Historia, política, sociología, arte, música, geografía, literatura, pensamiento...
viernes, 9 de agosto de 2024
El capitalismo no existe. Necroteología del mercado, un libro provocador de Juan Ponte
viernes, 18 de marzo de 2022
El "¿Por dónde estarán?" de Enrique Ossorio y la pobreza de Madrid
Luego, durante la sesión parlamentaria en la Asamblea, cuando los tres grupos de la oposición anunciaron la presentación de una moción de reprobación contra el portavoz, la actitud y las respuestas que dio la presidenta madrileña fueron una muestra más de su soberbia, cinismo e insensibilidad social. Durante su intervención acabó reconociendo que había pobreza en su Comunidad, contraviniendo lo declarado por su consejero, pero, claro está, no tuvo reparos en achacársela al Gobierno central.
martes, 4 de enero de 2022
Tres partes para un acuerdo sobre la reforma estructural del mercado laboral
martes, 30 de noviembre de 2021
Patriotas con la bandera, que no con el dinero
(Imagen: retrato hecho por Luis Grañena).
sábado, 9 de octubre de 2021
De "Pandora" al emérito
Entre los "papeles" no falta la cuota correspondiente de españoles y españolas (Julio Iglesias, Miguel Bosé, Pep Guardiola...), o que tienen alguna relación directa con nuestro país (Mario Vargas Llosa, Skakira...). ¿Y que pasa con el rey emérito, del que también se ha hablado? Su nombre no aparece, pero sí la que fue su más que amiga del alma: Corinna Larsen. Visto lo que está sucediendo en los últimos años, con ruptura sentimental, pleitos entre partes e investigaciones judiciales, la cosa alumbra más sobre las andanzas del emérito. Tal como publicó Mundo Deportivo hace unos días, "Juan Carlos I aparece como beneficiario del trust Peregrine, un fideicomiso vinculado a Corinna zu Sayn-Wittgenstein-Sayn. Corinna escribió una carta al gestor del fideicomiso en la que solicita que, en caso de su fallecimiento, se entregue el 30% de las ganancias procedentes del Fondo de Infraestructura Hispano Saudí al rey emérito hasta que se liquiden completamente".
Y mientras tanto, tenemos que oír y leer la noticia de que la fiscalía está preparando el cierre de las investigaciones que tenía abiertas el susodicho. Incluso hay más, pues se está rumoreando de su posible regreso a España, para lo que está contando con el apoyo de sus dos hijas... reconocidas, claro.
Apenas me salen palabras para seguir escribiendo... ¡Cuánta escoria hay repartida por mundo!
lunes, 4 de octubre de 2021
Lo de Antonio Miguel Carmona con Iberdrola, un nuevo caso de puertas giratorias
viernes, 1 de octubre de 2021
Aznar, las jubilaciones y su permanente chulería
Aun cuando pueda parecer que no tiene mucho que ver, me vinieron a la memoria unas declaraciones de hace unos años del ministro de Finanzas de Japón, un tal Taro Aso. No se le ocurrió otra cosa que decir sobre las personas mayores que se dieran "prisa en morir". Consideraba que el estado tenía demasiados gastos médicos para hacer frente a sus atenciones en la salud: "Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo [el tratamiento] está pagado por el Gobierno".
domingo, 13 de junio de 2021
Precio de la luz y maniobras de las grandes empresas eléctricas
miércoles, 3 de febrero de 2021
Pagar o no impuestos: el falso debate al que nos quieren llevar
Sabido es que la derecha política, expresión genuina de los grupos sociales con mayores niveles de renta, es poco amiga de los impuestos. Es verdad que hay matices en sus distintas variantes, pero en lo fundamental tienden a coincidir. La más puramente neoliberal es la más explícitamente enemiga y hace de ello una de sus principales banderas. Aunque es verdad que hay matices en sus distintas variantes, en lo fundamental tienden a coincidir. En todos los casos argumentan que el pago de impuestos supone retraer dinero de las empresas para sus inversiones y de la gente corriente para su consumo y, cuando se da el caso, también para invertir. Es precisamente en esto último donde consiguen apoyos entre los sectores sociales intermedios, que son mayores entre quienes tienen algún tipo de negocio en propiedad (comercial, industrial, hostelero, agrario...) o son rentistas, pero que no resulta desdeñable entre quienes, aun recibiendo un salario, disponen de unos niveles de renta suficientes para vivir holgadamente.
