No es que esté de moda mentir, porque no ha parado de hacerse y sabiendas, sino que se ha instalado en la sociedad como un espectáculo. En los negocios, en la política, en el deporte... Sobre esto último lo hizo el ciclista Lance Amstrong una vez tras otra, hasta que las acusaciones y las pruebas sobre su dopaje permanente hicieron evidente que negarlo podía acarrear más perjuicios que reconocerlo. Aun con ello ha seguido mintiendo, negando haberse dopado tras su reaparición en 2008, cuando se sabe que lo hizo.
No he pretendido dedicar estas líneas al ciclista estadounidense, sino utilizarlo a modo de introducción. Lo gordo, anunciado hace unos días, está en los documentos que delatan a la plana mayor del PP desde hace años en el cobro de sobresueldos y el manejo de dinero al margen de la legalidad. La famosa "caja B" que las empresas tienen para hacer las operaciones oscuras, manejar fondos, defraudar el fisco... El diario El País se ha adelantado a su competidor El Mundo publicando nombres y cantidades. Nombres de quienes se beneficiaron. En su mayoría dirigentes del PP, con Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal a la cabeza, pero también gente del entorno conservador. Nombres de empresas o particulares que hacían donaciones pertenecientes al mundo de la construcción o de una conocida cadena comercial. Cantidades cuantiosas que se movían de un lado para otro que se acababan llegando a los bolsillos particulares sin que constase en registros oficiales, en la "caja A". Excepto en el libro de contabilidad de Luis Bárcenas, que, al parecer, tuvo siempre fama de meticuloso.
Mintieron en el PP cuando en el momento de las primeras denuncias negaron que se lo habían llevado. Lo siguen haciendo ahora cuando califican de falsos los documentos ofrecidos por El País. La Cospedal niega que lo aparecido sea la contabilidad de su partido y el resto de dirigentes dice lo mismo como un disco rayado. Pretende la Cospedal que nos creamos que sólo tiene valor lo que declara en los organismos oficiales correspondientes de control de cuentas. Como si lo oculto existiera y, por ello, no sirviera para delatar e incluso incriminar. Hace uso la Cospedal del principio de presunción de inocencia, dando a entender que no hay pruebas o que no las han encontrado. Hace uso de ese principio, como lo hace siempre la gente poderosa, sabiendo que dispone de un potente aparato jurídico, de intereses y -por qué no- hasta legal que protege a su partido.
Seguirán negando en el PP las acusaciones, como hizo hasta hace unos días Amstrong. Está por ver cuánto durará la cosa y cómo saldrán del embrollo. IU, por de pronto, ha pedido la dimisión de Rajoy. Es lo lógico.
Dijo el otro día Ángel Sanchís acerca de su colega Luis Bárcenas que "con un sueldo de tesorero y diputado no se puede hacer una fortuna, pero sí siendo emprendedor". Sanchís fue tesorero de Alianza Popular y el Partido Popular en los años ochenta y principios de los noventa. Estuvo involucrado directamente en un delito de financiación irregular de su partido, conocido como "caso Naseiro", del que salió bien librado en 1992, al considerar el juez que las pruebas obtenidas no tenían valor judicial. El contenido de las conversaciones grabadas por la policía no dejaba lugar a dudas de las correrías ilegales de la gente del PP, antes AP, pero la ley es la ley y sobre todo para asuntos de dineros, por lo que el juez, celoso él, mandó destruir las cintas.
Por entonces salieron a luz el tal Naseiro -de nombre Rosendo-, los ya citados Sanchís y Bárcenas, el concejal valenciano Salvador Palop y Eduardo Zaplana, que llegó a ser sucesivamente alcalde de Benidorm (la de las altas torres), presidente de la Generalitat valenciana y ministro de Trabajo con Aznar. De la pareja Zaplana y Palop es muy conocida la conversación donde exponían la forma que tenían de hacer sus negocios: "tú haces de intermediario de la venta, que yo no puedo, y tú pides la comisión (...). Y luego nos la repartimos bajo mano", le decía el segundo; el otro, por su parte, le confesaba cosas como que "me tengo que hacer rico porque estoy arruinado (...); tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir" (Cadena SER).
