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miércoles, 29 de mayo de 2024
lunes, 27 de mayo de 2024
Gonzalo Miranda Marín: un acercamiento a la figura de un represaliado nacido en Conil y residente en Barbate
Entre Conil y Barbate: indagando sobre un
represaliado
Cómo empezó
El
pasado 30 de septiembre, al final del acto de presentación en Conil de mi libro
Fascismo y represión en Barbate durante
la guerra y la postguerra, estuve hablando con Isabel González Ramírez,
archivera del municipio, sobre Gonzalo Miranda Marín, un represaliado de origen
conileño que había tenido relación con Barbate. A los pocos días recibí un
mensaje suyo, en el que me aportaba algunos pormenores de su biografía. Entre
otros, su estancia en el penal Fuerte de San Cristóbal de Pamplona.
Fue
en 2018, con motivo del homenaje organizado por el Gobierno de Navarra a las
personas que estuvieron confinadas en ese penal, cuando la Dirección General de
Memoria Democrática de la Junta de Andalucía se puso en contacto con el Archivo
Municipal de Conil con el fin de que se le pudiera facilitar alguna información
sobre Gonzalo. El Fuerte de San Cristóbal había conocido en mayo de 1938 un
episodio inaudito, después que se hubiera producido la fuga masiva de casi 800
prisioneros. Desde Navarra se intentara recabar información sobre Gonzalo, por
si hubiera participado en la fuga o fallecido en la prisión.
La
información enviada, empero, fue escasa. Además de la fecha de su nacimiento, en
1912, a través de su hermana María se supo que se había casado en Barbate, que
no tuvo descendencia y que residió en esta localidad, según su parecer, hasta
su muerte, ocurrida en los años setenta. En la familia se tenía conocimiento de
que había estado preso durante la guerra, pero desconocían más detalles.
Lo que vino después
Fue
así como, de inmediato, inicié una
búsqueda por la red electrónica. Empecé por el portal Txinparta-Fuerte San Cristóbal Red de Memoria Colectiva, en la que
ya en 2017 había localizado el caso del marinero barbateño José Prieto
Gutiérrez (Montero, 2023, p. 271). Los datos que aparecen en dicho portal están
basados en el libro Fuerte de San
Cristóbal 1938. La gran fuga del cárceles franquistas, cuyos autores son
Félix Sierra e Iñaki Alforja.
En el
portal Todos (...) los Nombres también
encontré nuevos datos, los cuales, tal como se indica, están basados en el
libro de Sierra y Alforja. Básicamente se reducen a su localidad de nacimiento,
la condena por un consejo de guerra a "Reclusión perpetua (30 años)"
y su estancia en el Fuerte de San Cristóbal desde el 24-05-1939.
Magdalena
González (2014, p. 154, n. 353), por su parte, en su libro dedicado a la
represión en Conil de la Frontera hace una escueta referencia a Gonzalo, estando
entre las, al menos, cuatro procedentes del municipio que fueron procesadas por
tribunales militares de otras provincias que no fuera la de Cádiz. En el libro,
además, se menciona a otro vecino de Conil, también represaliado, que podría tratarse
de su hermano: Manuel Miranda Marín.
Teniendo
en cuenta la relación de Gonzalo y su hermana María, que también acabó residiendo
en Barbate, me puse en contacto con varios vecinos del municipio que llevan el
apellido Miranda, con la esperanza de poder encontrar algún lazo familiar. Pero
no obtuve el resultado esperado.
Un documento importante
Pero
fue en otra página electrónica, Los
presos del Penal de Ezcaba. Fuerte de San Cristóbal. Pamplona. Navarra, que
está editada por Hedy Herrero, donde pude encontrar una información más
detallada. Además, dado que desde la página se ofrece la posibilidad del envío
de un documento sobre la estancia de Gonzalo en dicho centro de reclusión, no
dudé en solicitarlo. Y de inmediato lo recibí. Más detallado que lo publicado
en la red, pueden leerse diversos pormenores sobre su nacimiento y su profesión,
los centros de reclusión donde estuvo confinado, y la fecha y la cuantía de la
pena carcelaria que recibió.
Estamos
ante una ficha personal, que, tal como se ha estampado, empezó a cumplimentarse el 14-11-1938, esto
es, seis días después de haber ingresado en la Prisión de Mérida. En la parte
izquierda puede verse el sello de dicho centro. El contenido está inicialmente mecanografiado,
pero también se han reflejado los datos que se fueron corrigiendo y/o añadido
con posterioridad y sucesivamente hasta el 25-02-1940, si bien esta vez
escritos a mano. No le falta tampoco a la ficha un segundo sello, sin fecha, en
el que se menciona al Servicio Nacional de Prisiones y la sede de Vitoria. Aunque
sea escuetamente, el documento da fe de datos relevantes del historial judicial
y carcelario de Gonzalo Miranda Marín en el periodo que va de noviembre de 1938
a febrero de 1940.
Nuevos datos (después de un paréntesis)
Centrado
en otras investigaciones y a la espera de aclarar algunas cuestiones, decidí hace
unos días retomar la búsqueda de información sobre Gonzalo Miranda Marín. Y a
ello no fue ajeno el hallazgo en un BOE, publicado en febrero de 1937, en el que puede verse su
nombre, junto al de otros 28 vecinos de Barbate su nombre, junto al de otros 28 vecinos de Barbate, dentro de un edicto jurídico-militar
firmado a finales de diciembre del año anterior.
A ese
documento he podido añadir otro, esta vez de marzo de 1942 y publicado en el BOE, donde es mencionado por la apertura
de un expediente de responsabilidades políticas por parte del Juzgado Provincial
de Cádiz dedicado a esos menesteres.
Y
ahora, después de haber llegado hasta aquí, voy a exponer de una forma más ordenada
e integrada los diferentes aspectos de la vida del marinero nacido en Conil,
que residió en Barbate durante muchos años y del que hemos acabado averiguando que
falleció en el municipio malagueño de Fuengirola.
Un acercamiento a la figura de Gonzalo
Miranda Marín
Gonzalo
Miranda Marín nació en Conil de la Frontera el 11 de febrero de 1912. Era hijo
de Antonio y Francisca, de quienes sabemos que entre su prole también
estuvieron, al menos, María y Manuel.
Desconocemos
la fecha concreta de la llegada a Barbate, pero, tal como se desprende del
edicto de febrero de 1937, firmado el 25 de diciembre de 1936, ya residía en
esa localidad antes del inicio de la contienda militar. El motivo de ese cambio
de residencia no tuvo que ser ajeno a su trabajo como marinero. Un hecho
frecuente entre los jóvenes conileños, que fueron encontrando en la pujante
localidad vecina un foco de atracción para sobrevivir. Barbate se había
convertido desde los años 20 en uno de los principales referentes del sur
peninsular, dada su orientación a las actividades de extracción,
manufacturación y comercialización de los productos que ofrecía el mar (Florido,
2002, p. 50 y ss.).