lunes, 11 de enero de 2021
Madrid, la gran nevada y los impuestos
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Yolanda da en la clave sobre la subida del salario mínimo: "por 30 céntimos al día..."
sábado, 7 de noviembre de 2020
A propósito de un artículo de Juan Torres: frente al capitalismo neoliberal y la pandemia, cooperación y solidaridad
La economía es una ciencia que en los tres últimos siglos ha estado ocupada principalmente por quienes han hecho del capitalismo su paradigma. Pese a los esfuerzos de Karl Marx por formular una crítica al funcionamiento de ese sistema económico y a los planteamientos de quienes lo canonizaban como pensamiento, a día de hoy, transmutado continuamente en nuevas formas, el capitalismo sigue viviendo.
En las últimas décadas, transmutado a su fase neoliberal, el campo académico ha sido invadido por un ejército de mentes pensantes y actuantes que ha contribuido a crear en el planeta un nuevo paraíso. Está ocupado, en primer lugar, por una minoría que va desde gente multimillonaria hasta esas clases medias-altas que se satisfacen a base de posesión y consumo. Están también quienes, dentro o en sus alrededores, mantienen unas expectativas ilusorias de enriquecerse, ascender en la escala social o simplemente recibir una seguridad personal aunque sea a costa de hundir a quienes tienen al lado. Todo un campo de cultivo para que surjan esas propuestas políticas que abundan en el desprecio a quienes son diferentes y la creencia en doctrinas salvadoras más allá de este mundo.
Economista y catedrático universitario, Juan Torres es una de las mentes más lúcidas en su campo académico. Desde hace bastante muchos años sigo su blog Ganas de escribir y suelo leer los artículos que, siempre interesantes, publican periódicamente algunos medios de comunicación. Ayer Público sacó su artículo "Ni el confinamiento ni la pandemia son la causa de la catástrofe". Su contenido es muy duro, porque el diagnóstico que hace de la actual situación en el mundo no es un canto a la alegría. Pero no por ello deja de ser interesante y, ante todo, útil para comprender dónde estamos y ser capaces de actuar en consecuencia.
Leerlo es un ejercicio que merece la pena. Dejo aquí, no obstante, algo de lo que aparece en su artículo. Un aviso para navegantes, pero también con un horizonte que nos permita salir del bucle tenebroso en que nos encontramos. Por eso me he permitido la licencia de destacar (en negrita) eso último.
La
catástrofe proviene de que hayamos decidido acumular aviones de combate,
tanques, misiles, naves armadas hasta la bandera… ante el peligro más que
hipotético de un ataque militar y no se haya invertido en la previsión de daños
más probables, como los producidos por pandemias o desastres naturales.
La catástrofe se produce porque no se ha financiado la investigación básica en el sector público que permite que luego haya innovación privada y porque hemos dejado que el desarrollo de productos básicos, como fármacos y vacunas que ahora necesitamos con urgencia, se supedite al beneficio privado.
La catástrofe se va a producir porque se ha renunciado a que los Estados y los bancos centrales se hagan cargo en última instancia de la financiación de aquello que los mercados no pueden resolver, como ocurre paradigmáticamente con los efectos de un desastre natural, de las emergencias o pandemias como la que estamos viviendo. La catástrofe se produce porque se estableció que los bancos privados financiaran a los gobiernos a costa de multiplicar la deuda a base de intereses.