Años atrás, a mediados de los setenta, el propio Sanchís, que ya era un exitoso hombre de negocios varios, se había hecho famoso en Badajoz cuando CAMPSA le retiró la concesión de varias gasolineras por fraude en la venta de combustible. Del caso salió indemne y ni siquiera fue óbice para que se convirtiera años después en un hombre de confianza de Manuel Fraga, que lo puso en la cúpula de las actividades financieras de su partido. Lo que fue de él tras el "caso Naseiro" se puede leer por la prensa, donde no faltan famosas inversiones y tejemanejes en varios países de acá y de allende los mares.
Bárcenas, por su parte, también ha pertenecido al círculo de hombres que han manejado las finanzas de AP y PP. Su ascensión necesitó de más tiempo, quizás al ritmo de lo que se necesita para llegar a la cima de una montaña y para aprender a hacer más que travesuras de todo tipo. Me explicaré. Amante de las escaladas desde joven, se sabe de él y un sobrino de Fraga que en los ochenta protagonizaron un asunto turbio relacionado con una expedición al Himalaya. El diario Mundo Deportivo lo denunció en su día y ahora lo ha recordado. Mientras tanto se curtía en el manejo de las cuentas de su partido, en el que acabó alcanzando la cima cuando fue nombrado tesorero por el propio Rajoy. Su nombre, sin embargo, apareció directamente involucrado en 2009 en la "trama Gürtel", lo que motivó una retirada de la primera fila del partido, no así de la sede central. Su jefe le defendió sin rodeos ("nadie podrá probar que no son inocentes", Rajoy dixit) y Federico Trillo hizo gala de su sapiencia como gurú jurídico del partido ("se ha tratado de imputar a una persona, que ha resultado ser inocente (...) y a través de ella al Partido Popular"). Sin embargo, ahora parece que se quieren desmarcar de él, pendientes, eso sí, de un posible arrebato. Las cuentas millonarias en Suiza, los pagos de sobresueldos con dinero negro, la financiación irregular del partido, los negocios que tiene por doquier y hasta la posible relación con Ángel Sanchís son asuntos demasiado turbios como para tener al personal de la calle Génova en vilo.
Toda una intrepidez que huele a delito, aunque el mismo Sanchís la ha calificado como propia de "una persona emprendedora". Como él, claro. Al fin y al cabo se trata del maestro y su brillante alumno. O, mejor, de maestros y de alumnos.
Publicó ayer de madrugada en su portada El País, en lo que pareció un coitus interruptus de la indecencia, una fotografía de Hugo Chávez agonizando. Iba acompañada de un pequeño texto titulado "El secreto de la enfermedad de Chávez. Duró poco tiempo, pues la foto era falsa. Y muy burda. No sé si ese tiempo fue el justo para pretender tapar el error o era el que se necesitaba para seguir engordando el cúmulo de infundios que sobre la enfermedad del presidente venezolano vienen vertiendo numerosos medios de comunicación. Infundios que se concretan en especulaciones sobre la operación y recuperación lenta de Chávez, pero cuyo interés no es otro que la caída de un gobierno enormemente popular, a la vez que dañino para los intereses de la oligarquía venezolana y de las grandes corporaciones extranjeras. A El País le han caído palos por todos los lados, muchos de ellos basados en el error periodístico de publicar una foto sin contrastar su fuente. Sospecho, como dije antes, que fue intencionada. Por lo menos no lo descarto. A Chávez tienen muchas ganas de quitarlo de en medio. El País ha estado siempre a la cabeza. Hace once años este periódico no tuvo escrúpulos en dar cobertura ideológica al golpe
de estado con su célebre editorial "Golpe a un caudillo". La enfermedad y -si ocurriera- la muerte de Chávez no es lo principal, aun cuando sea importante y les sirva. El objetivo es lo que representa, que no es otra cosa que amplios sectores de la población venezolana anhelantes de continuar el proceso revolucionario iniciado años atrás. Y junto a este pueblo, también amplios sectores de los países latinoamericanos. Por eso "lo quieren morir".
