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domingo, 27 de julio de 2025

Dos ejemplos de perversión moral en la derechona: de Isabel a Noelia


En noviembre de 2023 Isabel Díaz Ayuso, invitada en la tribuna del Congreso como presidenta de su Comunidad, espetó un "hijo de puta" a Pedro Sánchez durante la sesión de investidura. Éste había hecho referencia a la posible corrupción de su hermano en torno al asunto de las mascarillas. La presidenta madrileña al principio defendió que había dicho "me gusta la fruta", pero ante la evidencia de lo que se podía leer en sus labios a través de las cámaras de televisión, en el entorno del PP hubieron de reconocer el insulto. La cosa no quedó ahí, porque el todopoderoso Miguel Ángel Rodríguez supo aprovechar lo ocurrido en beneficio de su pupila. Y el lema "Me gusta la fruta" ha acabado calando en la derechona, con camisetas incluidas. 

Una de las que ha hecho uso repetidamente de la frase y hasta se ha puesto la susodicha camiseta ha sido Noelia Núñez González. Una aventajada alumna política de la presidenta madrileña, como da fe su carrera política: concejala en Fuenlabrada, diputada en la Asamblea madrileña y diputada en el Congreso, además de tener un verbo fácil para insultar, falsear su currículum, mentir reiteradamente, decir tonterías sobre historia... En fin, demostrar su ignorancia y hacer gala de su talla moral. En efecto, Noelia ha hecho valer en sus currículos oficiales tres versiones diferentes acerca de sus títulos universitarios. De tres, ninguno. Se incluye también su ejercicio laboral, en el que ha dicho haber sido profesora de una Universidad privada. Antes de haber dimitido dio versiones distintas en las declaraciones hechas. Y en las entrevistas concedidas después de haber sido pillada con el carrito del helado, repite machaconamente que todo ha sido una equivocación, propia de un mal tecleado. 

Forzada a dimitir por la dirigencia del PP, desde este partido se está diciendo que su comportamiento ha sido ejemplar y demuestra su honradez. Igual que con lo de Isabel Díaz Ayuso en 2023, cuando su insulto a Sánchez, reconocido inicialmente, se convirtió en una especie de eufemismo con retranca, ahora con Noelia Núñez González sus falsificaciones curriculares (no reconocidas como tales, sino como una equivocación) se han transformado en una muestra de ejemplaridad. 

¡Esta es la altura moral de un partido en dos asuntos menores! Los mayúsculos, ya sabemos...

¡Ay! 

jueves, 25 de abril de 2024

Defender a Pedro Sánchez y al gobierno de coalición es un ejercicio democrático


Puede que nos encontremos en el momento más peligroso desde la Transición. El amago de dimisión de Pedro Sánchez no es una cosa baladí. El acoso que está sufriendo desde la derecha en todas sus ramas y versiones, esta vez con su esposa como excusa, es lo que ha provocado el anuncio que hizo ayer. No es el único cargo político que ha sufrido los embates de la derechona. Basta recordar lo ocurrido con Antonio Rodrigo Torrijos, Pablo Iglesias, Alberto Rodríguez, Xavier Trias, Mónica Oltra, Victoria Rosell, Ada Colau... Lo de la "policía patriótica" y sus ramificaciones en la judicatura en el caso de Cataluña. O lo de hace cuatro décadas con su propio compañero Demetrio Madrid. Las derechas política, mediática y judicial, uniendo sus maquinarias. Las noticias falsas y los bulos, la guerra judicial... El golpismo de nuestro siglo no necesita del brazo armado que utilizó en 1936. Apoyar a Pedro Sánchez y al gobierno de coalición es un ejercicio democrático. Lo avala la legitimidad de los apoyos parlamentarios, que son mayoría. Haya o no contradicciones. Lo otro es dejar el país en manos de quienes salieron victoriosos con las armas en 1939, que nos llevaron a cuarenta años de sangre y angustia. 

domingo, 10 de diciembre de 2023

En los tiempos que corren: unidad, entendimiento y actitud constructiva


Las derechas españolistas siguen ganando terreno y, como novedad, están consiguiendo unos niveles de movilización desconocidos. En el análisis de la situación política también debemos tener en cuenta un contexto internacional en el que los grupos reaccionarios y, dentro de ellos, los fascistas de nuestros días en sus distintas expresiones están en proceso de crecimiento. Y tampoco hay que perder de vista el pasado, aun cuando pueda parecer lejano.

En el ámbito electoral los grupos de la derecha más extrema han obtenido una rotunda victoria en Argentina y Europa está viendo cómo siguen avanzando. El último, aun siendo relativo, en los Países Bajos, donde han sido el grupo más votado. Está por ver lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024, pero el panorama resulta alarmante. Más lejos, para noviembre del próximo año, quedan las elecciones presidenciales de EEUU, pero el trumpismo sigue muy vivo. Considero que su derrota en 2020, como la de Bolsonaro en Brasil el año pasado, no fue ajena a su nefasta (y ridícula) gestión de la pandemia del covid-19, que llevó a mucha gente a apartarse de quienes representaban un peligro real para la vida. 

Volviendo a España, el peligro que representan las derechas es múltiple. Amenazan con revertir los avances conseguidos en los últimos años en derechos sociales y cívicos; con intensificar la vía de las privatizaciones de los servicios públicos; con dinamitar cualquier puente de diálogo y entendimiento con quienes defienden una mayor soberanía para sus territorios...

Y no debemos olvidarnos de lo ocurrido en los años 30 del siglo pasado. La estrategia de los frentes populares para frenar al fascismo llegó tarde. Demasiado tarde. Atrás quedaron los enfrentamientos entre los grupos de izquierda, cada uno defendiendo sus posiciones, cuando no prodigando la fragmentación, al margen del verdadero peligro. Lo ocurrido primero en Italia (de hecho, desde 1923) no aportó la suficiente madurez política para que años después en Alemania aflorara con fuerza la variante del nazismo, que se hizo con el poder en 1933. Lo que vino después ya lo sabemos: el momento de mayor destrucción de vidas humanas habido.

La experiencia española de esos años, expresada en la formación del Frente Popular (nacido en enero de 1936 como coalición electoral, pero avanzada meses antes), no llegó con el tiempo suficiente. Triunfante en las elecciones de febrero de 1936, fue la base de la resistencia contra los militares sublevados en julio, las fuerzas sociales y políticas reaccionarias que las apoyaron y las ayudas decisivas de las dos potencias fascistas: Italia y Alemania. El final, empero, fue una durísima represión y cuatro décadas de dictadura.

No entender lo que está ocurriendo en nuestros días, así como olvidarse de lo que pasó nueve décadas atrás, nos puede llevar a un nuevo desastre. Y eso supone, en primer lugar, tener conciencia de unidad. También, voluntad de entendimiento. Y, por supuesto, una actitud constructiva. Difícil, sí, pero necesario.

(Imagen: "Lady Anita", de Marina Anaya).

