miércoles, 29 de enero de 2020

Bien por la afición del Club Deportivo Tenerife en su apoyo a Iñaki Williams y su oposición al racismo


Ayer sucedió un hecho entre insólito y positivo, que tuvo como escenario el campo Heliodoro Rodríguez de Tenerife y que contó con dos protagonistas: Iñaki Williams, jugador del Athletic Club de Bilbao, y la afición del Club Deportivo Tenerife. La ovación que ésta propició  al jugador al principio y el final del partido, junto con las pancartas y los gritos en favor de la tolerancia y contra el racismo, han marcado un hito. Y es que  Iñaki Williams fue víctima el pasado sábado de los insultos racistas proferidos por parte de la afición del Espanyol de Barcelona, cuando se jugaba el partido en el campo situado en Cornellá/El Prat.   

Los campos de fútbol son un ámbito donde la violencia verbal se manifiesta con rotundidad. Una violencia que afloran con frecuencia con mensajes cargados de racismo, xenofobia, machismo, homofobia... Pero las autoridades deportivas -sean los propios árbitros en el campo, quienes dirigen los clubes, las federaciones o las específicas destinadas a luchar contra la violencia en los campos de juego- no hacen lo necesario para combatirla o, cuando lo hacen, toman decisiones poco o nada ecuánimes. Ocurrió, por ejemplo, con el Rayo Vallecano, como consecuencia de los insultos lanzados sobre un jugador del Albacete por una parte de su afición. Decir "¡Puto nazi!" a jugador declaradamente nazi fue motivo de suspensión del partido, de castigo con el cierre del campo en la disputa posterior del tiempo que quedaba y el cierre durante varias jornadas de la grada afectada, amén de la multa correspondiente. 


Ningún club había sido castigado con esa dimensión hasta entonces. Se trataba, en fin, del club de un barrio popular madrileño y con una afición mayoritariamente de izquierdas. Sin embargo, las jornadas siguientes han seguido profiriéndose insultos racistas contra algunos jugadores, como lo ocurrido con Iñaki Williams. Ante la pasividad y falta de ecuanimidad de las autoridades deportivas, ha estado muy bien lo ocurrido ayer en Tenerife.

Bueno sería que los escenarios deportivos se convirtieran también en espacios de paz.