domingo, 17 de octubre de 2010

Una tarde











































Estoy solo en la habitación. Bueno, con Buda, que no para de mirarme desde que lo trajo mi madre de Galerías Preciados. He estado estudiando y también cantando un poco. Ahora escribo, pero no me sale nada. Por eso me estoy mordiendo los pellejos de los dedos. Yo me los muerdo y no creo que sea el único. Ha habido veces que me he pasado y se me ha formado un uñero, como se dice en casa, que es cuando se infecta un poco y duele, pero lo soluciono poniendo el dedo en agua muy caliente para que se ablande y luego me echo un poco de sulfatiazol. Estoy mirando la trasera, la calle que hay en la parte de la casa que no da a la avenida. Esta parte está orientada al sur y tenemos una vista muy bonita. Veo casi todos los días la puesta del sol. Cuando se pone el cielo rojo dice mi madre que es señal de que va a hacer buen tiempo. Cuando el día está muy claro podemos ver la Peña de Francia, que es el pico más alto de la sierra de Francia. Yo he ido varias veces cuando era más pequeño. Hay una iglesia con una virgen morena, pero me he aburrido siempre y encima he pasado mucho calor, sobre todo después de comer. Lo que se ve mejor desde casa son los Montalvos, que están al otro lado del río, divisándose Vista Hermosa, el campo de tiro del cuartel de ingenieros y el sanatorio de tuberculosos, hoy dedicado a las personas con enfermedades respiratorias, porque la tuberculosis dicen que ya no la hay. Muchos días se oyen los bombazos del campo de tiro donde hacen maniobras y practican los soldados. A veces son tan fuertes, que retumban las paredes. La parte del río que se ve es un recodo que hace donde está Tejares. Ahora pertenece a la ciudad, pero antes fue un pueblo. Es famoso por
El Lazarillo de Tormes, una novela anónima del renacimiento que protagoniza un pícaro nacido en ese pueblo. Yo la he leído y me ha gustado mucho. Se lee muy fácilmente. Otro libro que se desarrolla en la ciudad y también me ha gustado es La Celestina. Hay una parte de la muralla que tiene un jardín que se llama de Calixto y Melibea, que son dos de los protagonistas del libro, pero está cerrado. Mi padre me lo contaba cuando íbamos al Patio Chico, que está al lado.

He leído un montón de libros de literatura, pero ha habido algunos que me han gustado más. La madre de Máximo Gorki sobre todo. Es un libro bonito y emocionante, que me ha abierto a un lugar y un momento importante de la historia: la Rusia de antes de la revolución. El discurso de Pavel cuando es condenado es muy bueno. Lo he copiado a máquina y se lo he pasado a Gelete. Otro libro que me ha gustado mucho ha sido Cien años de soledad de  García Márquez. Lo leí de un tirón y a pesar de su estilo, nuevo para mí, me ha resultado fácil. Me he quedado con el coronel Aureliano Buendía y como consejo, el de la abuela: cuando no encuentres algo, busca donde menos te lo esperes. De Cervantes he intentado leer El Quijote, pero sólo algunos capítulos. Las que me han encantado han sido las Novelas ejemplares. Son muy divertidas. Como las Novelas ejemplares y amorosas de María de Zayas. Me han recordado a las de Cervantes, pero aquí aparece también el sexo. La casa de las chivas de Jaime Salom es una obra de teatro que trata de la guerra y de dos hermanas distintas. Con el libro te enteras un poco más del mundo del amor y de la prostitución. Lo he leído medio a escondidas para evitar comentarios en casa. Otros autores han sido Cela, Baroja, Galdós, Huxley, Delibes, Zunzunegui, Hemingway, Böll, Hesse, Kafka...

Con los libros que tengo y que leo he empezado a hacer unas fichas, donde pongo los datos y por detrás hago un comentario. Esto me cuesta más, pero los datos los pongo todos. Libros de literatura (novela, poesía y teatro), de historia, filosofía, psicoanálisis...