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Romper, irse... algo que se veía venir


Se veía venir. Y con el paso de los meses, más todavía. El objetivo, encontrar un hueco en el diverso espacio de la izquierda. Cueste lo que cueste. Tienen la primera prueba a medio año vista. En las elecciones europeas del próximo mes de junio. Ahí buscarán medir fuerzas. Quién sabe si en solitario o en compañía. En julio pasado, después de muchos recelos y hasta zancadillas, decidieron estar dentro de la amalgama de grupos de izquierda que se pusieron de acuerdo para sumar. Y lo hicieron quizás para no perder el tren. Visto lo visto dos meses antes, mejor así. 
Ahora han dado el paso de salirse e ir por su cuenta. Y lo hacen con el argumento de un grado mayor de radicalidad. Así, a primera vista, suena bien. Alejarse de todo aquello que no gusta. Un poco -o  un mucho- en la línea de esa pureza que está en la mente de mucha gente de la izquierda. Pureza que impide -o, al menos, dificulta- que se pueda llegar a puntos en común. Como si la vida sólo fuera lo que cada cual, como persona o como grupo, piensa. Puede creerse que me he vuelto un reformista. Lejos. Mi radicalidad es mía. Y la transmito. Pero intento entender la realidad. Y esto me lleva a saber llevar mi radicalidad entre la gente con la que comparto muchas cosas. Eso conlleva hablar, dialogar... También, ceder. Y, por supuesto, ganar más de lo que se pierde. Malo es cuando sólo nos miramos creyéndonos estar, más que nadie, en la pureza. 

(Imagen: "Narciso en la fuente", de Caravaggio).

martes, 14 de noviembre de 2023

Derecha española y amenaza fascista


Cuando oigo los discursos y las declaraciones que se están haciendo por parte de dirigentes del PP y Vox, no puedo, por menos, que preocuparme. Igual que cuando veo las imágenes de las manifestaciones que se están sucediendo en distintas ciudades, con los gritos, las consignas, los gestos, los carteles, las banderas, las acciones, etc. de buena parte de quienes asisten. Todo un cúmulo de mensajes, palabras e imágenes que alertan sobre un peligro colosal y aluden a una especie de apocalipsis. Nos retrotrae a otro tiempo, y el estado de violencia que generó y perduró durante cuatro décadas. Pienso en cómo quienes ganaron la guerra hace casi 90 años, que salieron indemnes durante la Transición y que en muchos casos aceptaron a regañadientes su resultado, lo que pretenden es volver a retomar el poder en su totalidad. He comentado en varias ocasiones que en la actualidad, a diferencia de ese tiempo, faltan los militares, los mismos que no tuvieron reparo en aplicar la terapia de choque que se llevó por medio a cientos de miles de personas y la libertad de millones. De nuestros días me vienen a la mente las imágenes de EEUU, en enero de 2020, con decenas de miles de personas, partidarias de Donald Trump, asaltando el Capitolio en Washington; o de Brasil, en el mismo mes pero de 2023, con otras tantas miles de personas, seguidoras de Jair Bolsonaro, haciendo lo propio ante la sede del Congreso en Brasilia. En ambos casos, rechazando los resultados electorales e intentando evitar que fuera investido quien iba a asumir ante la cámara legislativa la responsabilidad de dirigir el país. ¿Es lo que se pretende hacer en España? Desde la calle Ferraz, donde cada noche llevan días concentrándose miles de personas frente a la sede del PSOE, se han hecho varios intentos de ir hacia el Congreso. ¿Amagos? ¿Ensayos? 
 ¿Un calentamiento de cara a hacerlo realidad? El fascismo de nuestros días adquiere formas distintas a las que tuvo en los años 20, 30 y 40 del siglo pasado en Italia y Alemania, o durante 40 años en España. Pero el objetivo es el mismo: imponer por la fuerza una única forma de entenderlo todo.   

(Imagen: El Plural).

lunes, 13 de noviembre de 2023

Apostar por el gobierno de coalición progresista es evitar que la derecha radicalizada tome las riendas del país


Llevo semanas sin escribir sobre la actualidad política. Eso no significa que no esté participando de los comentarios que se hacen, sean directos o por las redes sociales. Tengo la sensación de que entre la gente de izquierdas existe una calma contenida. Expectante, quizás. El acuerdo de gobierno entre el PSOE y Sumar de hace unas semanas ha generado un asentimiento general en el campo progresista, no exenta, eso sí, de algunas críticas (razonables en varios casos), hechas desde el flanco más a la izquierda del PSOE, por no haber incluido determinados aspectos. A eso hay que añadir la decisión de Podemos tomando cierta distancia hacia Sumar, sin que, por ahora, se haya plasmado en algo concreto. Hemos conocido también los apoyos de EH-Bildu, la más madrugadora en hacerlo, del BNG y, a última hora, del PNV y hasta de CC. Pero lo más relevante ha estado, y sigue estándolo, en lo referente a Cataluña y principalmente sobre la amnistía. Primero se solventó el acuerdo con ERC, mientras las conversaciones entre el PSOE y JxC han tardado en dar frutos. Finalmente, en esta semana se llevará a cabo la investidura de Pedro Sánchez.

Y en medio de ello hemos visto a una derecha política, en sus distintas versiones, muy movilizada y cada vez más radicalizada. Y a una derecha judicial que tampoco se ha callado y se ha lanzado también a la ofensiva. Pero vayamos por partes.

En el campo de los grupos políticos, destacan las concentraciones convocadas por el PP en diversas capitales de provincia, con culmen en la celebrada ayer en Madrid. Sin entrar en los números, que siempre se exageran y más por quienes las convocan, están reflejando un estado de ánimo bastante crispado entre la derechona. Y, por otro lado, más que llamativas están resultando las concentraciones que desde hace unos días están sucediéndose en las cercanías de la sede del PSOE en Madrid, donde no ha faltado la presencia de lideres de Vox, como Santiago Abascal, y hasta de Esperanza Aguirre. Más que llamativas por la presencia de la amalgama de grupos ultras (falangistas, nazis...), dotados de indumentaria y simbología propias, lanzando consignas insultantes y agresivas, y poniendo en práctica un grado de violencia preocupante. 

Pero lo peor es el discurso que se está propagando en el conjunto de la derecha.  Hace casi cuatro años ya empezaron con lo del gobierno ilegítimo; durante el último verano pasaron a lo de haber ganado las elecciones; y ahora vienen con lo del fin del estado de derecho, la ruptura de España, un gobierno de golpistas, una dictadura... Ayer Isabel Ayuso no tuvo reparos en decir que van a devolver golpe por golpe. Cuando desde el PP se insiste en la repetición electoral, obvian que las hubo en julio pasado y que su líder fracasó en la investidura de finales de septiembre. 

