El poeta
Piensas que eso trabajo, en una vida despreocupada,
escuchar
algo la música y decir lo tuyo como si nada.
Y
meter en versos mañosos el ajeno escarceo juguetón,
jurar
que el pobre corazón gime en campos luminosos.
Y
escuchar al bosque alguna cosa y ver a los pinos taciturnos,
mientras
la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.
A
lo lejos o a mi vera tomo, sin sentir culpa por mi turno,
un
poco de la vida artera y el resto del silencio nocturno.
(Ana Ajmátova).
La poesía
Tan clara que, invisible,
en
sí misma se esconde,
como
el aire o el agua,
transparente
y oculta;
desierta
no, surcada
por
pájaros y peces,
herida
por los árboles.
(Manuel Altolaguirre).
A un joven poeta
Yo
le recomendaría a un joven poeta: leer, leer, leer. Escribir es leer.
También
le recomendaría: comprometerse con su mundo, mirar el mundo y los otros mundos.
Toda
gran poesía es ética.
(Maria Luísa Amaral).
Cadenas de acero
Cuántas
veces se ha quitado de los labios mi canción
y
cuántas veces silenciado el susurro de mi espíritu poético!
El
significado de la alegría es enterrado por la fiebre de la tristeza.
Sí,
que mis versos noten una luz:
esto
sería el resultado de mi imaginación profunda.
Mis
lágrimas no se utilizaron para nada
y
no puede haber más que esperanza.
Aunque
soy la hija de ciudades de poesía,
mis
versos son mediocres.
Mi
trabajo es como una planta carente de atención,
de
la que no se puede esperar mucho.
En
los archivos de la historia,
esto
es todo lo que soy.
(Nadia Anjuman).
Como la siempreviva
Mi
poesía
es
como la siempreviva
paga
su precio
a
la existencia
en
término de asperidad.
Entre
las piedras y el fuego,
frente
a la tempestad
o
en medio de la sequía,
por
sobre las banderas
del
odio necesario
y
el hermosísimo empuje
de
la cólera,
la
flor de mi poesía busca siempre
el
aire,
el
humus,
la
savia,
el
sol,
de
la ternura.
(Roque Dalton).
Al devolver el original
de un poema que apenas es mío
Es
de quienes escribieron los versos que cité.
Es
de los inventores y rehacedores de sus palabras.
Es
de la persona que lo guardó con tanto celo que casi no
dio
luego con él.
Es
de alguien que decide apropiárselo.
Es
otra forma de la casualidad.
Es
la renovada ilusión de desempeñar el papel de las flores.
Es
una avanzadilla de la esperanza.
Es
de unos ojos.
Es
probablemente irreal.
(Roberto Fernández Retamar).
Sale caro ser poeta
Sale
caro, señores, ser poeta.
La
gente va y se acuesta tan tranquila
-que
después del trabajo da buen sueño-.
Trabajo
como esclavo llego a casa,
me
siento ante la mesa sin cocina,
me
pongo a meditar lo que sucede.
La
duda me acribilla todo espanta;
comienzo
a ser comida por las sombras
las
horas se me pasan sin bostezo
el
dormir se me asusta se me huye
-escribiendo
me da la madrugada-.
Y
luego los amigos me organizan recitales,
a
los que acudo y leo como tonta,
y
la gente no sabe de esto nada.
Que
me dejo la linfa en lo que escribo,
me
caigo de la rama de la rima
asalto
las trincheras de la angustia
me
nombran su héroe los fantasmas,
me
cuesta respirar cuando termino.
Sale
caro señores ser poeta.
(Gloria Fuertes).
¿Cuántos versos hacen
falta?
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que tiemblen los cimientos
de
la injusticia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
convertir en cenizas los fantasmas
de
la injusticia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que reina la justicia en su palacio
sin
injerencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que coronen la verdad en nombre
de
la justicia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que las túnicas negras, abriguen antes
la
razón que el corazón
sin preferencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la dignidad sea una esencia
de
nuestra existencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la independencia, no sea un rehén
de
nuestra ignorancia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que las palomas de la paz posen
en
los tejados de la inocencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
Para
que la bandera de la libertad ondee
con
honra y elegancia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que las sentencia de la justicia sean
el
elixir de la conciencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que los indignados luchen a diario
con
vehemencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que suenen las campanas de la tolerancia
desde
nuestra infancia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que el amor sea el aroma
de
nuestra fragancia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la felicidad sea la gran
exigencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la buena convivencia
no
sea una apariencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la violencia en nuestro universo
no
tenga presencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la pobreza no sea
una
herencia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la riqueza no caiga en manos
de
la codicia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la generosidad no sea víctima
de
la avaricia.
