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sábado, 7 de abril de 2018
El abrazo de Cifuentes a Rajoy
Cristina Cifuentes abrazó ayer con fuerza a Mariano Rajoy durante la convención nacional del PP en Sevilla. Lo hizo para buscar en su jefe el apoyo que necesita para mantenerse como líder del PP madrileño, a la espera que los costaleros de Ciudadanos decidan si la siguen manteniendo al frente de la Comunidad de Madrid. El entusiasmo de Cifuentes contrasta con el de Rajoy, que sólo se dejó abrazar, pero no le correspondió con la misma intensidad. También, con la acogida de las personas asistentes, alejándose lo más que han podido de su presencia. Lógico: el marrón que tienen con la dirigente madrileña es bien grande. Sus mentiras y su trato privilegiado en la obtención de un título de máster son tal magnitud, que acabará cayendo tarde o temprano. El oprobio de su situación y de su comportamiento debería perseguirla de por vida. Como debería ocurrir con un partido manchado hasta la médula. Corrupto desde sus primeros momentos, pese a que un tribunal decidiera en su día que lo que se sabía acerca de su financiación era producto de una mala práctica judicial. Ya sabemos de qué va todo esto: apelación continua a las leyes -al imperio de la ley les gusta decir a veces, como se hacía en los años del régimen franquista- para defender actuaciones políticas; violación permanente de las mismas para financiarse, evadir impuestos, obtener títulos...; utilización de fiscales, jueces, juezas y tribunales para obtener sentencias favorables. Más que imperio de la ley, estamos en el imperio de la arbitrariedad, de la corrupción, de la injusticia.