lunes, 30 de agosto de 2021

La poesía desesperanzada de Nadia Anjuman


Nadia Anjuman fue una poeta afgana, nacida en 1980 en Herat, una ciudad situada en el noroeste del país. En su juventud fue integrante de uno de los círculos de costura de su ciudad, una de las pocas actividades permitidas a las mujeres por los talibanes durante el periodo 1996-2001. Fue ahí donde Nadia se puso en contacto, clandestinamente, con la literatura  universal. Casada luego con un licenciado en Filología y empleado universitario, pudo empezar a estudiar en la Universidad de Herat. Pero no fue suficiente, porque la presión familiar para que abandonara sus actividades culturales estuvo en el origen de su muerte en 2005. Se cree que fue su propio marido el que, después de golpearla brutalmente, acabó con su vida.

Sus poemas, carentes de esperanza, reflejan el ambiente opresivo que vivió. Aunque están escritos en primera persona, no suponen sino un retrato colectivo de las mujeres afganas. Así mismo, su muerte, que se intentó disfrazar en su día como un suicidio, no deja de simbolizar el destino cruel que se espera de todas ellas en una sociedad fuertemente impregnada del sistema patriarcal, que además está aderezado de un rigorismo religioso extremo.  
  

Cadenas de acero
 
¡Cuántas veces se ha quitado de los labios mi canción
y cuántas veces silenciado el susurro de mi espíritu poético!
El significado de la alegría ha sido enterrado por la fiebre de la tristeza. 
Sí, que mis versos noten una luz:
sería el resultado de mi imaginación profunda.
Mis lágrimas no se utilizan para nada
y no puede haber más esperanza.
Aunque soy la hija de ciudades de poesía,
mis versos son mediocres.
Mi trabajo es como una planta carente de atención
de la que no se puede esperar mucho.
En los archivos de la historia es todo lo que soy.
 
 
Después de todo
 
En un instante
la memoria cava recuerdos,
quita nudos y vendajes,
entierra sudarios,
trae del cielo su mirada oscura,
escarba en el último relámpago
y lo ciega todo,
toma la forma de la soledad
y uno se ve como un perro
que llora en vano.
 
 
Estoy enjaulada…
 
Estoy enjaulada en este rincón,
llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar…
Soy una mujer afgana y debo aullar.
 
 
Historias trágicas
 
¡Oh, historias trágicas,
han encontrado morada en nuestros corazones!
Estos ojos tristes, estas amarillentas mejillas huecas,
son las sombrías marcas de tu presencia.
¡Oh, ramas del dolor!
Cien primaveras y otoños han ido y venido,
brotes marchitos con corazones desgarrados,
cien bloqueos y cien caravanas pasan,
el Faraón ha muerto y la historia de Nemrod ha terminado,
aunque todavía estés joven y fresco
recién salido del útero del jardín.
 
¡Oh, ardiente miseria,
deja la extensión de nuestros corazones!
No son las únicas cosas por las que vale la pena arder.
Por una vez, pasa por la casa de otro.
 
¡Oh, historias trágicas,
su compañía nos abruma!
Si no buscan una nueva casa, deben tener cuidado.
Mañana nos iremos de las tristes ruinas de la vida
y ustedes quedarán miserables y descubiertas
en el limbo del tiempo
sin ninguna morada.
 
 
No deseo abrir la boca…
 
No deseo abrir la boca.
¿Qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura,
cuando es tanta la amargura que siento?
¡Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca!
Sin nadie a mi lado en la vida,
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad,
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada,
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
¿Pero qué puedo hacer si un ala
tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio,
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana.
Entiéndase, pues, mi constante queja.
 
 
Recuerdos de leve tristeza
 
¡Oh, exilios de la montaña del olvido!
¡Oh, joya de sus nombres, durmiendo en el fango del silencio!
¡Oh, recuerdos destruidos, recuerdos de leve tristeza
en la turbia mente de una ola en el mar del olvido!
¿Dónde está lo trasparente, la corriente manando de tus pensamientos?
¿Qué mano ladrona saqueó la estatua de oro puro de tus sueños?
En esta tormenta que origina la opresión,
¿dónde se ha marchado tu barca, tu serena plateada luna de embarcación?
Después de este amargo frío que da nacimiento a la muerte,
debería la mar desprender la calma,
debería la nube liberar al corazón nudoso de penas,
debería la doncella de la luna brindarnos amor, ofrecer una sonrisa,
debería la montaña dulcificar su corazón, adornarse de verde,
volverse fructífera.
¿Cuál de tus nombres, en lo alto de la cima,
se vuelve luminoso como el sol?
El amanecer de tus recuerdos,
recuerdos de leve tristeza.
¿En los ojos de los peces fatigados por las inundaciones y
temerosos de la lluvia de la opresión,
se refleja la esperanza?
¡Oh, exilios de la montaña del olvido!
 