Cuántos
versos hacen falta por escribir
para
que la solidaridad no esté retenida
por
la intransigencia.
(Fatma Galia).
La poesía no debe
preguntarse
Con Antonio Machado
La
poesía no debe preguntarse
el
porqué de la luz y de la sombra.
Su
palabra está viva, nunca nombra
la
soledad sin nadie. Quiere atarse
a
los ojos de un ser, la luz que miente
y
la sombra pisada en una puerta.
Con
la certeza de la vida incierta,
el
corazón pregunta lo que siente.
Recuerdo
aquella cita, mi batalla
de
últimas razones, tu muralla
de
que a las nueve y media sale el talgo.
Palabras
en el tiempo todavía
la
luz cruel de la cafetería,
las
sombras de la calle cuando salgo.
(Luis García Montero).
Introducción a unos
poemas elegíacos
Dispongo
aquí unos grupos de palabras.
No
aspiro únicamente
a
decorar con inservibles gestos
el
yerto mausoleo de los días
idos,
abandonados para siempre como
las
salas de un confuso palacio que fue nuestro,
al
que ya nunca volveremos.
Que
esas palabras,
en
su inutilidad
-lo
mismo que las rosas enterradas
con
un cuerpo querido
que
ya no puede verlas ni gozar de su aroma-
sean
al menos,
cuando
el paso del tiempo las marchite
y
su sentido oscuro se deshaga o se ignore,
eterno
-si eso fuese posible- testimonio,
no
del perdido bien que rememoran;
tampoco
de la mano
-borrada
ya en la sombra-
que
hoy las deja en la sombra,
sino
de la piedad que la ha movido.
(Ángel González).
El oficio del poeta
Contemplar
las palabras
sobre
el papel escritas,
medirlas,
sopesar
su
cuerpo en el conjunto
del
poema, y después,
igual
que un artesano,
separarse
a mirar
cómo
la luz emerge
de
la sutil textura.
Así
es el viejo oficio
del
poeta, que comienza
en
la idea, en el soplo
sobre
el polvo infinito
de
la memoria, sobre
la
experiencia vivida,
la
historia, los deseos,
las
pasiones del hombre.
La
materia del canto
nos
lo ha ofrecido el pueblo
con
su voz. Devolvamos
las
palabras reunidas
a
su auténtico dueño.
(José Agustín Goytisolo).
Definición absolvente
Los
poetas son
los
que nacen con ansia,
los
que miran las nubes,
los
que presiente el mañana,
los
que iluminan con los ojos,
los
que hipnotizan la naranjas,
los
que destierran la penumbra,
los
que fomentan la nostalgia.
Los
poetas son
los
que despiertan con el alba,
los que descifran los misterios,
los
que conmueven a las masas,
los
que se inventan los caminos,
los
que persuaden la arrogancia,
los
que abominan los delitos,
los
que detestan las infamias.
Los
poetas son
los
que no se acobardan,
los
que parten su pan con el hermano,
los
que no tienen cardos en la cara,
los
que saben cantar con el vecino,
los
que saben soñar con la palabra,
los
que no lloran nunca,
los
que laboran con la frente alta.
Los
poetas son
los
que no se degradan,
los
que jamás se venden,
los
que no se idolatran,
los
que admiran al pobre,
los
que dan esperanza,
los
que alientan al débil,
los
que al tirano aborrajan.
Los
poetas son los que luchan,
los
que aniquilan la ignorancia,
los
que acarician las rosas,
los
que defienden su fragancia ,
los
que fomentan el progreso,
los
que crepitan con audacia,
los
que vibran, los que ríen,
los
que intuyen, los que aman.
(Félix Grande García).
poema para la primera vida
en
la primera vida
no
estaba segura
yo
era una serpiente con los ojos cerrados
sin
manos
yo
era sólo un cuerpo
con
movimiento lento en la oscuridad
sola
en mi corazón
cavando
una casa de barro y piedra
un
templo para todos los ignorantes
allí
para adorar
allí
para cantar
allí
para rezar
allí
para esperar el final
donde
todas las cosas caen
(bell hooks).