En el
documento en cuestión se conminaba a 29 vecinos de la localidad a comparecer
"en el término de cinco días ante el Teniente de Navío Juez Instructor de
la causa sumarísima núm. 240", a lo que se añadía que en caso "de no hacerlo
serán declarados en rebeldía con arreglo a la ley". De la mayoría de esas personas
tenemos conocimiento que, de un modo y otro, también sufrieron las
correspondientes represalias, a la vez que disponemos de información de
diversos pormenores acerca de sus vidas (Montero, 2024). En algunos casos,
incluso, se trataba de conileños, como los hermanos Juan y Francisco Jiménez
Puente, o Francisco Gutiérrez Ramírez.
Por
el documento carcelario abierto a finales de 1938 en Mérida sabemos que tuvo el domicilio en la carretera del Faro, una
vía que era colindante con la barriada del Zapal. Ésta estaba formada por
numerosas chabolas y era el principal lugar de residencia de las personas que
iban llegando a la localidad dentro del importante flujo migratorio paralelo a
su crecimiento económico (Aragón, sin fecha y 2024).
Desconocemos
lo ocurrido en los primeros momentos de la guerra con Gonzalo. Pero, dado el
contenido del edicto, con toda seguridad tuvo que haber huido hacia el territorio
controlado por el gobierno republicano. Ignoramos cómo y desde dónde, pero
podemos suponer, como hemos averiguado de varias de las personas incluidas en
el edicto, que pudo haberlo hecho desde Tánger. Hacia dónde se dirigió en un
primer momento también lo ignoramos, pero creemos que no resulta desatinado
decir que, al menos en 1938, podría haber estado en el frente de Extremadura.
Nos basamos en el documento carcelario en
el que se refleja, entre otras cosas, que había estado recluido hasta el 8 de
noviembre en el campo de concentración de Mérida.
Fue
entre junio y julio de 1938 cuando, por iniciativa del el ejército sublevado,
tuvieron lugar entre el noroeste de la provincia de Córdoba y el noreste de la
de Badajoz unas operaciones militares importantes (Puell y Huerta, 2007, pp. 197-199;
e Hinojosa, 2018). Pero fue sobre todo la ofensiva iniciada sobre la comarca de
La Serena los días 18 y 19 de julio lo que tuvo mayores repercusiones: a la vez
que las tropas sublevadas se hicieron con el control de ese territorio, incluyendo
los municipios de Don Benito, Villanueva de la Serena y Castuera, los soldados republicanos hechos prisioneros se
contaron por miles. Quizás Gonzalo Miranda Marín pudo estar entre ellos y lo
que explique su internamiento en el cercano campo de concentración de Mérida. Por esas fechas, desde el verano de 1936, estaba situado en el Cuartel
de Artillería, pero, dado el elevado incremento de las personas reclusas, en
1939 sus instalaciones se extendieron a la Plaza de Toros y el Convento de San Andrés
(Hernández, 2019, p. 35).
La
estancia en un recinto de esas características era el procedimiento que se
empleaba por entonces con la finalidad de llevar a cabo la clasificación de los
prisioneros, antes de tomar una decisión sobre su destino. La comisiones
correspondientes distinguían, grosso modo,
tres grupos de personas: el de las consideradas irrecuperables, cuya condición
podía conllevar el fusilamiento o fuertes condenas; el de quienes se
consideraba que podían ser reeducadas, lo que conllevaba que podían ser objeto,
entre otras cosas, de ser utilizadas como mano de obra en la construcción de
diferentes tipos de infraestructuras, fueran militares o civiles; y el de las personas
que, calificadas en diferente grado de “afectas al Movimiento”, podían ser
movilizadas militarmente, estando, en todo caso, sometidas a vigilancia
(Hernández, 2019, p. 74).
A
partir de ese 8 de noviembre, por tanto, Gonzalo estuvo recluido en la prisión
de Mérida. El 16 de diciembre se dispuso la situación de reclusión preventiva, teniendo
en cuenta que estaba acusado de un delito muy grave, que era el de rebelión. Formó
parte, junto a otras 7 personas, del Sumario n. 422, instruido por el Consejo
de Guerra Permanente de Badajoz (AGHD). A la espera de poder conocer los
detalles de dicho documento, sí conocemos los nombres de los compañeros de
infortunio: Rafael Ayuso Rico, Lucio Cabezas Cabanillas, Patricio Carroza
Romero, José Naranjo García, Anastasio Rubio Mayordomo, Saturnino Ruiz Camacho
y Manuel Sanabuja Ribe.
El 18
de enero de 1939 fue trasladado a la Prisión Provincial de Badajoz y el 22 de
marzo recibió por parte del órgano de justicia militar la condena definitiva,
que ascendió a 30 años de reclusión por el delito de rebelión. Una pena muy severa,
que seguramente estuvo motivada por una circunstancias
agravante: no haber comparecido a principios de 1937 a la requisitoria que se
le hizo para comparecer ante el juez instructor y que conllevaba la amenaza del
delito de rebeldía.
La
prisión de la capital de Badajoz se convirtió en una estación de paso, ya que a
finales de mayo fue trasladado al penal del Fuerte de San Cristóbal, en
Pamplona. Ingresó el día 22 y permaneció hasta finales de febrero del año
siguiente. Se trataba de un presidio que había conocido un año antes, en mayo
de, un acontecimiento inaudito, después que se hubiera producido la fuga masiva
de casi 800 prisioneros (Sierra y Alforja, 2006). Fue el mismo lugar donde otro
marinero barbateño, José Prieto Gutiérrez, estuvo recluido entre enero y mayo
de 1938 (Montero, 2023, p. 271). En su caso fue un tribunal militar en San
Sebastián el que lo condenó a 12 años por el delito de auxilio a la rebelión.
De
vuelta a Andalucía, el día 25 de febrero de 1940 Gonzalo llegó al Penal Naval
Militar de la Casería de Ossio, en San Fernando. Situado en la costa de la
Bahía de Cádiz, posiblemente fuera el último centro donde estuvo recluido.
Peo
el calvario judicial no acabó ahí. En enero de 1942 se vio de nuevo sometido a
un procedimiento judicial, en este caso dentro de la Ley de Responsabilidades Políticas,
que estaba en vigor desde febrero de 1939. El Juzgado Provincial de de Responsabilidades
Políticas de Cádiz le incoó el correspondiente expediente, que fue publicado el
21 de marzo en el BOE. En el mismo se
hizo constar que era natural de Conil y, anecdóticamente, vecino de “Laroate”,
lo que no era otra cosa que un error tipográfico. Desconocemos cuál fue el
resultado de ese procedimiento, pero, dado que ya había sido condenado con
anterioridad, su caso habría sido archivado.
En
cuanto a la condena por rebelión, su caso estuvo entre otros tantos que trató
la Comisión Central de Exámenes de Penas, relativas a las de carácter
ordinario, que actuó a partir de 1942 (AGMG). El resultado final, a instancias
de la Comisión Provincial de de Badajoz,
fue la conmutación de la pena, si bien, por ahora, ignoramos los
aspectos concretos de la resolución, incluida la fecha en la que se hizo
efectiva.