 
Un llanto sordo
 
El sonido de las verdes huellas está en la lluvia,
nos llega desde la carretera.
Almas sedientas y faldas polvorientas llegaron del desierto.
Su ardiente respiración 
y el espejismo fundido de sus bocas secas y de polvo cubiertas
nos llegan, ahora, desde la carretera.
Sus atormentados cuerpos, chicas criadas en el dolor,
la alegría alejada de sus rostros,
corazones viejos y alineados de grietas.
No surgen sonrisas en los inhóspitos océanos de sus labios
ni una lágrima brota del seco cauce de sus ojos.
¡Oh, Dios!
¿Podría ignorar si sus sordos llantos que saltaron del cielo alcanzan las nubes?
El sonido de las verdes huellas está en la lluvia.
 
 
(Los poemas han sido adaptados desde las versiones publicadas en las siguientes páginas electrónicas: phttp://faustomarcelo.blogspot.com/2016/05/poemas-de-nadia-anjuman.html; https://circulodepoesia.com/2019/11/poesia-de-afganistan-nadia-anjuman/; y
http://mispoetascontemporaneos2.blogspot.com/2020/06/susana-zazzetti-recuerda-nadia-anjuman.html).

(Imágenes: retratos de Nadia Anjuman, tratados digitalmente desde imágenes publicadas en las siguientes páginas electrónicas: https://thebookadvisor.it/rubriche/di-versi-in-versi/la-denuncia-delle-poetesse-nadia-herawi-anjiuman-e-susana-chavez-castillo/; http://www.antena-libre.com.ar/2021/08/25/salvo-el-crepusculo-nadia-anjuman-poeta-y-periodista-afgana/; y https://eng.culturell.com/nadiya-anzhuman-biografiya-tvorchestvo-karera-lichnaya-zhizn-view-879546).   

domingo, 29 de agosto de 2021

Entre la ropa tendida (13 poemas)


Alta metafísica del trapo
 
he visto entonces el signo
de toda la ropa tendida
su coyuntura modificada
una manga al borde oh pablo gargallo
como un marat sin espacio
inflado por el aire
un suéter opina que hacia allí
hacia nada la nada del suéter
camisas muestran su detrás y su debajo
honestamente advierten todo su poliéster
la vida es una sencillez de pinzas
un simple juego de poleas
por el que la funda destrozada
de un colchón se desliza/
la imposible cabeza bocabajo de una americana
no se relaciona
autonomía de unas bragas confirman
el pobre estado de su infeliz autoestima
hace un momento suicidio de pinzas
y calcetín izquierdo/
la muerte puede ser como la vecina
del primero que acumula calcetines
y el más allá cuando esos calcetines
se los ponen sus hijos
entonces la vida surge de una lavadora
motor primero y la arruga es la orogenia
y el móvil de la vida
la plancha es dios cuyo libro sagrado
es el de instrucciones
la iglesia es el detergente quitamanchas
y la mancha la llevamos todos —defecto de fábrica—
porque hay que vender detergentes
el paso del tiempo está programado
hasta la feliz y centrifugante catarsis
y por fin cualquier desdichado anorak
cualquier sábana desafortunada
se desprende de aquel hilo
se desentiende de aquellas frágiles poleas
y es claro que aquella vieja última
y también primera porque vive en el primero
espera en el ojo del patio que todo lo ve
para abrirnos las puertas de su casa infinita
 
(María Eloy-García).
 
 
Bajó una mariposa a un lugar oscuro
 
Bajó una mariposa a un lugar oscuro; al parecer, de hermosos colores; no se distinguía bien. La niña más chica creyó que era una muñeca rarísima y la pidió; los otros niños dijeron: -Bajo las alas hay un hombre.
 
Yo dije: -Sí, su cuerpo parece un hombrecito.
 
Pero ellos aclararon que era un hombre de tamaño natural. Me arrodillé y vi. Era verdad lo que decían los niños. ¿Cómo cabía un hombre de tamaño normal bajo las alitas?
 