¿Y qué hay del sentimiento...?
¿Y
qué hay del sentimiento?
No,
no lo hay, aquí no hay sentimiento.
¿Debería
haberlo?
¿Es
el verso que describe
fríamente
aquello que acontece?
Pero
¿qué es lo que acontece?
(Chantal Maillard).
Poesía polinizada
Aquel
día
donde la niña alucinada y la mujer de la aldea
se
fundieron en una
sentí
que
e atravesaba la extensa línea del pasado
como
si yo fuese una puerta abierta de par en par e el bucle
del tiempo
y
viniesen a mí las esporas sutiles de las existencias
a
arremolinarse alrededor
de
la membrana concéntrica del corión.
Y
lloré
contemplada
por treinta generaciones mías
atentas
con
sus ramos de trigo y de cebada
a
la polinización que dio lugar
a
una amapola hormonal
de
oxitocina.
Aquel
día.
(Olga Novo).
Síntomas de vejez
Ya
el poeta no hace como antes
boceto
de sus lágrimas
ni
refunde su canto hasta el poema.
Ahora
directamente como el liquen
sobre
la piedra inerme
dispone
las palabras a sabiendas
de
que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de
lo que va a escribir para el olvido.
(Aníbal Núñez).
Distancia justa
En
el amor y en el boxeo
todo
es cuestión de distancia.
Si
te acercas demasiado, me excito,
me
asusto
me
obnubilo, digo tonterías,
me
echo a temblar,
pero
si estás lejos,
sufro,
entristezco,
me
desvelo
y
escribo poemas.
(Cristina Peri Rossi).
Autopsicografía
El
poeta es un fingidor.
Finge
tan completamente
que
hasta finge que es dolor
el
dolor que en verdad siente.
Y,
en el dolor que han leído,
a
leer sus lectores vienen,
no
los dos que él ha tenido,
sino
sólo el que no tienen.
Y
así en la vida se mete,
distrayendo
a la razón,
y
gira, el tren de juguete
que
se llama corazón.
(Fernando Pessoa).
En la poesía
Estás
entrando en territorio frágil,
debes
cuidar tus manos,
tu
nariz, tu esqueleto,
sobre
todo, tus ojos, podrían estallarte.
Estás
llegando al nudo que se deshace de repente,
a
la blanca paloma que al roce de tus dedos,
aparece,
a
la delicia de encontrar a ciegas lo que otros,
con
ojos muy abiertos, nunca encuentran.
Seguramente
hoy, te desplazas, te adentras
sobre
el terreno blando y movedizo
por
el que yo hace años me deslizo.
Si
te sientes al filo ya del vuelo,
si
te persigue la melancolía,
si
todo te conmueve, si nada te es ajeno
es
porque estás entrando en la poesía.
(Magaly Quiñones).
Mi poesía nace…
Mi
poesía nace
en
la lucha diaria de la vida,
en
la tristeza, en el llanto,
en
la rabia contenida,
en
el júbilo de momentos
o
en la árida monotonía,
es
anhelo de esperanza,
a
veces sólo una huida,
no
conmueve a nada ni a nadie,
quiere
ser de mayoría.
(Diego Sánchez).
Tengo un plan
Como el que lleva al mar a rastras en los ojos,
el
que camina hacia delante, acariciando espaldas,
o
el que besa parpados para soñar más tranquilo,
te
llevo en mi como en un accidente, hecho llanura,
como
una caricia que termina en poemas mientras tú duermes,
como
tiene el perdón grabado en el pecho el más culpable.
Te
lo voy a decir de otra manera,
cuando
te miro veo:
pájaros,
seres inimaginables,
ojos
que traspasan,
padres
engullendo a sus hijos,
relojes
deshaciéndose en el segundo que condese un instante,
peces
devorando tigres, muchachas mirando por la ventana,
un
beso en la mejilla de una enamorada arrodillada,
mujeres
desnudas de piel azul,
la
guerra imaginada y deshecha en un lienzo,
en
resumen defines mis intenciones con la poesía,
quiero
conjugar contigo todos los verbos que acaben en arte.
(Elvira Sastre).