De
regreso a Barbate, tal como ha manifestado un familiar, sabemos que Gonzalo contrajo
matrimonio, pero ignoramos con quién, y que siguió trabajando como marinero.
Finalmente, según consta en el registro del Juzgado de Conil de la Frontera, su
fallecimiento tuvo lugar en Fuengirola el 21 de agosto de 1974, enfermo de
cáncer.
Procedencia de la documentación
Archivos y base de datos de archivos
AGHD / Archivo General e Histórico de
Defensa.
Justicia Militar. Tribunal Militar Territorial número 1. Sumario 422 (https://buscar.combatientes.es/resultados/Gonzalo/Miranda/Mar%C3%ADn).
AGMG / Archivo General Militar de
Guadalajara.
Comisión Central de Examen de Penas. Penas ordinarias conmutadas, Comisión de
Badajoz; 1942.1977; p. 1.511 (https://patrimoniocultural.defensa.gob.es/sites/default/files/2023-04/08_3_1_1_expedientes_personales_de_soldados_trabajadores_a-f.pdf).
Normativa legal
Boletín
Oficial del Estado. Administración de Justicia. Edictos y requisitorias.
Cédula de notificación. Burgos, n. 113, 10-02-1937, p. ilegible [¿376?]. (https://www.boe.es/gazeta/dias/1937/02/10/pdfs/BOE-1937-113.pdf)).
Boletín
Oficial del Estado. Anuncio de incoación de expedientes de
responsabilidades políticas. N. 80, Anexo Único, 21-03-1942, p. 1.489 (https://www.boe.es/gazeta/dias/1937/02/10/pdfs/BOE-1937-113.pdf).
Bibliografía
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"El Zapal: un barrio de chabolas en Barbate", en Estampas del Barbate
Viejo (https://www.estampasdelbarbateviejo.es/137684712.html).
Aragón Fernández, Antonio (2024). "El
Zapal: 50 aniversario de su desaparición (1974-2024)", en Viva Barbate, 27
de marzo
(https://vivabarbate.es/barbate-cultura/1613654/el-zapal-50-aniversario-de-su-desaparicion-1974-2024/).
Domínguez Pérez, Alicia (2004). El verano que trajo un largo invierno. La
represión político-social durante el primer franquismo en Cádiz (1936-1945),
2 vv. y CD-rom. Cádiz, Quorum.
Florido del Corral, David (2002). Un siglo de política e instituciones
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Fernando y Barragán Moriana, Antonio (Coords.) (2015). El "botín de guerra" en Andalucía. Cultura represiva y
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Montero Barrado, Jesús María (2023). Fascismo y represión en Barbate durante la
guerra y la postguerra. Cádiz, Mancomunidad de La Janda/Diputación de
Cádiz.Montero Barrado, Jesús María
(2024). “En busca
de rojos: el edicto de finales de 1936 dirigido a 29 vecinos de Barbate”, en el
blog Entre el mar y la meseta, 20 de
mayo (https://marymeseta.blogspot.com/2024/05/en-busca-de-rojos-el-edicto-de-finales.html).
Puell de la Villa, Fernando y Huerta
Barajas, Justo A.
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española. Antecedentes, operaciones y secuelas militares (1931-1945).
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Sierra, Félix y Alforja, Iñaki (2006). Fuerte de San Cristóbal 1938. La gran fuga
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Otras fuentes de información
Extremadura 7 Días. “El ‘campo de concentración’ de Mérida del que pocos se acuerdan”; 24-04-2023 (https://www.extremadura7dias.com/noticia/convento-merida-campo-de-concentracion-memoria-historica).
González Ramírez, Isabel. Información sobre Gonzalo Miranda Marín, facilitada mediante WatsApp; 14-11-2023 y 20-05-2024.
Herrero, Hedy. Los presos del Penal de Ezcaba. Fuerte de San Cristóbal, Pamplona, Navarra (https://ergastulapenalfuertesancristobal.blogspot.com/2019/05/miranda-marin-gonzalo.html).
Todos (...) los Nombres. Base de datos de víctimas del franquismo en Andalucía, Extremadura y Norte de África (https://todoslosnombres.org/personas/gonzalo-miranda-marin/).
Txinparta-Fuerte San Cristóbal. Red de Memoria Colectiva ((https://txinpartafuertesancristobal.blogspot.com/).
domingo, 19 de mayo de 2024
En busca de rojos: el edicto de finales de 1936 dirigido a 29 vecinos de Barbate
Hace
unos días localicé en un Boletín Oficial del Estado de principios de 1937
(n. 113, 10 de febrero) una cédula de notificación en la que aparecían los nombres de 29 vecinos de Barbate. Estaba fechada el 25 de diciembre del año anterior y llevaba la firma de Joaquín Barrios, que actuaba como juez instructor. Y, entre otras cosas, se
exponía lo siguiente:
"comparecerán en el término de cinco días ante el Teniente de Navío Juez Instructor de la causa sumarísima núm. 240, D. Joaquín Barrios Benedicto, y en el local que ocupa la Ayudantía Militar de Marina de esta Aldea, significándoles que de no hacerlo serán declarados en rebeldía con arreglo a la ley".
Los nombres de esos barbateños, de los que se desconocía en esos momentos dónde se encontraban, eran los siguientes:
"Manuel
Collado Sánchez, Juan Jiménez Puente, Bartolomé Sánchez Sánchez, Juan Sánchez
Sánchez, Miguel Alonso Izola, Gonzalo Trujillo Moreno, Francisco Javier Muñoz
Ligero, Diego Moreno Sánchez, Manuel Rodríguez Morán, Antonio López Rivero,
Rafael Gallardo Dávila, Francisco Jiménez F[P]uente, Juan Alférez
Rodríguez, Gonzalo Miranda Marín, Sebastián
Trujillo Marín, Antonio López García, Diego Ureba Ramos, José Oliva Vilches,
Manuel Camacho Jiménez, Diego Varo Muñoz, Sebastián Sánchez Moreno, Manuel
Morant Amaya, Alfonso Pozo Marín, Diego Guerrero Pérez, Francisco
Gutiérrez Ramírez, Miguel Vélez Junquera, Antonio Oliva Sánchez, José
Rendon López y Manuel Reyes Crespo".
De
17 de ellos conocemos distintos pormenores sobre las vicisitudes que sufrieron
durante esos años, bien cuando huyeron hacia el territorio controlado por el
gobierno republicano o bien cuando, ya como prisioneros de guerra o puestos en libertad, hubieron de
sufrir los rigores de la represión. De otros 4 disponemos de algunos datos que nos lleva a considerar que estamos ante las mismas personas nombradas en el edicto: Antonio López García, Antonio López Rivero, Diego Moreno Sánchez y Francisco Gutiérrez Ramírez. Incluso podemos añadir a Manuel Morant Amaya, si nos atenemos a un posible leve error tipográfico en el primero de sus apellidos: Moral en vez de Morant. De los 7 restantes no hemos podido obtener ninguna información por ahora: Miguel Alonso Izola, José Rendón López, Manuel Rodríguez Morán, Bartolomé Sánchez Sánchez, Juan Sánchez Sánchez, Gonzalo Trujillo Marín y Sebastián Trujillo Moreno.
