-por qué no- de testimonio de mis tiempos como docente.
La utilización del cine en las aulas es una práctica muy extendida, clara muestra de la presencia que tiene esta manifestación cultural en la sociedad de nuestros días. Es una práctica muy extendida entre el profesorado de Ciencias Sociales, Geografía e Historia, ya que posibilita un acercamiento sobre hechos reales o una representación de los mismos, y que permite un cierto tratamiento empático de los mismos. Es frecuente la selección de películas o alguna parte de las mismas para emitirlas como ilustración directa del tema que se esté tratando. Esto, en sí mismo, es una manera poco complicada de ilustrar mediante imágenes la información oral o escrita de la época a estudio.
Podemos
destacar una triple perspectiva para el tratamiento del cine en el aula: como
lectura histórica de la película, como narración cinematográfica de la película
y como parte de la propia Historia del Cine (José Enrique Monterde: Cine, historia y enseñanza. Editorial
Laia, Barcelona, 1986). La primera de ellas, la lectura histórica, supone el
tratamiento del momento en que se crea la obra y el reflejo que dicho contexto
realiza sobre la propia película. Es la propia historicidad del cine, como un
documento de la época de realización y donde podemos detectar distintos
aspectos de la misma con más o menos claridad. El trasfondo ideológico no es
ajeno a lo que decimos. Este tratamiento entraña una doble dificultad para el
aula: de un lado, la que se deriva de simultanear dos perspectivas temporales
(la del momento en que se hace la película y la que nos narra la película); de
otro lado, la que se deriva de indagar en la información escondida que el autor
aporta consciente o inconscientemente. Cuanto mayor sea el nivel académico,
mejor se adapta a las posibilidades del alumnado, por lo que, en un principio,
habría que descartar su uso en los niveles obligatorios de la educación.
La segunda
de las utilizaciones, la narración histórica cinematográfica, se refiere al
propio género histórico. Género donde es frecuente que se le dote de un fuerte
contenido épico, como una variante estilística del género de aventuras, pero
con la carga ideologizante que conlleva. Ha sido muy utilizado para crear
superproducciones que han generado marcas de recaudación y en el número de
espectadores. El uso de personajes históricos relevantes (reyes, jefes
militares, jefes religiosos, etc.) ha sido la principal forma de orientarlo, lo
que a su vez refleja una concepción histórica determinada, con predominio de lo
político, de los grandes personajes, etc. La distorsión de la propia historia
por distintas razones (ideológicas, comerciales, etc.) ha sido una de las
consecuencias más funestas. En ocasiones se han hecho películas donde se
intenta matizar estas orientaciones y se han conseguido logros más serios. El
cine histórico, pese a las limitaciones señaladas, resulta posiblemente la
forma más fácil de tratamiento en el aula en todos los niveles, ya que enlaza
con las observaciones que hacíamos al principio: ilustración de una época,
acercamiento empático del espectador, etc.
El último
de los usos, el de la propia Historia del Cine, es el que en sí mismo tiene un
carácter más específico, siendo más adecuado para un alumnado de cursos
superiores. No quiere decir esto que no pueda ser utilizado, por ejemplo, en el
segundo ciclo de ESO o en el bachillerato como una materia optativa que se
adecúe al gusto e interés de determinado alumnado.