Más
de 16.000 personas del mundo de la cultura (arte, literatura, universidad...), procedentes de diversos países, han firmado la “Carta contra el apartheid”. Se trata de un documento en el que se denuncia la situación que está viviendo el
pueblo palestino en Israel y los territorios ocupados por ese estado. Como se indica
en el título, esa situación es calificada como de apartheid,
esto es, de separación o segregación. La población palestina la lleva sufriendo desde hace décadas, sometida, ninguneada y objeto de una violencia permanente e
indiscriminada por parte del estado de Israel. En la Carta se pide a la
población de todos los países del mundo que “corten las relaciones comerciales,
económicas y culturales” con ese estado, que vulnera flagrantemente los
derechos de todo un pueblo.
El documento ha sido escrito por seis artistas de Palestina, cuyos nombres se han mantenido en el anonimato, ante el peligro de que puedan recibir represalias. Después ha sido firmada por personas, también palestinas, que proceden de diversos campos de la cultura: del cine, Annemarie Jacir, Elia Suleiman y Farah Nabulsi; de las artes plásticas, Emily Jacir y Larissa Sansour; de la música, Kamilya Jubran y Sama ‘Abdulhadi; de la literatura, Elias Sanbar, Mohammed El-Kurd, Naomi Shihab Nye, Raja Shehadeh, Randa Jarrar, Suad Amiry y Susan Abulhawa; o la actriz Hiam Abbass.
Posteriormente
se han ido sumando personas de todo el mundo, incluyendo a seis ganadores y
ganadoras de la Academia del Cine de EEUU, y ocho del Premio Pulitzer. Entre
las más conocidas se encuentra gente del mundo del cine, como Alejandro Iñárritu, Asif Kapadia, Holly
Hunter, Mike Leigh, Jeremy Irons, Julie Christie, Thandiwe Newton, Viggo
Mortensen, Brian Cox, Michael Moore, Alia Shawkat o Susan Sarandon; de la literatura como
Benjamin Moser, Hisham Matar, Richard Ford, Viet Thanh Nguyen, Tyehimba Jess,
Annie Baker, Lynn Nottage y Tony Kushner; o la profesora y escritora Angela Davis.
Adherirse y divulgar la Carta, como acto de solidaridad, resulta en todo momento necesario.
He aquí el texto completo:
"Los
palestinos están siendo atacados y asesinados impunemente por israelíes,
soldados tanto como civiles. Estos últimos, armados, recorren las calles de
Jerusalén, Lydda, Haifa, Yafa y otras ciudades del actual Israel al tiempo que
corean "¡Muerte a los árabes!". Ya se han producido varios
linchamientos contra palestinos desarmados y desprotegidos durante las últimas
semanas. Las familias del barrio de Sheij Yarrah en Jerusalén están teniendo
que enfrentar la limpieza étnica y el desplazamiento de sus hogares. El
gobierno y la policía israelíes protegen estos actos de asesinato, intimidación
y despojo violento, si no es que los fomentan de manera activa.
Al bombardear indiscriminada e implacablemente a los palestinos en sus hogares, sus oficinas, sus hospitales y sus calles, el gobierno israelí acaba de cometer una masacre más en Gaza este mes de mayo. El bombardeo de Gaza forma parte de un patrón de comportamiento, deliberado y recurrente, de acuerdo con el cual se eliminan familias enteras y se destruye la infraestructura local. Esto sólo agrava las condiciones, de por sí insostenibles, en uno de los lugares más densamente poblados del planeta y que sigue bajo asedio militar. Gaza no es un país separado del resto del pueblo palestino; somos un solo pueblo, mismo que busca fragmentar la arquitectura del Estado de Israel.
Retratar
esta situación como si fuera una guerra entre dos lados iguales es falso y
engañoso. Israel es la potencia colonizadora; Palestina está colonizada. Esto
no es un conflicto: es un apartheid.