El que nos encontremos con personas huidas o que, por razones de trabajo, hubieran decidido no regresar a Barbate, está en consonancia con la
alusión "cuyas señas
personales se ignoran". De no pocos de ellos sí lo sabemos con certeza, pues está documentado, y del resto resulta más que plausible. Dada la vinculación que tenía la localidad con el mar, sabemos que, comenzada la guerra, hubo bastantes marineros, en su mayoría procedentes de la flota que faenaba en las aguas del norte del continente africano, que acabaron dirigiéndose hacia provincias como Málaga o Almería. No
faltaron quienes huyeron desde la aguas de la bahía de Algeciras, aprovechando la cercanía de Gibraltar, o que lo hicieron por tierra, desde
la sierra del Retín y cruzando las sierras del este gaditano, con destino a Málaga (Montero, pp.
124-125).
Por la información de la que disponemos, tenemos constancia de que 7 de ellos huyeron desde Tánger hacia la zona republicana: Juan Alférez Rodríguez, Manuel Callado Sánchez, Rafael Gallardo Dávila, Juan Jiménez Puente, José Oliva Vilches, Miguel Vélez Junquera y Diego Varo Muñoz. De los otros casos sobre los que disponemos algún tipo de dato, desconocemos la forma como pasaron. Algunos estuvieron en los frentes más occidentales, como Manuel Camacho Jiménez, que estuvo en la provincia de Málaga, o Gonzalo Miranda Marín, detenido en 1938 en el frente de Extremadura. Diego Guerrero Pérez, que había salido de Barbate con destino a Barcelona antes del golpe militar, se incorporó al ejército republicano en Cataluña.
Estamos, por tanto, ante un documento del que no debe desdeñarse
su importancia, porque pone de manifiesto el control que se estaba ejerciendo
por parte de las autoridades del bando sublevado, tanto sobre la población en
general como sobre aquellas personas que, de alguna forma u otra, resultaban
sospechosas y/o habían sido acusadas de no acatar el orden que se estaba
estableciendo a raíz del golpe militar de julio de ese año.
A continuación se expone de una forma sintética la información
que he ido recopilando sobre las trayectorias vitales de esos 21 vecinos de Barbate. En
buena parte ya está recogida en mi libro Fascismo y represión en
Barbate durante la guerra y la postguerra, pero a ello tengo que añadir
otra información que sigo obteniendo en mi afán por conocer mejor lo ocurrido.
Una tarea que no deja de ofrecernos sorpresas y que es una especie de fuente
inagotable.
Juan Alférez Rodríguez. Hijo de Concepción
Rodríguez Collado; en otoño de 1936 se le calicó en un informe municipal de
otoño de 1936 como “el más peligroso extremista de esta Aldea (…); le cogió el
movimiento en Tánger y a los pocos días se marchó a Málaga con los rojos donde
se encuentra (Montero, p. 230). En un edicto fechado el
7-09-1945 es mencionado junto a otras dos personas, con domicilios
desconocidos; dos meses antes, el 28-07-1945, habían recibido por parte
de la Junta Administrativa de la Aduana de Algeciras varias sanciones
por la falta de contrabando; se les conminaba al pago
de las correspondientes sanciones económicas y se les advertía de un castigo de
cárcel en caso de no hacerlo; en el mismo documento consta como hijo de
Juan y de Concepción, natural de Vejer de la Frontera, de 33 años, casado
y con el apodo de “el Perilla”; así mimo, se dice que
era marinero de profesión y que tuvo su domicilio en Algeciras (BOE, 12-09-1945).
Manuel Camacho Jiménez. Nacido en Barbate,
probablemente en 1916, era marinero y estaba afiliado a la UGT; hasta
principios de 1937 formó parte como miliciano del Batallón “Pablo Iglesias”,
ubicado en la sierra de Abdalajís, en la parte noroccidental de la provincia
de Málaga y en las cercanías de Antequera; fue procesado por un tribunal
militar, acusado del delito de auxilio a la rebelión; la causa
fue iniciada el 10-09-1937 y no se cerró hasta el
23-11-1962 (Montero, p. 238).
Manuel Co[a]llado Sánchez. Es
autor de unas memorias, en las que se detallan importantes aspectos de lo
vivido durante la guerra y los años posteriores; así, nos cuenta que nació en
Zahara de los Atunes en 1915; que huyó desde Tánger dos veces a Málaga, la
segunda de las cuales y definitiva tuvo lugar en otoño de 1936; estuvo
trabajando primero de marinero y luego en la construcción de trincheras; tras
su movilización, combatió en varios frentes de guerra (Málaga, Belchite/Zaragoza,
Segre/Lérida…); herido en otoño de 1938 en el río Segre (Lérida), pasó por varios hospitales y en enero de 1939 fue
evacuado, todavía herido, a Francia; estuvo en los campos de concentración
franceses de de Argelès-sur Mer y de Gurs; en mayo de 1940 se encontraba en la
región de Nantes y en junio, cuando se inició la ocupación alemana de Francia
por el ejército alemán, pasó a trabajar para las tropas británicas; detenido
por el ejército alemán, el 6 de junio fue devuelto a España; pasó por
batallones disciplinarios de Miranda de Ebro (Burgos) y Madrid antes de recalar
en el sur de la provincia de Cádiz, donde trabajó en los términos municipales
de Algeciras, Los Barrios y Tarifa,
construyendo caminos y extrayendo piedra de canteras; sufrió una herida en un
pie, lo que supuso tener que pasar por n tribunal médico; en 1941 fue
trasladado a Cerro Muriano (Córdoba), donde fue licenciado en 1942; fue calificado
como “comunista soltero” en un informe municipal de otoño de 1936, en el que se
añadió que se había ido voluntario desde Tánger “con los rojos a Málaga”; acabó
instalándose en Barbate, donde siguió trabajando como marinero hasta su
jubilación en los años ochenta; en diciembre de 1979, como residente en Zahara
de los Atunes, presentó en el Ayuntamiento de Barbate un escrito para que se
incluyera en el expediente de solicitud de una pensión por daños físicos
durante la guerra, haciendo constar que había pertenecido a la Brigada 95 de la
Infantería de Marina, con sede en Cartagena, y que fue herido de metralla en la
pierna derecha en el frente de Lérida, en el río Segre; sabemos también a
través de la causa militar en la que estuvo incluido que, formando parte de la
3ª Compañía del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores número 2 de
Algeciras, sufrió una lesión en la pierna derecha como consecuencia de una
esquirla desprendida mientras machacaba piedra; eso conllevó que fuera trasladado
a Cerro Muriano (Córdoba), no sin antes haberse abierto una investigación
interna que determinó que se trató de “un accidente casual y fortuito” (Montero, pp. 237-238; y Callado). Encausado por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas, donde consta que tiene la vecindad en Cádiz (Gómez,
Martínez y Barragán).
