jueves, 7 de marzo de 2024

15 poemas para un 8 de marzo


A pesar de todo me levanto

Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes arrojarme al fango
y aún así, como el polvo…, yo me levanto.

Mi descaro te molesta?
¿Por qué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros,
bombeando en la sala de mi casa.

Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto.
Así, yo me levanto.

¿Me quieres ver destrozada?
Con la cabeza agachada y los ojos bajos,
los hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

¿Mi arrogancia te ofende?
No te tomes tan a pecho
que yo ría como si tuviera minas de oro,
excavándose en el mismo patio de mi casa.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, yo me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de la vergüenza de la historia,
yo me levanto.
Desde el pasado enraizado en dolor,
yo me levanto.
Soy un océano negro, amplio e inquieto,
manando,
me extiendo, sobre la marea.

Dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos, legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.

(Maya Angelou)


No deseo abrir la boca

No deseo abrir la boca.
¿Qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura,
cuando es tanta la amargura que siento?
Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca!
Sin nadie a mi lado en la vida,
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad,
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada,
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
¿Pero qué puedo hacer si un ala
tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio,
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana.
Entiéndase, pues, mi constante queja. 

(Nadia Anjuman)


8 de marzo

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres, ¡Qué poco es un solo día, hermanas, qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas! De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos –toda la atropellada ruta de nuestras vidas– deberían pavimentar de flores para celebrarnos (que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó las floridas avenidas postradas de pena de Londres) Nosotras queremos ver y oler las flores. Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos, Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris Y de los que nos vendaron los pies Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas Queremos flores del que se protege del mal pensamiento obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte Queremos flores de los que nos quemaron por brujas Y nos encerraron por locas Flores del que nos pega, del que se emborracha Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos donde el agua de nuestros ojos se hace lodo; arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos, de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres. Queremos flores hoy. Cuanto nos corresponde. El jardín del que nos expulsaron.

(Gioconda Belli)


Rotundamente negra

Me niego rotundamente
a negar mi voz,
mi sangre y mi piel.
y me niego rotundamente
a dejar de ser yo,
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro en el espejo
con mi boca
rotundamente grande,
y mi nariz
rotundamente hermosa,
y mis dientes
rotundamente blancos,
y mi piel valientemente negra.
Y me niego categóricamente
a dejar de hablar
mi lengua, mi acento y mi historia.
Y me niego absolutamente
a ser parte de los que callan,
de los que temen,
de los que lloran.
Porque me acepto
rotundamente libre,
rotundamente negra,
rotundamente hermosa.

(Shirley Campbell)


La construcción de un sueño

Siempre hay tiempo para un sueño.
Siempre es tiempo de dejarse llevar por una
pasión que nos arrastre hacia el deseo.
Siempre es posible encontrar la fuerza
necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto.
Y es allí, y solo allí, en la altura, donde
podemos desplegar nuestras alas en toda su extensión.
Solo allí, en lo más alto de nosotros mismos,
en lo más profundo de nuestras inquietudes,
podremos separar los brazos, y volar.
... ella ha iniciado ya ese vuelo.

(Dulce Chacón)


Calcomanía

A veces repaso con boli los
bordes de la herida,
como si la tinta azul
fuera capaz de contener
la expansión del morado.
Repaso igual que mi hija repasa los bordes
de las calcomanías que empiezan
a desdibujársele en el brazo.
A veces, incluso, le dibujo
a la herida ojitos y boca.
Un día, incluso, le dibujé
una lengua burlona.
Ella lo vio y sonrió.
Esa fue la primera vez que tuve miedo.

(Bibiana Collado Cabrera)


Él era débil y yo era fuerte…

Él era débil y yo era fuerte,
después él dejó que yo le hiciera pasar
y entonces yo era débil y él era fuerte,
y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,
tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no había ruido, él no dijo nada,
y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
ahora ninguno de los dos era más fuerte,
él luchó, yo también luché,
¡pero no lo hicimos a pesar de todo!

(Emily Dickinson)


Quiero disculparme…

Quiero disculparme con todas las mujeres
a las que he llamado bonitas
antes de haberlas llamado inteligentes o valientes.
Lamento si hice sonar complicado
algo tan simple como con lo que se nace,
es de lo que tienes que estar más orgullosa
como cuando tu espíritu ha aplastado las montañas.
De ahora en adelante, voy a decir cosas como eres resistente
o eres extraordinaria,
no porque crea que no eres bonita,
sino porque eres mucho más que eso.