Llamamos a un vecino. Trajo una pinza. Sacó las alas. Y un hombre alto se irguió y se marchó. Y esto que parece casi increíble, luego fue pintado prodigiosamente en una caja.
 
(Marosa di Giorgio).

 
Casi intacto el amor
 
Llegado septiembre tendrá fecha nuestro contrato,
debo un par de letras al banco de la fidelidad
y tú, que el deseo te ha prestado hipoteca,
no pareces darte cuenta que el amor se hunde
como las pinzas de la ropa caen
aullando por mi patio interior.
 
Dejamos hace tiempo de intentarlo,
cuando la costumbre como el polvo
se había posado sobre nuestro mobiliario,
cuando la desidia se acumulaba
por el suelo como vacías botellas,
y para colmo se anegó el apartamento
por las mismas goteras siempre.
 
No soporto que te rindas
sin condiciones, que te cruces
de brazos como si ya el agua hubiera
llegado al cuello de la última ruptura.
No me dejas alternativa,
morir en los caninos del incierto destino,
probablemente soledad afilada,
o disparar con el fusil de mi abuelo
nuestra cómoda vida diaria;
morir al grill de un amor casi intacto,
o matar por dichas más imaginadas que ciertas.
 
Te has empeñado ciegamente
en arrastrarme atada a tus noventa
caballos, hirviendo mis manos y mi espalda,
por ti, desabrido amor.
Doy por seguro que despertaré a balazos
y todos estos años como sesos
esparcidos por la pared.
 
(Balbina Prior).

 
El patio de vecinos oculta un misterio…
 
el patio de vecinos oculta un misterio
tengo miedo a la colada
y mis argumentos son inconsistentes
 
un babero se despeña en el abismo vecinal
y no quedan pinzas para nuestras sábanas de boda
 
mira cómo vence en el instante
el resplandor de la televisión encendida
 
a veces suben ruidos remotos de lo que nunca llegará
 
escucha los relojes
son arena
 
(Blanca Morel).


 
La vecina
 
No me había fijado que los ojos de mi vecina
eran de un marrón, casi negro, que cautivan.
Y muy muy chiquitos.
Me da un poco de miedo pensar que he mirado
tantas veces a esos ojos y no fui capaz de ver nada.
 
De repente, un día existen.
No vienen solos, los lleva puestos mi vecina.
Como ella hay muchos más.
 
¡Qué gran error verlos como extraños!
Ellos tienen nombres, mascotas e hijos
(algunos viven con ellos, otros solos),
a parte de sábanas tendidas y pinzas de madera.
 
Seguramente tampoco se habían fijado antes
en el color de mis ojos, pero estoy seguro
que no volveremos a ser capaces de evitarnos la mirada.
 
Nuestros vecinos son ahora nuestros aliados.
Todos son de sus madres y de sus tierras,
pero han acabado en el mismo lugar
y juntos llenamos la calle desde los balcones.
 
(Albert F Ghira).

las cosas que nadie rompe, pero se rompieron
 
la vida a través de los cristales tintados
del tren de cercanías
parece en calma, más lenta, más limpia
menos dolorosa
porque lo limpio no duele
 
chicas de piernas morenas
hombres cansados, niños en bici
recordándote algo que tuviste
las cosas rotas
las cosas rotas, repites
y piensas en neruda
aunque nunca te gustó neruda
 
palmeras sin podar, eucaliptos
echando a perder la tierra
buganvillas salvajes, jardines con enanos
jardines con elefantes
la locura
 
la locura en los jardines, las aceras, los andenes
la locura serenamente
asentada en nuestras vidas, piensas
 
y te miras las manos
y te han salido manchas
 
cuando levantas la vista
las palmeras siguen sin podar
un perro bosteza
la locura, repites
 
un hombre, un faro
más elefantes
el mar tan quieto, tan vacío
niños saltando sobre el charco de aguas fecales
que baja desde los hoteles a la playa
 
y todavía quedan antenas
y pinzas de colores en los tendederos
donde ya no queda nadie
 
alguien pintó de azul el edificio gris
alguien puso una bandera
alguien olvidó regar la madreselva
 
si se fuese la luz con el tren dentro del túnel
todos gritarían
 
(Isabel Bono).
 

