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domingo, 2 de julio de 2017
Timoteo y Ascensión Mendieta
Padre e hija. Él, fusilado en noviembre de 1939. Ella, la hija que no había podido dar sepultura a su padre. Ahora, a sus 91 años, lo ha conseguido. Gracias a su tesón. A la ayuda prestada por la Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica de Guadalajara. A la de la jueza argentina María Servini, que actuó atendiendo a los principios de la justicia universal. Y al juez de Guadalajara que aceptó el auto dictado por la jueza para que se procediera a la exhumación de una fosa común. Semanas antes, después de un primer intento fallido, se consiguió identificar los restos de Timoteo, un carnicero que al acabar la guerra pagó cara su militancia en la UGT. Ascensión ya podrá ser enterrada junto a su padre, como tantas veces ha repetido.