El muro que separa Melilla de Marruecos ha sido reforzado con unas alambradas de nuevo tipo. Disponen de unas cuchillas que las hacen, no sé si más efectivas a la hora de disuadir a quienes intentan cruzar la frontera, pero sí más crueles. A mediados de octubre de 2005 escribí un artículo de opinión para el semanal Trafalgar Información con el título de esta entrada. He decidido reproducirlo, porque creo que, por desgracia, sigue teniendo actualidad.
Hace 16 años cayó un muro, el que dividía Berlín, llamado de la vergüenza. Fue una caída que simbolizó el fin de
Durante las últimas
semanas los medios de comunicación, los del poder económico y político, nos
están ofreciendo imágenes de lo que han
denominado “el asalto de inmigrantes” de las vallas que separan las ciudades, españolas, de Ceuta y Melilla de su
entorno africano-marroquí. “Oleadas de inmigrantes”, se ha dicho y escrito,
dotados, eso sí, de escaleras hechas a base de restos de madera y ramas de
árboles. Frente a estas personas armadas de sus frágiles escaleras, dos vallas
cada vez más altas, con más alambradas y más vigiladas por fuerzas policiales y
del ejército. Hubo quienes las superaron, llenas de heridas que sólo
cicatrizarán en sus carnes, y ahora esperan, expectantes de su suerte, de su
destino, de una decisión que diga que se pueden quedar en nuestro mundo. Hubo
quienes, pese a pasar las vallas, de inmediato fueron devueltas a territorio
africano-marroquí, quienes no lograron siquiera traspasarlas y, terrible
destino, murieron en el intento. Así empezó para muchas de esas personas un
nuevo vía crucis vergonzoso y humillante.
Tras el primer impacto,
una vez tomadas medidas de vigilancia más efectivas y desarrolladas acciones
diplomáticas por las autoridades españolas, acabaron los asaltos y las imágenes
de alambradas, sangre, sufrimiento. Ahora las imágenes son de autobuses
repletos de personas encadenadas, sedientas, desesperadas, frustradas y
asustadas por el miedo de la incertidumbre y la humillación. Ahí parece que
acabó nuestra responsabilidad, la del mundo rico, para traspasarla a la del
gobierno vecino, del mundo pobre, regido, y nunca mejor dicho, por un tirano
rodeado de un séquito cruel y agradecido que le adula. Lejos de la frontera que
separa los dos mundos han llevado a las personas que fracasaron en su intento
de traspasarla. Su destino está siendo el desierto, en un intento por dejarlas
en el olvido, o la devolución al país de donde salieron.
En muchas conversaciones
de a pie se ha podido escuchar el escándalo de las imágenes del sufrimiento, de
la humillación, de la degradación... Pero no se ha hecho mención a las vallas,
a las alambradas, al ejército... y a quienes las han construido, las han situado
y las han desplegado.
Pero eso no es lo malo. O todo lo malo. En los
medios de comunicación poderosos, los del poder, y muchas conversaciones de a
pie no se hace mención a las causas reales. Los desastres naturales, los
gobiernos tiránicos, los políticos corruptos y hasta la torpeza de sus gentes
son la cantinela al uso que explica lo que ocurre en África. Pero para nada se
menciona al colonialismo de antaño y al neocolonialismo de hogaño, a la deuda
externa y a la venta de armas, a las políticas neoliberales y a las fronteras
abiertas para los capitales, a la destrucción progresiva de los usos agrícolas
que generaban sus alimentos y a la imposición de otros más rentables con
destino a la exportación... Es decir, se elude la mención al capitalismo y su
expansión imperialista. Nada de eso.
Estos días, como es mi
costumbre desde hace unos cuantos años, he podido leer por internet numerosos
artículos que analizan lo ocurrido desde otra dimensión distinta de la oficial,
distinta de esa versión que esquiva la verdadera responsabilidad para dejársela
a quienes sufren el problema. De todos esos artículos me quedo con uno y con el
titular aparecido en rebelión.org, que sintetiza un discurso, el de Isaura
Navarro, una parlamentaria de IU, cuando el pasado día 6 día interpelaba al
ministro del Interior de nuestro país en el Congreso: “¿Para qué ha enviado el
Gobierno al ejército? ¿Estamos en guerra contra el mundo pobre?”.
(12-10-2005)