25N. Uno de tantos días que buscan concienciar a la sociedad sobre determinados problemas. El de hoy está dedicado a la violencia contra las mujeres. La violencia ejercida desde una estructura social, el patriarcado, y que se justifica desde la ideología androcéntrica. La misma que cada día actúa en lo cotidiano, que normaliza conductas que acaban generando situaciones de maltrato y agresiones. Una violencia que, como todas, tienen diferentes caras. Una, la directa, visible, fácil de identificar, que vemos en forma física (palizas, heridas, muertes...) y psicológica (humillación, acoso, chantaje emocional...). Otra, la cultural, apenas visible si no se ejerce un control de la situación, que se expresa en tantos y tantos gestos, palabras y símbolos que se utilizan sin cesar, que provocan la sonrisa, a veces la carcajada y que simplemente asumimos como normales. Por fin, la estructural, la que pertenece al sistema social del patriarcado, que supone el predominio de un género, el masculino, sobre otro, el femenino, y que puede ser asumido ideológicamente por los dos. La violencia de género: una forma de violencia más, como la de clase, la racial, la étnica... Con frecuencia se simultanean, porque la violencia, en todo caso, es la expresión de la superioridad de un grupo humano sobre otro u otros. Cuando las relaciones entre las personas se desarrollan en plano de igualdad, la violencia disminuye. Relaciones de igualdad entre personas que deben abarcar todos los órdenes de la vida.
(Fotografía: Luis Valverde Luna, "La lluvia invisible", obra expuesta en el vestíbulo del IES Trafalgar de Barbate, noviembre de 2009).