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viernes, 8 de junio de 2018
Que la selección argentina de fútbol no haya ido a Israel es una buena noticia
La selección argentina de fútbol decidió no ir a Jerusalén (pueden leerse, entre tantos artículos interesantes, uno de Gustavo Veiga, en Página 12, y otro de Carlos A. Villalba, en Rebelión). El partido había contado desde el primer momento con fuertes detractores y máxime después de las últimas acciones represivas del estado de Israel contra la población palestina de Gaza, en mayor medida, y Cisjordania. La campaña organizada ha tenido mayor eco, fuera de los territorios ocupados, en Argentina y en Catalunya. Barcelona ha sido el lugar escogido por la selección suramericana para ultimar la preparación del mundial, lo que ha propiciado la presencia de manifestantes en los entrenamientos, con mensajes como "Messi, no vayas". No ha faltado el posicionamiento de Diego Armando Maradona, contrario al viaje de sus selección a Israel. Y todo, pese a las presiones que se hizo desde el gobierno de Mauricio Macri, amigo de Benjamin Netanyahu. E incluso con la manipulación de noticias, entre las cuales se encontraba una supuesta amenaza del dirigente de la federación palestina de fútbol. De haberse jugado el partido, se hubiera dado un fuerte espaldarazo al gobierno israelí, que está en plena ofensiva contra el pueblo palestino, aprovechando el 70 aniversario de la fundación del estado de Israel y buscando consolidar el traspaso de las embajadas a Jerusalén. Un dato que ha pasado desapercibido, aunque tenga un componente simbólico, es que el estadio donde se iba a jugar el partido se ha construido sobre lo que con anterioridad había sido un asentamiento palestino. En todo caso, que no se haya jugado es una buena noticia. Y también, por supuesto, un triunfo de la resistencia palestina.