La amnistía está siendo utilizada como la excusa para torpedear el acuerdo político tan amplio que se ha conseguido entre diversos grupos políticos. Para la derecha de nada sirve que en el manifiesto "Juristas por la Amnistía, la Democracia y la Convivencia", que ha sido apoyado por más de un millar de personas vinculadas al mundo del Derecho, se expresen cosas como éstas: 

"La Constitución no prohíbe la amnistía, que opera sobre las conductas, pero sí prohíbe los indultos generales, que operan sobre las condenas penales firmes. La prohibición del indulto general no impidió que el 1 de diciembre de 2000, un solo Consejo de Ministros del Presidente Aznar (PP), aprobara 1.443 indultos, sin alegar ningún motivo de interés general. Tampoco se opuso el PP al indulto del que se benefició el general Armada en el año 1988, condenado a 30 años de cárcel por ser el máximo responsable del intento del Golpe de Estado de Febrero de 1981 en el que fuerzas militares secuestraron a todo el Gobierno y a todo el poder legislativo".

En el caso de la referencia que se hace en el acuerdo PSOE-JxC al "lawfare" (guerra judicial) , no está de más leer el artículo "Qué es el ‘lawfare’ y cómo (no) podemos evitarlo", escrito por el jurista Joaquín Urías y publicado hace tres días en CTXT. En uno de los párrafos se escribe esto:

"El palabro ["lawfare"] es nuevo, pero el concepto no. Desde la antigüedad, los poderosos han utilizado las leyes para silenciar y encarcelar a los disidentes. La innovación es utilizar esta técnica en un sistema democrático, ya sea adoptando leyes que desprecian los derechos fundamentales de quien se quiere combatir, ya amparándose en que la separación de poderes se sustenta en la buena voluntad y la integridad de los jueces".

A lo largo del texto sólo hace mención a un caso concreto, que lo utiliza a modo de ejemplo:

"Estos días, el juez García Castellón se ha inventado una película, sin ningún fundamento fáctico, para acusar a Puigdemont de ser un terrorista porque escribió un tuit apoyando a manifestantes que luego entraron en un aeropuerto, y, ese día, a un señor le dio un infarto". 

Pero ayer Urías fue más concreto y rotundo con los nombres, pues en un mensaje a través de una conocida red social puso más ejemplos:

"Una magistrada me reta a nombrar jueces que hacen lawfare. Vale. Ahí van:
-Vicente Ríos, contra Mónica Oltra.
-Manuel García Castellón, contra Podemos, los CDR y Puigdemont.
-Sala Segunda del Supremo, presidida por Marchena.
-Pablo Llarena, proces.
Opinar no es delito, señora".

Y se pueden añadir más. Me vienen a la memoria los casos de Juan María Atutxa, presidente del Parlamento vasco en los años 90, condenado por el Tribunal Supremo; Arnaldo Otegui, dirigente de la izquierda abertzale, condenado por la Audiencia Nacional; Rodrigo Torrijos, concejal de IU en Sevilla; Alberto Rodríguez, antes de ser diputado de Unidas Podemos... 

Nos encontramos, pues, en una coyuntura política trascendental. La investidura de Pedro Sánchez y la posterior formación de un gobierno de coalición entre PSOE y Sumar, con el apoyo de otros grupos (EH-Bildu, ERC, JxC, PNV, BNG y CC) permite seguir un camino iniciado hace cuatro años. De un lado, en la línea de la ampliación de derechos sociales y civiles; y de otro, más novedoso, de la articulación de un modelo de relaciones entre las comunidades que haga factible una mejor convivencia. No tener en cuenta todo esto entre quienes, dentro de la izquierda, muestran dudas o se oponen, es favorecer que esa derecha cada vez mas radicalizada tome las riendas del país. Y sabemos por dónde van.  

(Imagen: "Kid Feijóo", de Eneko, en Público).

martes, 19 de septiembre de 2023

Un acto por la igualdad lo llaman...

Sí, el PP ha convocado un acto para oponerse a la amnistía. Lo ha hecho después que José María Aznar llamara a salvar a la nación. Y el lema es claro: "Por la igualdad de los españoles". Ahí está. Lo hace el mismo partido que, allí donde está gobernando, rebaja impuestos a quienes más tienen. Que en su día aplicaron una amnistía fiscal para  quienes se habían escaqueado de pagar a Hacienda. Que no paran de recortar gastos en los servicios públicos para desviarlos hacia las empresas privadas. Que se opusieron a la subida del salario mínimo. Y de las pensiones mínimas. Que han votado en contra de las medidas en favor de la igualdad de género. Que en las comunidades autónomas y ayuntamientos donde gobiernan están ignorando, cuando no derogando, los instrumentos que la facilitan. Y ahora vienen con un acto en nombre de la igualdad. A dos días del inicio de una sesión de investidura de pronóstico fallido para Alberto Núñez Feijoo. A no ser que encuentren Tamayos entre los escaños del Congreso. 

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Establecer "puentes del diálogo" en un momento político de gran importancia


En plena dictadura franquista el poeta catalán Salvador Espriu escribió el poemario La pell de brau [La piel de toro], donde hizo uso del nombre Sepharad. De origen hebreo, coincide con otros nombres que, como Hispania o Península Ibérica, aluden al solar peninsular y quienes en él han vivido y viven. Es decir, a esa amalgama de pueblos y culturas que llevan siglos y siglos de encuentros y desencuentros, convivencia y rivalidad, compresión e incomprensión... 

Estamos asistiendo al crecimiento de una derecha cada vez más radicalizada, incluyendo a sectores fascistizados, que está impulsando una forma de concebir España desde la intransigencia y alejada de la diversidad. La misma derecha que, donde puede, está poniendo en práctica un neoliberalismo extremo, pretende frenar -cuando no virar hacia atrás- la extensión de derechos sociales y cívicos, y lleva años provocando la desafección de una parte de la ciudadanía mediante un proyecto territorial centralizador e intolerante. 

El momento político que estamos viviendo estos meses quizás sea el más importante desde los años de la Transición. Estamos ante el dilema de un país que pueda ser gobernado por lo que representa esa España negra que, desde siglos, ha ido cortando, en cualquiera de las formas, los brotes de libertad y esperanza; o que lo sea con el horizonte de intentar construir una sociedad solidaria, tolerante, diversa, respetuosa con la naturaleza... Democrática en su amplio sentido.

Ante la próxima sesión de investidura de Alberto Núñez Feijoo, que no deja de ser el intento de un fracaso anunciado, están cobrando importancia las conversaciones que se están llevando a cabo de cara a la investidura de Pedro Sánchez como jefe de Gobierno. De entrada, las dificultades son menores para establecer un programa que vaya en la línea de reforzar el puesto en práctica desde principios de 2020. Las mayores dificultades se encuentran en lo referente a Cataluña, buscando subsanar las heridas y acordar medidas que sean satisfactorias desde el reconocimiento de la pluralidad.    

Por eso, siguiendo a Espriu y su Sepharad, es necesario retomar el elemento común que permita establecer "puentes del diálogo" que intenten "comprender y amar / las razones y las hablas diversas de tus hijos". 

Dejo el poema XLVI  de Piel de toro para su lectura. Merece la pena. 