En película La balada de Narayama, dirigida por Shohei Imamura, se cuenta la historia de una anciana llamada Orin que vive en una pequeña comunidad rural y donde la tradición manda que la gente anciana incapacitada debe ser entregada al dios de la montaña para darle satisfacción. Orin decide arrancarse uno a uno los dientes de su boca con el fin de ser abandonada en la cima del monte Narayama y, de esta manera, permitir que uno de sus hijos pueda tener una nueva descendencia y contribuir al mantenimiento futuro de su comunidad.
Hoy podemos leer que el ministro de Finanzas de Japón, un tal Taro Aso, ha declarado con respecto a las personas mayores de edad enfermas que se den prisa en morir, dado que la atención médica que necesitan resulta costosa para el estado. En otra ocasión ya había largado otras lindezas de esa misma especie, como cuando se preguntaba: "¿por qué tengo que pagar por las personas que sólo comen y beben y no hacen ningún esfuerzo?". Hace unas semanas el ministro de Sanidad de Portugal, Fernando Leal da Costa, pidió a sus compatriotas que evitaran enfermar, para así poder hacer sostenible el sistema de salud. Aquí, en España, el gobierno introdujo el verano pasado el llamado copago sanitario de un euro por medicamento para pensionistas y en algunas comunidades (Madrid, Cataluña, Castilla - La Mancha...) se ha hecho lo mismo por la expedición de cada receta... Para qué seguir.
He empezado con la película de Imamura porque su contenido permite hacer una reflexión acerca del sentido de la vida y de la muerte en las sociedades. En las más tradicionales, donde los recursos materiales resultan altamente limitados para la subsistencia, se llegaba a codificar las creencias con prácticas como el sacrificio de la gente, que en muchas ocasiones era la más vulnerable. Pese a la tranquilidad que se percibe en el rostro de la anciana Orin cuando se acerca a la cima del Narayama, creyendo cumplir el designio marcado por su comunidad, nos queda siempre la duda del precio que ha de pagarse para ello. En las sociedades más evolucionadas se ha conseguido que la dignidad de las personas se base en la posesión de derechos fundamentales, entre los que se encuentra el derecho a la salud. Nadie, pues, puede ser despojado del mismo, aunque haya quienes, bajo el principio sacrosanto de la rentabilidad económica capitalista, nos quieran hacer ver que cuando enfermamos resultamos poco rentables y cuando envejecemos somos inútiles. Eso es lo que los Aso y compañía nos están diciendo.
No están robando de todas las maneras y por todos los lados. Llevan haciéndolo desde hace años. Desde que llegaron a los diferentes ámbitos del poder y, sobre todo, cuando encontraron la aquiescencia de mucha gente que se creyó su mensaje. Ahora nos lanzan discursos acerca de la insostenibilidad de lo público y las lindezas de lo privado. Nos recortan conquistas sociales. La sanidad, la educación, los salarios... están sufriendo duros recortes. Eliminan o vacían de contenido derechos civiles y laborales. Pretenden, encima, culparnos por lo que están ocurriendo. Nos toman por imbéciles. Niegan haber hecho nada ilegal, pero cuando se les pilla, nos dicen que no sabían nada. O que se han equivocado. Ocurre en España, en Valencia, en Cataluña... Son del PP, de CiU... De la corona y de los diferentes gobiernos. Son los Juan Carlos, Felipe, Rajoy, Cospedal, Santamaría, Mas, Durán, Fabra... Esto no es un estado de derecho. Lo es de derechas, claro, pero ante todo es una situación de corrupción generalizada. El sistema es corrupto. Deben irse, hay que echarlos, tienen que comparecer ante... ¿la justicia? -¿existe?- ¡Que se vayan!