(Rupi Kaur)


Si me quieres, quiéreme entera…

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda!… O no me quieras

(Dulce María Loinaz)


Es necesario…

Es necesario
revertir el hechizo.
Ese,
que borra a las mujeres
de los libros de historia,
de las esferas de poder,
de las antologías.
Ese,
que las encierra
entre cuatro paredes,
con solo
colocarles un anillo.

(Gisela López)


Ca Foscari

Te amo como mi semejante,
mi igual, mi parecida,
de esclava a esclava,
parejas en la subversión
al orden domesticado.
Te amo esta y otras noches
con las señas de identidad
cambiadas.
como alegremente cambiamos nuestra ropa
y tu vestido es el mío
y mis sandalias son las tuyas,
como mi seno
es tu seno
y tus antepasadas son las mías.
Hacemos el amor incestuosamente,
escandalizando a los peces
y a los buenos ciudadanos de este
y de todos los partidos.
A la mañana, en el desayuno,
cuando las cosas lentamente vayan despertando,
te llamaré por mi nombre
y tú contestarás
alegre,
mi igual, mi hermana, mi semejante.

(Alejandra Peri Rossi)


Soy mujer…

Soy mujer.
Y un entrañable calor me abriga
cuando el mundo me golpea.
Es el calor de otras mujeres,
de aquellas que hicieron de la vida
este rincón sensible, luchador,
de piel suave y corazón guerrero.

(Alejandra Pizarnik)


Somos mujeres

Miradnos.
Somos la luz de nuestra propia sombra,
el reflejo de la carne que nos ha acompañado,
la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.

Somos el azar de lo oportuno,
la paz que termina con las guerras ajenas,
dos rodillas arañadas que resisten con valentía.

Miradnos.
Decidimos cambiar la dirección del puño
porque nosotras no nos defendemos:
nosotras luchamos.

Miradnos.
Somos, también, dolor, somos miedo,
somos un tropiezo fruto de la zancadilla de otro
que pretende marcar un camino que no existe.
Somos, también, una espalda torcida,
una mirada maltratada, una piel obligada,
pero la misma mano que alzamos
abre todas las puertas,
la misma boca con la que negamos
hace que el mundo avance,
y somos las únicas capaces de enseñar
a un pájaro a volar.

Miradnos.
Somos música,
inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz en un lugar que aún no es capaz de
abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos,
porque la belleza siempre cegó los ojos
de aquel que no sabía mirar.
Nuestro animal es una bestia indomable
que dormía tranquila hasta que decidisteis
abrirle los ojos con vuestros palos,
con vuestros insultos, con este desprecio
que, oídnos:
no aceptamos.

Miradnos.
porque yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he visto cuando nos reconocemos humanas
en esta selva que no siempre nos comprende
pero que hemos conquistado.

He visto en nosotras
la armonía de la vida y de la muerte,
la quietud del cielo y del suelo,
la unión del comienzo y del fin,
el fuego de la nieve y la madera,
la libertad del sí y el no,
el valor de quien llega y quien se va,
el don de quien puede y lo consigue.

Miradnos,
y nunca olvidéis que el universo y la luz
salen de nuestras piernas.
Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío y a oscuras.

Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.

(Elvira Sastre)


Loba

Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.
Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
Que no pude ser como las otras, casta de buey
Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!
Yo quiero con mis manos apartar la maleza.
Mirad cómo se ríen y cómo me señalan
Porque lo digo así: (Las ovejitas balan
Porque ven que una loba ha entrado en el corral
Y saben que las lobas vienen del matorral).

(Alfonsina Storni)


la mujer que vende el pescado…

la mujer que vende el pescado se llama Dulce
y todo lo que tiene que ver con ella es azul
hasta su forma de saludar abre un claro
en el cielo más gris
no limpia bien la merluza y nos la trae a casa
con todas las vísceras y esas espinas exteriores
que se clavan en las manos
pero vuelves al día siguiente con ella
porque su marido va al mar todas las mañanas
en un barco que los turistas fotografían por la mañana
como si fuera un recuerdo de sus vacaciones
Dulce nos advierte que estemos pendientes de la cartera
porque hay mucha necesidad y ya se sabe
desesperación
a ella le entraron en su casa varias veces
pero no buscaban comida
Dulce siente pena de mí porque no tengo hijos
y sé que es por eso que me escoge las mejores almejas
pero hoy la mujer azul estaba tan triste
que el olor a mar se hizo denso casi insoportable
alguien se atrevió a preguntar y por fin contestó
hay dolores que te desgarran el alma
la mujer gorda con bolso de rafia añadió
a quien lo tenga
luego resbalaron dos lagrimas por el rostro de Dulce
que brillaban como escamas

(Eva Veiga)