A vegades és necessari i forçós
que un home mori per un poble,
però mai no ha de morir tot un poble
per un home sol:
recorda sempre això, Sepharad.
Fes que siguin segurs els ponts del diàleg
i mira de comprendre i estimar
les raons i les parles diverses dels teus fills.
Que la pluja caigui a poc a poc en els sembrats
i l’aire passi com una estesa mà
suau i molt benigna damunt els amples camps.
Que Sepharad visqui eternament
en l’ordre i en la pau, en el treball,
en la difícil i merescuda
llibertat.

[
A veces es necesario y forzoso / que un hombre muera por un pueblo, / pero nunca debe morir todo un pueblo / por un hombre solo: / recuerda siempre esto, Sepharad. / Haz que sean seguros los puentes del diálogo / e intenta comprender y amar / las razones y las hablas diversas de tus hijos. / Que la lluvia caiga poco a poco en los sembrados / y el aire pase como una tendida mano / suave y muy benigna sobre los amplios campos. / Que Sepharad viva eternamente / en el orden y en la paz, en el trabajo, / en la difícil y merecida / libertad].

(Imagen: Harajuku, de Elvira Martos).

sábado, 19 de agosto de 2023

Segunda derrota de la derecha españolista, a la espera de la investidura


El jueves pasado asistimos a la constitución del nuevo Congreso, y la consiguiente elección de la presidencia y de su Mesa. Y como ocurrió en las elecciones del 23 de julio, ha quedado claro que los grupos que han conformado y/o apoyado al gobierno progresista de coalición disponen de más escaños que los de la derecha españolista. A falta ya de la investidura del nuevo jefe de Gobierno, ha quedado claro que el PP ha cerrado cualquier posibilidad de poder intentarlo. La ruptura con Vox lo ha puesto de manifiesto, abriendo, así, el camino hacia el previsible reemplazo de su líder y una nueva etapa en la pugna entre ambas fuerzas por encontrar apoyos en su electorado. Y en cuanto a los grupos que salieron victoriosos el jueves, han de superar todavía varios retos de cara a la investidura

Está por ver el grado de afección de los dos grupos catalanistas, que son, a su vez, independentistas. JxC y ERC, que han perdido votos y escaños, no han perdido influencia en el devenir de la política española. Y hasta tal punto, que de ellos y de su rivalidad interna en Cataluña depende la investidura de Pedro Sánchez. Si la elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso y el reparto en la composición de la Mesa han demostrado que son posibles acuerdos, en este caso basados en el reconocimiento de la pluralidad política y territorial, de cara a sentar las bases del nuevo gobierno el reto es mayor. Y esa perspectiva no debe perderse, incluyendo otros aspectos, como la búsqueda de fórmulas que resanen esas heridas dolorosas que surgieron con el tratamiento dado por el aparato judicial a quienes dirigieron el procès

Tampoco debemos olvidar la otra vertiente que debe caracterizar al gobierno que pudiera salir, y que debe ser, por supuesto, la continuación y profundización en los avances sociales y cívicos. En caso de lograrlo, está por ver el programa concreto, donde cada grupo, además de hacer valer sus pretensiones, deberá ceder en algunas. A ello hay que unir la relación con los grupos que apoyen la investidura, donde coexisten los de izquierda (EH-B, ERC y BNG) y los de derecha (PNV y, dependiendo, JxC e incluso CC). 

Y en tercer lugar, asistiremos a lo que puede dar de sí Sumar. No debemos olvidar que, además de nuevo, se trata de un grupo muy diverso tanto en lo político como en lo territorial, por lo que el equilibrio interno en su seno va a resultar primordial. Eso se manifestará en las personas que pasen a formar parte del ejecutivo y en las prioridades que se marquen. Y, también, en la fórmula organizativa que le permita ser un grupo efectivo y estable.

Los combates de boxeo aficionado se juegan a tres asaltos. Llevándolo al terreno de la política española, como símil, el jueves pasado asistimos al segundo asalto. Si el resultado del primero, el de las elecciones del 23 de julio, fue favorable a los grupos de izquierda, en el segundo ha ocurrido algo parecido. En ambos casos la derecha españolista se ha visto sorprendida por su rival, hasta el punto que, por lo visto el jueves, si no ha quedado kao, sí ha resultado desorientada y, por ahora, con apenas capacidad de reacción. El tercer asalto promete, de entrada, la victoria de los grupos que llevaron la batuta desde enero de 2020. Esperemos verlo. 

lunes, 24 de julio de 2023

Ahora toca tomar aire, pero conscientes del peligro


Han sido días de incertidumbre. 
Veía la cosa mal, si no muy mal. Con esa amenaza de que se instalara en el gobierno una coalición de dos partidos de una derecha rancia, cada vez más radicalizada. Miraba hacia atrás, a mis años de juventud. Esos años intensos de lucha contra la dictadura. De miedo, pero también de felicidad solidaria frente al peligro. Cuando vivíamos esos momentos en que celebrábamos cada pequeño logro, fuera el reparto de panfletos, la venta de periódicos, la instalación de pancartas... ¿Habríamos vuelto a esos años? No, en el sentido literal. Pero sí estaríamos en la pérdida generalizada de conquistas. En las últimas semanas hemos estado viendo cómo se han prohibido obras de teatro, retirado banderas de la tolerancia, cerrado fondos para garantizar derechos. Hemos soportado mentiras, medias verdades, sospechas, manipulaciones... Y nos ha entrado miedo. ¿Por qué negarlo? Ahora toca tomar aire. Respirar profundo. Reflexionar. Sin mirar para otro lado. Y actuar con  inteligencia, cautela y determinación. Conscientes de que el peligro sigue estando presente.  


viernes, 14 de julio de 2023

El debate a siete, clarificador de cara a un futuro aún por decidir


Estuve viendo ayer el debate electoral a siete emitido por RTVE. Y no estuvo exento de interés. Dejó muchas cosas claras sobre lo que cada grupo quiere de cara al futuro. Y nada tuvo que ver con ese pseudodebate -o debate mentiroso- a dos que unos días antes habían protagonizado Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo y fue emitido por un grupo de comunicación privado. 
Ayer no estuvieron presentes los primeros espadas de los cuatro grupos de ámbito estatal, esto es, PSOE, PP, Vox y Sumar, cosa que no ocurrió con los de ERC, PNV y EH-Bildu. Pero eso no fue óbice para que cada cual dejara claro en el debate, directa o indirectamente, lo que pretendía. 