(…)
Le guste o no a los dirigentes empresariales, las empresas que dejan de funcionar o que sólo pueden hacerlo con baja o mínima actividad no pueden salvarse en medio de una pandemia con más capitalismo (y mucho menos con el capitalismo neoliberal de los últimos decenios que quiere acabar con el Estado) sino con bienes comunes, con ayuda pública, con iniciativa y propiedad públicas y con cooperación y solidaridad, es decir, con socialismo o como quiera llamársele, pero no con el capitalismo que un virus y las malas políticas previas han hecho que deje de funcionar.
jueves, 16 de abril de 2020
Yolanda Díaz: contundencia y baño de realidad al PP

Un baño de realidad a esas gentes que, diciéndose patriotas, sólo lo son de sus banderas y su dinero.
sábado, 24 de agosto de 2019
En EEUU está aumentando la mortalidad

En relación a lo primero una de las cosas que Chomsky resalta es el aumento de la mortalidad y, como consecuencia, el descenso de la esperanza de vida. Un hecho que resulta sorprendente, en la medida que se trata del único país del mundo desarrollado que lo está sufriendo. La explicación que da la relaciona claramente con el modelo económico neoliberal, para lo que nos lleva a cuatro décadas atrás. Y es que fue durante la presidencia de Ronald Reagan cuando empezaron a implementarse de una forma generalizada las medidas de desregulación laboral y ataque frontal al estado de bienestar.
Entre las distintas causas de muerte que han aumentado en los últimos años, llaman la atención las conocidas como "muertes por desesperación", cuantificadas en torno a unas 150.000 anuales. Se trata de las muertes por suicidio, sobredosis por estupefacientes, etc., que están afectando en mayor medida a la población de clase obrera y blanca situada en los grupos de edad entre 25 y 50 años. Precisamente las generaciones que están viviendo su experiencia laboral dentro de los parámetros del neoliberalismo, sometidas a mayores niveles de paro, deficits en las prestaciones sociales, carencias en la asistencia sanitaria, aumento de la presión en los empleos...
Sí, está ocurriendo en EEUU, la primera potencia mundial.
jueves, 25 de julio de 2019
Importante triunfo judicial (por ahora) de los "riders" de Deleveroo

Todo un cúmulo de despropósitos, de naturaleza neoliberal, que desde principios de los años noventa introdujo un gobierno del PSOE (los contratos basura del señor Solbes y su jefe González), continuó con los siguientes del PP (Aznar) y PSOE (Zapatero), y que con Rajoy y sus mariachis alcanzó el culmen con la mayor de las desvergüenzas: una reforma laboral que dejaba las manos libres a las empresas, abaratando aún más la mano de obra y recortando derechos sociales. Una reforma que, por cierto, le cuesta desmontar al actual gobierno en funciones presidido por Sánchez, pese a lo que dijo en algún momento, cuando necesitaba apoyos para volver a encumbrarse en la dirección de su partido y luego ganar la moción de censura. Lo que puede ayudar a entender, como uno más de otros aspectos, el papelón que están representando con la finalidad de evitar un gobierno de coalición con Unidas Podemos que pueda ir más allá de lo que dicta el sistema.
Volviendo a lo que nos ocupa, hace unos días ha aparecido una sentencia de un juzgado de lo social de Madrid que ha dado la razón a la CNT en su demanda en favor de los trabajadores y las trabajadoras de la empresa Deliveroo, que aplicaba con descaro la contratación como autónomos o autónomas a sus "riders", esto es, distribuidores en bicicleta de comidas. La sentencia deja claro que estamos ante un fraude de ley.
Un importante triunfo, pese a que tiene sus limitaciones: la empresa, con toda seguridad, recurrirá la sentencia; y, además, estamos ante la punta de un iceberg.
En todo caso, enhorabuena quienes han hecho posible que llegue una alegría en casa del pobre.
domingo, 30 de diciembre de 2018
Ana Botella, condenada (por ahora)
lunes, 17 de diciembre de 2018
Los chalecos amarillos, como síntoma, pero ¿hay algo más?