Rafael Gallardo Dávila. Nació en 1911 y era hijo
de Francisco Gallardo Pallarés; fue calificado como “extremista que también se
encuentra voluntario en Málaga con los rojos”; marinero y afiliado a la CNT;
iniciada la guerra, faenando en el barco “Joven Beatriz”, con el reto de la
tripulación desde Tánger a la “zona roja”; estuvo trabajando en la mar en la
localidad de Benajarafe, en el municipio de Vélez-Málaga; regresó a Barbate a
los pocos días de acabarse la guerra; a raíz de un incidente acaecido en julio de
1939, cuando un grupo de soldados efectuaba ejercicios de instrucción en la
plaza de toros, fue denunciado, junto a otros dos barbateños, por un
vecino por haber vertido comentarios injuriosos sobre el ejército, entre os que
estaban “poco tiempo les quedará”; detenidos, fueron conducidos a la
prisión de Algeciras a principios de agosto; en el procedimiento judicial se
les imputó el delito de adhesión a la rebelión; en los informes oficiales
preceptivos, incluido uno de FET y de las JONS de la citada localidad
malagueña, se destacó de él que no había tenido relevancia en el sindicato y
había mostrado buena conducta; el tribunal militar, con fecha 7-10-1939,
propuso para los tres acusados el sobreseimiento provisional de la causa,
siendo ratificado por el auditor de Sevilla el 31-10-1939; días antes, el 20 de
octubre, fueron puestos en libertad condicional; en junio de 1946 pasaron a la
responsabilidad de la Junta Central de Libertad Vigilada, aunque hasta 1960 no
quedó archivada su causa (Montero, p. 246).
Diego Guerrero Pérez. Nació en Vejer de la
Frontera en 1907; albañil de profesión, en diciembre de 1926 fue alistado para
hacer el servicio militar, que empezó a cumplir en Cádiz, en el reemplazo de
1927; en fecha indeterminada se trasladó a Barcelona, donde se encontraba
cuando se inició la guerra; fue movilizado por el ejército republicano y
participó en la batalla de Teruel; sufrió la pérdida de la falange de un dedo
de una de las manos; condenado a 12 años de privación de libertad, pasó por la
prisión militar de Cuatro Torres, en San Fernando; al cabo de dos o tres años
salió en libertad condicional, regresando a Barbate, donde trabajó como
marinero; vivió en la barriada del Zapal hasta que, a mediados de los años 70,
cuando se derribaron las chabolas, fue trasladado a la barriada de Carrero
Blanco, que fue donde murió en 2003; acogiéndose a diferentes
disposiciones legales, en 1993, 1998 y 2001 solicitó una indemnización por
“haber sufrido privación de libertad en establecimientos penitenciarios durante
tres o más años”; en todos los casos fueron rechazadas al haberse perdido la
documentación contenida en el Archivo General de la Capitanía de la Zona
Marítima del Estrecho como consecuencia de un incendio acaecido en
1976 (Montero, p. 250-251).
Francisco Gutiérrez Ramírez. Con su nombre tenemos documentado una persona que en la ficha de archivo consta como vecino de Conil y que tenía la edad de 37 años; de esa misma localidad eran los hermanos Puente Jiménez, de los que sí sabemos que eran marineros; en 1937 fue nombrado guardia del Cuerpo de Seguridad en Alicante (CDMH).
Francisco Jiménez Puente. Originario de Conil de la Frontera, era hermano de Juan; marinero de
profesión y afiliado a la CNT; al comienzo de la guerra huyó hacia Málaga
y estuvo, entre otros lugares, en la zona de Valencia; al finalizar la guerra regresó
a su localidad de residencia, estando detenido durante un tiempo; ya en
libertad, hubo de presentarse periódicamente en el cuartel de la Guardia Civil;
al final, acabó trasladando su residencia a Barbate, donde se casó y formó una
familia, continuando con su trabajo de marinero; su hermana Francisca estaba
casada con Juan Redondo Varo, que en 1936 había sido concejal del Ayuntamiento
de Vejer de la Frontera en representación del PSOE y acabó siendo una de las
víctimas mortales de la represión (Montero, pp. 252-253).
Juan Jiménez Puente. Nació en 1907 en Conil de
la Frontera; hermano de Francisco, también era marinero; se afilió a la CNT en
febrero de 1936; estando embarcado en el pesquero “Joven Beatriz”, de la flota
de Barbate, huyó al inicio de la guerra con el resto de la
tripulación desde Tánger hacia Almería; estuvo trabajando en su oficio hasta
septiembre de 1937, cuando se enroló voluntariamente en el ejército de la
República; adujo como justificación que “por carecer de recursos”; estuvo encuadrado
en el 2º Batallón de la 6ª Brigada; luchó en el frente de Teruel y a principios
de marzo de 1938 se presentó en Fuendetodos (Zaragoza) “a las Tropas
Nacionales” con “fusil y bombas de mano”; estuvo recluido en la cárcel de
Logroño, donde se inició el procedimiento clasificatorio; en el acta de la
Comisión de Prisioneros, del mes de abril, se hizo constar que había sido un
“propagandista de cuidado”, por lo que decidió que continuara detenido para
abrirle las diligencias judiciales oportunas; a principios de agosto ya se
encontraba en la prisión de Chiclana de la Frontera, incluido en un
procedimiento sumarísimo de urgencia abierto por el Consejo de Guerra
permanente de Algeciras, bajo la acusación de rebelión, si bien el auditor de
guerra de la Segunda Región Militar de Sevilla decidió el sobreseimiento
provisional de la causa el 10-12-1939; años después, en julio de 1945, pasó a
depender de la Junta Central de Libertad Vigilada; en agosto se
propuso el archivo de definitivo de su causa, que se aprobó en mayo de
1946; s; acabada la guerra, sin que sepamos cuándo, se trasladó a vivir a
Barbate, donde siguió trabajando de marinero (Montero, p. 253).
Antonio López García. Con el mismo nombre
existe con vecindad en Cádiz que fue encausada por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas; desconocemos si estamos ante la misma persona (Gómez, Martínez y Barragán).
Antonio López Rivero. Con el mismo nombre
existe un soldado que estuvo recluido en un batallón disciplinario de trabajadores, pero ignoramos si trata de la misma persona (AGMG).
