Lo que pierde el PP no es poco: nada menos que 1,6 millones de votos. Y lo que gana Ciudadanos no resulta despreciable: 0,8 millones. Teniendo en cuenta lo dicho antes de PSOE y Unidos Podemos, los restantes 0,8 millones irían a parar, en un principio, a la abstención. Cosa rara en la derecha a priori, que ha sido tradicionalmente muy disciplinada en el voto. Pero no tan rara, si lo interpretamos como un comportamiento de castigo a su partido por parte de esa parte del electorado conservador enfadado por lo de la corrupción, pero que no se atreve a votar a algo demasiado nuevo, como lo que representa Ciudadanos.
¿Tendrán que ver esas cosas con la edad? Veamos. En la información de Público se alude al electorado que puede votar por primera vez, una vez cumplidos los 18 años, y que se ha cuantificados en 386.000 jóvenes. Un tercio se abstendría (algo frecuente en ese tramo de edad), pero lo que haría el resto resulta llamativo: un 20%% votaría por Unidos Podemos; 16%, por Ciudadanos; 12%, por PP; y 8%, por PSOE. Esto es, los dos primeros grupos sumarían el 32%, mientras que los grupos del bipartidismo se quedarían en el 20%.
Nada nuevo en relación a otras encuestas de otros momentos. Como también nada nuevo en cuanto a una mayor preferencia por Unidos Podemos y Ciudadanos entre las generaciones más jóvenes, y por PP y PSOE, a partir de los 60 años. El reparto de voto por edades en los dos primeros se refleja como una pirámide al uso, mientras que el de los otros dos grupos da lugar a una pirámide invertida.
La lucha política electoral tiene en estos momentos un claro componente generacional. No exclusivo, pero sí, muy relevante. Es lo que explica el progresivo desgaste del PP desde su enorme capital de votos obtenido en 2011. De los casi 11 millones ahora habría perdido... ¡más de 5,5! En el caso del PSOE, que ya sufrió entonces el varapalo al perder 4,3 millones, la caída se ha atenuado en los últimos momentos, pero, por lo que estamos viendo, a costa de perder potencial de futuro.
El bipartidismo se está rompiendo, pero la fractura generacional
tiene mucho que ver.