzas del orden.     

Los conocidos como los "Ocho de Airbús" -José Alcázar, Tomás García, Enrique Gil, Rodolfo Malo, Jerónimo Martín, Raúl Fernández, Edgar Martín y Armando Barco- han recibido desde el primer momento muchas muestras de apoyo, incluida una manifestación previa celebrada en los preliminares del juicio bajo el lema "No son 8, somos miles". Además de por numerosos compañeros de trabajo, estuvieron acompañados de los secretarios generales de CCOO y UGT, dirigentes y cargos públicos de IU, PSOE y Podemos, y de muchas otras personas hasta una cantidad aproximada de 10.000.

domingo, 7 de febrero de 2016

Títeres, sátira política y libertad de expresión

Dos componentes de la compañía Títeres desde abajo han sido detenidos y enviados a prisión por un juez bajo la acusación de apología del terrorismo. Habían representado en el barrio madrileño de Tetuán, dentro del programa infantil del Carnaval, la obra La bruja y don Cristóbal, una adaptación de la conocida pieza teatral de Federico García Lorca El retablillo de don Cristóbal.

La derechona política y mediática (incluido el que sigue siendo todavía para mucha gente el gurú del progresismo centrado, esto es, El País) ha lanzado una campaña durísima y malintencionada, tergiversando para ello los hechos. Ha utilizado como principal excusa un episodio del final de la obra en el que un policía coloca a la bruja, para incriminarla, un cartel con la leyenda "Gora Alka-Eta". Un juego de palabras que sintetiza los nombres Al Qaeda y ETA, pero que tiene como motivo poner de relieve un hecho que existe en la vida real, como es el empleo frecuente desde medios policiales de endosar el calificativo de terrorista a quienes dan muestras de resistencia social. 

Resulta evidente la derechona ha aprovechado esto para lanzarse contra el gobierno municipal de Ganemos Madrid y la propia alcaldesa, Manuela Carmena. Se la tiene jurada desde mayo pasado y no ha parado de acosarla con cualquier excusa, por peregrina que parezca, creyendo así que puede minar al gobierno municipal.

La reacción del propio gobierno municipal creo que no ha sido la apropiada. Se ha dejado llevar por esa presión y cargado contra la compañía de títeres, a los que ha acusado, entre otras cosas, de engaño, aduciendo que no hay correspondencia entre la sinopsis entregada sobre la obra y lo representado. 

Sobre los pormenores de lo ocurrido recomiendo la breve crónica que ha publicado hoy Tercera Información, donde aparece parte del contenido del atestado policial, claramente simplista y distorsionador. De la misma compañía reproducen un extracto de la presentación de la obra, que aporta bastante claridad sobre su contenido trasgresor, pero en ningún momento delictivo: "Títeres desde Abajo revive a Don Cristóbal Polichinela, ese oscuro personaje de la tradición popular ibérica. En esta ocasión, Polichinela llegará a Tetuán para imponer su voluntad a base cachiporra. Sin embargo, también habitará en estas tierras una bruja que tiene la firme decisión de amar su libertad por encima de todo y no dejarse pisotear por ningún Don Cristóbal, por mucho poder que éste se arrogue".

También recomiendo dos artículos de opinión que ayer leí y que considero de gran interés, pues aclaran mucho sobre la dimensión política de lo ocurrido. Uno, en Público, del sociólogo e historiador Emmanuel Rodríguez, titulado "Titiriteros e iniciativa política. O cómo se perderá el ayuntamiento de Madrid"; y el segundo, en eldiario.es, del abogado penalista y editor de la revista satírica Mongolia"¿Entre titiriteros y trileros anda la cosa?"

Rodríguez se muestra muy crítico en una doble dirección. Una, por lo que respecta a la libertad de expresión y la nueva criminalización a quienes se muestran críticos con el poder establecido. Y la otra, por la debilidad del gobierno municipal, que se ha doblegado en el caso que nos ocupa ante la ofensiva neoliberal, mientras se despreocupa de lo principal: "La auditoría de la deuda se realiza a cuentagotas. Los avances en materia de vivienda apenas pasan de lo cosmético. Las remunicipalizaciones se esfuman de la agenda. Se aceptan las operaciones Mahou-Calderón, Canalejas, y a buen seguro tramos del macro proyecto Chamartín. En definitiva, se cede progresivamente en todo lo que haya que ceder frente a los chantajes más evidentes de la oligarquía política y económica".

