Para finalizar mis comentarios sobre la visita al yacimiento de lo que fueron Poseidonia/Paestum, no puedo olvidarme de algo que se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico, anexo al yacimiento arqueológico, y que me impactó de una manera especial por su belleza. Se trata, concretamente, de un monumento funerario conocido con el nombre de Tumba del Zambullidor (en italiano, Tomba del Tuffatore), descubierta a finales de los años sesenta del siglo pasado en una necrópolis cercana al núcleo urbano.
Se han conservado las cinco losas de piedra calcárea que la componían, cuatro de las cuales eran las laterales y siendo la quinta con la que se recubría su parte superior. El pequeño habitáculo interior estaba decorado con pinturas, alusivas a un joven perteneciente a la aristocracia local. Reflejan en su conjunto la concepción que se tenía en esa época de la muerte, que incluía la despedida pública del difunto. Una concepción en la que se mezclan las influencias del Mediterráneo oriental, en torno a las creencias en el más allá, y la propiamente griega sobre el tránsito al reino de Hades, esto es, el inframundo a cuyas profundidades se accedía a través de las aguas de la laguna Estigia.
Las escenas representadas en las dos losas de mayor tamaño describen un banquete entre jóvenes desnudos, de tipo atlético, que se deleitan entre la comida y bebida, la conversación y los escarceos amorosos. En las dos más pequeñas aparece el difunto: en una, en solitario; y en la otra, acompañado de un niño tocando la flauta y posiblemente de un sacerdote.
Es la pintura de la losa que recubre la tumba la que supone el culmen del conjunto funerario. A diferencia de las otras, cuyos rasgos formales se inscriben en lo propios de la pintura griega, en este caso llama la atención su simplicidad, rayando la estilización. La escena refleja a un joven en el momento de lanzarse para zambullirse en el agua. La forma en que lo hace ha llevado a que se considere que el difunto pudiera tratarse de un joven atleta. Lo más llamativo, empero, es el significado iconográfico de la escena, que sería una metáfora del tránsito de la vida a la muerte. Quizás, con las aguas de la laguna Estigia como el escenario. Y añado un detalle al que aludió el guía que nos acompañó durante la visita: las columnas situadas en la parte derecha. ¿Se trata de las columnas de Heracles/Hércules? Sí, las mismas que, en la cosmovisión dominante de esa época, delimitaban el mundo conocido del desconocido y que marcaban el inicio del fin del mundo.