Dijo el otro día Ángel Sanchís acerca de su colega Luis Bárcenas que "con un sueldo de tesorero y diputado no se puede hacer una fortuna, pero sí siendo emprendedor". Sanchís fue tesorero de Alianza Popular y el Partido Popular en los años ochenta y principios de los noventa. Estuvo involucrado directamente en un delito de financiación irregular de su partido, conocido como "caso Naseiro", del que salió bien librado en 1992, al considerar el juez que las pruebas obtenidas no tenían valor judicial. El contenido de las conversaciones grabadas por la policía no dejaba lugar a dudas de las correrías ilegales de la gente del PP, antes AP, pero la ley es la ley y sobre todo para asuntos de dineros, por lo que el juez, celoso él, mandó destruir las cintas.
Por entonces salieron a luz el tal Naseiro -de nombre Rosendo-, los ya citados Sanchís y Bárcenas, el concejal valenciano Salvador Palop y Eduardo Zaplana, que llegó a ser sucesivamente alcalde de Benidorm (la de las altas torres), presidente de la Generalitat valenciana y ministro de Trabajo con Aznar. De la pareja Zaplana y Palop es muy conocida la conversación donde exponían la forma que tenían de hacer sus negocios: "tú haces de intermediario de la venta, que yo no puedo, y tú pides la comisión (...). Y luego nos la repartimos bajo mano", le decía el segundo; el otro, por su parte, le confesaba cosas como que "me tengo que hacer rico porque estoy arruinado (...); tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir" (Cadena SER).
Años atrás, a mediados de los setenta, el propio Sanchís, que ya era un exitoso hombre de negocios varios, se había hecho famoso en Badajoz cuando CAMPSA le retiró la concesión de varias gasolineras por fraude en la venta de combustible. Del caso salió indemne y ni siquiera fue óbice para que se convirtiera años después en un hombre de confianza de Manuel Fraga, que lo puso en la cúpula de las actividades financieras de su partido. Lo que fue de él tras el "caso Naseiro" se puede leer por la prensa, donde no faltan famosas inversiones y tejemanejes en varios países de acá y de allende los mares.
Bárcenas, por su parte, también ha pertenecido al círculo de hombres que han manejado las finanzas de AP y PP. Su ascensión necesitó de más tiempo, quizás al ritmo de lo que se necesita para llegar a la cima de una montaña y para aprender a hacer más que travesuras de todo tipo. Me explicaré. Amante de las escaladas desde joven, se sabe de él y un sobrino de Fraga que en los ochenta protagonizaron un asunto turbio relacionado con una expedición al Himalaya. El diario Mundo Deportivo lo denunció en su día y ahora lo ha recordado. Mientras tanto se curtía en el manejo de las cuentas de su partido, en el que acabó alcanzando la cima cuando fue nombrado tesorero por el propio Rajoy. Su nombre, sin embargo, apareció directamente involucrado en 2009 en la "trama Gürtel", lo que motivó una retirada de la primera fila del partido, no así de la sede central. Su jefe le defendió sin rodeos ("nadie podrá probar que no son inocentes", Rajoy dixit) y Federico Trillo hizo gala de su sapiencia como gurú jurídico del partido ("se ha tratado de imputar a una persona, que ha resultado ser inocente (...) y a través de ella al Partido Popular"). Sin embargo, ahora parece que se quieren desmarcar de él, pendientes, eso sí, de un posible arrebato. Las cuentas millonarias en Suiza, los pagos de sobresueldos con dinero negro, la financiación irregular del partido, los negocios que tiene por doquier y hasta la posible relación con Ángel Sanchís son asuntos demasiado turbios como para tener al personal de la calle Génova en vilo.
Toda una intrepidez que huele a delito, aunque el mismo Sanchís la ha calificado como propia de "una persona emprendedora". Como él, claro. Al fin y al cabo se trata del maestro y su brillante alumno. O, mejor, de maestros y de alumnos.