La subida de los precios de la electricidad de los últimos meses está resultando escandalosa. Forma parte de una estrategia de las grandes empresas del sector para aumentar sus beneficios. En primero lugar, para recuperar lo que dicen que han perdido por la bajada de la demanda como consecuencia de la pandemia. Y también, ante el temor de las nuevas medidas tomadas por el gobierno, que buscan optimizar el consumo, lo que afecta a sus beneficios.
Fue durante el mandato de Mariano Rajoy cuando consiguieron el no va más, tras la introducción de la subasta diaria de precios desde la demanda, pero con una descarada ventaja para esas empresas mediante un sistema, llamado marginalista, que toma como referencia el precio de la fuente de energía más caro. A ello hay que añadir unas prácticas fraudulentas, mediante las cuales trucan a su antojo la forma de obtener la energía, conscientes de que, cuando las pillan, tienen que pagar unas multas que resultan ridículas en relación a los beneficios finales. Y todo eso es lo que se denuncia hoy en infoLibre en el artículo firmado por Javier Martínez y titulado "Así se
manipuló el mercado en otras subidas de la luz: Naturgy, Iberdrola y Endesa
ganaron 50 millones inflando precios".
Los métodos que utilizan varían de unas empresas a otras. En el caso de Iberdrola, de la que se dice que es el más descarado, durante el gobierno de Rajoy se dedicó a "paralizar
sus centrales hidroeléctricas para que no entraran en la subasta y meter, por
el contrario, a sus centrales de gas natural para que marcaran el precio". De esa forma aumentó en 25 millones de euros sus beneficios, mientras la factura de la luz subió un 10%. Endesa y
Naturgy, por su parte, han dejado al margen de la subasta a sus centrales de gas en la primera puja para "posteriormente meterlas en la segunda vuelta, llamada 'proceso de
restricciones técnicas', a un precio más caro porque se ponía en juego la
posible interrupción del suministro".
La actual subida ha generado desde el primer momento las sospechas de analistas y asociaciones de consumo. El primero en destaparlas ha sido Jorge Morales, que ha declarado que varios medios que el objetivo que tienen las grandes empresas eléctricas es impedir que prosperen las medidas del gobierno. Morales, sin embargo, reconoce que no dispone de pruebas para demostrar lo que sospecha, en gran medida por la opacidad que existe en el sector.
De lo que no cabe la menor duda es que estamos ante una batalla que tiene una doble cara: económica y política. De momento al gobierno, y más concretamente a la cartera de Transición Energética, le falta el atrevimiento de enfrentarse sin temor a quienes controlan el sector eléctrico. El PSOE, que la controla, tiene demasiadas hipotecas que provienen del pasado, desde el tiempo de los gobiernos de Felipe González. Éste, precisamente, es consejero de Naturgy, como también lo son han sido otros exministros de ésta o de otras empresas.
Por eso hay que seguir insistiendo, desde dentro y desde fuera del gobierno, para evitar que se sigan riendo de la gente. En este caso, a costa de los recibos de la luz.