Las marcas del cantero
 
De los templos antiguos tan solo me interesan
las marcas de cantero,
de las pandemias graves con nombre propio solo
las colillas pisadas frente a los hospitales.
Mis neblinosos años de estudiante
los pasé descifrando el braille infecto
de los chicles pegados debajo del pupitre.
Para cenar elijo restaurantes
donde el menú contenga faltas de ortografía.
Del amor me fascinan
los llaveros que nadie se decide a tirar
y de los coches viejos, claro, el número
triunfante del odómetro.
De las cafeterías
las puertas abolladas de los frigos,
de los rodajes multimillonarios
las pinzas de la ropa que sujetan
los cables de los técnicos de luz.
De mis propios poemas me interesa la sombra
que a veces aparece debajo de los versos
si llevo muchas horas.
Me gusta la informática;
las carpetas ocultas en un lápiz
de memoria perdido debajo del sofá.
De los amigos fieles, las manías,
de la familia muerta, las certezas,
de las playas los cubos de basura
rebosantes con latas
puestas en equilibrio por encima.
Me interesan muy poco el porvenir
y el miedo. No me gustan
los cubiertos de plástico
ni las guerras de drones.
Si tengo que escoger,
querré siempre en mi equipo al traductor
ineficaz de todos los carteles
de los ferris del mundo. Me interesan
de nuestras vidas breves solamente
los signos lapidarios,
los recuerdos difusos de las noches
que no sabemos bien si sucedieron.
 
(Ben Clarck).


Las pinzas de madera
 
Cuánto mejor es
echar leña al fuego
que lamentarse sobre la vida.
Cuánto mejor es
tirar la basura
en el estiércol o prender la sábana
limpia en la cuerda
con unas viejas pinzas de madera.
 
(Jane Kenyon).


 
Mis huesos están sueltos…
 
Mis huesos están sueltos como pinzas de ropa,
tan abandonados como muñecas en una tienda de juguetes,
y mi corazón, el viejo motor del hambre, con sus pecados
revolucionándose, como un motor que no quisiera parar
 
(Anne Sexton).

 
Mis palabras se posan como pinzas sobre tu ropa…
 
mis palabras se posan como pinzas sobre tu ropa y no puedo evitar que las mariposas vuelen ellas van felices revoloteando adornándose con los colores tu piel sensual pero caen con las alas rotas por el frio congelado de la indiferencia
dos almas se quedan sufriendo arrinconadas a las sombras al olvido de ojos opacos que se acostumbraron a las nieblas que se consumieron en la luz negra que mata por dentro y destruye la esperanza pero al sentir el calor de tu cuerpo que me arropa el pasado queda atrás dejando que mis palabras crucen el puente resbaloso de la felicidad enlagunan los deseos en un ardiente carisma en un te amo que se ve desde la copa de los árboles que se despliega desde un cielo azul
hasta las estrellas que señalan un nuevo camino para que juntos abrazados suspiremos al brillo de un amanecer.
 
(johnm3frame).

 
Ojos sujetos con pinzas
 
Cuánto trabaja la muerte,
nadie sabe cuántas largas horas
labora cada día. Su pequeña
esposa siempre sola,
planchando la ropa de la muerte.
Sus bellas hijas arreglan
la mesa para la cena de la muerte.
Los vecinos juegan lanzando
herraduras de caballo a una vara
en el jardín, o se sientan a beber
cerveza frente a la puerta. La muerte,
mientras tanto, visita una insólita
zona del pueblo en busca de alguien
que tose amargamente, pero la dirección
es confusa, ni aún la muerte
la puede descifrar entre tantas puertas
atrancadas por el miedo a la muerte…
Y una fina lluvia comienza a caer.
Se aproxima una noche
de tormenta, un fuerte vendaval.
La muerte no tiene ni un periódico
para cubrir su cabeza, ni siquiera
una peseta para pedir el que cuelga
de una pinza, agitado por el viento,
y ahora se desviste con cuidado,
adormitado, tendiéndose desnudo
en su lado de la cama
dispuesta sólo para la muerte.
 
(Charles Simic).


 
Ropa tendida
 
El viento pone a secar nuestras banderas, ondean en los tendederos, emblemas de lo que fuimos, de aquello a lo que aún aspiramos. Me adentro en las hileras, calcetines, tops, camisetas, sábanas. Que muestran la región escondida de la casa, banderas de sexo, beige, verde oliva, de encaje, dejando entrever la silueta de Mari, buenas tardes, aquí, con la ropa, Mari. Que no es ya la enfermera rotunda, Mari, Mari, han caído los pómulos, y los pechos, un día afilados, turgentes, parecen bolsas llenas de verdura. Y me habla de su nieto, y miro sus uñas, pintadas, brillantes, Mari, Mari, litros de semen derramados, sueño y deseo, sábanas que se pegan a la cara, y ahora aquí, recogiendo la ropa, en la vieja azotea de mi casa. La azotea de los porros en verano, antenas parabólicas, luna de agosto, madre y señora del vino. Miro la ropa de mis padres, mi ropa, la ropa de mis hermanos, la ropa de toda nuestra vida, camisetas, tops, calcetines, toda en el segundo tendedero, el que asignó la constructora. A ese joven matrimonio que se vino a vivir a las afueras. Voy recogiendo las pinzas, poniéndolo todo en el cubo, rápido, las nubes anuncian tormenta.
 
