martes, 31 de octubre de 2023

Nuevo acto contra el monolito en Cádiz a las víctimas de la represión fascista

El día no ha empezado bien: el monolito dedicado a las víctimas de la represión franquista en Cádiz, ubicado en la plaza de Asdrúbal, ha amanecido pintado de blanco, tapando el texto alusivo a dichas víctimas que se encuentra en la placa. Ya han sido, con la de hoy, seis las veces que ha sufrido algún tipo de acción vandálica, si bien en esta ocasión ha coincidido con una una fecha significativa: el 31 de octubre se corresponde con el día en que se lleva a cabo un homenaje a quienes sufrieron la represión del fascismo a partir del 18 de julio de 1936.

(Imagen: Portal de Cádiz).


 

martes, 24 de octubre de 2023

"Tomás Iglesias" (recordando una semblanza de 1999)


El otro día, dentro de la entrada que dediqué a Antonio Roldán sobre su último libro, dedicado a Tomás Iglesias, mencioné una semblanza al personaje allá por 1999. Como ya indiqué, lo hice en Debate Ciudadano de Barbate (n. 40, noviembre), que era el boletín de la Asamblea de IU de Barbate, donde participé en primera línea, tanto en su edición como en la aportación de artículos. En este caso "Tomás Iglesias" formó parte de los algo más que 30  personajes que conformaron una sección del boletín que llevaba el título de Galería. En algunas ocasiones he aprovechado algunos de estos personajes para darles entrada en mi cuaderno, como hice con Clara Campoamor, Blas Infante, Ernesto "Che" Guevara, Fermín Salvochea, Rosa Luxemburg o Hebe de Bonafini. En esta ocasión  le corresponde a Tomás Iglesias. 


Originario del municipio vecino de Conil, donde nació hace 50 años, este hombre ha sido protagonista tres años después de su muerte (Sevilla, 1996) de un episodio sorprendente, del que él mismo se sonreiría. Persona muy vinculada a la lucha política durante la transición, allá por los años 70, tuvo claro su opción por la gente más débil. Abogado de profesión y afincado en la capital andaluza, participó en la fundación del Sindicato de Obreros del Campo desde su puesto de asesor laboral, y puso su esfuerzo, su sabiduría y su ilusión en la defensa de la clase obrera y de las personas que el régimen franquista en decadencia se encargaba de encarcelar o multar por pedir libertad, amnistía o cosas por el estilo. Fue militante del Partido del Trabajo de España, ese pequeño, pero combativo, grupo que estuvo (y en parte continúa a través de buena parte de su antigua militancia) como el que más en la lucha por las libertades, la autonomía andaluza,  los derechos sindicales... Desaparecido su partido, no claudicó, continuando en su labor de abogado laboralista, denunciando la legislación que los gobiernos del PSOE introdujeron sobre flexibilidad laboral y buscando otros caminos, no por ello diferentes, como la fundación de la asociación Derechos y Democracia. Dichas estas cosas, Tomás Iglesias podría ser otra de tantas personas que van quedando en el recuerdo de su gente más allegada, como quienes tuvieron la idea de recordarlo a través de una calle de la Sevilla que lo acogió y que fue testigo de su abnegación. Lo malo es que ha habido también quienes han puesto el grito en el cielo en nombre de algo como que "lesiona considerablemente nuestros intereses económicos a la hora de valorar tanto nuestra propiedad como nuestra condición social". Hubieran preferido que la calle se llamara San Francisco de Asís, más rentable económicamente por lo que se ve. "Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen", se les podría contestar. Pero es que en este mundo, hoy como ayer, ser rojo (así se insultaba durante el franquismo a socialistas, comunistas, demócratas y demás) resulta al parecer poco rentable para tanto mercader (y aspirante a serlo) que pulula por ahí. Qué curioso, ¿verdad, Tomás? 

(Noviembre de 1999).

lunes, 23 de octubre de 2023

El 31 de octubre presentaré en Cádiz el libro Fascismo y represión en Barbate...


Hace unas semanas me propusieron presentar en Cádiz capital mi libro Fascismo y represión en Barbate durante la guerra y la postguerra (Cádiz, Mancomunidad de La Janda/Diputación de Cádiz, 2021). No dudé en aceptar la invitación y añadí al interlocutor (Luismi Rossi, periodista y antiguo alumno mío en el IES Trafalgar) que esperaba que para ese día ya pudiera estar impresa la segunda edición del libro, en este caso corregida y ampliada. De esto último agradezco el impulso dado por quien fuera presidenta de la Mancomunidad jandeña, Marisantos Sevillano. 

Como ya he informado en varias ocasiones, dichas modificaciones se explican por los documentos relevantes que me facilitaron a lo largo de 2022, en especial los que se corresponden con la identificación de una víctima mortal más en la represión habida en Barbate. Por otro lado, la elección del 31 de octubre guarda relación con ser la fecha en que se conmemora el Día de las Víctimas del Franquismo. 

El acto está organizado por la Asociación para Recuperación y la Divulgación de la Memoria Histórica de Cádiz, constituida recientemente, y está basada en los tres principios que rigen en el movimiento memorialístico: Verdad, Justicia y Reparación. 

Por mi parte, avanzo el cartel que se ha editado para publicitar el acto, invito a asistir a cuantas personas lo deseen y espero que, como ha ocurrido en otras ocasiones, la información que aporte sea de interés. 

domingo, 22 de octubre de 2023

Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de Estado?, de Carlos Sá Mayoral, un nuevo libro que abunda en la línea del asesinato


El pasado 12 de octubre el diario digital El Salto publicó una entrevista de Luis Miguel Barcenilla y Jon Bernat Zubiri Rey al escritor Carlos Sá Mayoral, titulada "Franco es el urdidor de la persecución y, posiblemente, de la muerte de Unamuno". Su contenido tiene una relación directa con el libro recién publicado, cuyo título completo es Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de Estado?. Henry Miller y Francisco Franco en la desaparición del escritor (Madrid, Cuadernos del Laberinto, 2023). Mi interés por el tema me ha llevado a adquirirlo y leerlo detenidamente con el fin de seguir conociendo más acerca del catedrático y pensador bilbaíno/salmantino Miguel de Unamuno y Jugo.   

Estamos ante un trabajo más sobre los últimos meses de vida de Unamuno y su muerte sobrevenida el último día del año 1936. En este caso se inscribe dentro de la línea ya marcada por José Luis García-Jambrina y Manuel Menchón en su libro La doble muerte de Unamuno, de 2021, donde profundizaron en el contenido de la película documental dirigida por el segundo y aparecida en los cines en el año anterior, con el título de Palabras para un fin del mundoEn mayo de 2021 le dediqué al libro una entrada en este cuaderno ("Unamuno y su muerte, en el centro del debate", publicada una semana después en Rebelión) y en junio hice lo propio sobre la película ("Algunos comentarios sobre Palabras para un fin del mundo, de Manuel Menchón"). 

