Una muerte repentina más de otras de miembros del PP o relacionados con él, con el común denominador de encontrarse entre las aguas de la corrupción. En noviembre pasado ya me referí a tres de ellas: las de Barberá, Blesa y Maza. Pero ha habido más: los de Francisco José Yáñez Román, asesor económico del PP y padre del testaferro de Luis Bárcenas; María del Mar Rodríguez Alonso, esposa de uno de los portavoces del PP en el Senado e imputada por delitos económicos; Isidro Cuberos, exjefe de prensa en Andalucía con Javier Arenas e imputado en la trama Gürtel; Juan Pérez Mora, relacionado con Francisco Correa y la trama Gürtel; José Martínez Núñez, también relacionado con la Gürtel y con la muerte de un sicario que con anterioridad había sido contratado por él mismo para realizar un trabajo; Francisco Sánchez Arranz, relacionado con Francisco Correa y Arturo González Panero 'El Albondiguilla'; o Leopoldo Gómez, amigo de Jesús Sepúlveda, ex de Ana Mato, y relacionado con la Gürtel.
Son unos cuantos nombres, a los que se pueden unir otros dos que resultan altamente sospechosos. En este caso no fueron muertes repentinas, pero sí los incidentes o accidentes: uno, el del juez Antonio Pedraz, que había estado investigando la trama Gürtel; el otro, el de Álvaro Lapuerta, el todopoderoso extesorero del PP que sufrió una repentina caída cuando salía de su casa y quedó por ello incapacitado.
(Imagen:
detalle de “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, de Diego
Rivera)