Se lo llevan con mayor o menor disimulo. Mediante formas propias de una especie de ingeniería delictivo-financiera: cobro de comisiones, tráfico de influencias, paraísos fiscales, evasión fiscal, apropiación indebida, blanqueo de dinero, alzamiento de bienes, prevaricación... Si por un casual tienen que comparecer ante la justicia, echan mano de la ingeniería judicial que tienen a su disposición para retrasar los procesos, eludir la cárcel, prescribir los delitos, forzar errores, salir impunes... El dinero siempre está presente: para pagar los costes de la maquinaria, las fianzas, los sobornos... Dinero que sale de lo que se han llevado previamente con mayor o menor disimulo. Y no pasa nada.
En mi repaso matinal de la prensa a través de la red, leo en Público estas palabras de Cayo Lara, coordinador general de IU: "A lo mejor es al revés y somos nosotros los que tenemos que llamar al PSOE para gobernar". Cuando paso a El País, me encuentro con un sondeo que marca una situación política sorprendente sobre la intención de voto: PP, 29,8%; PSOE 23,3%; IU, 15,6%; UPyD, 10,1%.
¿Un nuevo mapa político?
Utilizando como referencia la fotografía política del sondeo, ¿qué está ocurriendo? En primer lugar, un gran deterioro de la acción del gobierno, que suspende rotundamente en todo: gestión, confianza, coherencia.... Suspenden, así mismo, Rajoy (al 84% no le ofrece confianza) y cada uno de los miembros del gabinete (Wert, 75%; Báñez, 71%; Gallardón, 68%; Montoro, 66%; De Guindos, 65%; Mato, 64%...). Un desastre, vamos, teniendo en cuenta el apoyo que todavía mantenían -aun bajando-, fruto del rédito que obtuvo en 2011.
¿Y el PSOE? No remonta, aunque parece haber frenado la caída. Sin embargo, la confianza en su líder, Rubalcaba, está por los suelos (91%). Resulta evidente que sigue pagando el haber iniciado el proceso de recortes cuando gobernaba y que Rubalcaba sigue siendo visto como uno de sus responsables. La indefinición política que mantiene y la falta de liderazgo la está pagando por su izquierda. No obstante, se ve favorecido por la caída del PP, de manera que la distancia ahora se ha reducido a seis puntos, frente a los 16 de las últimas elecciones generales.
El castigo hacia el PSOE explicaría en buena medida que IU sea la fuerza más beneficiada. En su tendencia al alza ha duplicado su intención de voto y en relación a diciembre ha subido dos puntos. La distancia que le separa del PSOE es sólo de 8 puntos, algo impensable hace poco tiempo.
Por último, UPyD, que parece haberse estancado en los últimos meses, pese a que en un año se ha duplicado su intención de voto. Es el partido que se presenta como refugio del descontento hacia el PP. Pero no de todo, sino de parte: los 14 puntos que ha perdido el PP no se corresponden con los seis ganados por UPyD.
Tres claves a tener en cuenta
Considero que todo esto es más complejo. Planteo por ello tres claves para intentar explicarme.
El electorado del centro resulta la primera de las claves. Si la batalla por ganarlo fue ganada por el PP en noviembre de 2011, ahora la cosa no está tan clara. Es producto de la desorientación que existe en su seno. En marzo de 2012 el PP vio cómo en Andalucía perdía su apoyo, prefiriendo "lo malo conocido" del PSOE, que a su vez perdió votos por la izquierda. Algo parecido le ocurrió en Asturias, en esta ocasión con una derecha dividida (el propio PP y el Foro de Álvarez Cascos) y una UPyD que se mantuvo al margen. Logró salir indemne en Galicia gracias a la red caciquil-clientelar de la que dispone. Sigue siendo una fuerza de cuarto orden en el País Vasco y Cataluña. Y ahora, por lo que vemos, parece que ha perdido su confianza. En el seno del electorado centrista se debate por la opción a escoger: PP, PSOE y UPyD, entre las fuerzas españolistas; CiU, PNV y CC, en las comunidades con mayor presencia del nacionalismo específico. Creo que su voto volverá a repartirse.