La línea de investigación antes referida se muestra rotunda a la hora de calificar la muerte de Unamuno como de asesinato. Para ello García-Jambrina y Menchón han partido de los más que claros indicios que se desprenden de las investigaciones llevadas a cabo en torno al momento en que se produjo el suceso, acaecido la tarde del 31 de diciembre de 1936 en el domicilio del escritor en Salamanca. Ponen el foco en un hecho primordial: por las características que tuvo el óbito, debió procederse a una autopsia, cosa que no se hizo. Y responsabilizan de lo ocurrido a Bartolomé Aragón Gómez, por ser la única persona que estaba acompañando a Unamuno en ese momento. Añaden, además, que fue de esa misma persona den donde surgió el primer relato de lo ocurrido, que fue publicado unas semanas después en el Prólogo que hiciera para un libro suyo de economía corporativa José María Ramos Loscertales. 


Nuevos documentos, algunos importantes

Sá Mayoral da un paso más, pues apunta más alto, esto es, a la cúpula del Nuevo Estado que estaba en proceso de construcción tras el golpe militar de julio de 1936. Y para ello aporta varios documentos, algunos importantes, que demuestran no la orden concreta del asesinato, sino las acciones llevadas a cabo para vigilar a Unamuno y boicotear en lo posible sus comunicaciones con otras personas y, de una forma especial, con las del exterior. Lo anterior y las circunstancias apuntadas en su día por García-Jambrina y Menchón llevan a Sá Mayoral a abundar en la evidencia de un asesinato, si bien con algunas variaciones sobre quién pudo haber sido su ejecutor.
  
En los documentos aportados aparecen dos personajes de máxima importancia: el propio Francisco Franco, la autoridad suprema del Estado desde el 1 de octubre de 1936 (jefe del Gobierno del Estado, Generalísimo y jefe del Ejército de Operaciones), y Salvador Múgica, que era por entonces el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Destaco entre esos documentos dos, en ambos casos ubicados actualmente en el Archivo Militar de Ávila: el telegrama cifrado, con fecha 12-10-1936, enviado a la presidencia de la Junta Técnica de Burgos, ordenando que Salvador Múgica que se presente en el Cuartel General en Salamanca; y el informe secreto enviado por Salvador Múgica a Francisco Franco, fechado el 20-12-1936, sobre el contenido de dicha carta, advirtiendo sobre el contenido de una carta escrita por Unamuno a Henry Miller

A ellos añado un documento más, que se encuentra depositado en la Casa Museo de Unamuno: la anteriormente citada carta de Unamuno, con fecha 7-12-1936, que dirigió al escritor estadounidense, residente en París. Como problema está que el documento ha llegado a sus manos gracias a una persona, aunque no desvela su nombre, y que la adquirió en una compraventa por internet. Más adelante intentaré aclarar algo más el asunto. 

No voy extenderme en las conjeturas, opiniones y reflexiones que hace el autor del libro a medida que va desentrañando el contenido del libro en cada uno de los capítulos. Prefiero centrarme en sí en los documentos antes referidos. Resulta evidente que, como se ha ido resaltando en otras investigaciones, el punto de inflexión del deterioro de la situación de Unamuno en relación a los militares golpistas va a ser el 12 de octubre y el incidente en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuando, entre otras palabras, pronunció su famoso "venceréis, pero no convenceréis". Fue el  momento en el que Unamuno puso públicamente fin a su idilio con los golpistas, a los que había apoyado desde un primer momento. Un no retorno, además, después de ser conocedor de nuevas  arbitrariedades cometidas, en forma de detenciones, multas y asesinatos, contra personas conocidas. Ocurrió, por ejemplo, con los asesinatos de amigos como el catedrático Salvador Vila, a finales de octubre en Granada, o del pastor Atilano Coco, a principios de diciembre en Salamanca.   

La trascendencia del episodio del 12 de octubre es lo que, según Sá Mayoral, llevaría a Franco a tomar un tipo de medidas concretas sobre Unamuno con un tinte más grave que el haber sido destituido como Rector Vitalicio y como Alcalde Honorario de la ciudad. El arresto domiciliario de facto y la vigilancia permanente que sufrió estarían bajo el marco de unas decisiones tomadas en las máximas alturas del poder. El telegrama enviado a Burgos por "mi", esto es, el propio Franco, probaría la existencia de un problema más que grave, lo que dio paso a la actuación directa de los servicios secretos. 

¿Y cómo se concretó ese paso? En el control de las personas que acudían a visitar a Unamuno y en la revisión, cuando no interceptación, de su correo. Y con el fin de evitar que se propagase una imagen negativa de persecución hacia Unamuno, de manera que no se repitiera el escándalo internacional provocado con el asesinato de Federico García Lorca en agosto, se intentó mantener una situación de normalidad. Claro está, controlada. De esa manera, en el régimen de visitas de periodistas extranjeros se procuró que fueran del ámbito de la derecha, como se dio con el polaco Roman Fajans o el francés Jêrome Tharaud. Pese a que en sus escritos dejaron traslucir algunas diferencias de Unamuno con las autoridades, no resaltaron los aspectos más graves de la ruptura. En el caso de Tharaud, lo que reflejó en su escrito para la revista Candide fue la posición equidistante de Unamuno con los dos bandos y su condescendencia con Franco.

Sobre las cartas escritas por Unamuno se permitió su difusión dentro del territorio español, pero no así con las enviadas al exterior, que se impidió que llegaran a su destino. Fue lo que ocurrió con la fechada el 7-12-1936 y que iba dirigida a Henry Miller, en la que hizo un relato de su situación personal, de su posicionamiento el 18 de julio, de lo ocurrido el 12 de octubre o de su distanciamiento de los sublevados, dejando patente su crítica hacia los dos bandos en liza con su conocida alusión a "los hunos" y "los hotros". No está de más resaltar algunas de las frases de la carta: 

"Estoy, como le digo, preso en mi casa (...), donde se me tiene en rehén no sé por qué ni de qué ni para qué, y con orden, si intento salir de ella, hasta de asesinarme".

"Al poco de haber iniciado el pobre general Franco su levantamiento contra la barbarie marxista -que era, en realidad, insoportable- me adherí a él y dije que aquí lo que había que salvar en España era la civilización occidental cristiana y la independencia nacional que no podía depender de Rusia".

