Eso es lo que el PP ha estado diciendo que tiene. Ahora reconoce que sólo podrían votar en las primarias 66.384, que son quienes, al parecer, han pagado las cuotas. Desde hace muchos años no ha parado de repetir que es el partido con mayor número de militantes en este país y entre los que más, si no el que más, de Europa. Todo, made in PP. Esto es, el partido de las mentiras, de las trampas, de los engaños, de las irregularidades, de las ilegalidades...
Desde los años 80 he sido testigo de lo que ha caracterizado a la militancia del PP. En el día a día, en la organización de actos, en la participación en reuniones, en la presencia en la calle... Inexistente en la práctica, salvo en los eventos electorales, donde siempre han hecho gala de un despliegue fuera de lo común.
En este caso los colegios electorales han sido escenario de una presencia numerosa de personas, bien como interventoras bien como apoderadas. Y siempre receptoras de sus buenas prebendas en forma de bocadillos, bebidas y dulces a lo largo de las más de 12 horas que dura una jornada electoral. Hemos sabido que muchas de estas personas se han apuntado en busca del favor correspondiente si les eran favorables los resultados. Ya se sabe, un puesto de trabajo, una concesión administrativa... Pero eso de pegar carteles, por ejemplo, era una cosa que recaía en gran medida en manos de gente a la que se pagaba. Si bien, lo más importante ha estado en los onerosos gastos, dejados en manos profesionales y financiados en negro.
Ahora ese globo de casi 900.000 militantes, más que desinflado, ha quedado al descubierto. No era real, sino una mentira más. Sólo se reconocen como tales a menos del 10%. Y si es que, cuando llegue el momento, hacen uso del ejercicio del voto. Escuchar a Fernando Martínez Maíllo cómo ha explicado tal despropósito, resulta vergonzoso. Esa falta de pudor en el PP es una de sus señas de identidad. El partido que se ha dedicado a expoliar las arcas públicas, a legislar en contra de la mayoría y en beneficio de quienes más tienen...
En fin, en medio de todas esas cosas, qué más da que tengan 800.000 militantes más o menos.