Tanto Cuca Gamarra, del PP, como Iván Espinosa de los Monteros, de Vox, repitieron machaconamente lo del sanchismo, gobierno socialcomunista, aliados golpistas y terroristas, excarcelaciones de violadores y pederastas, y demás ralea, trazando un panorama económico desolador desde datos falsos. Por el PSOE Patxi López estuvo jugando principalmente a la defensiva, sobre todo en relación a Gamarra y Espinosa de los Monteros, pero también ante Gabriel Rufián, resaltando los logros económicos del actual Gobierno, reivindicando el papel del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el fin de ETA y advirtiendo de los peligros de un Gobierno de PP y Vox. Aina Vidal fue la más propositiva, ocupando la mayor parte de su tiempo en exponer el programa de Sumar, con especial relevancia en la redistribución de la riqueza y en un modelo económico verde, a la vez que defendió los logros que en materia de derechos sociales y civiles ha impulsado el Gobierno de coalición. Rufián mostró dos caras: de un lado, la radical por la izquierda, remarcando su crítica a la reforma laboral o reivindicando la figura de Irene Montero; y de otro, sobre todo al final, la nacionalista, centrándose en un mensaje de país, esto es, de Cataluña. El representante del PNV, Aitor Esteban estuvo en su doble línea: la personal, como buen parlamentario; y la de su partido, interclasista y de derecha abierta, buscando los resquicios necesarios para seguir alcanzando pactos con el estado. Por último, Oskar Matute supo torear -y desenmascarar- con inteligencia los ataques malvados lanzados por Gamarra y Espinosa de los Monteros, y defender el carácter de izquierdas de EH-Bildu.   

Gamarra huyó de referirse a lo que está ocurriendo con los pactos de su partido con Vox en comunidades y ayuntamientos, e intentó hacer valer el subidón de moral tras el debate entre Feijóo y Sánchez, dando por seguro el triunfo electoral del PP y apelando al voto útil en la derecha. Por su parte, Espinosa de los  Monteros dejó claro que los pactos no salen gratis. López actuó astutamente, no cayendo en los errores de Sánchez días antes y dejando claro que no iba a apoyar la formación de un gobierno del PP, para evitar que gobernara con Vox, ante las reiteradas preguntas de Rufián en esa dirección. Vidal fue clara en la defensa de un Gobierno de coalición progresista y en la voluntad que tiene Sumar para seguir manteniendo una mayoría parlamentaria de fuerzas progresistas, avanzando hacia un país solidario, integrador y plural. Rufián, consciente del momento de debilidad de su partido en Cataluña, jugó la baza de buscar votos por su izquierda, aprovechando  las disputas internas habidas para la conformación de Sumar. Y en el caso de Matute, se notó cierta convicción de que EH-Bildu se  pueda convertir en la primera fuerza de Euskadi y, a la vez, se mostró abierto a seguir manteniendo acuerdos parlamentarios progresistas.

Hubo momentos interesantes, pero voy a recordar dos. Uno, cuando Oskar Matute respondió a Gamarra, desarmándola, de esta manera: "ustedes están muy preocupados porque el bloque progresista pueda pactar con Euskal Herría-Bildu, porque consideran que [hacerlo], ya sea en cuestiones sociales o de otro tipo, ya viene marcado poco menos que por la marca del diablo (...). Quiero recordar que en (...) diciembre de 1998 una delegación del presidente del Gobierno, Aznar, que la componían tres personas -Martín Fuxá, Zarzalejos y Arriola- se reuni[ó] con Arnaldo Otegui, Íñigo Iruin y Rafa Díez en Juarros, un pueblo de Burgos. Quiero recordar que seis meses después esa misma delegación, que representaba al presidente Aznar, se reunió con ETA. ¿Entonces era normal hablar con ellos y ahora ustedes utilizan esto como ariete confrontativo para tapar su voluntad recentralizadora?".

El otro lo protagonizó Aina Vidal durante su minuto final, mencionado a los jóvenes y el salario indefinido, las personas pensionistas, las trabajadoras del hogar, la ley trans, el salario mínimo o la reforma laboral, concluyendo con estas palabras: "no queremos retroceder ni un milímetro y eso quiere decir que podemos ir a por más, eso quiere decir que es Yolanda Díaz quien puede conseguirlo (...). ¡Viva la vida y viva la alegría!".

El título de esta entrada puede que tenga mucho de paradójico. Pero hay algo que es cierto: aunque no sabemos qué va ocurrir el 23 de julio, los pactos dentro de cada bloques van a ser una realidad y marcarán el futuro.

viernes, 30 de junio de 2023

María Guardiola, de principios a finales

La candidata del PP a la Junta de Extremadura, María Guardiola, saltó a la actualidad tras las elecciones autonómicas por su negativa a que Vox entrara en el gobierno de su Comunidad. Fue tajante cuando dijo: "No puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, los que usan el trazo gordo, los que están deshumanizando a los inmigrantes, a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI...". Pese a las presiones que empezó a recibir desde su propio partido y los medios de comunicación conservadores, no dudó en mantenerse "fiel a los principios", que, según recordó, le había enseñado su madre. Han pasado los días y ayer acabó retractándose de lo que dijo. Lo ha argumentado con un "mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños". Hoy la hemos podido ver firmando el acuerdo con Vox, mientras su cara la delataba. Ha dejado de lado sus principios para agarrarse a los finales que sabemos.

viernes, 16 de junio de 2023

Defender la unidad -sumando- para generar ilusión y combatir a la derecha cada vez más radicalizada


Es importante comprender cada momento político. Y ahora estamos en uno nuevo, diferente al anterior. En un ámbito más general, digamos que internacional, tenemos el más que acecho de una derecha política cada vez más radicalizada, que en muchos casos se expresa como una forma de nuevo fascismo. Ha aumentado su presencia en muchos parlamentos, ha conquistado gobiernos y en otros casos participa de ellos. Controla aparatos de estado o amplios sectores del mismo, tiene en su poder la mayoría de los medios de comunicación, dispone de una gran influencia en las redes sociales... Y , quizás lo que sea peor, ha ganado mucho peso entre la opinión pública, lo que no sólo supone la obtención de votos en las elecciones, sino también poner en práctica un elevado grado de agresividad ante las situaciones concretas de la vida. 

Y esa realidad la tenemos  también en España, con unas derechas fuertemente radicalizadas, organizadas en lo político en dos partidos, después que haya desaparecido Ciudadanos. En primer lugar, Vox, que, simpatías con el fascismo patrio incluidas -con lo que eso conlleva-, se expresa sin reservas en forma de nacionalismo español exacerbado, centralismo territorial, racismo, antifeminismo, xenofobia, negacionismo climático, elitismo... Y,  en segundo lugar, un PP cada vez más entregado a Vox, del que está dependiendo para poder obtener las mayorías necesarias para gobernar en los distintos ámbitos. 

Enfrente se encuentran, de un lado, el PSOE, que está cargado de fuertes contradicciones (internas y desde la herencia de su trayectoria) y que pretende seguir manteniendo en el mapa político una posición de centralidad política. Y de otro, a su izquierda, una amalgama de grupos que actúan con planteamientos y sensibilidades políticas y con referentes territoriales de gran diversidad. A ellos habría que añadir los grupos de la derecha nacionalista periférica, que mantienen una gran influencia en sus territorios, cada uno con prioridades diferentes, pero distantes con la derecha españolista.

