La fiscal de la Audiencia Nacional, Concepción Sabadell, lo tiene claro en el caso Gürtel. En su informe leído en la sesión celebrada ayer no dejó títeres con cabeza. Basándose en testimonios de testigos, de algunas de las personas acusadas y en la acción del peritaje, ha sacado conclusiones muy sustanciosas. Ya conocidas, pero ahora ratificadas y, si se quiere, expresadas de una forma más rotunda.
Para la fiscal la trama se basó en una organización montada específicamente para delinquir, "una actividad duradera de una organización con un
mecanismo para obtener fondos públicos a cambio de sobornos". El enriquecimiento de las personas acusadas fue producto del abuso realizado sobre las funciones públicas, viciando "los procedimientos de contratación". Sobre la caja B del PP considera que ha quedado "plena y abrumadoramente acreditada". Y refiriéndose al ayuntamiento de Majadahonda, "Existen
sobradas pruebas de que el PP se ha beneficiado de la actividad delictiva en el
Ayuntamiento de Majadahonda; el PP, no el grupo municipal".
Pues bien, un asunto tan grave, que coincide en lo fundamental con tantos otros casos donde el PP como partido y numerosos cargos públicos u orgánicos se han visto beneficiados de una manera fraudulenta, parece como si hubiera perdido actualidad. Los medios de comunicación han dejado de llenar las proximidades,
los pasillos y la sala de la Audiencia Nacional. Los noticiarios y los medios escritos han tratado la noticia como una más, si es que no la han disimulado o escondido.
Lo hecho por estos patriotas del dinero para provecho propio a costa de las arcas públicas, que se envuelven en su bandera y no paran de repetir lo del cumplimiento de la legalidad, no merece la atención debida. Están consiguiendo su propósito: salir de rositas del trance. Veremos a ver qué pasa.