Antonio
Salas, magistrado del Tribunal Supremo, la ha liado. Tras el asesinato de una
mujer (la primera del año) por su antiguo compañero, ocurrido en Rivas el
pasado día 1, escribió una serie de mensajes en una conocida red social donde
dejó constancia de su interpretación de la violencia de género.
El
primer mensaje que lanzó fue: "dificultad de la convivencia, la maldad de
muchos seres humanos y la diferencia de fuerza física. Para luchar contra eso
estoy el primero". Luego le siguió: "Yo entiendo que no se puede generalizar
sobre las causas. Si la mujer tuviera la misma fuerza física que el hombre...
no pasaría esto".
La
cadena de reacciones no se dejó esperar y miles han sido los mensajes que se
han ido sucediendo, incluidos algunas contestaciones suyas: "Sí pero la
maltratadora también. Aunque son muchas menos. Hay mucha cifra negra porque el
hombre no denuncia"; "Algunas mujeres, aunque muchas menos, niegan
esos dchos al hombre. Yo lo he visto en los Jusgados"; "La idea de
posesión, o incluso de propiedad, es muy peligrosa, pero se da en ambas
direcciones"...
Conocido
por su defensa de la modificación de la ley contra la violencia de género,
considera que debe haber igualdad de penas independientemente de los sexos y
debe eliminarse el agravante de violencia de género. Durante estos días ha
insistido en ello: "Tengo derecho a equivocarme y a pensar que si es una
mujer la maltratadora debe castigársele igual".
Cuando
se le ha indicado la necesidad de que se desarrolle en la sociedad una
formación de género para poder entender la realidad de este tipo de violencia,
su contestación no ha dejado lugar a dudas: "No creo necesitar formación
en género. Siempre he respetado por igual a hombres y a mujeres. Pero tengo
preferencia por las primeras. De nacimiento".
¿Para
qué seguir?