La experiencia del gobierno de coalición surgido hace casi tres años ha tenido, desde la perspectiva de izquierda, sus luces y sus sombras. Ha estado asediado desde el primer momento por el conjunto de las derechas radicalizadas, que no han tenido reparos en combatir las medidas tomadas y los pactos conseguidos para aprobarlas, aun cuando partieran de presupuestos falsos. Entre las medidas que ha tomado, en bastantes de ellas se denota su procedencia. Desde el PSOE, dominante en el Gobierno, se ha buscado la centralidad política, respetando su trayectoria como partido del sistema (monarquía, atlantismo...). Y desde Unidas Podemos, minoritaria, se ha hecho hincapié en establecer un nuevo marco de derechos sociales y laborales -rompiendo, así, con la inercia regresiva de las décadas anteriores- o propiciando subidas del salario mínimo y de las pensiones; no han faltado medidas destinadas a mejorar algunos aspectos del colectivo de personas autónomas; se ha profundizado en derechos sociales y civiles (interrupción del embarazo) y se han aprobado otros nuevos (garantía integral de la libertad sexual, igualdad efectiva de las personas trans y garantía de los derechos para LGTBI...); e, incluso, se ha aumentado la protección de las personas en el mundo del consumo o fomentado hábitos más saludables.

Para mucha gente el balance ha sido positivo. Y más, teniendo en cuenta el hostigamiento de las derechas radicalizadas y la crisis sufrida como consecuencia de la pandemia. Y ahora, más todavía, ante el riesgo de perder los avances alcanzados. 

Ante el reto de las próximas elecciones generales, y teniendo en cuenta lo ocurrido en las recientes municipales y autonómicas, corresponde desde la izquierda aunar fuerzas y esfuerzos. Si lo primero se ha conseguido a través del movimiento Sumar, que ha aglutinado al mayor número de grupos políticos desde 1977, lo segundo requiere de la generosidad suficiente para aportar cuanto se pueda para que ese proyecto llegue a buen puerto. Se parte de un programa de mínimos, que resulta claro en sus intenciones: mayor redistribución de la riqueza, apuesta más clara por lo público, mayor respeto a la naturaleza, mantenimiento de lo conseguido en los últimos años, reorientación de medidas no acordes con los planteamientos de izquierda, diálogo permanente y acuerdos con otros grupos de izquierda, respeto a la diversidad nacional...

Hay que evitar que las discrepancias afloren en el actual proceso preelectoral y el propio de la campaña electoral. Hay que conseguir que la gente piense y actúe en positivo, con el fin de generar la ilusión que se requiere para alcanzar el objetivo. Y es que nos estamos jugando mucho.     

domingo, 2 de abril de 2023

Yolanda Díaz anuncia públicamente su candidatura al frente de Sumar

He seguido la parte final del acto de presentación de la candidatura de Yolanda Díaz al frente de Sumar y, claro está, no me he perdido su intervención. Lo he hecho con atención. En el acto no ha habido sorpresas: mucha gente, muchos apoyos de grupos políticos y la sonada ausencia de la dirigencia estatal de Podemos. Tampoco las ha habido en su discurso, porque se ha caracterizado en fondo, forma y tono a lo que es su costumbre. Sobre lo primero, ya tuvo como preámbulo lo que expresó hace un par de semanas durante la primera sesión de la moción de censura. Sobre lo segundo, es conocido su estilo pausado y didáctico. Y en cuanto al tono, destaca en esa capacidad que tiene a la hora de transmitir emociones. Lo importante, más allá de un anuncio esperado, ha estado en la existencia de un punto de partida serio y decidido, y con una clara voluntad unitaria de cara a las elecciones generales próximas. Existe un proyecto que ha nacido para seguir ampliando los derechos de las personas, especialmente de las más vulnerables y de las mujeres. Y por supuesto, para evitar una involución en el caso de que gobernaran las derechas. Corresponde ahora consolidarlo. Aunque existe la necesidad de su ensanchamiento, contando para ello con quienes por ahora no han dado el paso para integrarse, Yolanda ha sido clara cuando ha advertido que no quiere tutelas de nadie. Como también lo ha sido cuando ha pronunciado estas palabras: "quiero ser la primera Presidenta de mi país, quiero ser la Presidenta de España".


martes, 28 de marzo de 2023

Sumar fuerzas para ganar unidad frente a la derecha radicalizada

Se acerca el 2 de abril, fecha anunciada de la presentación de Yolanda Díaz como candidata del proyecto Sumar. Madrid ha sido el escenario elegido y, por ahora, han anunciado su presencia Alberto Garzón (IU), Ada Colau (En Comú), Mónica García (Más Madrid), Juantxo López Uralde (Alianza Verde), Íñigo Errejón (Más País), Borja San Román (Podemos Galicia)... No lo han hecho desde la dirección estatal de Podemos, donde se sigue presionando lo indecible para que Yolanda Díaz diga lo que ya ha dicho, esto es, que habrá primarias en la elección de la persona que lidere el proyecto. En el fondo no es sólo eso, pues lo que se pretende es que haya un pacto entre el proyecto Sumar y Podemos. Algo que recuerda, en gran medida, a lo ocurrido hace un año en Andalucía, que  llevó a que formalmente Podemos no participara en el acuerdo suscrito por diversos grupos con el nombre de Por Andalucía y provocó desorientación, y hasta desafección, en el voto de mucha gente. Hay que desterrar actitudes que pongan en peligro la credibilidad de una candidatura unitaria en el seno de la izquierda de cara a las elecciones generales venideras. Hay que tener la altura de miras necesaria para entender que en la unidad se gana más que se pierde. Y aquí entran cuantos más grupos, mejor, incluyendo a los de ámbito territorial de las comunidades autónomas. Nos estamos jugando el futuro ante una derecha que sigue muy viva y cada vez más radicalizada. Aquí, en otros países europeos y en otros continentes.

jueves, 23 de marzo de 2023

Ramón Tamames y la moción de censura


He seguido buena parte de las sesiones de la moción de censura contra Pedro Sánchez y su Gobierno. Y entre tantas cosas que han ocurrido, voy a centrarme en Ramón Tamames: sus palabras, sus gestos, sus mensajes... Inteligente como es, ha sabido aprovechar esa cualidad para esconder sus flaquezas. En lo físico, en lo intelectual y en lo moral. Eso no ha impedido que podamos ponerlas al descubierto. Pero vayamos por partes, tomando como referencia algunas de ellas.

Derivada de su edad, ha estado su limitación física, razón por la que criticó en varias ocasiones que las intervenciones de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz fueran largas. Su reivindicación de la brevedad le llevó, por ejemplo, a que repitiera reiteradamente lo de "etcétera, etcétera" durante su exposición como candidato alternativo; que interrumpiera a Sánchez con eso del "tocho de 20 páginas"; o que anunciara al final de la mañana del primer día, tras su replica al presidente del Gobierno, que no iba a intervenir más, por lo que quedó mudo hasta al día siguiente.  Todo eso explica que para el receso del primer día pidiera una almohada y una manta con el fin de descansar. Su cara le delataba. Pero, en todo caso, el responsable fue él mismo por haber aceptado ser el candidato. 

