Vamos sabiendo más sobre las elecciones andaluzas. Ayer El País publicó un nuevo estudio demoscópico que añade a la abstención y el desplazamiento del voto entre los grupos varios aspectos nuevos: la fidelidad en el voto, los nuevos y las nuevas votantes, las razones de quienes votaron por Vox...
Quizás lo más llamativo sea lo que ya se intuía la misma noche electoral y estudios demoscópicos como el de El Mundo corroboraban: la abstención ha perjudicado en mayor medida a PSOE y Adelante Andalucía. De esta manera, en relación a 2015 el 8,6% de los votos obtenidos por el PSOE, el 11,6% de Podemos y el 13,5% de IU habrían tenido ese destino. A esto se puede añadir otro aspecto, en gran parte relacionado, que es el de los votos nulos y en blanco. Aquí el estudio lo incluye junto al voto a otros partidos que no han obtenido representación parlamentaria (PACMA, PCPE, AxS...), lo que, en todo caso, nos ayuda a entender mejor el distanciamiento hacia los grupos que votaron en 2015. Así, del PSOE se habría ido el 8,6%; de Podemos, el 11,6%; y de IU, el 5,6%. Y en la suma de ambos aspectos, el PSOE habría perdido el 18,5%; desde Podemos, el 20,5%; y desde IU, el 19,1%.
Los grupos de derecha se habrían visto menos afectados, aunque, en comparación con el estudio de El Mundo, la diferencia con los grupos de izquierda habría sido menor. El PP habría perdido el 13,4% de esos votos (5,4%, en la abstención) y Ciudadanos, el 16% (10,1%, en la abstención).
En cuanto a los trasvases de votos entre grupos hay en general una gran coincidencia en los datos aportados. Y de entrada cabe destacar lo que ha sido la poca fidelidad de voto sobre el de 2015. La más alta se ha dado entre quienes votaron a IU y Podemos, que en esta ocasión lo han hecho en un 73,9% y un 68,9%, respectivamente, por Adelante Andalucía. Algo menor ha sido la de Cs, que se ha quedado en un 62,1%. Y bastante baja la han tenido PP y PSOE, para los que el 49,3% y el 42,6%, respectivamente, les ha supuesto la pérdida de, al menos, la mitad de su electorado.
Y entramos, así, en los trasvases de votos entre los grupos contendientes. El PSOE habría perdido el 13,3% hacia Adelante Andalucía, el 8,8 hacia Cs, apenas un 1,2% hacia PP y otro 1,2% a Vox; y habría recibido el 3,7% de Podemos, el 3,8 de IU, el 3,3% del PP y el 1,7% de Cs.
Cs, por su parte, se habría beneficiado del 8,8% de quienes votaron al PSOE en 2105 y del 13,5% que lo hicieron por el PP. La sangría de este partido se completaría con las pérdidas que se han orientado hacia Vox, al que se habría ido el 21,6% de sus votantes.
Vox, por tanto, se ha alimentado en su mayor medida del PP, con el referido 21,6%, pero también de Cs, que habría perdido el 10,9%. Estos datos supondrían, respectivamente, más de la mitad y casi la cuarta parte de los casi 400.000 votos obtenidos por Vox.
No podemos dejar al lado el comportamiento de los nuevos y las nuevas votantes. Se abstuvo el 23% y votó nulo, en blanco o por grupos sin representación parlamentaria el 13,5%. La suma (36,5%) resulta elevada y aumenta más todavía si le unimos el 18,4% cuya respuesta ha sido "no sabe/no contesta". Por lo demás, los apoyos a los distintos grupos, teniendo en cuenta el total del electorado, se han repartido así: PSOE, el 18,2%; Adelante Andalucía, el 13,8%; Vox, el 6,6%; Cs, 3,6%; y PP, 3%.