Sí, esa es la pregunta que me hago, bromas aparte, para evitar una afirmación. Por si las moscas. La magistrada Concepción Espejel ha sido elegida por el Consejo General del Poder judicial presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Sus simpatías hacia el PP fueron hace unos años motivo de sendas recusaciones en la sala de la misma instancia judicial que juzgaba el caso Gürtel y los papeles de Bárcenas. El motivo para ser apartada fue no tanto por su carácter conservador, que lo tiene, como por su más que cercanía al PP. Costó que se hiciera firme la recusación, pues la presiones no faltaron, pero así fue.
Ahora, sin embargo, el CGPJ ha resuelto, por el apoyo de la mayoría conservadora, que la susodicha haya obtenido el cargo. Se habla de la amistad que tiene con la ministra de Defensa, la señora De Cospedal, y de las maniobras que ha hecho para conseguir su propósito de incrustarla en un puesto relevante de la jerarquía judicial. Como puede verse, siempre con el PP de por medio. Un partido lo suficientemente influyente para decidir sobre la composición de tribunales de justicia. Y con ello, para resolver situaciones que no dejan de ser más que dudosas. Un partido corrupto en todos los niveles, con casos gravísimos, pero que tiende a salir airoso, verse beneficiado, conocer sentencia más que benevolentes... Un partido con muchos casos pendientes, algunos, como el caso de Ignacio González y todo lo que rodea, en plena vorágine judicial. Salida incluida del juez que lo instruía.
Desde Jueces para la Democracia se ha dicho que "el mensaje
que se manda a la carrera judicial es demoledor cuando se prefiere a personas
para puestos de responsabilidad por su afinidad política que por su dedicación
en exclusiva al ejercicio de la función jurisdiccional para la democracia se ha manifestado una gran decepción". Por eso en esa asociación han calificado lo ocurrido como de "una
gran decepción".
¿Es Espejel, pues, un espejo de la justicia que tenemos en este país?