Más importantes fueron otros aspectos, en este caso de contenido. Y es que reflejó con claridad la naturaleza de su discurso, claramente imbricado en lo más reaccionario de lo político y en lo puramente neoliberal de lo económico. El diagnóstico de la situación política y de lo que está llevando a cabo el Gobierno entró de lleno en lo que las derechas españolas llevan diciendo desde el primer momento, cuando en el pleno de investidura de enero de 2020 lanzaron el mensaje de "Gobierno ilegítimo". Una expresión que hunde sus raíces en los años treinta y que sirvió a los golpistas civiles y militares para lanzarse a degüello contra los gobiernos reformistas de la Segunda República. Expresión, claramente antidemocrática, que niega que una mayoría parlamentaria, plural y progresista, pueda votar cuantas medidas estime oportunas. Unas medidas que en su mayoría favorecen a los sectores sociales más humildes y vulnerables de la sociedad, que amplían los derechos sociales y civiles, que combaten los intentos por coartar la separación de poderes o que buscan resolver situaciones para mejorar las relaciones con y entre los territorios. Sin que eso suponga que en el seno del Gobierno y entre quienes lo apoyan se den contradicciones. 

Entre las cuestiones que más acentuó Tamames estuvieron su defensa de la monarquía y de la unidad de España. Apeló para ello a la Constitución, como si fueran esos dos los únicos artículos. Eso llevó a Yolanda Díaz a recordarle que la carta magna también incluye cosas como los derechos fundamentales o la intervención de los poderes públicos en la economía.     

En sus primeras palabras el candidato nos recordó su estancia en la cárcel en el año 1956 y su deseo desde ese momento de luchar por la reconciliación. Con su idealización de la Transición pretendió deslegitimar a quienes han ido poniendo de relieve sus límites y hasta sus errores. Engreído de su participación en la lucha antifranquista, minimizó o despreció a quienes, de generaciones posteriores, siguen luchando por mejorar el presente, lo que incluye, entre tantas otras cosas, dignificar a quienes sufrieron los horrores del fascismo. 

Y es aquí donde Tamames dejó presente dos cosas: una, su apego al relato ahistórico creado por publicistas neofranquistas ("historietadores", como apuntó en su día Alberto Reig Tapia) y recogido por el conjunto de las derechas; y otra, derivado de lo anterior, su ignorancia en determinados momentos de lo histórico, pese a considerarse un entendido en ese campo. Decir que la guerra civil empezó en 1934 y poner a Francisco Largo Caballero como referente, está lejos de la veracidad. Porque el golpismo reaccionario contra la República empezó desde el mismo 1931. Basta con leer las investigaciones de Ángel Viñas, basadas en documentos de archivos, que han puesto al descubierto el golpismo que fue alimentado por los sectores sociales oligárquicos y que contó finalmente con la ayuda militar del fascismo italiano.

En lo referente a las mujeres, Tamames lo redujo durante su primera intervención a denunciar que la tasa de fecundidad estaba por debajo de la tasa de reposición. Una  perversa alusión que Yolanda Díaz supo interpretar en toda su dimensión, al reprocharle su visión de las mujeres reducida al papel de meras reproductoras, pero alejada, cuando no ausente, de la igualdad de género y como personas libres y con derechos. Y para rematar la cosa, en su intervención final Tamames soltó lo que para él era su ideal de mujer: esa Isabel la Católica que en el siglo XVI (sic, sí, pues murió en 1504), según él, mandaba más que el rey. 

La recurrente apelación que Tamames hizo a su lucha antifranquista tuvo su contrapunto en las palabras con las que le contestó Patxi López, en su papel de portavoz del PSOE. Su padre, trabajador, socialista y también represaliado durante la dictadura, como su madre, murió sin dejar de lado las ideas que siempre defendió. Un dardo contra un presuntuoso de su pasado.

Y es que el que hasta ayer fue candidato de la derecha más reaccionario ha dejado constancia de su miseria moral. Ojo, algo que no es de última hora, sino que viene de lejos, desde el momento en que a finales de los años ochenta abandonó Izquierda Unida, se pasó al CDS y propició con su voto la llegada de la derecha al gobierno municipal de Madrid. El mismo que, de inmediato, se  dedicó al mundo de los negocios y que con el paso de los años fue transmutando su pensamiento. Fue dejando constancia de ello en los medios de comunicación, cada vez  más reaccionarios, por los que desfiló, llegando a los territorios del neoliberalismo y de la derecha política. 

Su recorrido, en lo fundamental, me recuerda al de Miguel de Unamuno, quien fue de joven socialista y luego se mantuvo en posiciones políticas democráticas, pero que, llegado el verano de 1936, acabó poniéndose del lado de los golpistas que instalaron el fascismo en España. El catedrático bilbaíno/salmantino al menos tuvo tiempo de medio arrepentirse, lo que, como se ha apuntado en algunas investigaciones, pudo suponer su asesinato por parte de quienes lo utilizaron mientras pudieron. Ignoro qué pasará en el futuro con Tamames. 

jueves, 16 de marzo de 2023

Perdida una oportunidad para la derogación de la "ley mordaza"


La noticia saltó el martes pasado: la “ley mordaza” sigue vigente y, por ahora, no hay visos de su derogación o, al menos, de una modificación profunda. El motivo ha sido el rechazo en la comisión de Interior del Congreso del dictamen que pretendía modificar la ley de Seguridad Ciudadana impulsada por el gobierno del PP y aprobada en 2015.

A la reforma que se pretendía de dicha ley se han opuesto los grupos de la derecha, que han coincidido en la votación, por razones diferentes, con ERC y EH-Bildu. Si para los primeros los motivos resultan evidentes, los segundos se han escudado, como veremos más adelante, en algunos aspectos concretos. Por parte de Unidas Podemos, aun coincidiendo con estos últimos que había que ir más allá en la modificación de la ley, considera que cabía poder conseguir avances durante la tramitación parlamentaria, teniendo en cuenta que la propuesta en sí suponía un fuerte revés a la ley aprobada hace ocho años. Pero vayamos por partes para conocer más detalladamente lo ocurrido.

En primer lugar, la propuesta de reforma hubiera supuesto la derogación de la mayoría de los recortes de derechos y libertades hecha por el gobierno de Mariano Rajoy. Así, por ejemplo, las grabaciones a policías y su difusión dejarían de ser infracciones cuando tuvieran lugar en las vías públicas y durante manifestaciones. También, la negativa de una persona que se negara a identificarse sólo conllevaría un máximo de dos horas de retención, frente a las seis actuales, y siempre que se justificara una “causa excepcional debidamente alegada y verificable”. Las manifestaciones espontáneas no podrían ser impedidas, atendiendo al derecho fundamental de reunión y manifestación. Las actas policiales tendrían el carácter de  presunción de veracidad, siempre que resultaran coherentes, lógicas y razonables. Y en cuanto a la ocupación de la vía pública para la venta ambulante no autorizada, se eliminaría el carácter de infracción leve, ya que esto supone la imposición de  multas entre 100 y 600 euros.

