Desde hace tiempo se lleva hablando de los vientres de alquiler. Lo que más técnicamente se conoce como gestación o maternidad subrogada. Un debate que está presente en determinados sectores de la sociedad. Que lo han asumido en parte los partidos políticos. Y sobre lo que se han posicionado mayoritariamente, con algunas diferencias internas, a favor. Salvo IU, que se ha posicionado en contra, asumiendo los planteamientos del Partido Feminista, uno de los grupos que la conforman.
El debate está presente incluso desde el punto de vista normativo. No siendo actualmente ilegal, sí existe la preocupación por una regulación más concreta. La iniciativa de Ciudadanos para ser tratado en el Congreso apunta en esa dirección. No ha faltado la organización reciente en Madrid de un evento, en forma de feria, con el nombre de Surrofair, que pretende promocionar la vía de la gestación subrogada.
Para Lidia Falcón, dirigente de dicho partido y miembro de la dirección federal de IU, "las
mujeres no somos vasijas ni probetas ni conejillos de Indias para ensayar
experimentos científicos", como "tampoco los hombres son sementales". No debe defenderse una ley, pues "de la
misma manera que en la esclavitud no solamente se utiliza la capacidad laboral
del trabajador sino a persona misma, y por eso es infame, manipular el cuerpo
femenino para fertilizarlo, embarazarlo y después sustraerle el 'producto',
como si se tratara de que hubiera fabricado unos zapatos, es también infame".
La red feminista No Somos Vasijas también ha mostrado su oposición. Por esa razón ha nacido. No tiene duda en poner el acento en evitar eufemismo que dulcifiquen lo que en realidad no es otra cosa que "un negocio de compra-venta de bebés mediante alquiler
temporal del vientre de una mujer".
Estamos ante un reto de magnitud, que pone a prueba, una vez más, los valores que han defenderse. Hay quienes, como la Iglesia Católica, lo equiparan en carácter a la fecundación in vitro. Cosa que no es correcta, pues ésta supone buscar una forma alternativa a la fecundación cuando no puede hacerse por la vía natural. La subrogación de la gestación no es otra cosa que el empleo de un cuerpo ajeno para obtener un producto en forma de cuerpo humano. El empleo de los vientres de las mujeres no deja de ser una forma más de explotación. Vientres de mujeres pobres, humildes, que son utilizados como si fueran máquinas incubadoras dispuestas para dar satisfacción a los deseos de consumo de algunas personas.
Yendo más allá, de lo que se trata es de mantener el dominio del varón, que emplea su semen para fecundar en cuerpo ajeno. Una expresión más del sistema patriarcal dominante, en suma.