Hace un par de meses se soltó una buena, al comparar la "dictadura" de Venezuela con la de Pinochet o los últimos años de la de Franco. Dijo que era mucho peor la primera, claro. Lo dijo quien fue protegido por los servicios secretos del régimen franquista en su viaje a Suresnes en 1974, donde fue elegido secretario general del PSOE, gracias a los favores del SPD y la CIA. El mismo que no pisó una comisaría como detenido o la cárcel, ni fue aporreado ni menos torturado. De ese partido que, como dijo el por entonces comunista Ramón Tamames, había estado de 40 años de vacaciones.
Y es que González es un tipo genial..., a su manera, claro. Hay que reconocerlo. Es el artífice del aggiornamento de su partido y luego, como jefe de gobierno, del país. Se estrenó con la expropiación de RUMASA y vendió casi gratis Galerías Preciados a un oligarca venezolano. Fue el artífice de meternos en el club de los países occidentales, es decir, de los ricos. Supo engañar a mucha gente para dejarnos finalmente en la OTAN y luego dio el empujón definitivo para meternos en la CE, hoy UE. A costa, eso sí, de un fuerte desmantelamiento del tejido industrial y la creación de las bases de lo que después fue la burbuja inmobiliaria con eso del país de camareros y la residencia para la gente jubilada de los países del norte. Es cierto que acercó al país a los niveles del estado de bienestar, pero siempre por debajo de la media europea en gasto público. También fue uno de los pioneros en aplicar las recetas neoliberales y con ellas las privatizaciones de empresas públicas, el endurecimiento de las condiciones para recibir pensiones o la precarización del empleo cuando, con Solbes como ministro, llegaron los contratos basura. Social-liberalismo lo llamaron, antecediendo al segundo Mitterrand y, sobre todo, a los Blair y Schroeder.
Durante sus gobiernos se llegó más lejos que sus antecesores del postfranquismo en la guerra sucia contra ETA, montando el GAL, enterrando en cal viva a detenidos o repartiendo sustanciosos sobres procedentes de los fondos reservados. Fue señalado por ello como posible X en la trama, que equivalía a ser el principal responsable. En 1993 fue el que dijo que había entendido el mensaje tras su casi derrota electoral, pactando de inmediato con Pujol. El líder de un partido que se sacó de la manga en 1996, con el apoyo mediático de PRISA y demás, lo de la pinza, aunque su partido y el PP votaran casi siempre lo mismo. Y lo del dóberman con el PP como el enemigo equiparable al nazismo, aunque casi dos décadas después haya defendido un gobierno de gran coalición si el país lo necesita.
González, genial como siempre, no ha parado desde que dejó la actividad política directa. Es frecuente verlo con oligarcas de México, Venezuela... No resulto extraño por ello que viajara hace unos meses a Venezuela, donde es bien recibido por quienes quieren acabar con el gobierno que desplazó a quienes hasta 1998 hacían y deshacían a su antojo. Desde su puesto de asesor de la multinacional Gas Natural recibe millonarios emolumentos a cambio de tejer lazos entre gobiernos y grandes empresas. Ha salido estos días lo de su mediación ante el presidente de Sudán, dictador él, para que concediera a su amigo Zandí una explotación de petróleo. Bien sabido es que tiene casa y excelentes relaciones en Marruecos, un país modelo en el respeto a los derechos humanos.
En fin, qué más se puede decir de este genio de la política y, por lo que sabemos, también de los negocios. Un gran embaucador, sin duda. Eficaz y fiel servidor del sistema.