"Y en una Fiesta de la Raza, el 12 de octubre, que se celebró en la Universidad, siendo yo rector de ella todavía, y a la que  llevé la representación expresa de Franco, me quejé de que no se oigan sino voces de odio y ninguna de compasión,  prediqué la concordia, y dije que vencer no es convencer ni conquistar no es convertir, y que hay que renunciar a la venganza que no es justicia". 

"Y yo cuando pueda evadirme de esta prisión tendré que desterrarme, a mis más de 72 años".

"Quiero que se sepa cual es mi posición frente a esta terrible contienda quiero que se sepa que si me adherí al levantamiento de Franco contra la barbarie del 'frente popular' no renuncié a atajar la barbarie de la reacción a éste, el fascismo".

El contenido de la carta de Unamuno a Miller llevó a Múgica a enviar un informe a Franco, que para la ocasión fue mencionado como "Sr. Gral. Jefe de los Ejércitos de Operaciones". El escrito, escueto, se expresa en estos términos:

"Tengo el honor de remitir a V.E. una nueva carta que dirige D. Miguel de Unamuno a Mr. HENRY MILLER, en Paris, en la que  además de insistir en los conceptos injuriosos consabidos sobre la situación nacional se apunta el deseo de huir al extranjero".

Para Sá Mayoral la última alusión sobre la huida estaría en el origen de la decisión fatal sobre la vida de Unamuno y su muerte once días después. 


En torno a las circunstancias del fallecimiento de Unamuno

Como ya se ha  indicado,  el autor del libro no tiene dudas sobre el carácter del fallecimiento de Unamuno. Y se atreve a divagar también sobre un testimonio que recogió Margaret Rudd durante su estancia en España a finales de los años cincuenta y que publicó en su libro The Lone Heretic [El Herético Solitario], de 1959, relativo a la información que le había dado un padre dominico a Felisa Unamuno, una de las hijas, sobre la orden de matarlo en caso de que huyera 

Pero lo que aporta como novedoso Sá Mayoral es la presencia de un "tercer hombre" en la escena del crimen. No dice quién fue, porque no lo sabe, pero se apoya en un testimonio que tiene su origen en Aurelia, empleada doméstica y la única persona que estaba en la casa antes de que llegara Bartolomé Aragón. Al parecer, Daniel Domínguez, periodista salmantino y amigo del hijo de Aurelia, recibió recientemente de éste la información de un secreto familiar guardado durante décadas: su madre sostenía que cuando Aragón subió a la estancia donde estaba Unamuno, situada en la primera planta del edificio, lo hizo acompañado de otra persona. De ser así, estaríamos ante un "tercer hombre". Aurelia, después de haber abierto la puerta y acompañado a los visitantes, regresó al piso inferior, donde se encontraba trabajando en la cocina y desde donde poco tiempo después fue testigo de haber escuchado unas voces de Unamuno, antes de su muerte, y de haberse alertado a sí misma tras el silencio que le siguió y que la llevó a subir a donde se encontraba Unamuno. No voy a extenderme sobre los relatos "novelados" que hacen tanto García-Jambrina y Menchón como Sá Mayoral, así como otros autores, en sus respectivos libros. En ellos existe una alusión común, que es lo que oyó decir Aurelia a Aragón: "¡Yo no le he hecho nada! ¡Yo no lo he matado!".   

Sá Mayoral evita culpabilizar a Aragón, siguiendo para ello a Antonio Heredia, autor de una biografía de Aragón, con quien se entrevistó dos veces a finales del siglo pasado y de quien recibió el manuscrito de una obra suya titulada Raíces de EspañaSá Mayoral considera, así mismo, que Aragón fue el elegido por los servicios de inteligencia franquistas porque, dado que conocía a Unamuno por su condición de profesor universitario, eso facilitaría que pudiera ser recibido, cosa que logró gracias a la cita telefónica que concertó con Rafael, uno de los hijos de Unamuno. El hecho de que fuera militante falangista y estuviera movilizado como soldado, a su vez, le obligaría a cumplir órdenes. Y a ello añade un posible chantaje personal, dado que su hermano Arcadio pertenecía a la masonería y en 1931 había sido elegido concejal en Huelva. 

En cuanto a la atención médica recibida por Unamuno por parte de Adolfo Núñez, tras la llamada que Aragón, no hay discrepancias fundamentales a la hora de interpretar el sospechoso certificado que emitió, achacando a una hemorragia bulbar la causa del fallecimiento, y al hecho de que no se procediera a hacer una autopsia, como exigía el protocolo médico-forense. Sí difieren, empero, en el papel de Adolfo Núñez, quien semanas antes había sido condenado al pago de una multa de 75.000 pts., como consecuencia de su condición de republicano destacado en la ciudad. Para García-Jambrina y Menchón eso podría haber sido motivo de que el médico actuara con miedo, evitando que se indagara en la causa de la muerte. Según Sá Mayoral, sin embargo, el hecho de que hubiera sufrido una represalia pudo servir de  base para que fuera utilizado, a modo de chantaje, por los servicios secretos, participando de esa manera, forzado, en la operación llevada a cabo para acabar con la vida de Unamuno. Su papel consistió, por tanto, en evitar que se investigara en la causa de la muerte.      

En todo caso, siguiendo a Antonio Heredia, Sá Mayoral exculpa a Aragón de la autoría directa del crimen. Sólo lo sitúa como vehículo para poder llegar a Unamuno y, claro está, ser cómplice y encubridor de lo ocurrido. El problema que tiene esta versión es evidente: quién fue el "tercer hombre", según se desprende de lo visto y guardado como secreto de familia por Aurelia.    


Unos documentos desaparecidos y unas muertes sospechosas

A lo largo del libro se alude a las cartas escritas por Unamuno a personas residentes en Francia e Italia, que, como hemos dicho, nunca llegaron a sus destinatarios por haber sido interceptadas por el SIM. Cartas que acabaron desapareciendo, si bien, con posterioridad han ido saliendo a la luz. Es algo que  el autor no explica bien. Dos de ellas, dirigidas a María Garelli  y Lorenzo Giusso (y no María Galleri y Loreno Guiso, como escribe el autor), escritas a finales de noviembre, fueron publicadas por el  falangista Luis Moure-Mariño en su libro postrero La generación del 36. Memorias de Salamanca y Burgos (1989), un personaje que había estado presente en el acto del 12 de octubre en el Paraninfo salmantino. 