La poesía me gusta más todavía. Miguel Hernández es mi favorito. Neruda, me encanta. Pero también Alberti, Antonio Machado, García Lorca, León Felipe, Rubén Darío, Rosalía de Castro, José Martí, Brecht, Jorge Manrique, el Arcipreste de Hita... Tengo una cinta de Paco Ibáñez con poemas de varios poetas y en casa he encontrado varios en los libros. Como he hecho un cuaderno con las letras, me han servido para copiarlas bien. Algunas canciones de Goytisolo y de Machado se las canto a las niñas: "Me lo decía mi abuelito", "Era un niño que soñaba" o "Érase una vez un lobito bueno".

También leo historia, filosofía, marxismo y psicoanálisis. Mi hermano ha comprado libros de Castilla del Pino y Reich y me gusta leer cosas de ellos. Me leí entero hace un año El Manifiesto Comunista, que me lo dejó Seve en una copia que habían hecho a máquina unas monjas de Madrid. Jose ha comprado los Manuscritos de Economía y Filosofía de Marx, de los que he leído algunas cosas, pues resulta complicado, pero sobre todo la cronología, donde viene su biografía. En casa de Jorge he leído Trabajo asalariado y capital, también de Marx, y me ha gustado mucho, porque explica muy claro qué es la plusvalía. De Lenin, El estado y la revolución. Pero ha habido más. A Jose le gusta Nietzsche y tiene Así habla Zaratustra y Más allá del bien y del mal. A mí no me gusta ni estoy de acuerdo con lo del superhombre. Mi hermano dice que no es eso sólo, pero yo sigo pensando que no.

Lo que más me gusta es la historia. Por eso quiero estudiar la carrera. Cuando acabé 4º leí la Historia de España de Pierre Vilar. En casa de Seve, cuando estaba trabajando en Madrid durante el verano, leí partes de la Historia de la España franquista de Max Gallo, y la  Estructura económica internacional y La oligarquía financiera de Tamames, donde aparecen los más ricos de España y el montón de empresas que tienen. En casa Jose tiene la Historia de España del siglo XIX de Tuñón de Lara y yo me he comprado la Historia de España del siglo XX, con 3 volúmenes. No paro de leerlos. En 4º leí un libro de Bernadette Devlin sobre Irlanda del Norte que se titula El precio de mi vida, que me lo regalaron por reyes Seve y mi cuñada. Cuando acabé 5º leí Introducción a Cuba de Andrés Sorel. Hay una canción de Quilapayún que tiene el discurso de Fidel Castro en la II Declaración de La Habana y me gusta leerlo por el libro de Sorel cuando escucho la cinta. En casa tenemos otros libros de historia antiguos de cuando estudiaba mi padre o de mi abuelo. Mi hermana compró por fascículos la Historia de España del Marqués de Lozoya, pero el tío es un facha. Se queda en la guerra civil y habla mal del bando republicano. Se nota que es franquista.

Como paso tanto tiempo en el despacho, me gusta mirar por la ventana. La trasera de la casa tiene árboles y en ella he jugado mucho cuando era niño y ahora lo hacen los niños del bloque. Está muy sucia, porque hay veces que se echa de todo. Cuando llueve crece hierba en algunas partes, pero se seca en verano. Los árboles que hay son acacias, negrillos y ailantos. Cuando era pequeño nos subíamos a uno que está debajo de mi casa, porque era más bajo y no tenía pinchos, como los negrillos. Los ailantos son más altos y las ramas más frágiles y por eso nos subíamos menos. Cuando nos veían las madres nos llamaban la atención. Siempre había algunas vecinas que nos reñían cuando jugábamos a fútbol, porque decían que les dábamos a las ventanas. Ahora siguen haciendo lo mismo con los niños que juegan, pero yo me pregunto que dónde van a jugar si no; además por la trasera no pasan coches y no molestan a nadie.

Ya me he cansado de escribir, así que lo dejo.

(1976/2010)