Ayer
asistí a la presentación del informe “Derechos Humanos en la Frontera Sur”, que ha sido elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y que es relativo a la inmigración procedente de la otra orilla del Mediterráneo. La APDHA es un grupo de gran importancia que lleva a cabo una labor encomiable en cuanto
a la prestación directa de ayuda a las personas afectadas, la denuncia
de situaciones en que se vulneran los derechos humanos y la sensibilización de
la población en un problema de tanta envergadura.
Junto al informe antes aludido, que elaboran anualmente, destaca el envío reciente de la "Propuesta de iniciativa al Parlamento Andaluz", donde recaban a los grupos que integran esa institución autonómica " el
apoyo a vías legales y seguras de acceso al derecho de asilo y para
el ejercicio del derecho a la libre circulación" y piden que se preste una especial atención al número cada vez mayor de menores que llegan a las costas andaluzas sin la compañía de familiares.
Junto al informe antes aludido, que elaboran anualmente, destaca el envío reciente de la "Propuesta de iniciativa al Parlamento Andaluz", donde recaban a los grupos que integran esa institución autonómica "
No
es la primera vez que miembros de la APDHA han venido a Barbate y de hecho
existe en el municipio desde hace tres años un grupo de personas que pertenecen,
trabajan y/o colaboran de distintas maneras. En
esta ocasión, como ya ocurrió el año pasado, se desplazaron Ana Rosado y el
incombustible Rafael Lara, que además han coordinado la publicación. Un trabajo
riguroso y muy interesante, lleno de datos que sacan a la luz un problema
doloroso: el de la inmigración desde los países del Sur a través de unas vías
que ponen en riesgo las vidas de quienes la protagonizan.
Unos datos, entre
tantos, que ponen de relieve en en 2017 hubo 28.587 personas que
llegaron a España, el doble que el anterior. Que en el Mediterráneo central,
entre Italia y Malta, llegaron cinco veces más. Que las llegadas a Cádiz han
supuesto un aumento del 300%. Que el número de personas muertas que intentaron
llegar a España se acercó
a las 250. Que en los meses que llevamos de año, el 2018, ya se ha duplicado sobre 2017 el número de personas que han recalado
a nuestro país. O
que el número de muertes en estos meses resulta preocupante, por haberse
incrementado en un 150%.
Vivimos
en un continente rico si lo comparamos con otros y en especial con la vecina
África. Disponemos de una UE y unos gobiernos, sin embargo, que dejan mucho que
desear cuando se trata de desarrollar medidas de solidaridad. Lejos de acoger
con generosidad, se obstaculiza la circulación de personas, se racanean las ayudas necesarias y hasta se incumplen los tratados internacionales. Los derechos humanos quedan, así, en
un segundo o tercer plano. Y, lo que es peor, los órganos directivos de la UE y los gobiernos de los países
cada vez más actúan bajo la influencia de los grupos de extrema derecha, xenófobos
y racistas. Y actúan también bajo la presión de determinados grupos
empresariales, que han encontrado un nicho de negocio en la recepción de ayudas
procedentes de los fondos europeos para dotar de medios técnicos de seguridad y
de infraestructuras, siempre con la finalidad de persuadir el tránsito de
personas y su internamiento en centros específicos cuando sea necesario.
Vivimos
en un país que ha tenido un gobierno que durante casi siete años ha actuado
como “una losa”. Que reiteradamente ha sido advertido o más que eso por su incumplimiento
de las obligaciones en materia de derechos humanos. Lo último, una condena por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos por las devoluciones en caliente.
A
la espera de lo que haga el nuevo gobierno, ya existe la preocupación por lo que representa el nuevo ministro de Interior. Fernando Grande-Marlaska, antes
juez, no se ha caracterizado precisamente por una escrupulosa vigilancia del respeto a los
derechos humanos. En materia de inmigración ha llegado a defender la
existencia de los CIEs y, lejos de poner de relieve la vulneración reiterada de
dichos derechos, como han hecho otros miembros de la judicatura, ha calificado
que en ellos se tutela con garantías a las personas.
Invito a
leer el informe “Derechos Humanos en la Frontera Sur”
y también el “Balance Migratorio 2017”. E incluso, por qué no, la "Propuesta de iniciativa al Parlamento Andaluz". Hacerlo debe ser casi una obligación.