Y es desde aquí como entramos en el Epílogo del libro, al que se añade como subtítulo "Muertes sospechosas en torno a una correspondencia". Se menciona a varias de las personas que trabajaban en el círculo más íntimo de Franco en Salamanca: su hermano Nicolás, Manuel Saco Rivera y Pedro Carrión. Siguiendo a Moure-Mariño, se señala que con Ramón Serrano Suñer, una vez llegado a la ciudad en febrero de 1937, fueron desplazados de ese entorno. Ya eBurgos, tras el traslado de todo el aparato estatal a esa ciudad castellana, Saco Rivera se vio obligado a regresar a finales de 1937 a su pueblo de procedencia, el lucense Sarria, no sin antes haber transmitido al propio Moure-Mariño que temía por su vida. Allí fue asesinado en el verano de 1938 por un policía municipal, que confesó haber recibido la orden del jefe de Falange de Lugo. Los dos acabaron siendo condenados a muerte, pese a que el último no dejó de decir antes de su ajusticiamiento: "¿es que no hablaron todavía con Burgos?". Sá Mayoral pone en boca de Ramiro Feijoo, autor de El quinto Hombre. Una corte de los milagros en la Salamanca de 1936 (2018), lo siguiente:

"Por él [Manuel Saco Rivera] pasaron documentos de máxima importancia, y tal vez a ello cabe achacar su misteriosa muerte un año después".


Algunas conclusiones

No le falta interés al libro de Sá Mayoral. Su contenido está basado en algunos documentos que son importantes, si bien no decisivos, a lo que ha añadido el análisis de una bibliografía variada y extensa sobre Unamuno. Desde todo eso coincide con la tesis de García-Jambrina y Menchón acerca de que la muerte de Unamuno fue un asesinato y aporta, como novedad, que en ella tuvo que ver directamente 

"Un individuo vinculado estrechamente a las cartas y documentos de los que hemos hablado y perfectamente asociable a todas las muertes por órdenes "de arriba"" aquí narradas: Francisco Franco Bahamonde".

Estamos, por tanto, ante un paso más en el esclarecimiento de lo ocurrido en los últimos meses de la vida de Unamuno y de su muerte. Faltan más evidencias y también, por supuesto, pruebas. Pero lo hasta ahora aportado por quienes están investigando en esa línea nos permite poder extraer como hipótesis que hay más que sospechas. Otra cosas son las conjeturas que el autor hace y las opiniones que da sobre algunos pormenores, llegando en ocasiones a conclusiones dudosas o poco creíbles. Ocurre en el caso, por ejemplo, de la exculpación de Bartolomé Aragón como el autor material de la muerte de Unamuno, cuando no hay duda que estuvo presente en la escena del crimen, o de la implicación indirecta que hace de Adolfo Núñez como médico que atendió a Unamuno y certificó su muerte como natural.

Que Franco estuviera implicado resulta más que plausible. Su figura, prácticamente omnipresente a lo largo de la guerra y las casi cuatro décadas que duró su mandato, no dio para menos. Por su cabeza, con su aquiescencia y hasta con su firma pasaba la decisión de decidir sobre la vida o muerte de sus enemigos. Una figura sibilina y astuta que hizo que Unamuno lo calificara frecuentemente hasta al final de su vida como "el pobre general Franco". Lo creyó preso de los fascistas españoles, esto es, los falangistas, y de militares como Emilio Mola, al que calicó de "mala bestia ponzoñosa y rencorosa". Y es que en sus agónicas y permanentes dudas Unamuno siguió estando alejado de la realidad. Tan dura y tan cruel, que se lo llevó por delante.   


Documentación de referencia

En el artículo que publiqué en mayo de 2021 ya expuse una relación de varias obras bibliográficas, las cuales,  por supuesto, siguen teniendo validez. Para el presente artículo añado las siguientes: 

Luis Miguel Barcenilla y Jon Bernat Zubiri Rey/Carlos Sá Mayoral (2023). "Franco es el urdidor de la persecución y, posiblemente, de la muerte de Unamuno", entrevista a Carlos Sá Mayoral, en El Salto, 12 de octubre (https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/franco-urdidor-persecucion-muerte-unamuno-12-octubre).
Ramiro Feijoo (2018). "Cazarabet conversa con... Ramiro Feijoo, autor de El quinto hombre. Una corte de los milagros en la Salamanca de 1936. Madrid, Laertes.
José Luis García-Jambrina y Manuel Menchón (2021). La doble muerte de Unamuno. Madrid, Capitán Swing, 2021.
Antonio Heredia (2000). "Bartolomé Aragón, último interlocutor de Unamuno Soriano",  en Naturaleza y Gracia, revista cuatrimestral de ciencias eclesiásti
cas, nn. 2-3 (http://www.bidicap.org/doai/PS_NyG_2000v047n002p0837_0876/HTML/36/).
Manuel Mª Urrutia (1998). "Un documento excepcional: el manifiesto de Unamuno a finales de octubre-principios de noviembre de 1936", en Revista de Hispanismo Filosófico, n. 3; (file:///C:/Users/pc/Downloads/un-documento-excepcional-el-manifiesto-de-unamuno-a-finales-de-octubre-principios-de-noviembre-de-1936%20(3).pdf).


(El artículo ha sido publicado, con fecha 25-10-2023, en el diario digital Rebelión: https://rebelion.org/miguel-de-unamuno-muerte-natural-o-crimen-de-estado-de-carlos-sa-mayoral-un-nuevo-libro-que-abunda-en-la-li)nea-del-asesinato/).

martes, 17 de octubre de 2023

Saramago, el pueblo palestino y su Ensayo sobre la ceguera


Corría el mes de marzo de 2002 cuando José Saramago visitó Cisjordania e Israel. Su estancia no pasó desapercibida, pues en todo momento mostró su solidaridad con el pueblo palestino y criticó la actitud las autoridades israelíes. Su presencia no pasó, por tanto, desapercibida, porque al gesto de acudir a Cisjordania se unieron las declaraciones que fue haciendo a los distintos medios de comunicación, fueran israelíes o internacionales. En una de las televisiones israelíes llegó a decir que lo que se estaba haciendo con la población palestina era lo mismo que los nazis hicieron con la población judía, comparando a Ramala con Auschwitz. El escándalo que generó en medios israelíes fue mayúsculo. En una larga entrevista publicada en abril de ese año en Revista Diners (1) Saramago dejó clara cuál era su postura, dando muestras de su coherencia incluso cuando se le preguntó por entre las víctimas del holocausto:

-¿Qué quiso decir al recordar a Auschwitz?

-Quise decir exactamente lo que dije: cercadas por el Ejército israelí, rodeadas por más de 200 asentamientos de colonos, las ciudades y las aldeas palestinas, incomunicadas por carretera, están transformadas en auténticos guetos, donde no se puede entrar y de donde no se puede salir sin la autorización de las fuerzas militares israelíes. El comportamiento de esas fuerzas y, sobre todo, el espíritu que las impulsa se parece perturbadoramente a la acción y al espíritu nazi. Simplemente, la palabra Auschwitz, en Israel, es una palabra ‘prohibida. Se les puede decir todo (incluso llamarles fascistas) siempre que no se pronuncie esa expresión. Auschwitz es, para los judíos, al mismo tiempo, una herida que nunca cicatrizará y un muro que no les permite ver la realidad. Al decir Auschwitz pretendí sacudir a la sociedad de Israel, forzar un debate, y el debate está abierto. Llamarme antisemita no resuelve nada. Para los judíos todo el que no es prosemita es antisemita.

