Javier Sotomayor fue un atleta que protagonizó una época. Su marca en salto de altura de 2,45 metros, conseguidos en Salamanca en 1985, aún se mantiene vigente. No fue un hecho casual, pues posee las tres mejores marcas mundiales y comparte la cuarta. He leído una entrevista reciente hecha por el diario deportivo Marca y me ha llamado la atención su contenido, alejado de los clichés que tanto se dan en el mundo del deporte y dejando muy claro que mantiene su compromiso con la revolución de su país. Veámoslo a través de algunos ejemplos.
A la pregunta sobre qué le da más miedo, si el capitalismo o el dopaje, fue rotundo en su respuesta: "ambas cosas". Ante los cambios en la normativa de su país que da una mayor flexibilidad para salir al extranjero a quienes se dedican al deporte profesional, no lo ve como un problema, aunque reconoce que en los años anteriores les ha hecho daño los que llama deserciones de deportistas, sobre todo de equipo. Resalta, no obstante, la actitud de muchos deportistas, como el boxeador Teófilo Stevenson, que dijo en su día que prefería el amor de ocho millones de compatriotas a todo el dinero del mundo. Puesto en el dilema de que hubiera una contradicción con "el ideario cubano" el hecho de que pueda ganar más una persona dedicada al deporte profesional que otra dedicada a la medicina o la docencia, Sotomayor respondió de una forma categórica con otra pregunta: "¿Es justo que un futbolista gane más que todos los médicos de un hospital en España?". En ningún momento es desagradecido, sino todo lo contrario, con el apoyo que recibe el deporte y quienes se dedican de una forma completa: "el verdadero estímulo realmente viene cuando empezamos, el apoyo que se nos da, el seguimiento, la facilidades en las escuelas, la formación de los entrenadores". Por eso cree que con el dinero que el Real Madrid ha invertido en el fichaje del futbolista Gareth Bale su país podría estar entre los diez primeros países en el medallero de los próximos juegos olímpicos.