Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes Gonzáles García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente.
Fusiladas el 5 de agosto de 1939 en la prisión madrileña de Ventas. Habían sido condenadas por un tribunal militar por el delito de rebelión militar. Eran jóvenes y todas, menos Blanca, eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas o del Partido Comunista de España. Casi de inmediato empezaron a ser conocidas como Las Trece Rosas.
Rafaela González, compañera de celda, les dedicó un poema a los pocos días. Lo tituló "Cómo mueren las estrellas" (*).
Agua verde, verde...
Cielo de peces azules.
¡Que han muerto las estrellas!
Rosas encapuchadas entre los blancos tules del alba.
Cielo de peces azules.
¡Que han muerto las estrellas!
Rosas encapuchadas entre los blancos tules del alba.
¡Blancor del alma de doncellas!
Ay, agua verde, verde…
Al suelo han caído las estrellas,
trece estrellas rojas,
azules y amarillas.
Y la tierra se cubre de azucenas por ellas
de blancas rosas y de campanillas.
¡Que han muerto las estrellas!
Ay, agua verde, verde…
Ay, agua verde, verde…
Al suelo han caído las estrellas,
trece estrellas rojas,
azules y amarillas.
Y la tierra se cubre de azucenas por ellas
de blancas rosas y de campanillas.
¡Que han muerto las estrellas!
Ay, agua verde, verde…
Trece estrellas han muerto.
Trece vestales
del Templo de la libertad.
Vírgenes
que en blanco cortejo, sin lanzar un grito,
en brazos de la muerte van hacia el infinito.
Ay, agua verde, verde
que corres silenciosa entre líquenes
y fecundas los campos y el huerto
con esencias eternales…
Verdor primaveral.
Verte de pureza,
gracia y belleza.
Trece rosas han tronchado del eterno rosal.
¡Ay, agua verde, verde,
Diosa de la Naturaleza!
Trece vestales
del Templo de la libertad.
Vírgenes
que en blanco cortejo, sin lanzar un grito,
en brazos de la muerte van hacia el infinito.
Ay, agua verde, verde
que corres silenciosa entre líquenes
y fecundas los campos y el huerto
con esencias eternales…
Verdor primaveral.
Verte de pureza,
gracia y belleza.
Trece rosas han tronchado del eterno rosal.
¡Ay, agua verde, verde,
Diosa de la Naturaleza!
(*) El poema ha sido tomado del libro El silencio roto. Mujeres contra el franquismo, de
Fernanda Romeu Alfaro (1994). En el original el título se escribió así: ¡Como mueren las estrellas! En algunas transcripciones se respeta como tal y en otras se le ha añadido la tilde a la conjunción. En mi caso he optado por esto último, por considerar que refleja mejor el contenido de los versos.