Hace unos días Cuarto Poder publicó un artículo de Pablo Castaño, "Tres claves para entender a los 'chalecos amarillos'", donde se hace un análisis clarificador. Un intento por diseccionar un movimiento contradictorio, pero también como un proceso, donde las reivindicaciones se han ido ampliando y han dado forma a una plataforma social y política que pone al descubierto las fisuras del modelo neoliberal. Ayer El País publicó otro artículo, "Anatomía de los 'chalecos amarillos'", en el que su autor, Marc Bassets, expone diez claves para ayudar a entender lo que está ocurriendo en Francia. Sin Permiso, a su vez, nos ofreció también ayer una entrevista realizada al geógrafo francés Christophe Guilluy, con el título "La Francia popular impone su diagnóstico". Podría seguir con más artículos (Rebelión ofrece cada día al menos un artículo), pero creo que puedo permitirme dar una opinión, siempre, como en casi todas las ocasiones, con las necesarias reservas.
Puedo decir que, como todo conflicto, el de los chalecos amarillos es síntoma de algo. En este caso, un conflicto que se está dando en el corazón de los países ricos y que está teniendo como protagonistas a personas que habitan no tanto en la periferia del sistema como en un anillo intermedio. Surgido en las pequeñas y medianas ciudades, la primera de las reivindicaciones, la bajada del precio de los carburantes, ponía al descubierto una realidad: tal subida afectaba a quienes, a falta de otra alternativa, necesitan utilizar su vehículo privado para acceder a sus lugares de trabajo; o a quienes tienen un vehículo como una de las bases de su actividad económica. Mientras en los principales centros urbanos los transportes colectivos permiten la movilidad a la mayoría, en esas ciudades pequeñas y medianas el encarecimiento de los combustibles afecta a los bolsillos de la gente con recursos limitados o de quienes disponen de pequeñas empresas. Esto último explicaría el apoyo de grupos de extrema derecha, más presente en la Francia rural y de las ciudades pequeñas.
El perfil socioeconómico estaría personificado en gente de clase media-baja y media; lo primero, entre personas empleadas con salarios bajos o en paro; lo segundo, entre el pequeño empresariado. Para Bassets, siguiendo un estudio realizado por un colectivo de profesionales y publicado en Le Monde, personas con una 30% de ingresos inferiores a la media y con escasa representación de quienes viven en los extrarradios de las grandes ciudades, donde la presencia de población de origen inmigrantes mayor.
Es, en fin, lo que para Guilluy supone "la traducción de treinta años de recomposición económica que han conducido a una gran fragilización social y a un nuevo reparto geográfico de los ciudadanos en el territorio".
La ampliación de las reivindicaciones, fruto de la forma de organización y comunicación, basada en el empleo creativo de las redes sociales, ha puesto al descubierto unas aspiraciones que pueden ser asumidas por más gente y entran dentro de la categoría de reivindicaciones progresistas y, ante todo, contrarias al modelo económico neoliberal. Como nos recuerda detalladamente Castaño, tales reivindicaciones son: "subida del salario mínimo, salario máximo de 15.000 euros, cero personas sin techo, protección del pequeño comercio, subida de impuestos a las grandes empresas y bajada para las pequeñas, rechazo del sistema de jubilación ‘por puntos’ (...), subida de las pensiones más bajas, jubilación a los 60 años, indexización de los salarios respecto a la inflación, limitación de los alquileres, fin de las políticas de austeridad, lucha contra el fraude fiscal, incremento de las prestaciones para personas discapacitadas, prohibición de las privatizaciones, más recursos para la justicia y la policía, eliminación del programa de ayudas a las grandes empresas que cuesta 20.000 millones de euros al año, reducir el número de estudiantes por clase…".