En vista de
que el peligro de muerte ha ido aumentando a lo largo de las últimas semanas,
los palestinos nos estamos unificando una vez más. En Palestina, tanto como en
el resto del mundo, nuestro pueblo empieza a salir a las calles, a organizarse
en redes sociales, a defender sus hogares, a cuidarse mutuamente y a exigir el
fin del genocidio, el apartheid, la discriminación y el desahucio. A nuestras
comunidades se les ha negado sistemáticamente el derecho al retorno, se les ha
fragmentando y arrasado por la fuerza desde la Nakba, es decir, desde los albores del dominio colonial
israelí de los asentamientos en 1948. Esta situación reciente, que nos ha
obligado a unir fuerzas, nos ha dado también la confianza que tanto nos hizo falta
en medio de la rabia y el dolor de las últimas semanas. A pesar de todo lo que
está sucediendo, a pesar de todos los años de deshumanización, empezamos a
sentir algo de esperanza.
Por fin el
mundo empieza a llamar al régimen israelí por su nombre. A principios de este
año, la organización israelí de derechos humanos, B’Tselem, siguió el ejemplo
que dieron los palestinos durante décadas de trabajo intelectual y jurídico a
fin de demostrar que el Estado israelí y su ocupación militar son inseparables:
juntos, Estado y ocupación militar, conforman un sistema único de apartheid. A
su vez, la organización de derechos humanos Human Rights Watch publicó un
informe minucioso y detallado en el que se acusa a Israel de "crímenes de
apartheid y persecución contra la humanidad".
Nosotros,
los abajo firmantes, artistas y escritores palestinos, así como nuestros
aliados en el mundo de las artes, les pedimos que se unan a nosotros. Por
favor, no dejen pasar esta ocasión. Si las voces palestinas vuelvan a ser
silenciadas, pueden transcurrir generaciones en lo que surge otra oportunidad
para alcanzar la libertad y la justicia. Les pedimos que se unan a nosotros
ahora, en esta coyuntura crítica, y que muestren su apoyo a la liberación de
Palestina.
Llamamos al
cese inmediato e incondicional de la violencia israelí contra los palestinos.
Llamamos a que se le ponga un fin al apoyo que prestan a Israel y a su ejército
las potencias mundiales, especialmente los Estados Unidos, cuyo apoyo
irrestricto al Estado de Israel asciende a los 3,800 miles de millones de dólares
anuales. Llamamos a todos los pueblos de conciencia a ejercer su capacidad de
acción y a coadyuvar en el desmantelamiento de este régimen de apartheid que
existe en nuestros tiempos. Llamamos a los gobiernos que permiten este crimen
contra la humanidad a aplicar sanciones militares, a echar a andar los
mecanismos internacionales de rendición de cuentas y a romper las relaciones
económicas y comerciales con Israel. Llamamos a los activistas cívicos, y en
específico a nuestros compañeros en el mundo de las artes, a ejercer su
capacidad de acción al interior de sus instituciones y localidades para apoyar
la lucha palestina por la descolonización. El apartheid israelí se sostiene
gracias a la complicidad internacional: reparar este daño es nuestra responsabilidad
colectiva.
Hemos visto
cómo, en últimas fechas, los gobiernos en Europa y en otros continentes han
instaurado políticas de censura abierta y fomentado una cultura de autocensura
de cualquier muestra de solidaridad con Palestina. Es cínico hacer pasar por
antisemitismo la crítica legítima del Estado de Israel y de sus políticas con
respecto a los palestinos. El racismo, incluido el antisemitismo y cualquier
otra forma de odio, es atroz, y por ende no tiene cabida en la lucha palestina.
Es hora de enfrentar y superar esas tácticas de silenciamiento. Millones de
personas alrededor del mundo ven en los palestinos un microcosmos de su propia
condición de oprimidos, así como de sus esperanzas. Aliados como Black Lives
Matter y Jewish Voice for Peace, así como activistas en favor de los derechos
de pueblos indígenas, activistas feministas y queer, entre muchos otros, apoyan
cada vez más abiertamente al pueblo palestino.
Los
instamos a ser valientes. Les pedimos que den un paso adelante, que alcen su
voz y que tomen una postura pública clara en contra de la actual injusticia que
se vive en Palestina.
Debemos
desmantelar el apartheid. Nadie es libre hasta que todos seamos libres".