-¿Pidió perdón por lo que dijo?

-Al serme preguntado, en una entrevista de la televisión israelí, si sería capaz de pedir perdón a las personas que se sintieron heridas por la palabra Auschwitz, respondí que sí, pero solo por haberlas herido, no por haber pronunciado la palabra. Si la palabra maldita les ofende, que la sustituyan por éstas: ‘Israel comete todos los días contra los palestinos crímenes que entran en la definición de crímenes contra la humanidad’.                                                                            
Unos días antes, el 30 de marzo, el escritor portugués fue entrevistado en Ramala por José Vericat, cuyo contenido se publicó en BBCMundo (2). Al principio explicó cuál había sido el motivo de su visita a Cisjordania: 

La intención ha sido de enviar aquí una delegación de miembros del Parlamento Internacional de Escritores para manifestar solidaridad a los narradores, poetas, dramaturgos palestinos. 

Luego negó que se estuviera ante un conflicto, pues, como aclaró, de lo que realmente se trataba es de un 

Apartheid. Ruptura de la estructura social palestina por la imposibilidad de comunicación 

y añadiendo a continuación, ante la pregunta sobre qué pensaba de Israel, lo siguiente: 

Un sentimiento de impunidad caracteriza hoy al pueblo israelí y a su ejército. Se han convertido en rentistas del holocausto. Con todo el respeto por la gente asesinada, torturada y gaseada. 

Fue una entrevista corta y tensa, que acabó de esta manera:

-¿Qué piensa sacar de su entrevista con la parte israelí?

-No espero mucho. Aquí se ha dicho que yo era víctima de, además de mi ignorancia histórica, de la propaganda barata de los palestinos. Yo contesté que, suponiendo que soy realmente víctima de la propaganda barata de los palestinos, tengo que decir que prefiero eso a ser cómplice de la propaganda cara de Israel.-

¿Qué ha escrito usted que tenga más relevancia con este conflicto?

-Una novela que yo publiqué hace cinco o seis años, Ensayo sobre la ceguera.

En efecto, la novela (publicada, más exactamente, en 1995) está escrita, como tantas otras del escritor, como una parábola y aporta mucha luz (aunque resulte una paradoja) sobre las miserias de la condición en general, pudiendo ser extrapolado el mensaje que lanza a la situación que lleva viviendo la población palestina desde décadas. Una metáfora de lo que hacemos entre los seres humanos cuando, en palabras del propio Saramago, "no usamos la razón para defender la vida, casi siempre la usamos para destruirla" (3)

El argumento del libro trata de una pandemia, denominada ceguera blanca, que se ha extendido por todo el mundo. En medio de la confusión, surge un orden en el que quienes lo controlan buscan adueñarse de la situación para su beneficio. Como respuesta, también surge un grupo de personas que se resisten y se organizan para hacer frente al doble reto. Una de ellas, la mujer del médico, que no ha pedido la visión, es la que da muestras de un mayor grado de determinación. Pese a que al final la pandemia desaparece de golpe, no está de más conocer cómo Saramago hace acabar su Ensayo sobre la ceguera:

Por qué nos hemos quedado ciegos, No lo sé, quizás un día lleguemos a saber la razón, Quieres que te diga lo que estoy pensando, Dime, Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.

La mujer del médico se levantó, se acercó a la ventana. Miró hacia abajo, a la calle cubierta de basura, a las personas que gritaban y cantaban. Luego alzó la cabeza al cielo y lo vio todo blanco, Ahora me toca a mí, pensó. El miedo súbito le hizo bajar los ojos. La ciudad aún estaba allí.


Notas 

(1) Archivo Diners de la Revista Diners, 29-11-2021, de una entrevista publicada en abril de 2002 (https://revistadiners.com.co/cultura/archivo/46123_los-judios-tratan-a-los-palestinos-como-los-nazis-a-ellos/).
(2) Patricia Kolesnicov, “La pandemia de ceguera que adivinó José Saramago”, en Cultura inquieta, 13-06-2020 (https://culturainquieta.com/es/arte/literatura/item/16884-la-pandemia-de-ceguera-que-adivino-jose-saramago.html).
(3) José Vericat; entrevista a José Saramago en Ramala, Cisjordania, publicada en BBCMundo el 30-03-2002 (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_1902000/1902254.stm).


(Imagen: Fundação José Saramago, 2021/ Brage.aronsen/ Wikimedia Commons/ (CC BY-SA 4.0)).



(El artículo ha sido publicado, con fecha 17-10-2023, en La Crónica de Salamanca; https://lacronicadesalamanca.com/407202-palestina-en-el-corazon/).

lunes, 16 de octubre de 2023

Tomás Iglesias. Izquierda y derecho, un libro de Antonio Roldán sobre un demócrata radical


El viernes pasado asistí a la presentación del libro
Tomás Iglesias. Izquierda y derecho (Andalucía, Atrapasueños, 2023), escrito por Antonio J. Roldán Muñoz.  
Mi asistencia al acto partió de la afinidad política con la persona objeto del libro y con el autor, con quien además me unen lazos de amistad. Tomás Iglesias era un destacado y conocido miembro del PTE/PTA, partido en el que milité siendo joven en los últimos momentos de la dictadura y los primeros de la Transición. Su imagen y su actividad eran frecuentemente reflejadas en las publicaciones del partido (como El Correo del Pueblo o La Unión del Pueblo), resaltando, de una manera especial, su fuerte ligazón con los obreros y las obreras del campo y el sindicato SOC, al que asesoró como abogado. Luego, tras la desaparición del partido en 1980, no dejé de conocer sus andanzas, a las que unió el papel que jugó en la defensa de los derechos humanos. Unos años más tarde, en 1999, tuve la ocasión de dedicarle una semblanza (1), después que, ya fallecido en 1996, un grupo de vecinos de Sevilla se opusiera a que su calle recibiera su nombre (pendiente queda que la edite en mi cuaderno). No hace mucho leí el artículo que le dedicó Bartolomé Clavero en 2016, titulado "La forja de un jurista, Tomás Iglesias" (2), basado en su intervención en el acto de recuerdo organizado con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento. Y ahora, de nuevo, ha aparecido su figura, después que Antonio Roldán haya tomado las riendas de un trabajo en forma de libro dedicado íntegramente a su persona.  