Boyé, por su parte, parte de lo inapropiado de haber programado la obra como espectáculo infantil. Pero donde se muestra rotundo es a la hora de calificar lo ocurrido: "lo más grave del asunto, por afectar a un derecho constitucional como es el derecho a la libertad personal de los dos detenidos, me parece que criminalizar este tipo de actuaciones es un claro atentado a la libertad de expresión impropio de un gobierno que se dice de progreso". Tampoco se queda corto cuando alude a otra debilidad del gobierno municipal: "gobernar tiene sus costos y uno de ellos es admitir los errores y aceptar las críticas porque la política no sólo consiste en tener un cargo sino en ejercerlo conforme al mandato recibido de los ciudadanos".

Mientras tanto, los dos títeres implicados siguen detenidos. Están sufriendo la fuerza de la ley, interpretada por quien les ha correspondido para juzgarla. El uso de la sátira política, como una forma de libertad de expresión, es lo que está en juego. ¡Y, vaya, cómo lo están pagando! Don Cristóbal sigue haciendo de las suyas.

viernes, 5 de febrero de 2016

Acerca del fracaso de la democracia en España, según Emmanuel Rodríguez López

La historiografía sobre la Transición española es extensa, aunque su tratamiento es diferente según se haya trabajado el tema. Grosso modo, se puede establecer una divisoria clara entre quienes han tendido a mitificar esa etapa, resaltando a los protagonistas que acabaron pactando, y entre quienes ponen más el acento en el papel jugado por los sectores populares, como verdaderos motores de las distintas situaciones que se fueron sucediendo. 

Entre estos últimos libros se encuentra uno reciente de Emmanuel Rodríguez López, titulado Por qué fracasó la democracia en España. La Transición y el régimen del '78 (Traficantes de Sueños, Madrid, 2015). Lo he estado leyendo estos días con sumo interés y mucha atención. No he seguido el orden de los capítulos y he tenido a releer algunas partes, buscando entender aspectos que no me quedaban claros. 

La tesis principal del libro es que la Transición supuso el paso de un régimen autoritario, el  tardofranquismo del desarrollismo, a otro de democracia liberal (no distinto al de otros países europeos), sin que el bloque social dominante se modificara. El título alude a una interpretación del autor sobre el contenido de la democracia: la forma que acabó triunfando desde 1978 sería la liberal, muy distinta de la democracia que representaban las formas de organización, participación y lucha que surgieron a lo largo de los años sesenta desde las fábricas, los barrios y las universidades, con la clase obrera como actor principal, acompañada de otros que se fueron sumando, como determinados sectores profesionales, el estudiantado universitario e incluso el bajo clero disidente con su jerarquía y con el régimen.


En la Presentación llaman la atención dos cosas: una es la analogía que el autor hace de la estructura del libro con respecto a las partes que conforman la tragedia griega (prólogo, episodios y éxodo); y la otra se refiere al proceso de elaboración del propio libro.

Sobre lo primero, los tres primeros capítulos se dedican, dentro del prólogo de las tragedias, a una descripción del héroe colectivo principal, la clase obrera, y los personajes principales, también colectivos, que representaban los reformistas del régimen franquista y las izquierdas. En los seis capítulos restantes, ya como episodios, se analizan las distintas etapas del proceso histórico, donde no faltan los desafíos contra el poder que el héroe principal llevó a cabo en esos años y el papel que el resto de protagonistas representó, en un juego de pasiones donde no faltó la desmesura (el hybris trágico) con que el poder actuó cuando no pudo controlar la situación. Y cuanto a la última parte, la del éxodo, esto es, la catarsis que supondría que el héroe reconociera sus errores, el autor nos dice, sin embargo, que no se reconoce en su libro. Esto es algo que, desde mi punto de vista, sí lleva a cabo y, además, explícitamente: porque ¿acaso no lo es reconocer que en su derrota el héroe acabó siendo castigado (paro, escoramiento hacia diversas formas marginalidad que con frecuencia conllevaban a la drogadicción o la delincuencia...) o asimilado (la desaparición de su medio natural con la expansión urbana y el consumismo)?

