No he seguido al detalle la declaración de Mariano Rajoy como testigo ante el tribunal de justicia sobre la trama Gürtel. Pero visto, oído y leído lo que creo suficiente, fue un cachondeo. Como suele ser en él, evadiéndose a su mundo. Como suele serlo con la gente con la que se trata o se ha tratado de su partido, diciendo que sabe nada. Como suele ser norma entre quienes gobiernan en nombre de los poderes (del estado, económicos, judiciales, de los medios de comunicación...), cumpliendo con el papel que le corresponde. Es decir, toda una muestra de la impunidad con la que actúan. En nombre de la ley, del estado de derecho o de lo que sea, con tal de salir como si nada hubiera ocurrido.
Y a todo ello se une el favoritismo del presidente del tribunal en cuestión. Un tal Ángel Hurtado, muy receloso por frenar las cuestiones que los abogados de la acusación planteaban y pudieran molestar al actual jefe de gobierno, máximo dirigente de su partido durante el momento por el que se juzgan los hechos y todavía en la actualidad. Como iba como testigo, no procedían determinadas preguntas de las que pudieran derivarse posibles incriminaciones. De eso se deriva que para el susodicho juez no importa cuál era el cargo orgánico de Rajoy en su partido, aunque fuera el más elevado, sobre, por ejemplo, hechos como haber cobrado sobresueldos, disponer su partido de una contabilidad doble (o múltiple), haber destruido pruebas, haber protegido durante un tiempo a Luis Bárcenas, etc. Él, como varios de sus secretarios generales y altos cargos de su partido, no sabía nada, ni le consta que se hayan cometido irregularidades o delitos, o simplemente no se acuerda.
Post scriptum
En distintos medios, como eldiario.es o Público, puede leerse la declaración completa Mariano Rajoy. En eldiario.es se pueden leer por separado también las respuestas evasivas que dio. Público, por su parte, ha destacado cuáles han sido las preguntas que el presidente del tribunal no quiso que respondiera.