El acto en el que estuve presente fue todo un éxito. Primero, por el aforo completo del salón de actos de la Casa de la Cultura de Conil, Segundo, por la asistencia de numerosas personas que conocieron a Tomás y que se desplazaron desde diversos lugares de Andalucía. Y por último, por el contenido de lo que se habló: empezando por Joaquín Recio, de la editorial Atrapasueños, siguiendo por María Iglesias Real, hija de Tomás y autora del prólogo,  después por el propio Antonio Roldán, que descubrió algunos aspectos del libro, y finalmente por las interesantes intervenciones desde el público, abundando en la relevancia que Tomás tuvo como jurista.

La lectura del libro puede llevar a creer que estamos ante una biografía al uso del personaje. Cosa que no es así sensu stricto. A lo largo de las páginas podemos ir descubriendo, por orden cronológico, como fue transcurriendo su vida. Empezando desde sus orígenes en su Conil natal hasta llegar a Sevilla y su Universidad, pasando por los años del seminario diocesano de Cádiz entre los 10 y los 18 años. Pero Antonio Roldán no se ha quedado en los pormenores propiamente biográficos, sino en aquellos aspectos que nos permiten saber cómo se fue fraguando su personalidad. Para ello ha ahondado en su vida a través de testimonios personales (compañeros de estudios, amistades, familiares, compañeros de partido, de profesión...) y de la lectura de una documentación diversa, que se ha basado en los escritos propios de Tomás, bien lo fueran en forma de borradores y apuntes o bien como publicaciones (en medios de comunicación, revistas jurídicas...), todo ello conservado en el archivo familiar. También ha accedido a la biblioteca personal, indagando en el tipo de lecturas y en la forma que tenia de abordarlas. Y junto a todo ello, Antonio Roldán, a luz de su vasta cultura lectora y sumergiéndose en la teoría política, nos van ofreciendo sus propias reflexiones sobre la labor desarrollada por Tomás.

Y el resultado es un excelente trabajo, que nos permite adentrarnos en un personaje muy rico en vivencias y aportaciones, y -me atrevo a decirlo- rara avis en un mundo donde prima lo que cada cual puede hacer para sí, independientemente de lo que quiera hacer para las demás personas. Y es que Tomás fue una persona entregada principalmente en ayudar a la gente desde una perspectiva solidaria, si no fraternal, y democrática. Después que decidiera abandonar el seminario para dedicarse a los estudios de Derecho, paralelamente inició una actividad antifranquista que acabó derivando en la militancia en un partido comunista, el Partido del Trabajo de España. De esa manera aunó su profesión de jurista con la del compromiso político. Y dejó al margen lo que podía haber sido una carrera profesional, para lo que abandonó la tesis doctoral iniciada, y se embarcó como abogado de la clase trabajadora y de las personas represaliadas por la dictadura.   

Ya desde 1977 añadió en su labor la necesidad de que, en la conformación de un sistema democrático, no faltara nunca la perspectiva de que se hiciera para todo el mundo, garantista y sin privilegios, esto es, desde una perspectiva radical. Por eso siguió en su afán por seguir defendiendo a la clase trabajadora, donde consiguió en abril 1981 que el Tribunal Constitucional aceptara su recurso sobre la inconstitucionalidad del despido laboral cuando concurre el derecho de huelga, recogido en el texto de nuestra Carta Magna como fundamental. Y por eso mantuvo una postura activa y radicalmente crítica con todo aquello que supusiese una vulneración de los derechos de las personas, como hizo, por ejemplo, contra el terrorismo de estado o contra la conocida como ley de "la patada en la puerta" de José Luis Corcuera, etc. 

Y a todo ello Tomás Iglesias añadió un rasgo que haría de él un jurista de prestigio. Y es que a su intensa entrega profesional y su fuerte sensibilidad social unió una enorme capacidad de raciocinio gracias a su vasta formación política y jurídica. Eso le llevó a manejarse con éxito en el campo de la abogacía, con razonamientos jurídicos entre sólidos y atrevidos. Y también, a prodigarse en el campo de la teoría jurídica: primero, a mediados de los 70, con lo que pudo haber sido su tesis doctoral en la rama Historia del Derecho; luego, a principios de los 90, cuando inició una nueva tesis, esta vez dentro del Derecho del Trabajo y colindante con el Constitucional; y siempre aportando sus colaboraciones en revistas especializadas. Eso le sirvió para que con el paso del tiempo fuera aumentando su reconocimiento como jurista de prestigio, que  le llevó, por ejemplo, a ser elegido miembro del Consejo Consultivo de Andalucía o que se le propusiese como Defensor del Pueblo Andaluz.   

Tomás murió joven, con apenas 47 años, y con él se perdió una excelente persona y un profesional de gran valía. Y siguiendo a Bertolt Brecht, uno de los imprescindibles. Pero su ejemplo y su obra perduran. Y más, con lo que el amigo Antonio Roldán nos ofrece.


Notas 

(1) "Tomás Iglesias", en Debate Ciudadano de Barbate, n. 40, noviembre de 1999.
(2) Publicado en Pasos a la izquierda, n. 7, 21-12-2016 (https://pasosalaizquierda.com/la-forja-de-un-jurista-tomas-iglesias/).


Poemas de solidaridad con el pueblo palestino


Continúo con la publicación de poemas sobre Palestina, en esta ocasión de diez poetas de distintos países del mundo que ha mostrado la solidaridad con su pueblo. Uno de ellos se corresponde con la letra de la canción de Lluis Llac "Niño de Beirut", perteneciente al álbum I amb el somriure, la revolta / Y con la sonrisa, la revuelta, de 1982. En su mayoría son poemas reciente, salvo "Halt", del poeta cubano Luis Rogelio Nogueras, que data de 1979, el ya referido de Llach, cuya música puede escucharse a través del enlace.


Palestina llora, pero no se doblega

Palestina, tierra maltratada
cercada en su territorio
Estrangulada. Olvidada
Palestina arrinconada

Palestina llora
en su horizonte cegado
buscando en el infinito
mirando en lo que queda
mirando en la nada

Víctima de la opresión es Palestina
a la vez que igualmente heroica
pueblo cuyas gentes desde la cuna
hasta dejar la vida
no abandonan la antorcha
la antorcha que alumbra su resistencia
resistencia numantina

El mundo también llora por Palestina
una y otra vez ultrajada
por tanta destrucción bárbara
muerte, miedo y tristeza
que no se ha detenido ante nadie ni nada
ni siquiera ante la inocencia de la infancia

Un clamor solidario recorre el planeta
pidiendo ayuda y amparo
¡Que alguien venga!

Que sea el verbo emocionado
quien traiga la paz y la esperanza
Y no la brutalidad de la bomba y del soldado
 
¡Que alguien detenga tan desmedido sufrimiento!