Gonzalo Miranda Marín. Era natural de Conil
de la Frontera, donde nació en 1912, y era hijo de Antonio y Francisca; en el
momento del golpe militar de julio de 1936 tenía su residencia en Barbate,
donde trabajaba como marinero y estaba soltero; hasta el 8-11-1938 estuvo
recluido en el campo de concentración de Mérida (Badajoz), pasando a la prisión
del mismo municipio; juzgado en Consejo de Guerra el 16-12-1938 en Mérida,
acusado del delito de rebelión militar, fue condenado a 30 años de reclusión
perpetua; el 18-01-1939 fue trasladado a la cárcel provincial de Badajoz y el
22-03-1939 se confirmó la sentencia; ingresó en el Fuerte de San Cristóbal de
Pamplona el 24 de mayo de 1939, donde permaneció hasta el 25 de febrero de
1940: de ahí fue trasladado al Penal de la Casería de Ossio, en San Fernando
(Herrero). Su hermano Manuel, vecino de Conil, también estuvo entre las personas represaliadas (González, p. 154). En marzo de 1942 se hizo publica la apertura de un
expediente de responsabilidades políticas por el Juzgado Provincial de Cádiz
(BOE, 21-03-1942). En fecha desconocida regresó a Barbate, donde continuó
trabajando como marinero; también sabemos que se casó, pero el matrimonio, pero
no tuvo hijos; falleció en la misma localidad en los años setenta (González Ramírez).
Manuel Mora[l]nt Amaya. Con la variación en el primer apellido, Moral por Morant, aparece el nombre de un recluso del penal Naval Militar de la Casería de Ossio, en San Fernando; está incluido en un amplio listado de 345 personas a las, mediante una orden del ministerio de Justicia fechada el 24-06-1941, se les concede "el
beneficio de la libertad condicional con la liberación del destierro" (BOE, 4-07-1941).
Diego Moreno Sánchez. Ese nombre aparece
en una Circular del Ministerio de Defensa Nacional republicano, con
fecha 3-10-1938, donde se nombra a 199 cabos de
“la 20 Brigada, Mixta, Batallón Disciplinario de combate n. 1 y Batallón de
Ametralladoras n. 20 para cubrir vacantes en el empleo de sargento de
Infantería” (DOMDN).
Francisco Javier Muñoz Ligero. Aparece encausado por el
Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo en 1940
(BC/CDMH).
Antonio Oliva Sánchez. Sabemos que se encontraba en
situación de libertad condicional al menos hasta 1944; eso conllevaba la obligación de tener que presentarse mensualmente en el puesto de la Guardia Civil de Barbate (Montero,
p. 267).
José Oliva Vilches. En un informe
municipal de otoño de 1936 fue considerado como “comunista peligroso”, y “uno
de tantos de los que le cogió el movimiento en Tánger y por desafecto al
movimiento aún titubea para venirse a Barbate”; como castigo, fue “eliminado” del
padrón de hazas de Vejer de la Frontera en diciembre de 1936, después de haber sido incluido entre
los “reconocidos marxistas”; fue condenado a 8 años de cárcel y estuvo en
libertad condicional al menos entre 1944 y 1948 (Montero, p. 267).
Alfonso Pozo Marín. Fue condenado a 6
años de cárcel; estuvo en libertad condicional hasta abril de 1947, cuando fue
indultado; a finales del mismo año obtuvo la libertad definitiva; al
menos entre el 22-05-1944 y el 2-11-1947 tenía la obligación de
presentarse mensualmente en el puesto de la Guardia Civil Barbate (Montero,
p. 271). Estuvo recluido en la Prisión Provincial de Almería “El Acebuche” en
1938 (AHPA).
Manuel Reyes Crespo. Originario de Vejer
de la Frontera, era vecino de Barbate; trabajaba de marinero y estaba afiliado a la CNT;
formó parte de la 31ª Brigada Mixta, Batallón 121º y Compañía 14ª del 15ª
cuerpo del ejército republicano, según hizo constar en 1977 cuando
solicitó una pensión por haber sufrido secuelas físicas durante la
guerra; como resultado, le fue concedida la pensión; se ha dicho que llegó a estar en la
cárcel tras la guerra, pero no hemos encontrado la documentación que lo confirme; estuvo entre los antiguos cenetistas que durante los años de la
Transición asesoraron a la gente joven para reorganizar la CNT en el municipio; el hecho de que padecía una otitis “supurada” [sic], contraída durante la guerra, dio motivo para que fuera conocido con el sobrenombre de "Sordo Reyes" (Montero,
p. 272).
Sebastián Sánchez Moreno. Fue condenado a 6
años de cárcel y estuvo en libertad condicional hasta noviembre de 1946,
momento en que recibió el indulto; un año después, en el mismo mes, obtuvo la
libertad definitiva; al menos entre el mayo de 1944 y diciembre de 1947 tuvo que presentarse mensualmente en el puesto de la Guardia Civil
Barbate (Montero, p. 276).
Diego Ureba Ramos. Nació en Barbate en
1918, y era hijo de Antonio y Sebastiana; era marinero de profesión (AMB). Con el mismo nombre y el primer apellido, así como con el sobrenombre de “el Sambo”, lo menciona Manuel Callado Sánchez
en sus memorias; durante los primeros meses de 1939 coincidieron en el Campo de
concentración de Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia, después de haberse vito obligados a pasar la frontera tras la ocupación de Cataluña por las tropas sublevadas en enero (Montero,
p. 280).
Diego Varo Muñoz. Calificado en un informe
municipal de otoño de 1936 como un “extremista, peligroso, de entera confianza
del Alcalde Tato, [que] le cogió en Tánger el movimiento y se fugó a Málaga con
los rojos donde se encuentra; así mismo, se le menciona con el sobrenombre
despectivo de "la Portera"; en
1941 estuvo sometido a un proceso por el Tribunal de Instrucción de
Responsabilidades Políticas; aunque se desconoce la condena que se le impuso,
en julio de 1946 se encontraba en libertad condicional, si bien tenía la residencia en
Tánger; en octubre de 1946 obtuvo la libertad definitiva (Montero, p.
282). En documentos de esos años también se hizo constar como municipios de residencia, además
de Barbate y Tánger, los de San Roque y Vejer de la Frontera (Domínguez; Gómez,
Martínez y Barragán; y BOE, 7-09-1941).
Miguel Vélez Junquera. En un informe
municipal de otoño de 1936 fue considerado como “Comunista que le
sorprendió el movimiento en Tánger y hoy se encuentra en Málaga con los rojos,
voluntario”; en enero de 1942 se abrió contra él un expediente por parte del
Tribunal de Instrucción de Responsabilidades Políticas (Montero, p.
283).
Procedencia de la información (por orden de aparición)
BOE. Boletín Oficial del Estado. Administración de Justicia. Edictos y requisitorias. Cédula de notificación. Burgos, n. 113, 10-02-1937, p. ilegible ¿376? (https://www.boe.es/gazeta/dias/1937/02/10/pdfs/BOE-1937-113.pdf).
Montero Barrado, Jesús María (2023). Fascismo y represión en Barbate durante la guerra y la postguerra. Cádiz, Mancomunidad de La Janda / Diputación de Cádiz.