Hay una segunda clave, que deriva de la configuración de un nuevo modelo de organización territorial. El reto presentado en Cataluña está resultando una prueba de fuego. Se ha de tener claro que existen dos horizontes: el modelo canadiense de consultas a la población o el modelo yugoslavo que llevó a una sucesión de guerras durante una década. Aquí los partidos que se presentan como referentes estatales deben dejar clara su postura, teniendo en cuenta las repercusiones que puede tener. También las fuerzas nacionalistas de izquierda tienen su responsabilidad: priorizar lo nacional o lo social. ERC ha optado por lo primero, pero habrá de responder por lo que ocurra en materia social y económica, donde CiU es un aliado natural del PP.
La tercera clave es para mí la decisiva: el electorado de izquierda. Parece que está en aumento, aunque moderadamente. Así se ha visto en todas las elecciones celebradas en 2012. Eso sí, con una expresión muy plural: IU, en general; IU, en Andalucía; BNG y EG (Anova e IU), en Galicia; ICV-EUiA, ERC y CUP, en Cataluña; Amaiur, EB y EA, en el País Vasco... En la que también hay que tener en cuenta a la Xunta Aragonesista (ya coaligada con IU), el Compromís valenciano, Equo... Una pluralidad que no es nueva, sino que tiene una larga trayectoria histórica. El contexto de desmantelamiento de las conquistas sociales debe ser el punto de conexión y -por qué no- de unión entre todas esas fuerzas. Debe ser también la base para que crezca la confianza en la gente para hacer viable la posibilidad de frenar el avance del neoliberalismo y la implementación de políticas basadas en el avance en la igualdad social y de género, en la defensa del medioambiente, en la ampliación de derechos, en la defensa de la paz, en la solidaridad con otros pueblos... También, por supuesto, aspirando a la república y no olvidando el reconocimiento del derecho de autodeterminación. No es fácil. Pero lo contrario es más de lo mismo, que cada día nos lo ponen peor.
Existen montones de tramas y casos de corrupción: la Gurtel de Madrid y Valencia, el Camps y compañía de Valencia, el Fabra de Castellón, el Jaume Matas de las Baleares, el Urdangarín de la familia real, la Unió Democratica de Catalunya, el Baltar de Orense, el alcalde de Santiago, los psoEREs de Andalucía... Montones de delitos fiscales, evasión de impuestos, doble contabilidad, blanqueo de dinero... Montones de robos legales en forma de desahucios bancarios, exenciones fiscales, despidos libres... ¿Para qué seguir si son cientos, miles, decenas de miles, cientos de miles de gente corrupta y delincuentes de cuello blanco que se lo llevan crudo, por la cara y sin problemas? Qué más da. Esto es el reino de la corrupción, de la mentira, del privilegio...
Si no, que se lo digan a la gente del SOC y del SAT, que de nuevo están de marcha por las carreteras de Andalucía, denunciando la represión que sufren.
Dos sindicatos integrados en su mayoría por gente muy humilde. Gente honrada, coherente, abnegada, incansable en su esfuerzo... Para mí, lo más digno que puede existir en esta tierra andaluza, en el solar ibérico... Sufrientes de una dura represión que el estado nunca cesado desde los mismos años de la dictadura. Una dictadura que todavía sufren en forma de multas, detenciones, palos, amenazas, procesamientos, condenas pendientes... Víctimas de una criminalización permanente, incluida la más reciente del verano pasado por sus acciones simbólicas en dos supermercados.
Ahora me acabo de enterar que al piloto Carromero, de la escudería del PP, le han concedido en tercer grado. En un tiempo récord, pese a haber dejado en las carreteras de Cuba a dos muertos en la cuneta por exceso de velocidad y tener en España un brillante currículo de decenas de multas y la pérdida de puntos suficiente para que se le retire el carnet de conducir. Ha sido precisamente el mismo día que ha salido en libertad provisional -por fin- de la cárcel Alfon, detenido en las primeras horas del 14-N, acusado, entre otros delitos, de tenencia de explosivos y aislado por ser calificado como preso FIES.