(Pablo García Casado).
 

Where you are [Dónde estás tú]
 
El sol de la azotea requiere tributo
de colores y horas
mezclados en la maroma que renueva
lo tosco y delicado por igual.
 
Aquí arriba somos libres
aunque la sangre batalle en subir
a los dedos que prenden las pinzas.
 
Aquí se divide el cielo
entre cuerdas y mangas.
Se vuelve un azul manejable,
a la medida.
 
Las paredes vecinas guiñan párpados de cal,
murales monumentales en potencia.
Detrás de los calcetines ajenos
una boca gigante me recuerda:
Perfect is the enemy of good
[Perfecto es el enemigo del bien].
 
El viento tira la colección de toallas al oriente
revelando otro mensaje:
Don’t throw the baby out with the bath water
[No tiré al bebé con el agua del baño].
 
Las hojas del olivo apuntan hacia arriba.
Las cactáceas presentan sus flores
en síncope.
 
Yo admiro al agave forastero
y acomodo lo íntimo
en su propio esqueleto.
 
Do what you can
With what you have.
[Haz lo que puedas
Con lo que tienes].
 
(María Richardson).



(Imágenes tomadas, respectivamente, en Guimaraes, Setúbal, Castelo Branco, Barbate, Setúbal, Moura y Zagrilla Baja/Priego de Córdoba).

jueves, 26 de agosto de 2021

Otro varapalo de los organismos internacionales al Tribunal Supremo por la condena a Baltasar Garzón

El que fue hasta 2012 magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ha recibido una buena noticia: el Comité de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, ha dictaminado que el juicio por el que ese mismo año fue condenado por el delito de prevaricación y, como consecuencia, apartado de la carrera judicial no tuvo las garantías necesarias. Fue por ello injusto y su sentencia, arbitraria. Una resolución, como tantas otras, que sitúa en entredicho a la Justicia española, al poner de relieve las enormes deficiencias que tiene los distintos miembros del aparato judicial y, en el caso que nos ocupa, de los órganos superiores. Una prueba más de las razones por las que el PP está bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Por aquellos días de febrero de 2012 dediqué a la sentencia emitida por el Tribunal Supremo la entrada "La delincuencia de cuello blanco". Su contenido fue duro e intenté explicar las razones por las que fue condenado Garzón, teniendo en cuenta dos de los frentes judiciales que tenía abiertos: las investigaciones de la trama de financiación del PP, por un lado, y los crímenes del franquismo, por otro. Precisamente el redactor de la sentencia condenatoria fue Manuel Marchena, luego ascendido a presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Nada menos.

Aunque el dictamen ha llegado demasiado tarde, no está de más que se sepa lo que tenemos por estas latitudes.

(Imagen: viñeta de El Roto; https://twitter.com/el_pais/status/357413660643164160/photo/1).

lunes, 23 de agosto de 2021

Shamsia Hassani, una artista afgana rebelde y resistente


Aunque Shamsia Hassani nació en 1988 en Teherán (Irán), su familia es de origen afgano y a su país regresó siendo joven. Formada en la Universidad de Kabul, es una pintora que ha hecho del muralismo, en su versión de arte urbano, su principal forma de expresión. Ella misma se considera como una grafitera. También cultiva el dibujo a lápiz y las ilustraciones digitales. Su estilo nos lleva al mundo del cómic, con unos trazos claros en el dibujo y unos mensajes directos, lo que permite que sus obras sean muy fáciles de entender.


Las imágenes que transmite son una forma de dejar plasmada su rebeldía como mujer, que no es otra cosa que la defensa de los derechos humanos. Las mujeres representadas reflejan sus sentimientos: el dolor y la tristeza, en su mayoría, pero también los anhelos y hasta las esperanzas de la propia artista. 

