Parece evidente que ha habido un retraimiento del electorado de izquierda, en correlato con el descenso de la participación. Falta por saber quién se ha abstenido más, si el electorado de Podemos, si el de IU, si quienes accedían a votar por primera vez, si la gente joven...
Tampoco sabemos el grado de trasvase de votos que ha habido entre partidos, que, en todo caso, se ha dado sobre todo dentro de cada bloque ideológico. Si el habido desde Ciudadanos hacia el PP parece lógico, lo que explica la bajada del primero y la subida del segundo, está por ver lo que ha ocurrido en el bloque de la izquierda. Teniendo en cuenta que el PSOE, pese a haber subido porcentualmente, ha perdido votos reales, es posible que una parte se haya derivado hacia el PP, a la vez que otra parte, quizás superior, haya recibido votos del electorado de izquierda.
Cuando la gente habla, lo que hace es echar mano de lo próximo, de lo preconcebido, de elucubraciones al uso, de lo que se dice en los medios de comunicación que suele escuchar... Por mi parte, ya en este cuaderno adelanté varias cuestiones en los días previos a las elecciones que considero que deben tenerse en cuenta. He aquí las entradas: "El socialista Iglesias, el comunista Garzón y el guay Rivera", el miércoles 22; "¡Cuidado! (el domingo y después)", el jueves 23; "Con Iglesias y Garzón, en Jerez de la Frontera", el viernes 24; "Un fin de campaña atípico", el sábado 25; y "Gran Bretaña, entre el brexit y el remain", el mismo domingo 26.
Me referí en ellos, grosso modo, a las contradicciones en la campaña de Unidos Podemos, a la utilización del miedo en la campaña desde el poder, al valor relativo de las encuestas, a la moderación del electorado en la jornada de reflexión, al silencio de los medios de comunicación mayoritarios en torno al fin del campaña, al peso de los resultados del referéndum británico... Y todo eso confluyendo en lo principal: la extensión del miedo entre la población.
Hay, no obstante, otros aspectos que no quiero dejar al lado. Se trata de las opiniones que se vierten en los entornos más próximos, que no tienen por qué ser extrapolables, pero que pueden ayuda a entender las cosas. El día previo a a las elecciones escuché en boca de gente amiga que no iban a votar, criticando que IU se hubiera aliado con Podemos, a la vez que mostraban poca simpatía por la figura de Pablo Iglesias. En mi respuesta recordé lo ocurrido en otras ocasiones, especialmente en 2004, cuando mucha gente cambió su voto en favor del PSOE con el argumento de "parar a la derecha". Ya en diciembre pude escuchar de otra gente que habían votado a Podemos para garantizar que obtuviera un diputado, dentro, claro está, del recurrente recurso del voto útil, en el que IU parece siempre castigada. Y curiosamente, ahora que IU, como integrante de Unidos Podemos, parecía ser una alternativa política clara, resulta que ahora era vista algo así como impura.
Lo ocurrido el domingo ha sido un freno al proceso de desintegración del sistema, desde el momento que sus dos partidos principales ha remontado moderadamente el proceso de pérdida de votos que venían sufriendo desde 2014 y que las encuestas y anunciaban desde el años anterior. En el caso del PP, rentabilizando mediante el voto útil parte del que Ciudadanos obtuvo en diciembre, y en el del PSOE, evitando ser sobrepasado por Unidos Podemos y las confluencias territoriales.
Lo previsible es que el proceso de articulación de la izquierda prosiga, aunque está por ver cómo y, por supuesto, resolviendo las contradicciones que tienen en su conjunto y dentro de cada fuerza. La falla generacional existente, a priori, favorece a las fuerzas alternativas, pero deben seguir alimentándose de savia, algo que las movilizaciones aportan.