(Miguel José Claudio Rodríguez).


Si yo fuera palestino

Ya poca Palestina queda.
Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera.
Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva.
Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania.
Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo.
En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de 
Palestina, y los almuerzos siguen.

(Eduardo Galeano).


Lágrimas para Palestina

Es que caen pájaros de acero del cielo,
caen techos,
lágrimas de palestina,
llantos de la niña que no come maqluba*
y noches de besos de insomnios
 
kufiyya cúbreme del polvo y los llantos,
de los pájaros de acero,
del soldado antisemita,
de la masacre del carnicero

no vieja,
no hay tiempo para el musakhkhan**
ni para el baklawa*** de chocolate
déjalo en la ventana,
déjaselo a Yasser para que grite

se lleve las lágrimas de palestina,
 
déjalo para las almas de los palestinos que duermen,
de los hermanos que no volverán
que dejarán de jugar
de besar, de llorar...

intifada.

*Plato de arroz con carne, verduras y frutos secos.
**Musaca.
***Dulces rellenos de frutos secos.

(Miguel González).


El niño que fue Luna

Quizá nací en el lugar equivocado
entre el odio dormido y el odio que despierta,
entre el cazador y la presa,
y fui preso
en el presente
de la prisa.
Aprendí pronto que en la vida somos cojos sin muletas.
Quise sacar el jugo a ser un niño
y jugar a embarcar en tantos barcos como pudiera abarcar,
ver en el viento el bien, oír un “ven” que nunca viví,
oler un grano de café,
saborear lo que perdí.
Yo creía que ser niño era recibir regalos,
sonreír, sonreír al son, reír en el raíl del Sol y sus rayos,
en meter gol en el campo, en campar a mis anchas,
en acampar bajo un árbol y en soñar bajo la manta.
Llegué aquí creyendo que quizás me enamoraría
de la chica que lee en el tren o de una melodía,
de la voz que me guíe por la vía de miradas aladas en silencio 
                                                / y en versos de sangre fría.
Sólo quería ver llover.
Quería una tarde de domingo con mucho que sentir y nada que hacer.
Quería madrugar un lunes y notar el cansancio,
el instante en el que decides levantarte a las tantas.
Y tanto
y tanto
y tanto que contarte,
tantos infiernos en vida y no vi ni un solo Dante.
Y vi tanto en tan poco tiempo,
formé en tu firmamento,
mas la tierra firme firmó
y se fundió el cemento.
Se encendieron las velas
de los barcos que no piloté,
se incendiaron las aguas del mar de tus ojos
y sé que mi error fue pensar que por nacer
me libraría de la amenaza del amanecer.
Y ahora lo veo, mientras el fuego florece como un árbol,
mientras el cielo me mira con un rostro hierático.
Sólo quería beber lo que vi,
sentir un “lo siento”,
desvestir
la lencería de un silencio,
quizá escribir un libro, ser libre,
abrirme por dentro,
hacer crujir a mis anhelos de mimbre.
Hay tanto por descubrir,
tantos laberintos en los que perderse era la única manera de salir.
Y tanto
y tanto
y tanto que dejé.
Como la flor muerta de sed que bebió la tierra.
Y tanto.
y tanto que me dejó.
Como el te quiero que desató esa guerra
entre los dos.
Cuando el hacha del verdugo se quedó sin voz
y qué pronto se hizo tarde.
Qué pronto me convertí en la Luna
a la que la sangre aulló.

Quería mirarte, ganarte y perderme,
quería ser puntual en el retraso de un beso que llega tarde,
quería estar agotado,
no poder ni moverme del cansancio de intentar a tientas con tinta contenerme,
montar en taxi y decirle “siga a ese sueño”
y no pare hasta que las ruedas revienten.
Revienten sin más, por eso quise reinventar,
ser a tu piel como el aire es al gas,
ser al papel como un timón es al mar,
como un ciclón,
quise ver a la vida y a sus ciclos pasar de largo y alcanzarlos
como un galgo en forma de canción,
tender en la terraza los rayos del sol,
tender las notas del son,
tender la ropa de ayer
y tender a pensar,
tender a imaginar en tal vez,
sólo tal vez en qué quiero hacer de mayor.
¿Qué quiero hacer de mayor?
¿Qué quiero ser de mayor?
Simplemente quiero ser, ¡quiero ser mayor!
y crecer y prenderme,
pero no fuego, prenderme de los campos verdes,
prenderme de ti,
de lo que nunca leí,
prenderme de lo que nunca aprendí,
ser el mensaje y a la vez emisario,
ser poeta y a la vez el poemario
de los versos que invirtieron al corazón y su latir,
ser la latitud del mapa y a la vez el Corsario.
Y tanto,
Y tanto que dejé.
Como la flor muerta de sed que bebió la tierra.
Y tanto que me dejó.
Como el te quiero que desató esa guerra
entre los dos
cuando el hacha del verdugo se quedó sin voz
y qué pronto se hizo tarde.
Qué pronto ascendía a transformarme en la Luna a la que la sangre aulló.
Quise viajar hasta gastar mis suelas,
pero no pude
cantar hasta acabar sin voz,
pero no pude
ser raíz, rama y fruto,
pero no pude
llegar al final del camino,
pero no pude
porque nací cuando murió la justicia
en una tierra regada con sal y sangre,
porque fui un niño en un mundo de bestias,
porque la muerte me acunó antes de despertarme.

(Pablo Lapeña).


Infant de Beirut / Niño de Beirut

No sé bé si era tristesa
o el dolor antic d'uns ulls d'infant.
Però, per un moment, del món va ser el retrat
aquella imatge d'un infant de Beirut.

El fràgil braç, tendra tragèdia,
brandant fusell; mort i bandera.
El cos menut i bru perdent-se en la ciutat,
un nínxol anònim per l'infant de Beirut.

Al cel hi té els Deus del "napalm"
i el tro infernal d'ocells de plata,
en l'horitzó, només, l'exili sempre amarg,
bressol i tomba per un infant de Beirut.

Morir a Beirut, morir a Mauthausen,
el mateix foc en temps distants,
mirall glaçat d'un món on ja ningú no respon
als ulls immòbils d'un infant de Beirut.

[No sé bien si era tristeza
o el dolor antiguo de unos ojos de niño.
Pero, por un momento, del mundo fue el retrato
esa imagen de un niño de Beirut.

El frágil brazo, tierna tragedia
portando un fusil; muerte y bandera.
El cuerpo pequeño y moreno perdiéndose en la ciudad,
un nicho anónimo para el niño de Beirut.

En el cielo tiene a los dioses del “napalm”
y el trueno infernal de los pájaros de plata.
En el horizonte, nada más, el exilio siempre amargo,
cuna y tumba por un niño de Beirut.

