Hace unos días saltó la noticia del informe del Consejo de Estado responsabilizando al ministerio de Defensa por el accidente del Yak 42. Como es de suponer, el nombre de Federico Trillo apareció en todas las portadas, dado que como ministro tenía el máximo grado de responsabilidad por lo ocurrido. Mª Dolores de Cospedal, ha sabido retomar el problema recibiendo, primero, a los familiares de las víctimas y prometiendo, ahora, la asunción de la responsabilidad por el ministerio que ahora dirige. Una forma de ganar popularidad ante el electorado y, de paso, de fortalecer su posición dentro del gobierno ante su rival, Soraya Sáenz de Santamaría.
Esta mañana ha declarado Luis Bárcenas en el juicio del caso Gurtel. Nada nuevo que no se esperara, pues desde hace un tiempo el extesorero del PP ha decidido cambiar de estrategia, procurando hacer el menor daño posible al partido al que sirvió tan eficazmente y del que se benefició tan espléndidamente. Ya ni siquiera ha mencionado eso de la "caja b" del partido, sino que se ha referido a una "contabilidad extra contable".
Todo huele a componendas. Es decir, conseguir que el gran PP salga, si no indemne, lo menos dañado posible. Que a lo sumo haya algún chivo expiatorio o pequeños daños colaterales. Porque lo del accidente del avión, torpeza de Trillo aparte, estaba poniendo al descubierto corrupción en las fuerzas armadas en pleno apogeo del gobierno de José Mª Aznar. Y lo de los casos Gurtel, Barcenas, Púnica y tantos más, una parte de la gran dimensión que había ido adquiriendo la corrupción bajo los auspicios y el paraguas del ese partido.
Por cierto, el PP manchego, de donde proviene la señora Cospedal y en cuya comunidad fue presidenta, está inmerso en financiación ilegal. Y de ella Bárcenas sabe mucho. Parece que se ha vuelto a los primeros momentos, cuando lo del "Luis, sé fuerte" de Mariano o lo de la indemnización en diferido de Mª Dolores. ¿Qué le habrán prometido ahora, pues?