En cierta ocasión declaró que su intención es mostrar a las mujeres "más grandes de lo que son en realidad, y modernas, felices, en movimiento, tal vez más fuertes". A ello se une la presencia de algunos elementos en sus obras que no han surgido del azar: los instrumentos musicales, "como símbolo para que las mujeres toquen su voz con ellos"; y los ojos cerrados, porque "por lo general no tienen nada bueno que ver a su alrededor", lo que no significa que no puedan ver.


Las calles de Kabul y de varias ciudades de Afganistán se han llenado desde hace años de sus murales callejeros. Pero no sólo, pues también se ha prodigado por otros países de diversos continentes: Alemania, Dinamarca, 
EEUU, India, Italia, Noruega, Suiza, Turquía, Vietnam..


Hasta hace unos días pudo moverse por Afganistán con más libertad, pese a haber sufrido el acoso que representa un pasado cargado de opresión contra las mujeres. Ahora, tras el regreso de los talibanes al poder, se encuentra oculta. Es una de las voces de la resistencia contra el patriarcado en su país. Y, claro está, contra esa especie de fascismo islamista que representan los talibanes. 

Se desconoce en estos momentos cuál es la situación concreta de Shamsia Hassani. Sólo se sabe que continúa muy activa, aun cuando el peligro que corre su vida es muy elevado. Estos días están proliferando en las redes sociales sus obras y sus mensajes. Su figura está simbolizando el sufrimiento del pueblo afgano y, especialmente, de sus mujeres. 



Procedencia de la información y las imágenes

Cristina Burack. "La grafitera Shamsia Hassani da voz a los temores de las mujeres afganas", en DW. Made for minds, 19-08-2021La grafitera Shamsia Hassani da voz a los temores de las mujeres afganas | Política | DW | 19.08.2021.
Monserrat Navarro. "Shamsia Hassani", en Mujeres con ValorShamsia Hassani – Mujeres con Valor (hoyeseldia.es).

jueves, 19 de agosto de 2021

Federico García Lorca y su "Fábula y rueda de tres amigos"

Leer Poeta en Nueva York es una delicia. Es sumergirse en un mundo onírico donde lo real y lo imaginario se superponen de tal maneta, que las palabras se convierten en un juego de expresiones, ritmos e imágenes donde las sensaciones se ponen a flor de piel. Escrito entre 1929 y 1930, el poeta, sin quererlo, nos lleva en uno de sus poemas, Fábula y rueda de tres amigos”, al futuro. A 1936, al día el 18 de agosto, cuando sucumbió ante su propia muerte. Sí, su muerte, porque era "rojo y maricón".

Enrique,
Emilio,
Lorenzo.
 
Estaban los tres helados:
Enrique por el mundo de las camas;
Emilio por el mundo de los ojos y las heridas de las manos,
Lorenzo por el mundo de las universidades sin tejados.
 
Lorenzo,
Emilio,
Enrique.
 
Estaban los tres quemados:
Lorenzo por el mundo de las hojas y las bolas de billar;
Emilio por el mundo de la sangre y los alfileres blancos,
Enrique por el mundo de los muertos y los periódicos abandonados.
 
Lorenzo,
Emilio,
Enrique.
 
Estaban los tres enterrados.
Lorenzo en un seno de Flora;
Emilio en la, yerta ginebra que se olvida en el vaso,
Enrique en la hormiga, en el mar y en los ojos vacíos de los pájaros.
 
Lorenzo,
Emilio,
Enrique.
 
Fueron los tres en mis manos
tres montañas chinas,
tres sombras de caballo,
tres paisajes de nieve y una cabaña de azucenas
por los palomares donde la luna se pone plana bajo el gallo.
 
Uno
y uno
y uno.
 
Estaban los tres momificados.
Con las moscas del invierno,
con los tinteros que orina el perro y desprecia el vilano,
con la brisa que hiela el corazón de todas las madres,
por los blancos derribos de Júpiter donde meriendan muerte los borrachos.
 
Tres
y dos
y uno.
 
Los vi perderse llorando y cantando
por un huevo de gallina,
por la noche que enseñaba su esqueleto de tabaco,
por mi dolor lleno de rostros y punzantes esquirlas de luna,
por mi alegría de ruedas dentadas y látigos,
por mi pecho turbado por las palomas,
por mi muerte desierta con un solo paseante equivocado.
 
Yo había matado la quinta luna
y bebían agua por las fuentes los abanicos y los aplausos.
Tibia leche encerrada de las recién paridas
agitaba las rosas con un largo dolor blanco.
 
Enrique,
Emilio,
Lorenzo.
 