Una de las sorpresas derivadas de las protestas, pese a la imagen negativa lanzada por la mayoría de los medios de comunicación, son las amplias simpatías por el movimiento y sus reivindicaciones, que algunos sondeos lo han cuantificado en más de las tres cuartas partes de la población. Por el contrario, la participación en las movilizaciones ha sido limitada, estando ahora incluso en descenso, quizás por el grado de violencia empleado y no sólo desde algunos sectores de activista, sino también por parte de la policía.
Por ahora el movimiento está teniendo un éxito relativo. Algunas medidas previstas por el gobierno han sido anuladas (por ejemplo, la subida de carburantes) y a la vez ha ido tomando otras nuevas como un intento de apaciguar la situación (por ejemplo, la subida del salario mínimo).
Que el movimiento de los chalecos amarillos no deja de ser un síntoma de la frustración que genera el modelo neoliberal en determinados sectores sociales, en este caso ubicados en los niveles medios y medio-bajos y en los ámbitos más alejados de las grandes ciudades, parece que no hay duda. Como tampoco parece haberla en los apoyos sociales y, sobre todo, políticos contradictorios. Resaltar dicho movimiento como una señal de esperanza en la lucha contra el neoliberalismo quizás sea prematuro, pero no está de más reconocer que contiene elementos que permiten que podamos sentir que, pese a todo, la cosa se sigue moviendo.
viernes, 21 de septiembre de 2018
"Globalización financiera", uno de los últimos artículos de Samir Amin
A lo largo del escrito va desentrañando distintos aspectos de la realidad económica actual, empezando por los engaños que desde el mundo académico dominante se lanzan acerca de las ventajas del sistema financiero dominante. ¿Y cuáles son dichos engaños? En primer lugar, el de los tipos de cambio fluctuantes, que, lejos de haber estabilizado el crecimiento económico, han hecho todo lo contrario: el dólar se ha sometido a grandes fluctuaciones y las devaluaciones habidas en los países del Su han intensificado su expolio. Por el contrario, y a modo de ejemplo, China sigue conociendo un crecimiento del PIB (18% global y 16% en dólares en 2015) que contrasta con el de India (8% y 2%, respectivamente).
El segundo engaño es el de los tipos flexibles como reductores de los costes de las transacciones y favorecedores de las exportaciones. Cuando esto ocurre, se debe a la naturaleza y el volumen de las exportaciones. En el caso de China, Samin aconseja que el aumento de la producción se reoriente al mercado interior, como una forma de mejorar el bienestar y corregir los desequilibrios regionales.
El tercero sería que los tipos flexibles amplían el margen de opciones de las políticas económicas interiores, cuando en realidad lo que hacen es limitarlas. Y un ejemplo claro es el de la propia Unión Europea, donde sus miembros actúan maniatados a la hora de desarrollar políticas económicas autónomas.
Para Samin la clave se encuentra en la realidad dominante de nuestros días: la globalización financiera, como instrumento político de la Tríada formada por EEUU, en primer lugar, y sus aliados subordinados en Europa y Japón. El proyecto estadounidense de dominación, que tuvo durante la Guerra Fría el contrapeso de la URSS, se encuentra en el origen de sus intervenciones militares en el mundo, cada vez más violentas.
China ha emergido como una realidad que está siendo utilizada por EEUU, con la colaboración de sus aliados, para convertirla en una especie de chivo expiatorio de sus errores y debilidades. Se le critica que haga para sí lo que EEUU hace también para el resto de países. En materia de política monetaria el país asiático está empleando unos instrumentos similares a los de EEUU: es el Banco Central (que en China está en manos del estado) el que decide los tipos de interés y la compra de bonos del tesoro para enjugar las situaciones deficitarias.
Los problemas de EEUU se derivan de sus errores en relación al papel que juegan las grandes corporaciones, su política educativa o sanitaria, etc. En el caso de la UE, craso error es el papel que juega su Banco Central, con decisiones dejadas al albur del mercado e impidiendo que los estados miembros puedan actuar con autonomía. Y en el del Reino Unido y Japón, sus problemas derivan de su entreguismo al juego llevado a cabo por EEUU.