BOE. Boletín Oficial del Estado. Junta Administrativa de Contrabando y Defraudación del Campo de Gibraltar. Aduana de Algeciras. Edicto. N. 255, Anexo Único, 12-09-1945, pp. 597-598 (https://www.boe.es/gazeta/dias/1945/09/12/pdfs/BOE-U-1945-255.pdf).
Callado Sánchez, Manuel [1981]. Memorias de un soldado de infantería marina. Odisea vivida por Manuel Callado Sánchez des 1936 a 1942. Ejemplar mecanografiado, sin publicar.
Gómez Oliver, Miguel, Martínez López, Fernando y Barragán Moriana, Antonio (coords.) (2015). El "botín de guerra" en Andalucía. Cultura represiva y víctimas de la Ley de Responsabilidades Políticas, 1936-1945, y CD-rom. Madrid, Biblioteca Nueva.
CDMH. Centro Documental de la Memoria Histórica / Pares, Portal de Archivos Españoles (https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/10501997).
AGMA. Archivo General Militar de Guadalajara. Batallones disciplinarios de soldados trabajadores. Expedientes personales de soldados trabajadores y soldados de escolta
(https://patrimoniocultural.defensa.gob.es/sites/default/files/2023-04/08_3_1_1_expedientes_personales_de_soldados_trabajadores_a-f.pdf).
Herrero, Hedy. Los presos del Penal de Ezcaba. Fuerte de San Cristóbal, Pamplona, Navarra (https://ergastulapenalfuertesancristobal.blogspot.com/2019/05/miranda-marin-gonzalo.html).
González, Magdalena (2014). De lo vivo lejano. Conil de la Frontera. 1931-1945. Sevilla, Aconcagua.
BOE. Boletín Oficial del Estado. Anuncio de incoación de expedientes de responsabilidades políticas. N. 80, Anexo Único, 21-03-1942, p. 1.489 (https://www.boe.es/gazeta/dias/1942/03/21/pdfs/BOE-U-1942-80.pdf).
González Ramírez, Isabel. Información sobre Gonzalo Miranda Marín; facilitada el 14-11-2023.
BOE. Boletín Oficial del Estado. Orden del Ministerio de Justicia. N. 185, 4-07-1941, p. 4.952 (https://www.boe.es/diario_gazeta/comun/pdf.php?p=1941/07/04/pdfs/BOE-1941-185.pdf).
DOMDN. Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional. Barcelona, n. 256, 3-10-1938, p. 36 (https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/i18n/catalogo_imagenes/imagen.do?path=53987#page=4).
BC/CDMH. Buscar Combatientes / Centro Documental de la Memoria Histórica. Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (https://buscar.combatientes.es/resultados/Francisco/Mu%C3%B1oz/Ligero).
AHPA. Archivo Histórico Provincial de Almería. Prisión Provincial
de Almería.
AMB. Archivo Municipal de Barbate. Padrón Municipal Renovado, 31-12-1975.
Domínguez Pérez, Alicia (2004). El verano que trajo un largo invierno. La represión político-social durante el primer franquismo en Cádiz (1936-1945), v 2 y CD-rom. Cádiz, Quorum.
BOE. Boletín Oficial del Estado. Anuncios de incoación de expedientes de responsabilidades políticas. Administración de Justicia. N. 250, Anexo Único, 7-9-1941, p. 3.375 (file:///C:/Users/monte/Downloads/BOE-U-1941-250%20(1).pdf).
(El artículo ha sido reproducido, con fecha 19-05-2024, en Todos (...) los Nombres).
miércoles, 8 de mayo de 2024
Tomás Bretón y "El burro de Villarino": lo popular en lo sinfónico
Hablando este mediodía con mi hermano Juan Miguel sobre la entrada que he dedicado a la canción "El burro de Villarino", me ha recordado que Tomás Bretón (conocido músico salmantino de finales del siglo XIX y principios del XX, autor de la famosa zarzuela La verbena de la Paloma), introdujo esa canción en una de sus obras. Y raudo me he puesto a indagarlo, con un resultado positivo. En efecto, en su poema sinfónico Salamanca, de 1916, puede oírse durante aproximadamente un minuto (concretamente, a partir del 6'15'') la melodía de nuestro querido burro. La pieza musical está estructurada en tres partes, que se corresponden con temas del cancionero salmantino recopilado por Dámaso Ledesma, estando el tercero dedicado a una riverana. La melodía se percibe primero a través del sonido de un oboe; luego, de una flauta dulce; y como colofón, del conjunto de la orquesta, para finalmente irse diluyendo en la vorágine de la composición. Quede, pues, la muestra de cómo una canción popular mereció ser recordada por un insigne compositor.
En el Día del Burro, nada mejor que cantar "El burro de Villarino"
Nos ha recordado nuestro amigo José Manuel que hoy es el Día del Burro. A ello no es ajena su hija Belén, dedicada a su conservación en la comarca portuguesa del Miranda do Douro. Para un salmantino de nacimiento, como es mi caso, el mencionar a ese animal nos lleva a la canción "El burro de Villarino". De origen popular -y muy popular, por conocida y cantada-, tiene su origen en el pueblo que le da nombre: Villarino de los Aires. Situado en los Arribes del Duero, al noroeste de la provincia, y lindante con la comarca portuguesa antes aludida, está en uno de los tramos de lo que se conoce como la raya, esto es, la frontera entre los dos países.
Para conocer mejor esta realidad no está de más leer una entrevista de hace tres años a Luis Falcón, publicada en el Diario de Valladolid. Escritor y periodista, nació en el pueblo y reivindica el carácter singular que tienen las tierras que comparten, cada una en su orilla correspondiente, el segundo río más caudaloso y largo de la Península Ibérica: "la raya húmeda que es el Duero y el Douro. Sobre este espacio geográfico
compartido están el planteamiento político, el geográfico y el sociocultural.
Son más las semejanzas que las diferencias". Y sobre la canción nos dice que "posiblemente
en toda Castilla y León no exista una canción tradicional con más trascendencia
mundial que el burro de Villarino".
Y, en efecto, su melodía, con parte de la letra y/o alguna que otra adaptación, se cantaba durante los años 60 y 70 para denunciar la dictadura franquista. E incluso, más allá del Atlántico, lo hicieron el argentino Atahualpa Yupanqui o los chilenos Rolando Alarcón, Víctor Jara, en compañía de Quilapayún, y este mismo grupo por sí solo.
Hay muchas versiones populares de la canción en cuanto a la letra, no así en su música. E incluso no faltan variantes en el uso de algunas palabras, como murió/muriú, burro/burru, vinagre/vinagre, llevó/llevú, Dios/Dius, hocico/hocicu, mohíno/mohinu..., que no es otra cosa que el eco que va quedando en algunos lugares, sobre todo del medio rural, de la antigua lengua leonesa. En las fiestas de los pueblos y de la propia capital se canta acompañada de la gaita y el tamboril. Dos instrumentos que forman parte del acervo cultural de la mayor parte de la provincia salmantina, especialmente en sus partes central, occidental y meridional. La versión que dejo para que se escuche es de Gabriel Calvo. Vamos allá.