Nada mejor que tener leyes a medida o hacer uso de la ingeniería judicial y la ingeniería fiscal para salir de rositas. El resto, que se joda. Por eso me apetece decir esto: ¡maldita la gente que manda en este país!
Acabo de leer la noticia del fallecimiento en Málaga de una persona que ayer se quemó a lo bonzo en la puerta de un hospital de la ciudad. Desde hace unos años se viene informando acerca del número de personas que se suicidan en los países desarrollados. En España se dice que ya es la primera causa de muerte no natural y también de muerte violenta. No cabe la menor duda de que tiene una correlación con la crisis económica. El aumento del paro, de la pobreza, de los desahucios... son factores que lo subyacen. Desde la sociología ya se habló del egoísta, el altruista, el anómico... Desde el campo de la psiquiatría y la psicología es frecuente reducir el suicidio a la dimensión individual de las personas. Lejos de mí está en hacer, por supuesto, una valoración moral y menos maniquea, propia del mundo de las religiones. Considero que hay algo más. Siendo un acto individual, aunque en ocasiones o más pretenda tener proyección hacia la colectividad en que se inscribe el acto, es expresión de impotencia. Del fracaso de la acción colectiva y solidaria. Estamos sufriendo un ataque fortísimo contras los grupos de acción colectiva creados en los dos últimos siglos. La fuerza que ha dado la unión en la lucha por mejorar las condiciones de vida y frente a las arbitrariedades del poder ha permitido conseguir conquistas sociales y políticas a las que se ha conferido la categoría de derechos. De derechos humanos, según la Declaración de 1948. La desesperación de tanta gente en los tiempos que estamos viviendo, perdiendo la perspectiva de la luchas solidaria, está llevando a que individualmente haya quienes decidan quitarse la vida. El hombre que se quemó a lo bonzo en Málaga en la puerta de un hospital quiso dejar un testimonio de su desesperación en público y frente a uno de los símbolos de la vida. Fue un grito desesperado. Dramático en lo que tiene de muerte. También, en el contexto en que se da: no debemos olvidar quiénes lo han creado. Y dramático, porque es síntoma de la pérdida de la dimensión solidaria de la vida.
He leído algunos de los titulares principales de la prensa digital. Empecé por Público, que ha escrito: "En el año de Rajoy se han perdido 90 empleos /hora". El País, acompañado de una gráfica muy ilustrativa, también se muestra crítico: "La crisis destruyó más de 2000 empleos al día a lo largo del 2012". En el barcelonés El Periódico las cosas no son muy distintas: "El 2012 se salda con un alza del paro registrado del 9,6%, hasta 4,8 millones". La prensa propiamente de derechas va, sin embargo, por otro lado. Así, para El Mundo "El paro baja en 50.094 personas, la mayor caída en diciembre". Sorprendentemente el mismo titular que en ABC. Con las mismas palabras reza en La Razón, aunque alterando su orden. Casi igual que en El Confidencial: "El paro da un respiro en diciembre, pero cierra el 2012 en los 4,8 millones". Para La Vanguardia, próximo a CiU: "Fuerte caída del paro en diciembre".
En el diario alternativo Diagonal se ha optado por otro enfoque, que completa el conocimiento sintético de la realidad: "El 48% de los desempleados no tiene cobertura de ningún tipo".
Los datos oficiales son concluyentes: 426.364 personas más en paro, hasta sumar 4.848.723. Un incremento de casi el 10% en relación a 2011 y con un nivel superior a 2010 y 2011. Y las previsiones para 2013 no son halagüeñas Ya se está hablando de un rescate oficial por parte de la UE. Y con ello, como es de esperar, mayores ajustes económicos. La prensa trata la cosa desde distintos ángulos, tocando el timbre donde le interesa. En la conservadora, tapando la realidad como puede.