Por otro lado, en la reforma se hacia una diferenciación de los actos de resistencia pasiva con respecto a los de intimidación grave y agresión. Así mismo, desaparecerían las sanciones por ocupación de oficinas públicas o bancarias y por protestas en infraestructuras, siempre que no supusieran un riesgo grave para las personas. En cuanto a los registros corporales externos fuera de las dependencias policiales se podrían hacer sólo cuando existiera “una situación de urgencia por riesgo grave e inminente”, tanto para las fuerzas de seguridad como para la ciudadanía.

Sobre las sanciones, habría, de entrada, una reducción de las cuantías económicas. Como novedad, se establecería en nuestra legislación un criterio de ponderación, para que pagasen más quienes más ingresan. Se podrían sustituir las sanciones administrativas por acciones de restauración y reparación, reeducativas, y de mediación y conciliación.

Durante la discusión en la comisión de Interior Unidas Podemos se ha esforzado por buscar fórmulas que permitieran avanzar en la defensa de los derechos y las libertades perdidas. Desde el ministerio del Interior, empero, se han dado muestras de cerrazón a algunas de las enmiendas presentadas, si bien parte de las cuales fueron asumidas, como las mencionadas en el párrafo anterior. Y el PSOE ha participado en esas resistencias.

Las discrepancias han venido, en primer lugar, sobre la propuesta de una nueva regulación de la desobediencia, de manera que se contemplara bajo criterios garantistas y objetivos, y se evitara que las sanciones fuesen arbitrarias y desproporcionadas. De esa manera, algunas sanciones pasarían de graves a leves, y no serían sancionables las expresiones o los actos irrelevantes o de disconformidad, como tampoco el propio ejercicio de libertad de expresión, que, no lo olvidemos, es un derecho fundamental.

Tampoco se aceptaron las propuestas para que se aprobara una ley para la regulación del uso de material antidisturbios, obligando a utilizar siempre los medios menos lesivos, y sobre la regulación del acceso a la frontera de personas extranjeras, con el fin de evitar las conocidas como devoluciones en caliente.

Pese a los esfuerzos hechos por Unidas Podemos para mejorar la propuesta presentada en la comisión de Interior, en el momento de la votación ha valorado como esencial que se garantizaran los derechos referidos a la protesta social, esto es, los de reunión, manifestación y expresión. Y sin menospreciar su importancia, otros aspectos podrían resolverse mediante otras leyes, como la de policía o la de extranjería.

Todo esto no ha sido aceptado por ERC y EH-Bildu, que, han resaltado que no se hubiera prohibido el uso de las pelotas de goma por parte de la policía o las devoluciones en caliente. En la práctica, han permitido que siguiera rigiendo la ley de 2015, tal como querían los grupos de derecha y los sindicatos policiales ultraderechistas.

martes, 20 de diciembre de 2022

Se consumó el golpe de estado


El Tribunal Constitucional se pronunció ayer dos veces. Por la mañana, rechazando las recusaciones contra dos de sus miembros, entre los que estaba el presidente. Y por la noche, impidiendo que el Senado pudiera tratar la proposición de ley aprobada en el Congreso y en la que está incluida la reforma sobre la renovación del CGPJ y el propio TC. Se ha hecho con los votos de la mayoría conservadora, cuyos dos miembros antes aludidos llevan cuatro años con un mandato caducado. Hace cuatro días califiqué lo que está sucediendo de intento de golpe de estado desde la derechona. La política, la mediática y la judicial, esta última, incluyendo al TC, como el instrumento para llevarlo a cabo. Si el jueves quedó aplazada la decisión, después del recurso que se planteó por parte de la minoría progresista, ayer se consumó el golpe. Las cámaras que ostentan la soberanía popular han sido coartadas por un órgano que carece de esa legitimidad. ¿Y ahora?

viernes, 16 de diciembre de 2022

Estamos ante un intento de golpe de estado desde la derechona


Estamos asistiendo a una situación nueva: una ofensiva general de carácter golpista por parte de la derecha política, judicial y mediática contra el gobierno de coalición. Una derecha -derechona- que no se está cortando ni un ápice para acabar con la soberanía popular que emana de las cámaras legislativas. Y el instrumento principal para hacerlo están siendo el aparato judicial, en especial el CGPJ y el Tribunal Supremo, y ese órgano "mixto" que es el Tribunal Constitucional. Los tres tienen una parte de sus componentes con el mandato caducado, mientras siguen el juego de un PP que bloquea sistemáticamente su renovación. La última novedad, el intento por el Tribunal Constitucional por impedir que el Congreso discuta y vote el proyecto legislativo que afecta a su renovación. Algo que resulta inaudito en una democracia liberal. Y lo es que un órgano no votado por la población se dedique a marcar lo que pueden o no pueden hacer el Congreso y el Senado, sedes de la soberanía popular. Lo está haciendo un órgano que en teoría debería estar conformado como expresión de la correlación de fuerzas en las cámaras legislativas, pero que desde hace años mantiene el predominio de las fuerzas conservadoras. Lo de ayer en el Congreso ha hecho saltar todas la alarmas. Estuvo a punto de consumarse esa maniobra antidemocrática, a la espera de lo que pueda ocurrir el lunes, cuando el Tribunal Constitucional vuelva a reunirse. Fue llamativa la reacción desde el PSOE, desde cuyas filas por primera vez se ha calificado al obstruccionismo de la derecha judicial como golpista. Lo hizo el portavoz del grupo parlamentario en el Congreso y, ya por la noche, el propio presidente del gobierno habló de atropello a la democracia. E incluso desde los medios del grupo PRISA, que están advirtiendo del asedio al parlamento. Porque estamos ante un intento de golpe de estado. Con el aparato judicial y similares como instrumentos, y la participación de  los tres partidos de la derechona y los grupos mediáticos que se dedican a jalearlo.

lunes, 7 de noviembre de 2022

La necesidad de unidad, generosidad y diálogo en la izquierda


Leo y escucho, luego  opino. Y lo hago a bote pronto. No me gusta el panorama en la izquierda, o las izquierdas, de cara las elecciones que tendremos en medio año. No me gusta lo que se dice -está diciendo, ante todo, uno: Pablo Iglesias-. A mi parecer -humilde- debe primar la unidad. Creo que debe ser así siempre. Y eso conlleva buscar acuerdos sobre mínimos. Aunque tenga que haber renuncias. Conlleva generosidad. Aunque no se consiga todo lo que cada grupo pretenda en forma de asientos. Conlleva mantener una actitud dialogante. Aunque en el día a día vayan surgiendo contratiempos. Enfrente tenemos a una derecha cada vez más radicalizada, que, además, vuelve a concentrarse en un partido. Esa derechona con ribetes cada vez más fascistas. De aquí, de otros países europeos y de otros continentes. No se puede dejar de lado al PSOE, pese a sus enormes contradicciones. Hay que saber entenderse con otras izquierdas en Cataluña, País Vasco, Galicia... Y lo que actualmente es Unidas Podemos debe abrirse a otros grupos, con decisión y sin titubeos. Se llame como se llame. Lo contrario será una debacle. Y lo peor, regalarle a la derechona triunfos electorales. Con lo que eso supondría...