Diana es dura,
pero a veces tiene los pechos nublados.
Puede la piedra blanca latir en la sangre del ciervo
y el ciervo puede soñar por los ojos de un caballo.
 
Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.

lunes, 16 de agosto de 2021

Afganistán, imperio, talibanes...

Los talibanes han vuelto al poder en Afganistán. Ya lo hicieron en 1996, cuando desalojaron del gobierno a los grupos políticos que en 1992 pusieron fin a la revolución que se había iniciado en 1978. Ésta estuvo orientada hacia un sistema socialista y fue apoyada por la ya extinta URSS. Pese a los importantes avances sociales que supuso, incluidos los relacionados con las mujeres, desde el primer momento conoció una vida llena de contratiempos. De un lado estuvieron  las contradicciones internas en el seno del Partido Democrático del Pueblo y la presencia militar soviética desde 1979. Y de otro, la oposición de la oligarquía terrateniente feudal y los líderes religiosos, que contaron con el apoyo de EEUU, varias potencias occidentales y las monarquías feudales del Golfo Pérsico. Los gobiernos de estos países financiaron con ingentes cantidades de dinero a distintos grupos de muyaidines y la llegada de voluntarios procedentes de varios países. Fue el momento de los "guerrilleros de la libertad", de Bin Laden y, en los últimos años, de los talibanes. Y estaba llegando a su fin la Guerra Fría y quienes la ganaron tomaron el relevo.

Ahora se ha puesto fin al periodo iniciado en 2001, cuando durante la presidencia de George Bush jr. se inició la invasión estadounidense de Afganistán. Contó para ello con la ayuda de sus aliados occidentales, entre los que no faltó España. Primero, con José María Aznar, el amigo de Bush, luego, con José Luis Rodríguez Zapatero, al que le siguieron Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Aunque Donald Trump ya tenía prevista la retirada militar, ha sido Joe Biden el que la ha aplicado. El elevado coste económico de la guerra y el escaso rédito político han estado en la decisión. No olvidemos que EEUU es un imperio que está en bancarrota, que sobrevive fundamentalmente a esos valiosos dólares que se utilizan como principal moneda de cambio en las transacciones internacionales. Y Afganistán en estos momentos vale poco.

Estos días se está hablando de lo que va a suponer el regreso al poder de los talibanes, de la reinstauración del régimen fundamentalista islámico, de la violencia que se va a ejercer contra las mujeres... No se habla, empero, de que ese grupo fue financiado desde el primer momento por EEUU y sus aliados, y que sus muyaidines se formaron desde finales de los años 80 en Pakistán, que fue el principal bastión logístico en la lucha contra la revolución socialista afgana. Por tanto, de aquellos polvos surgieron esos lodos. Como ha ocurrido con tantos otros grupos rigoristas islámicos: Al Qaeda, Daesh...

En noviembre de 2009 publiqué una entrada, "¿Qué está pasando en Afganistán?", cuyo contenido sigue teniendo vigencia. Por desgracia. 


(Imagen: basada en una fotografía de Hedayatullah Amid, publicada en Público).

El "Monumento al obrero" en el barrio de Pizarrales de Salamanca

Hace unos días e
stuve paseando por el barrio de Pizarrales. Un lugar que resulta cercano en mi familia, pues antes de que yo naciera, durante unos años vivió en él y, a la vez, mi padre impartió clases en su escuela.

Se trata de un lugar emblemático de la ciudad, antaño separado físicamente, cuyo nombre deriva del material rocoso donde se asientan sus edificios y calles. Está situado entre dos tesos, el localismo con que se denominan las zonas más elevadas o colinas. El teso que está situado en el oeste lleva el nombre de Buenavista, quizás por la espléndida vista que desde él se contempla de la ciudad, hacia el sureste, y del río Tormes y los Montalvos, hacia el sur. El otro se alza por el noreste, desde el que se divisa hacia el norte el arranque de la comarca de la Armuña, un topónimo de origen árabe que significa la huerta y que alude a la fertilidad de sus tierras. 

Este segundo teso ha recibido el nombre de los Cañones, pues durante los años de la Guerra Civil se instalaron sobre él infraestructuras de defensa antiaérea. Siendo muy niño, quizás con cinco años, tuve la ocasión de visitarlo, acompañado de mi hermano Seve y aún mantengo el recuerdo del hormigón repartido entre las zanjas de protección y las pistas planas sobre las que se desplazaban los cañones. Con el paso de los años esos restos han desaparecido para dar paso al depósito que abastece de agua al barrio y la gran torre metálica de comunicaciones.   

