El pasado día 14 de marzo se cumplió el 139 aniversario del fallecimiento de Karl Marx. Murió en Londres, la ciudad que le acogió en 1849, después de haber sufrido interminables persecuciones en su país de origen, Prusia -que estaba iniciando el proceso de unificación hacia lo que acabó siendo lo que hoy llamamos Alemania-, Bélgica y Francia.
En la capital británica estuve en julio de 1991. Fue una visita
bonita, realizada en compañía de Juan Miguel, Chony y Felisa, que en
algunos días contó con la presencia de Marta, joven y Guillermo, niño, y claro está, gracias
a la generosidad de nuestro hermano Seve, que por entonces estaba destinado
como profesor en un instituto londinense y nos acogió en su casa del barrio de
Candem. Muchos fueron los lugares que visitamos y no faltaron algunos episodios
más que curiosos, merecedores de ser contados en otra ocasión. De todo ello ha quedado un recuerdo imborrable y como testimonio, las fotografías de Juan Miguel y la grabación que hice
con mi vídeo recién comprado para ocasión. Lástima que de las primeras, hechas
con una cámara analógica, no se hicieran tantas como las que hoy aprovechamos
con las cámaras digitales. Y en cuanto al vídeo, el problema deriva de la mala
conservación de las imágenes y una digitalización defectuosa, algo que espero
resolver, si es posible, en cuanto pueda.
Volviendo a Marx, tuve la oportunidad de visitar tres lugares donde todavía permanece su huella. El primero fue en el popular, y céntrico a la vez, barrio del Soho y más concretamente en Dean Street, donde está instalada sobre la pared exterior de un edificio una placa recordatoria del piso que fue la vivienda familiar de Marx entre los años 1851 y 1855. Allí llegamos paseando una mañana tranquila del 17 de julio, para después disfrutar de una momento de reposo en la la plaza contigua.
El segundo lugar fue la visita a la Marx Memorial Library, en las cercanías del céntrico barrio del Temple, una institución ligada, al menos en aquellos años, al Partido Comunista Británico. La realizamos Juan Miguel y yo en la tarde del día 18, para posteriormente aprovechar para tomarnos una pinta de cerveza. Dado que nuestro dominio del inglés era muy pobre, fue gracias al buen hacer de mi hermano, conocedor del alemán, como pudimos informarnos de algunos pormenores de las actividades que se llevaban a cabo. Me viene a la memoria el mural que había pintado en una de sus paredes, donde aparecía la figura del socialista utópico William Morris, acerca del cual formulé algunas preguntas. De aquella visita sólo he mantenido como recuerdo material una publicación breve titulada Lenin in Britain, escrita por Andrew Rothstein, del que ahora he sabido que fue periodista y militante comunista, y que durante un tiempo llegó a presidir la Biblioteca conmemorativa de Marx.
Por último, el día 23 nos acercamos al Highgate Cemetery, donde reposan los restos de Marx, junto a los de su compañera Jenny, su hija Eleanor, su nieto Harry y Helene Demuth. Junto a la tumba se erigió en 1956 una escultura, donada por el Partido Comunista y obra del artista Laurence Bradshaw, en la que aparece representada su cabeza. Sostenida sobre un pedestal, en la cara frontal pueden leerse dos inscripciones, dedicadas a sendas frases muy conocidas del revolucionario alemán: "WORKERS OF ALL LANDS UNITE" [Trabajadores de todos los países, uníos]. "THE FILOSOPHERS HAVE ONLY INTERPRETED THE WORLD IN VARIOUS WAYS. THE POINT HOWEVER IS TO CHANGE IT" [Los filósofos han interpretado el mundo de varias maneras. La clave está en transformarlo].
Fue el lugar donde el 17 de marzo de 1883, tres días después de su fallecimiento, su compañero y amigo Friedrich Engels pronunció un memorable y emotivo discurso de despedida, entre lo que dijo cosas como las que siguen:
“Así
como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx
descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo,
pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer
lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política,
ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de
vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase
económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual
se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas,
las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con
arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta
entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también
la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la
sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de
pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores,
tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas,
habían vagado en las tinieblas”.
(La última imagen se corresponde con la inauguración del monumento erigido junto a su tumba en 1956; https://www.akg-images.com/archive/-2UMDHUF9AZU5.html).