martes, 22 de marzo de 2022

Cinco poemas de la saharaui Fatma Galia

 

En la ciudad del viento...

En la ciudad del viento,
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente,
lo digo, lo repito con el viento 
y no me arrepiento

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

En la ciudad del viento,
hay palacios de piedras
y castillos de arena,
como en los cuentos de hadas.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

Ando descalza sobre una alfombra de arena,
suave como la seda
y dorada como el ORO.

Vivo bajo un cielo
grande e inmenso,
cubierto por un velo azul,
azul como el mar.

En la ciudad del viento
la libertad nació sin dueño.
En este horizonte lejano y sin límite,
como un sueño,
cuando posa la mirada,
la vista navega libremente.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en mi palacio de lona,
rodeado de espejismos,
como cascadas y fuentes de agua,
que se deslizan de las montañas…
espejismo brillante, con destellos,
como el diamante que
brota de repente
desde el fondo
de la tierra…

Tierra, yerma y querida,
madre del fuego,
del aire, del frío, del silencio,
del nómada y del viento.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

El sol, mi hada madrina,
cada día me quiere,
me guía y me protege.

La luna, mi espejo mágico,
que me escucha,
me mira y me mima.

Las estrellas, luces de vecinos
y pueblos de princesas,
cercanas y lejanas,
cada noche me iluminan,
me vigilan y me amparan.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

En la ciudad del viento
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente.

Lo digo, lo repito
con el viento y
no me arrepiento.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.


En África con cada muerte…

En África con cada muerte
se apaga una estrella.

Con cada niño que muere,
muere una esperanza.

Con cada joven que muere,
muere una generación.

Con cada hombre que muere,
muere una fuente.

Con cada mujer que muere,
muere un pueblo entero.

Con cada anciano que muere,
muere una historia,
con cada historia que muere,
en África termina
un pasado, un presente
y un futuro.


La Justicia

¿Quién no suspira el anhelo de la justicia?
La busco por todas partes y
no la encuentro.

¿Quién sabe dónde se esconde?
La llamo y no me responde.

Quien la tenga retenida,
que la suelte ya.

Cuántos inocentes perecieron
sin que nadie les haya dado la razón.

Cuántos se quedaron impunes
sin pagar por sus culpas.

Cuántos culpables pagaron
para no ser juzgados.

Cuántos indicios fueron borrados
para no ser descubiertos.

Cuántos secretos inculpatorios
se fueron a la tumba 
antes de ser confesados.

Quien suspire el anhelo de la justicia,
que no cese, algún día llegará,
cuando  la llames,
te responderá.

¿Quién sabe dónde se esconde?
La llamo y no me responde.

Quien la tenga retenida,
que la suelte ya.


La Unión

Qué serían de los ríos
con una  sola gota.

Qué sería de los aplausos
con una sola mano.

Qué sería del arco iris
con un solo color.

Qué sería del árbol
con una sola rama.

Qué sería de la siembra
con una sola semilla.

Qué sería de la tierra
con un solo ser.

Qué sería de la lucha
con una sola voz.

Qué sería de la fuerza
sin la unión.


Lágrimas de pueblo herido

Lágrimas, lágrimas,
lágrimas de un pueblo herido
por caravanas de tanques y cañones
que sembraron 
un bosque de bombas y muertes.

Gritos de senderos ensangrentados,
mujeres aterradas y sin el ayer,
mezquitas derrumbadas
por peregrinos sin piedad. 

Lágrimas de un pueblo herido
por pájaros de fuego
y balas de veneno,
palomas mensajeras de paz 
que vuelan sobre el desierto
deprimidas y sin silbido,
en duelo al mártir caído.

Llantos de niños huérfanos 
y madres viudas 
que perdieron al ser querido.

Lágrimas de un pueblo herido
derramadas en tierras extrañas,
almas inocentes sufridas
por el destierro y la guerra del olvido.

Héroes, héroes invictos, 
con sólo su voluntad y esperanza
han sobrevivido.
 
Lágrimas, lágrimas,
lágrimas de un pueblo herido.