Morir en Beirut, morir en Mathausen,
el mismo fuego en tiempos distantes,
espejo helado de un mundo donde ya nadie responde
a los ojos inmóviles de un niño de Beirut].

(Lluis Llach).


No busques el corazón de los hombres…

No busques el corazón de los hombres.
Esta entre cristales de niños rotos,
(madre, quiero ir a la escuela).
No busques los corazones perdidos.
Están en las calles con la vida rota.
No me acerques tu alma llena de espinas
(amigo, quiero abrazarte).
Amor, duerme y vive feliz en tus sueños
antes que el amanecer traiga el dolor
(te amo a pesar del desaliento).
Duerme y no reces a ese dios que se fue
(dicen que nació en esta tierra),
ero quizá nunca estuvo aquí.
No hay luz en la noche, ni en el dia
(quiero sentarme con mi perro al sol).
Los campos están sembrados de piedras
y en los pueblos las casas están vacías
(quiero arroparme con mi manta
comer el pan en mi hogar).
Y del cielo cae a la tierra
una desolación interminable
y absoluta.

(Ascensión Márquez).


Halt

La artillería israelí sigue cañoneando campamentos de refugiados palestinos en el sur del Líbano (de la prensa).

Recorro el camino que recorrieron 4.000.000 de espectros.
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño
cruje dolorosamente la grava.
Es Auschwitz, la fábrica de horror
que la locura humana erigió a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de nuestra época.
Y ante los edificios desiertos,
ante las cercas electrificadas,
ante los galpones que guardan toneladas de cabellera humana,
ante la herrumbrosa puerta del horno
donde fueron incinerados padres de otros hijos,
amigos de amigos desconocidos,
esposas, hermanos, niños que, en el último instante,
envejecieron millones de años,
pienso en ustedes, judíos de Jerusalén y Jericó,
pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
que estupefactos desnudos, ateridos
cantaron la hatikvah* en las cámaras de gas;
pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino
                                       / desde las colinas de Judea
hasta los campos de concentración del III Reich.
Pienso en ustedes
y no acierto a comprender
cómo
olvidaron tan pronto
el vaho del infierno.

(Auschwitz-Cracovia, octubre 21 de 1979).

*Himno de Israel.

(Luis Rogelio Nogueras).


Irreverente

Hombres y mujeres  sin rostro, seres agazapados,
detenidos en el umbral del desconsuelo,
agitan dibujos negros en las paredes del alma
imperceptibles a la mirada.
La palabra mezquina  no sale y calla impávida,
eleva  los ojos íngrimos hacia el azul,
ventana al universo.
Ojo del tiempo husmeando el pretérito
entre  ardientes arenas arábigas.

Pero en el desierto
el dolor  cubre las calles de Palestina,
el asedio ya no es una palabra morbosa,
es una bestia hambrienta de sangre que sale a cazar
seres humanos, niños sin hogar, sin padres.
La masacre llega hasta el Capitolio
en busca de respuestas,
la indiferencia y la codicia reinan con apatía.
Las ruinas dejadas por los bulldózer no dan abasto
los invasores quieren más, hasta expulsar
a todo un pueblo de su milenario paraíso.

El expansionismo de Israel es inaudito,
irreverente, descarado,
quiere destruir y exterminar a un pueblo sin armas,
sin protección de las Naciones Unidas,
un pueblo que clama
a dioses y mentores judíos
por la paz que tanto predican.

La Franja de Gaza pisoteada de nuevo, husmea
ante el desastre invasor que esconde sus cañones
recalentados por el asalto.
Hombres y mujeres sin rostro, niños indefensos,
atemorizados por las botas y las masacres,
claman al mundo la  cruenta opulencia  israelita
respaldada por despiadados poderosos,
devuelva su territorio,
sus necesidades básicas y los deje vivir en paz.
Sus voces merodean las ruinas de sus hogares
en busca  del pasado, el anterior
a la llegada del invasor judío impuesto por el dinero,
por la supremacía  del poder.

Hombres y mujeres sin rostro para el mundo,
con los miembros rotos deliberadamente,
caricia de las macanas del ejercito judío,
miran hacia el universo
en busca de la palabra prohibida,
¿dónde están sus dioses en tantos años de represión?
Esa palabra llamada  libertad, se encuentra
tras las murallas de una inmensa cárcel
construida para ella y el perseguido pueblo palestino.

(Marianela Puebla).


Orgía de fuego sobre el mercado de dátiles…

Orgía de fuego
en medio de los abdalíes.
Ulular de clavos,
cinabrio y bombas.
Y calles sin futuro
o con horrores futuros.
Niños de Gaza miran el cielo.
Y pámpanos flameantes caen
sobre el mercado de dátiles.
Son címbalos retorcidos.
Lo sabemos.
Miran el cielo
con el asombro de los niños.
Orgía de fuego
en medio de los pájaros.
Ulular de esquirlas
y brocales de ceniza.
Una niña toma sus cintillos.
Y corre hacia la multitud.
Caen también las salamandras.
Con rostros humanos.
Con voces muertas.
Giran.
Danzan.
Jóvenes de Bagdad y Gaza.
Una niña toma sus cintillos.
Aturdida por la llama.
Cegada por la humanidad.
Son címbalos retorcidos.
Lo sabemos.
Se trata de otras flores y otros muertos.
No los nuestros. No los nuestros.
Se trata de otras calles,
de otras bombas, de otros hijos.
No los nuestros.
Orgía de fuego
sobre el mercado de dátiles.
Abdalíes bajan sobre el Tigris.
Escuchan
liberaciones de Ud…
Canciones de la ribera occidental.
Jóvenes de Bagdad y Gaza.
Con rostros humanos.
Con voces muertas.
Acosados
por visiones de Luxor.
Recluidos
en capillas y osarios.
Caen pámpanos flameantes.

En medio del desierto.
Se trata de otras flores y otros muertos.
No los nuestros. No los nuestros.

(José Jesús Villa Pelayo).


Por las calles de Belén

Te fui buscando
por las calles de Belén.
Algunos dijeron
que antiguos parientes
emigraron a aldeas cercanas de allí.

Las aldeas no existen,
las borraron
para escribir una nueva historia.
Los almendros y los naranjos siguen ahí.
Me dijeron que los turcos,
los ingleses, los franceses y los judíos
te empujaron hacia el mar,
El barco que te trajo
Se desgranó en Italia y Honduras.
Alguien,
tal vez, te dijo
que aquí funciona
“el asilo contra la opresión".
Los almendros y los naranjos
siguen floreciendo en Palestina.

(Luis Zaror).  


(Imagen:. "Fronteras", de Lucía Ippolito).