Han muerto estos días dos veteranos de la lucha antifascista: Virgilio Fernández y Camilo de Dios. Dos personajes dignos y peculiares en sus trayectorias vitales.
Virgilio Fernández lo hizo hace unos días, después de haber llegado al siglo de vida. Nació en la ciudad africana de Larache, por entonces española y actualmente marroquí. Militante de las Juventudes Comunistas con apenas 14 años de edad en los primeros momentos de la República, tras el golpe militar de julio de 1936 se alistó en un primer momento como voluntario en lo que acabó siendo el mítico Quinto Regimiento. Luego, durante la mayor parte de la guerra, estuvo combatiendo en las unidas de las Brigadas Internacionales. Como tantas personas, contadas por cientos de miles, hubo de pasar la frontera, estando internado durante un tiempo en el campo de concentración francés de Saint Cyprien. Finalmente se trasladó a México, donde estudió Medicina y desarrolló una vida muy rica en experiencias. Nunca dejó la lucha política y nunca se olvidó de mantener vivo el recuerdo de la guerra española contra el fascismo y el papel que en ella jugaron las Brigadas Internacionales.
Camilo de Dios falleció ayer. Era un gallego del pueblo orensano de Sandiás, que tenía tan sólo 3 años de edad cuando se inició la guerra. Tuvo que vivir las penalidades de la familia, con un padre -fundador del PCE en su pueblo- que se vio forzado a huir y convertirse en guerrillero, y una madre que lo apoyó siempre. Con 13 años empezó a colaborar con la guerrilla y dos años más tarde se enroló definitivamente en sus filas hasta su pronta detención en 1949. Condenado a muerte, la pena le fue conmutada. Si antes había conocido la muerte de su padre huido en el monte, en 1950 supo de la de su hermano mayor, abatido por guardias civiles cuando huía con su madre en 1950; ésta, por su parte, estuvo encarcelada durante varios años. Liberado en 1959, siguió en el tajo de la lucha (en el PCE/PCG, en las Comisiones Campesiñas, en Ezquerda Unida) y manteniendo siempre el orgullo de haberlo hecho.
Leí el otro día lo que mi hermano Seve declaró al diario Público cuando supo de la muerte de Virgilio: "Su vida ha sido una inspiración". Lo que también puede hacerse extensible a Camilo.
(Imágenes extraídas del diario Público)