En relación al proceso de elaboración del libro parece claro. Todo lo que se refiere al movimiento obrero de los años sesenta y setenta se corresponde con el trabajo realizado a caballo entre los dos siglos y que se reflejó en su tesis doctoral. Esto le llevó a profundizar en las entrañas de dicho movimiento, indagando en la memoria de sus protagonistas en base a entrevistas personales, y la lectura de archivos y pasquines elaborados en el fragor de la lucha clandestina y las movilizaciones. Los siguientes seis capítulos se corresponden con los otros protagonistas, esto es, las élites reformistas del franquismo y las de los distintos grupos de la oposición antifranquista y de las izquierdas que acabaron pactando y dando lugar a un nuevo régimen. Y aquí el autor nos dice que se ha centrado en las memorias escritas de los personajes más relevantes y con ello en el juego de conciliábulos y componendas que llevaron a cabo en espacios como los restaurantes, los pasillos parlamentarios y los despachos.  

Una obra importante, que profundiza en una lectura de la Transición alejada de la canónica tan extendida y, por ello, hagiográfica. Una lectura oficial que resalta hasta la mixtificación el papel jugado por las élites del reformismo franquista y de los grupos antifranquistas, minimizando, cuando no invisibilizando, a los sectores populares que, organizados, retaron al poder y le obligaron a recular continuamente hasta que consiguieron triunfar.


Rodríguez diferencia tres generaciones de militantes obreros que vivieron durante esos años, dotando a la que surgió al fragor del desarrollismo de un mayor protagonismo y de ser la centralidad en las luchas sociales y políticas. No tiene miedo en atribuir a la clase obrera ser el principal sujeto de cambio, pero sin conseguir ser finalmente el vehículo que acabó consiguiéndolo. 

Hay, así lo creo, cierto sobredimensionamiento de la creatividad de los movimientos populares, un poco en la línea del espontaneísmo luxemburguista de hace un siglo o en la que, más recientemente, se desarrolló preferentemente en Italia desde finales de los sesenta y a lo largo de los setenta bajo la denominación de autonomía obrero.

Resalta el papel jugado por los distintos grupos de izquierda, en especial el PCE y los variados y pequeños grupos radicales que fueron surgiendo desde principios de los sesenta. Considera que a ellos corresponde la principal responsabilidad en el fracaso de la democracia de base que surgió y fue desarrollándose en el seno del tardofranquismo en los ámbitos de las fábricas y los barrios, y que tenían su base en las asambleas. Una responsabilidad que evita calificarla como traición, sino más bien de incapacidad para entender lo que estaba ocurriendo y, derivado de ello, una sobremesura de sus propias posibilidades. 

El PCE sería la mejor expresión de esto último, hasta el punto que en su estrategia política fue liquidando la base social en la que actuaba y desde la que se alimentaba. Y en cuanto a los grupos de extrema izquierda la crítica se centra en su fraccionamiento, como expresión de las distintas familias ideológicas, el subjetivismo y el autenticismo.        

Resulta interesante la forma que tiene de explicar el papel jugado por el PSOE, un partido lánguido  y con escasa relevancia durante el franquismo, pero que acabó recogiendo el caudal de luchas sociales acumuladas para domesticarlas, a la vez que se nutrió de un capital humano donde aunó militantes de todas las facciones de izquierdas y dirigentes de movimientos sociales.

Lo que resulta más discutible, desde mi punto de vista, es la identificación de los componentes del bloque social de poder que permaneció. Rodríguez nos dice que el régimen del 78 "no respondió tanto a la oligarquía o al capitalismo familiar (...), como a las clases medias que crecieron al calor del último franquismo". Creo que confunde el origen social de la mayor parte de los miembros de las élites que acabaron pactando con la naturaleza de clase del régimen franquista en general y lo que le siguió. Y es que la oligarquía económica que se fue renovando con el paso del tiempo nunca perdió su poder. Otra cosa es identificar a quiénes se convirtieron en los gestores de sus intereses y ahí sí que hay que situar a quienes, desde distintos ámbitos, coparon los puestos políticos con los que han gobernado, por ahora, durante cuatro décadas.   

El libro acaba con un Epílogo que hace la función de síntesis del conjunto. Muy bien realizado, tiene entidad en sí mismo y su sola lectura permite adentrarse en lo que los capítulos anteriores ha desarrollado profundamente y con eficacia.

Por último, no está de más recordar que existe una entrevista en vídeo a Emmanuel Rodríguez, realizada por el periódico digital Diagonal. En ella habla de las líneas principales de su libro, lo que puede suponer una introducción al mismo o un complemento.