Lo que fue el antiguo corazón del barrio, la plaza donde se encuentra la Iglesia Vieja, hoy conocida como de los Escritores, acoge desde 1999 el  monumento "Pizarrales al obrero", de Antonio López-Valverde Centeno. Está formado por una escultura de piedra que se alza sobre un pedestal, en cuya cara frontal pueden leerse los primeros versos del poema de Miguel Hernández "Sepultura de la imaginación": "Un albañil quería... No le faltaba aliento. / Un albañil quería, piedra tras piedra, muro / tras muro, levantar una imagen al viento / desencadenador en el futuro". 

El estilo contiene rasgos arcaicos, como puede verse en su disposición frontal, la simplicidad de sus rasgos y el hieratismo de una mirada cuasi perdida. Pero debemos tener en cuenta que el autor, vecino del barrio durante su niñez y adolescencia, nunca lo perdió de su memoria. En su obra parece haber querido dejar presente el origen social de quienes fueron sus primeros moradores y que, en cierta medida, lo siguen siendo. Por eso el obrero representado, ya maduro, tiene el torso desnudo y se apoya con su brazo izquierdo sobre un pico, mientras, en un gesto pensativo, posa la mano derecha sobre su barbilla. 

Todo un homenaje a esas gentes, que con su esfuerzo fueron levantando sus casas sobre la pizarra dura y horadaron el suelo para buscar y canalizar el agua que durante décadas escaseó. Gentes humildes y también luchadoras, orgullosas de su origen y con una fuerte voluntad colectiva para no perder la dignidad que en tantas ocasiones les quisieron arrebatar.

sábado, 14 de agosto de 2021

Salamanca, represión fascista y memoria democrática

Esta mañana he visitado el Memorial a las víctimas del franquismo que está situado en el cementerio de Salamanca. Estamos en agosto, que en 1936 fue un mes fatídico en tantos lugares de la geografía española como consecuencia de la represión llevada a cabo por los militares golpistas y sus secuaces. En la provincia de Salamanca no hubo un frente de guerra. No fue la única en la que eso ocurrió. La resistencia al golpe militar de julio fue efímera, impotente ante la maquinaria desplegada por los militares, que se hicieron con el control desde el primer momento. El número de víctimas mortales, sin embargo, no fue pequeña cosa. Una Víctimas de la represión, que se han estimado en 1.124 personas. Asesinadas en distintos municipios, en su mayoría fueron enterradas en más de un centenar de fosas comunes, si bien quedan algunas zonas de la provincia aún por investigar. También en su mayoría se trató de asesinatos extrajudiciales, que fueron llevados a cabo por bandas de pistoleros falangistas. En 154 casos las víctimas fueron juzgadas por consejos de guerra, que,  por otra parte, no dejaron de ser un paripé de justicia. Mencionar, entre tantos otros, los nombres de los montes de La Orbada o Gargabete, o los municipios de Barbadillo, Villavieja de Yeltes, Robleda o Babilafuente es hacerlo sobre lugares donde el horror se cebó sin piedad. Es lo que ocurrió también en el cementerio de la capital, donde sus muros fueron testigos mudos del fusilamiento de 143 personas. 
Todas ellas acabaron siendo el tributo de sangre pagado por dirigentes, militantes o simpatizantes de grupos republicanos y obreros. Personas que formaron una parte de un universo mucho más amplio, que hubieron de sufrir la cárcel, el exilio, la confiscación de bienes, la depuración en sus puestos de trabajo, la humillación pública, el dolor...  Víctimas, todas, de ese golpe que con el paso del tiempo fue adquiriendo un color fascista notorio. 

(David Hernández Sánchez, "Represión franquista y memoria histórica en la provincia de Salamanca", en La Linde. Revista digital de arqueología profesional, mayo de 2015, Salamanca | La Linde Arqueología (lalindearqueologia.com); y Tulio Riomesta, "Cuando el espanto fascista se batió sobre Salamanca", 27 y 28-10-2019, Cuando el ESPANTO fascista se abatió sobre Salamanca. Parte 1, REPRESIÓN | RecueRda RepúBlica, documento memoria (wordpress.com) y Cuando el ESPANTO fascista se abatió sobre Salamanca. Parte 2, CRÍMENES | RecueRda RepúBlica, documento memoria (wordpress.com).


(Imágenes: Memorial a las víctimas del franquismo, situado en el cementerio de Salamanca; con la escultura "Tiro de gracia", de José Luis Pinto).