Ya se murió
el burro
que
acarreaba la vinagre,
ya lo llevó
Dios
de esta
vida miserable.
Que tururururú,
que tururururú,
que tururururú,
que tururururú.
Él era
valiente,
él era
mohíno,
él era el
alivio
de todo
Villarino.
Que tururururú...
¿No te acuerdas, burro,
camino de Pereña?
Tú tirabas coces
y yo te daba leña.
Que tururururú...
Estiró la
pata,
arrugó el
hocico
y con el
rabo tieso decía:
“¡Adiós, Perico!”.
Que tururururú...
Todas las
vecinas
fueron al
entierro
y la tía
María
tocaba el
cencerro.
Que tururururú...
A los ocho
días,
después de
haber muerto,
resucitó el
burro
para el
testamento.
Que tururururú...
A Juan dio
la cincha;
a Pedro, la
albarda;
y a Andrés,
las orejas
para unas
sandalias.
Que tururururú...
Al amo, los
dientes;
el rabo, al
criado;
y al ama,
el pellejo
para
hacerse un sayo.
Que tururururú,
que tururururú,
que tururururú,
que bien lo sabes tú.
(Imagen: Lecturas infantiles de España y América; Salamanca, Anaya, 1965).-
martes, 7 de mayo de 2024
"Abre los ojos", de El rey de las ratas
Tranquilo, Marcos, que también hay para ti. Cuando me llegó el mensaje de tu madre con el audiovisual de tu canción "Abre los ojos", tenía medio preparado lo de Beethoven -que no es poco-, pero eso no ha impedido que te haya hecho un hueco. ¡Cómo no, artista! Aquí dejo para escuchar y ver tu grito de rebeldía.
(Realización
y producción: Diego Alonso y Marcos Valverde; cámaras:
Juan Narciso Alcaraz Cansado y Antonio Manuel Morales Morales; grabación,
mezcla y mastering de audio: MalverdeStudios; 2919).
Segundo centenario de la 9ª Sinfonía de Beethoven
Oda a la Alegría
¡Oh
amigos, cesad esos ásperos cantos!
Entonemos
otros más agradables y
llenos
de alegría.
¡Alegría,
alegría!
¡Alegría,
hermosa chispa de los dioses
hija
del Elíseo!
¡Ebrios
de ardor penetramos,
diosa
celeste, en tu santuario!
Tu
hechizo vuelve a unir
lo
que el mundo había separado,
todos
los hombres se vuelven hermanos
allí
donde se posa tu ala suave.
Quien
haya alcanzado la fortuna
de
poseer la amistad de un amigo, quien
haya
conquistado a una mujer deleitable
una
su júbilo al nuestro.
Sí,
quien pueda llamar suya aunque
sólo
sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y
quien no pueda hacerlo,
que
se aleje llorando de esta hermandad.
Todos
los seres beben la alegría
en el
seno de la naturaleza,
todos,
los buenos y los malos,
siguen
su camino de rosas.
Nos
dio ósculos y pámpanos
y un
fiel amigo hasta la muerte.
Al
gusano se le concedió placer
y al querubín
estar ante Dios.
Gozosos,
como los astros que recorren
los
grandiosos espacios celestes,
transitad,
hermanos,
por
vuestro camino, alegremente,
como
el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos,
criaturas innumerables!
¡Que
ese beso alcance al mundo entero!
Hermanos!,
sobre la bóveda estrellada
tiene
que vivir un Padre amoroso.
¿No
vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo
sobre la bóveda estrellada.
Allí,
sobre las estrellas, debe vivir.
¡Alegría,
hermosa chispa de los dioses
hija
del Elíseo!
¡Ebrios
de ardor penetramos,
diosa
celeste, en tu santuario!
Tu
hechizo vuelve a unir
lo
que el mundo había separado,
todos
los hombres se vuelven hermanos
allí
donde se posa tu ala suave.
¡Alegría,
hermosa chispa de los dioses,
hija
del Elíseo!
¡Alegría,
bella chispa divina!
sábado, 4 de mayo de 2024
Respeto, reparación y memoria a las 12 víctimas mortales del fascismo en Barbate
Teniendo en cuenta la gravedad de lo antes referido, me voy a centrar en el caso que mejor conozco: Barbate. En lo que desde 1938 se conformó como un nuevo municipio tenemos conocimiento documentado de 10 vecinos que fueron víctimas de la represión habida tras el golpe militar de julio de 1936. Personas que fueron asesinadas entre finales de julio de 1936 y el 24 de marzo de 1937.
De 5 sabemos dónde las mataron: Francisco Tato Anglada, Francisco Domínguez Benítez, Francisco López Ramírez, José Utrera Rivera y José Melero Ladrón de Guevara. De los cinco restantes lo ignoramos. En tres casos disponemos de alguna pista, pero no certezas: Francisco Braza Basallote, Manuel Abel Romero y Francisco Utrera Rivera. En dos, ninguna: Antonio Oliva Ramírez y Juan Porta Crespo. Todos, menos Francisco Tato Anglada, están desaparecidos. Dos fueron fusilados tras un consejo de guerra: José Melero Ladrón de Guevara y José Utrera Rivera. Los restantes fueron pasto de las patrullas de la muerte. Y a ellos tenemos que añadir otros dos barbateños que, una semana antes del golpe militar, fueron abatidos por las balas de un pistolero fascista: los hermanos Juan y Manuel Caro Marín, de los que sabemos dónde tuvo lugar el atentado, dónde murieron y dónde los enterraron. Pero ya no están en sus tumbas.
Éstas son las víctimas, y lo que sabemos, expuesto muy sintéticamente, sobre sus profesiones, y los lugares y las fechas de su muerte:
Manuel Caro Marín: albañil; Barbate; 11-07-1936.
Juan Caro Marín: albañil; Cádiz; 12-07-1936.
Francisco Braza Basallote: agricultor; ¿La Muela, Vejer de la Frontera?; finales de julio de 1936.
Francisco Tato Anglada: farmacéutico; Fuente del Viejo, Barbate; 21-08-1936.
Manuel Abel Romero: maestro; ¿Pino Gordo, Puerto Real?; ¿22-08-1936?
Antonio Oliva Ramírez: marinero; lugar desconocido; septiembre de 1936.
Juan Porta Crespo: mariscador; lugar desconocido; septiembre de 1936.
Francisco Domínguez Benítez: ¿?; Cádiz; 19/21-10-1936.
Francisco Utrera Rivera: almadrabero; ¿El Puerto de Santa María?; 17/18-02-1937.
Francisco López Ramírez: almadrabero; ¿El Puerto de Santa María?; 18-02-1937.
José Melero Ladrón de Guevara: marinero; Algeciras; 24-03-1937.
José Utrera Rivera: marinero; Algeciras; 24-03-1937.
Les debemos respeto, reparación y memoria.
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