Son muy duras las calificaciones, pero es lo que puede desprenderse de las investigaciones que está llevando a cabo el diario electrónico infoLibre y de las que se están haciendo eco otros medios. El Fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, inmerso ya en el escándalo derivado de su nombramiento, dadas las más que dudas que han suscitado sus actuaciones como fiscal en Madrid y desde su actual cargo, sigue en la picota. Ya me he referido a su relación con el caso Lezo y la actitud que ha mantenido profesionalmente cuando se ha tratado de procesos donde existen miembros del PP.
Ahora el diario antes aludido ha descubierto la relación que mantiene, a través de su familia, con una sociedad radicada en Panamá, de esas llamadas offshore, que, como ya se sabe, se dedican a manejar dinero y propiedades como le corresponde a su carácter de paraíso fiscal. Y el fiscal que debería velar para perseguir la corrupción, por lo que nos cuentan está instalado en ella. Un fiscal que, además, está mintiendo descaradamente en sus declaraciones, porque niega lo evidente y dice cosas que no son verdad.
El PP y el gobierno siguen callados y a lo sumo han dicho en boca del ministro de Justicia que la responsabilidad le corresponde a quien le nombró, el Fiscal General del Estado. Precisamente nombrado por él mismo. Sospecho que Moix caerá más pronto que temprano. Digo yo, claro.