Puede decirse que diciembre es el mes de los derechos humanos, pues fue en su día 10 del año 1948 cuando se aprobó la Declaración Universal. Uno de los problemas principales que estamos viviendo en nuestro país está relacionado con las personas inmigrantes (migrantes, en realidad), cuyas condiciones de vida sobrepasan con frecuencia los límites de lo que es el respeto a esos derechos, vulnerando por ello nuestra legislación y los tratados internacionales suscritos.
Por ese motivo el fin de semana pasado la delegación de Barbate de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) organizó, como se hizo en tantos otros municipios, dos actos con el fin de mantener presente los valores universales aprobados por las Naciones Unidas y, más concretamente, celebrar la fecha instituida, el 18, como Día Internacional de las Personas Migrantes.
El viernes tuvo lugar la presentación de la campaña "Que no te confundan", que tiene como principales destinatarios los centros educativos, pero no sólo. En ella se resaltan 10 mentiras sobre las personas inmigrantes, propagadas desde los sectores racistas y xenófobos de la extrema derecha, y se contrarrestan con los correspondientes argumentos, que no son otra cosa que verdades. Porque mentira es decir que nos están invadiendo, que la violencia hacia las mujeres ha aumentado, que quienes profesan la religión musulmana son terroristas, que los niños y las niñas saturan la clases de los centros educativos, que viene a robar y la mayoría son delincuentes, que colapsan y abusan de los servicios de salud, que tienen más facilidades para obtener ayudas, que nos quietan el trabajo, que no pagan impuestos cuando abren un negocio o que no hay sitio para tanta gente.
El día siguiente, sábado, se hizo una lectura pública de los 30 artículos que conforman las Declaración Universal de los Derechos Humanos. Como en otras
ocasiones, el entorno del Mercado de Abastos fue el escenario elegido, por donde fueron pasando miembros de distintas asociaciones y colectivos sociales del municipio.
No debemos olvidar nunca que, como seres humanos, nacemos "libres e iguales en dignidad y derechos". Defender ese principio ético debe ser el eje de nuestras vidas. Sin excepción.