Samin niega que el sistema de financiarización pueda ser reformado. Refuta a quienes, como Stiglitz y su entorno, defienden la vuelta al sistema anterior a la crisis de 2008, con el dólar como divisa dominante, aunque no en exclusiva. También lo hace a quienes proponen una nueva unidad monetaria internacional, obtenida desde las principales monedas de nuestros días (dólar, euro, libra esterlina, yen, yuan...), y nuevas reglas monetarias. Las dos propuestas, además, han tenido pocos apoyos. Una tercera vía, alternativa, podría haber sido la construcción de acuerdos regionales entre los países del Sur, independientes de las reglas imperantes en el sistema global. Es lo que se ha intentado a través del Grupo de Shangai, la Asociación de países del Sureste Asiático, el Proyecto del Grupo de la Seda e incluso la Alianza Bolivariana en América Latina, que para Samin, sin embargo, han fracasado por distintas razones.
¿Qué defiende pues? Es tajante en considerar que China no debe desviarse del camino de reformas iniciado en 1978, manteniendo su independencia frente al sistema de financiarización. Una prueba de su fortaleza, además del crecimiento económico, ha sido que no haya sufrido la crisis financiera de 2008. Debe seguir manteniendo su sistema bancario, de naturaleza estatal y orientado al fomento de iniciativas y empresas en su propio país. En todo caso debe mantenerse alerta ante las amenazas de todo tipo provenientes de EEUU. Y máxime cuando el actual presidente está haciendo de la guerra económica contra ese país una de sus prioridades.
El artículo de Samin concluye de esta manera: "Quedarse al margen de la globalización financiera es un arma importante en manos de China; y en consecuencia no debería dejarla en manos de unas potencias que no son necesariamente amistosas respecto al proyecto de un socialismo con características chinas".
viernes, 23 de febrero de 2018
La ministra García Tejerina y el mito de la "huelga a la japonesa"
Las palabras de la ministra están siendo motivo de un amplio tratamiento de distintos medios de comunicación, con un amplio consenso a la hora de desmontar lo que no deja de ser un mito. Hasta el diario El País ha informado de su consulta en medios diplomáticos japoneses en España y el desconocimiento que en ellos tienen acerca del significado del término "huelga a la japonesa". No ha faltado tampoco la reacción en algunos grupos feministas, que han denunciado que muchas mujeres ya viven cada día el exceso de trabajo derivado de su actividad extradoméstica y la que realizan en el hogar.
Indagando en algún libro y la misma red electrónica, no he conseguido obtener algo que leí o escuché hace unos años sobre el origen del término. Partiendo de que no es una práctica extendida en Japón, habría sido una forma de presión laboral en el contexto social de ese país. En ese sentido, el incremento intencionado de la producción no sería por amor a la empresa y sus dirigentes, sino para conseguir reivindicaciones laborales. Y la aparente originalidad tendría una razón más que poderosa: se hizo en el contexto del conocido como toyotismo, un sistema de organización de la producción muy extendido en Japón desde los años cincuenta.
El toyotismo, derivado del nombre de la famosa empresa de automoción, tiene un objetivo inverso al de otros métodos de producción. En lugar de fabricar artículos con anterioridad para después venderlos, se hace desde una demanda previa, evitando de esta forma la acumulación de stocks y con ello se evita el riesgo de pérdidas para la empresa.
Se entiende así la forma de presionar que en alguna ocasión podría haberse dado en Japón: trabajar más para provocar pérdidas a la empresa. Al fin y al cabo ése siempre es el propósito de cualquier huelga.
En todo caso, haya o no ocurrido, no deja de ser un mito que gusta utilizar y cultivar a quienes aman tanto al sistema económico imperante.